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10 Claves para transformar Conversaciones en Experiencias

Nuevos entornos y nuevos roles

Nuestro entorno de relaciones profesionales está mutando. Los cambios sociales, macroeconómicos y tecnológicos a los que nos enfrentamos nos dirigen hacia nuevos modelos organizativos dónde surgirán nuevas especies de profesionales – SocialNetworkers, Know Mads, Freetainers – o dónde adquirirán relevancia conceptos como Capital Social. Entornos en los que el aprendizaje adquiere una nueva dimensión. Un marco en el que la Web Social 2.0 y las comunidades virtuales han revolucionado nuestras interacciones y conexiones profesionales. Transformación.

Nuevas reglas

Las transacciones  se desarrollan en un  tablero en el que tanto empresas y profesionales deben entender unas nuevas reglas del juego. El mercado se ha convertido en un estrecho embudo por el que solo tienen la posibilidad de pasar aquellos profesionales que mejor desarrollen su propuesta de valor y que también filtrará a  las empresas que mejor construyan y proyecten su imagen como empleador. Diferenciación.

La importancia de la conversación

La conversación debe entenderse como un intercambio de ideas, un proceso natural dentro de cualquier relación profesional. La conversación, por lo tanto, sustenta la evolución de cualquier organización y de cualquier profesional. La conversación es inherente al desarrollo. Nunca dejó de ser así, pero las nuevas reglas, los nuevos entornos y los nuevos roles la dotan de una relevancia, si cabe, aún mayor. Interacción.

10 Claves para transformar conversaciones en experiencias

En definitiva, la transformación, la diferenciación y la interacción obligan a hacer un enfoque diferente en términos de enriquecimiento profesional, bien sea  para penetrar en el mercado, para gestionar una transición o para impulsar nuestra propuesta de valor y la forma en que esta, contribuye al desarrollo profesional en nuestro proyecto actual, o en el que nos encontraremos en el corto, medio o largo plazo.

Incrementar nuestro valor profesional pasa por transformar conversaciones en experiencias para, de esa manera, adecuarnos al nuevo entorno y a las nuevas reglas. La generación y participación en experiencias son las que contribuirán a nuestro enriquecimiento y adaptación.

Estas son algunas claves para llevar a cabo con éxito esa transición:

 

  1. Identifica en que destacas, que se te da especialmente bien y sobre todo, más allá de tu ocupación actual, en que otras actividades te gustaría concentrar  tu  actividad profesional.
  2. Identificar a quien les resultará interesante tu propuesta de valor y quien es potencialmente un canal para vivir una experiencia, debería ser el paso previo a la conexión.
  3. La generación de experiencias requiere un cortejo, un proceso previo de flirteo, que te permita dar a conocer en que puedes aportar valor. Para generar una experiencia primero hay que conversar. Se trata de generar un interés que siente las bases para provocar una experiencia.
  4. Una experiencia es cualquier situación y circunstancia en la que podamos aportar valor poniendo en práctica lo que mejor sabemos hacer y que suponga un aprendizaje. El término experiencia rebasa la tradicional relación profesional-empresa.
  5. Las experiencias que pueden enriquecernos y reforzar nuestra propuesta de valor pueden estar dentro de nuestro entorno profesional “oficial”, pero también fuera de él.
  6. Hay que ser proactivos para transformar las conexiones y las conversaciones en experiencias. Trabaja para generarlas y provocarlas, no esperes que alguien te las sirva en bandeja de plata.
  7. El aprendizaje y el refuerzo profesional a través de las  experiencias  qué nos permiten exponer nuestras mejores habilidades representan una inversión en sí mismas. Buscar la capitalización económica inmediata es lógico, pero puede que sea una estrategia poco efectiva.
  8. Las acciones de socialnetworking de cara al enriquecimiento de nuestra propuesta de valor estarán huérfanas o incompletas si no tienen como fin generar experiencias.
  9. Para  vivir experiencias enriquecedoras piensa “out of the box”.  Piensa y asómate por encima de la caja, de los convencionalismos y de las obviedades establecidas.
  10. Las experiencias más enriquecedoras se producen fuera de tu zona de confort. Identifica el perímetro de seguridad que tienes en la actualidad y asume que las vivencias que más reforzarán tu propuesta de valor están más allá de esos límites.

Hazte estas preguntas: ¿Qué porcentaje de tu red de contactos profesionales está en disposición de dar una opinión coherente, real, objetiva, de tus habilidades profesionales? ¿Cuántas personas estarían en disposición de recomendar tu propuesta de valor para un proyecto por haber vivido experiencias contigo?

La respuesta será el mejor indicador para que te plantees la forma en la que estás construyendo tu proposición de valor.

El profesional de la Organización del S.XXI se pone en valor a través de su red, pero fundamentalmente a través de las experiencias que es capaz de generar a través de sus conexiones.

 

Si te interesa profundizar en los conceptos de SocialNetworker, Knowmad o Freetainer es imprescindible que visites los blogs Supervivencia Directiva de Virginio Gallardo, Óptima Infinito de Jose Miguel Bolivar y el Blog de Santi García que te ilustrarán de forma sobresaliente sobre estas nuevas tipologías de profesionales.

El papel de RRHH ante su transformación: rEvolución Vs Involución

El eco de la necesidad de redefinir  la función de RR.HH. retumba cada vez con más fuerza.  -Vivimos un cambio de época más que una época de cambio-, es una frase cada vez más recurrente. No se trata  de ninguna predicción apocalíptica sino de una afirmación absolutamente fundada y objetiva. Ese cambio de época impactará de lleno en la línea de flotación de la función de RR.HH.

 

Esta entrada no versará sobre las razones por las que la función de RR.HH. debe de comenzar a trabajar concienzudamente en su reinvención o redefinición (poco importa el tratamiento que le demos) .Para constatar la obviedad de la necesidad de cambio, os emplazo a que leáis en detalle la Monografía de Santiago Garcia que fue publicada en la edición del mes de Diciembre de la revista Nuevas Tendencias. Este trabajo que acabo de leer es la principal influencia de esta entrada. No solamente sería redundante, sino imposible poder explicar mejor que Santiago las razones por las que RR.HH. debe de comenzar a trabajar desde ya (con carácter de urgencia me atrevería a añadir) en su redefinición y reinvención como función organizativa. Por lo tanto, os invito y animo a que  leáis en detalle la Monografía “10 razones por las que RRHH necesita un cambio”.

Esta entrada toma como válida en su totalidad la razonabilidad de esa reflexión; la suscribo íntegramente. A partir de aquí, la clave no es por qué, sino, ¿A qué nos enfrentamos en este proceso de cambio? ¿Qué papel jugaremos dentro de nuestra propia transformación cómo función de RR.HH.? Y ¿cómo será ese papel en función del grado de involución – evolución de la Organización?

Dos premisas para iniciar el cambio en RR.HH.

Se precisa una reingeniería del ADN de RRHH que  permita construir una propuesta de valor que encaje en el nuevo orden social, económico y tecnológico, capaz de desarrollar nuevos roles dentro de otro tipo de estructuras que cooperarán en red bajo una nueva concepción del espacio y lugar de trabajo impulsados por un liderazgo líquido y transformador. Este es el entorno hacia el que nos dirigimos.

Pero esa alteración del ADN de la función de RRHH solo será posible si se cumplen estas dos premisas:

1.-Si el profesional de la función comprende e interioriza que este nuevo entorno no es una utopía

2.-Si, una vez asumido ese marco como real y plausible, se tiene la voluntad expresa de liderar e impulsar la auto – transformación.

Se trata de dos requisitos “sine qua non” para que la redefinición de la función tenga lugar. Si ambas premisas se cumplen, la transformación se producirá. En caso contrario, la función se marginará y se auto-excluirá de un entorno al que nos aproximamos cada vez a mayor velocidad.

Sin embargo, el rol que la función de RR.HH. desempeñará en esta transformación, dando por válida la asunción de las premisas indicadas, variará en función del grado de evolución o involución de cada Organización.

Organizaciones proactivas – evolutivas

Sin duda, el escenario ideal sería el de una organización que interpreta la partitura de la transformación entendiendo que los cambios tecnológicos, económico y sociales, a los que se enfrentan exigen una revisión de sus procesos de negocio, de la relación con sus stakeholders y en definitiva, de cómo la gestión de RRHH deberá llevarse a cabo para adecuar la organización a ese nuevo marco. Se trata de organizaciones evolutivas que invitan a la transformación de la función de forma proactiva. En este escenario el reto de RRHH es, a priori, más sencillo, ya que el viento organizativo soplará a favor de dicho cambio. RR.HH. tendrá que  adecuar su propuesta de valor, alterar su ADN en un entorno que no cuestiona el cambio sino que lo exige y lo demanda. Arropado por la inercia organizativa, la transformación se producirá cuando menos en paralelo a la evolución de los modelos de negocio, de la gestión del conocimiento y del estilo de liderazgo, presumiblemente transformador.

Organizaciones reactivas – involutivas

En contrapartida, existen organizaciones que se han posicionado en el otro extremo de este eje de coordenadas en el que se refleja el grado de Evolución o Involución hacia la concepción del rol de la función de RR.HH. Se trata de organizaciones cuya reacción ante la vertiginosidad del cambio tecnológico, social y económico ha sido involutivo. Han interpretado la partitura de una forma diferente y han afianzado los mecanismos y procesos necesarios para “protegerse” de los cambios y de la incertidumbre y volatilidad generada por los mismos. Los mecanismos de control y las líneas de reporting férreo, la necesidad de acotar las responsabilidades y las funciones para mantener la sensación de control, y la proliferación de políticas de ajustes encaminadas a la consecución del resultado a corto plazo, han exigido una función de RRHH que lejos de rEvolucionarse, ha involucionado. Cuando la mayoría de organizaciones encandiladas por el marco de crecimiento y cegadas por la boyante situación económica, se encaminaban hacia entornos flexibles y abiertos en materia de gestión del conocimiento y se preocupaban por impulsar (en líneas generales) el desarrollo del capital humano,  han visto como les han tirado del freno de mano en seco. La maniobra no solamente ha frenado la velocidad e inercia del negocio y de sus políticas de gestión de RR.HH. sino que incluso les ha colocado mirando en sentido contrario a la dirección que llevaban.

RR.HH. en la encrucijada, al límite o contracorriente

En aquellas organizaciones en las que la orientación al corto plazo y el espíritu de supervivencia (teóricamente) han contribuido a dar el volantazo causando un trompo organizativo en el enfoque de gestión de  RR.HH., la función se encuentra ante una encrucijada sin precedentes.

En una dirección se divisa una ruta no explorada, la que marca la pauta de la transformación del área pero que en una organización involutiva implicaría que RR.HH. adoptase un rol transgresor, de adolescente incomprendido, de rebelde “sin causa” y que a todas luces implicaría ir a contracorriente del status quo imperante. Una ruta que, siendo realista, presumiblemente no llegue a completarse a menos que la Organización en su conjunto inicie el viaje de la evolución de su modelo de negocio obligada por los cambios sociales, económicos y tecnológicos del entorno.

En la otra dirección se abre un camino por el que ya hemos transitado pero que ahora se invita a tomar en sentido contrario. El resultado es más predecible. Podemos estimar que volviendo a circular en sentido contrario al tráfico que suponen los cambios del entorno, aplicando prácticas involutivas en gestión de RR.HH., yendo en contra de la asumida  necesidad y voluntad de cambio, lo previsible es que suframos una colisión, un choque frontal cuyos daños serían la descapitalización del talento y de empleados clave, un descenso de nivel de compromiso (engagement),  arrastrando la lacra que supone el desgaste emocional propio y organizativo, y, por ende, el inevitable descenso de productividad y competitividad asociada de la compañía. La colisión al liderar la función de RR.HH en sentido contrario al tráfico de los cambios será inevitable, sólo dependerá de la pericia que se tenga al esquivarlos, pero siempre conduciremos al límite.

De uno u otro modo, RR.HH. experimenta un momento de tensión. Las organizaciones evolutivamente avanzadas en las que antes se produzca la transformación deberán ser un espejo en el que reflejarse ya que habrán contribuido al nacimiento de una nueva tipología de profesionales de RR.HH. Ya existen casos y ejemplos de cambio y rEvolución, si bien, es cierto que, hoy por hoy, aún no están generalizados, pero es un proceso que poco a poco irá permeabilizando a la función y a los que invitan a que esta rEvolucione o involucione. Creo que hoy por hoy el área de RR.HH. tiene tres alternativas:

1.- Ir a contracorriente liderando su transformación en el marco de una organización más involutiva que evolutiva.

2.- Asumir una colisión por liderar al límite la función, conduciéndola en sentido contrario a los cambios que indica el entorno.

3.- Contribuir a la transformación ejerciendo el rol de agente de cambio organizativo y de sí mismo como área, en aquellas organizaciones que inciten, inviten y exijan una función evolucionada al nuevo entorno tecnológico, social y económico.

Pero de nuevo, al evaluar las alternativas y tras repasar mi propia reflexión, me surge la duda de si nos encontramos realmente ante un auténtico cruce de caminos…

Liderazgo simplemente complejo

 

Obvio, evidente, incuestionable, y así, un sinfín de adjetivos se podrían utilizar para ensalzar el papel que la figura del Líder juega y jugará en el seno de las Organizaciones.

Pero abusamos del concepto… y no me excluyo. Este blog también ha contribuido a lo largo de diferentes post durante este año a describir e idealizar el rol del Líder y el impacto que este tiene en cualquier tipo de empresa o proyecto. Y, si he caído en esta “trampa” que alimenta la leyenda del liderazgo, ha sido porque estoy convencido de la importancia tan determinante que este tiene para conseguir que las organizaciones alcancen sus resultados, porque, no lo olvidemos, se trata precisamente de eso.

La simplicidad compleja del Liderazgo

14823529-pizarra-con-formulas-fisicasDesde una perspectiva tradicional de gestión de RRHH, la gran mayoría de organizaciones se empeñan en destacar la importancia del concepto de Liderazgo; le dan tanta importancia y empaque, que en muchas ocasiones el concepto, no así el rol, esta manoseado hasta el punto de ser banalizado y tratado con excesiva frivolidad. Más aún, nos empeñamos en desarrollar todo tipo de iniciativas, prácticas y procesos encaminados a detectar a las personas que poseen esa capacidad de liderar; tendemos a evaluar la capacidad de liderar, en lugar de observar quien lidera de facto.

Dibujamos procesos que nos permitan inferir esa cualidad a la que llamamos Liderazgo, rodeada normalmente de un amplio número de habilidades, que, en el caso de darse en una única persona nos permitirán estar ante una especie de semi-Dios, alguien más cercano a la divinidad que a la condición humana.

Con demasiada frecuencia confundimos Liderazgo con capacidad de Gestión y enfocamos nuestra búsqueda de Líderes en aquellos que han demostrado algo en su histórico organizativo, aquellos que han alcanzado los mejores resultados, aquellos que fueron capaces de gestionar un proyecto haciendo alarde de un conjunto de habilidades y de comportamientos exquisito… y, tendemos a extrapolar que volverán a hacerlo igualmente bien, en todo tipo de circunstancias…

En ocasiones, tendemos a explorar e investigar solo en aquellos estamentos organizativos donde entendemos que pueden encontrarse esa condición. Diseñamos Assesment Centre que nos permitan aplicar todo tipo de baterías de pruebas que nos permitan “levantar” (léase inferir) los comportamientos asociados a la infinidad de cualidades asociadas al Líder 10.

Y así, organización tras organización, proceso tras proceso, volvemos a empeñarnos en localizar algo que es prácticamente imposible de localizar de manera sistemática.

6259047-portarretrato-de-pizarra-y-adicion-de-matematicas-simplesLa complejidad del simple Liderazgo

Tras muchas experiencias, reflexiones y conversaciones alrededor de la idea de Liderazgo cada vez reconozco estar más cerca de, sencillamente, entender la abismal complejidad de este fenómeno… y, en mi comprensión de esta complejidad existen varias ideas que, lejos de clarificar el concepto,  introducen incluso un mayor número de variables sobre el mismo…

El entorno determina el Liderazgo

No existe un Líder mejor o peor que otro. Hay entornos que permiten que un profesional juegue un papel crucial y determinante como Líder por su propia estructura conductual; El entorno lo definen circunstancias como el espacio físico, el marco temporal, la estructura organizativa, la cultura corporativa y las personas que confluyen en esas circunstancias. Por lo tanto, es cada entorno organizativo o no organizativo y las circunstancias de las que se compone, las que pueden permitir que el comportamiento de una persona se convierta en un liderazgo de referencia.

El Liderazgo no es perenne

No se es líder 24 horas al día durante 365 días al año. El ejercicio del Liderazgo tiene fecha de caducidad, tiene un componente de eventualidad. Nadie tiene la capacidad de ser un eterno Líder. Es posible que recordemos a una persona en su rol de Líder vinculado a un entorno y a sus circunstancias, pero puede que esa persona, en el aquí y ahora o en un entorno diferente jamás se hubiese comportado como tal. Y este hecho, está íntimamente relacionado con la idea de que es el entorno el que determina el Liderazgo. Una persona encarna muchos “yo” que discurren en paralelo, y, aunque nos auto engañemos diciendo que somos auténticos y que nuestra esencia permanece siempre, no es cierto. Cambiamos, adaptamos nuestra forma de ser a nuestros círculos, a nuestras circunstancias, a nuestros entornos. En la medida en que los entornos no son permanentes ni estáticos, sino que cambian y cada vez lo hacen a mayor velocidad, el liderazgo será necesariamente temporal y caduco.

Las experiencias cualifican para el Liderazgo

El ser humano es complejo por naturaleza, el ADN de cada persona es único e irrepetible. Cada rasgo de nuestra secuencia genética puede ser desarrollado o atrofiado en base a multitud de factores y variables. El curriculum que desarrolla al Liderazgo son las experiencias y vivencias a las que se expone cada profesional y la manera en que su ADN incorpora los aprendizajes de las mismas. Desde un punto de vista organizativo no pueden formarse líderes tanto como enriquecer profesionales exponiéndoles ante multitud de experiencias. El ejercicio del Liderazgo depende de la capacidad de cada persona para incorporar el aprendizaje extraído de esas experiencias a su portfolio de comportamientos.

El Liderazgo se otorga, pero sobre todo, se asume

Suele decirse que el Liderazgo tiene que ser otorgado y reconocido por la Organización, por las personas, o, incluso por el entorno, pero por más que nos empeñemos en otorgar esa condición, un profesional se comportará como un líder solo y exclusivamente cuando tenga la voluntad de querer hacerlo. El liderazgo se atribuye, pero solo puede ser ejercido por aquel profesional que realmente tenga la voluntad intrínseca y la motivación para desempeñar esa condición. Existen profesionales cuyo comportamiento adquirido y desarrollado en base a las experiencias vividas, jugarían un papel determinante ante determinados entornos y circunstancias organizativas, pero que sencillamente no quieren asumir ese rol porque carecen de la voluntad y de la motivación para hacerlo.

El Líder es aquella persona capaz de marcar la diferencia en la consecución de resultados en una organización, comunidad o proyecto, si se encuentra en el entorno adecuado, durante un tiempo determinado,  solo y exclusivamente si tiene la voluntad de ejercer ese rol.

Nuestras empresas y organizaciones necesitan que desde el área de Gestión de personas compliquemos las teorías del Liderazgo, que cuestionemos la simplicidad con la que dibujamos y tratamos el concepto… que incorporemos variables y elementos nuevos, que no permitamos que la Organización y su cultura manosee y abuse del concepto…

Entorno, Tiempo, Experiencias, Voluntad, son variables que suman y enriquecen el concepto. El Liderazgo es demasiado importante para ser trivializado. El Liderazgo es simplemente complejo.

 

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Una dimensión organizativa sin límites, Matrix: ¿Realidad o Ficción?

Existen, en términos de gestión de personas y organizaciones dos universos paralelos. Dos realidades, a priori, no conectadas.

La realidad cotidiana

Por un lado está nuestra realidad “conocida”, la que vivimos a diario en nuestro entorno profesional. Una realidad que dominamos y conocemos, más allá de las pequeñas incertidumbres y cambios que suelen asaltar, cada vez con más frecuencia, nuestra zona de confort.

En esta realidad cotidiana nuestra maniobrabilidad, nuestra capacidad de hacer diferente, de innovar, de inventar, de crear procesos, proyectos y organizaciones de otro tipo, se limita a las habilidades y libertades con las que hemos crecido profesionalmente. Es una realidad limitada a las dimensiones conocidas del espacio y el tiempo. Representadas por las estrecheces que suponen nuestras estructuras organizativas, las descripciones y catálogos de puestos, las líneas de “reporting” rígidas, verticales, horizontales, arraigadas, ancladas y el modelo de liderazgo tradicionalista, austero, conservador, temeroso a la hora de dejar fluir las ideas…

Aunque parece haber excepciones, la mayoría de organizaciones y profesionales viven esta realidad durante todo su devenir profesional, sin tan siquiera conocer la existencia de otro universo que transcurre de manera paralela a esta “cotidianeidad”.

La otra dimensión

Sin embargo, existen Organizaciones y profesionales que parecen haber descubierto un código capaz de transportarles a una realidad dimensionalmente diferente. Una realidad, en la que es posible llevar a cabo una gestión de organizaciones y  personas con un despliegue de capacidades indescriptible y, por supuesto, impensable en nuestra “realidad organizativa cotidiana”. Un universo donde los límites conocidos de la gestión de personas, se diluyen, dejando paso a un plano dimensional en el que podemos ejecutar todo tipo de acciones, implementando prácticas, procesos y proyectos aplicando libremente, previa proyección y visualización de las mismas, todo tipo de habilidades de management y liderazgo.

Un Matrix organizacional en el que podemos “jugar” con la organización, deformarla a nuestro antojo, estirarla, encogerla, aplanarla y hacerla circular; una dimensión en la que los Managers y Líderes despliegan todo su arsenal cognitivo para interactuar en abierto con el resto de profesionales, a quienes permiten liberar al mismo tiempo todo su potencial trabajando en entornos líquidos, sin departamentos estancos, hibridando formas de colaboración y cooperación imposibles. Una realidad sin límites dimensionales ni de ningún otro tipo. Se trata de un Matrix organizativo en el que todo cabe, tan solo hay que proyectar la voluntad de acción y ponerla en práctica, para alcanzar y materializar los objetivos y mejorar los resultados de la organización al tiempo que los profesionales desarrollan ilimitadamente sus habilidades

 La puerta a la nueva dimensión…

Superando la ficción que supone la fantástica película que lógicamente inspira esta reflexión, lo cierto es que existen dos universos organizacionales y conceptuales dimensionalmente diferentes, incluso antagónicos.

La irrupción de las redes sociales y de la virtualidad que las envuelve podría considerarse la ventana o la puerta a una nueva dimensión en términos de gestión, debido a la forma en la que se plasman las ideas y conceptos que fluyen vertiginosamente por su virtualización. Los profesionales que se asoman a esta realidad se exponen a una contaminación conceptual aparentemente positiva. Mientras están “virtualmente conectados”, asomados a las ideas, conceptos, formas de hacer diferentes que fluyen por la red, toman consciencia de sus capacidades y posibilidades… llegando incluso a sentirse “los elegidos”… visualizando e imaginando nítidamente una realidad organizativa a-dimensional, maleable a su voluntad, dónde despliegan su capacidad para proyectar y llevar a cabo prácticas “imposibles”… intra-emprendimiento, liderazgo 2.0, organizaciones ultra-flexibles, entornos colaborativos abiertos… la hiper-conexión es en ocasiones tan potente, que genera la sensación de estar viviendo realmente en esa nueva dimensión organizativa…

¿Ficción o Realidad?

Sueño o realidad… Realidad o Ficción… Ficción o Ensoñación… El regreso a la realidad cotidiana suele ser traumático… la intensidad de la conexión nos devuelve agotados conceptualmente tras proyectar y experimentar nuestras ilimitadas capacidades…

Aunque quizás sea nuestra realidad organizativa cotidiana la que nos deja secuelas emocionales, y físicas, la que oprime hasta el infinito nuestra capacidad de hacer diferente, impidiendo a base de delimitaciones ficticias e inventadas nuestra conexión con otro plano dimensional de gestión… completamente real…

Quizás, aquellos que se asoman y conectan a la otra realidad, traspasando y experimentando per se esa dimensión ilimitada de gestión,… aquellos que se saben capaces de liderar y gestionar desplegando habilidades y conceptos imposibles… quizás sean ellos “los elegidos” para transformar la realidad organizativa cotidiana en una dimensión ulterior, en un matrix organizativo ilimitado hoy ya al alcance de todos… pero al que solo unos pocos son capaces de asomarse formando parte de él….

Para terminar, os dejo, una de las mejores escenas de la película Matrix…¿pildora roja o azul? 

                                                                                             

La metamorfosis de #RRHH: 4 elementos-fuerza

Si damos por hecho que las organizaciones como comunidades productivas requieren (hablemos en presente) de una gestión de personas diferenciada, capaz de, no solo digerir, sino de actuar como motor de inyección directa en el nuevo escenario en el que se produce su evolución, es conveniente hacer una reflexión sobre los elementos que actuarán como fuerzas en este proceso de re-invención.

Sería ingenuo pensar que la función de RRHH puede acometer este proceso “per se”, sin apoyos, haciendo una campaña quijotesca y acometiendo los mismos molinos de siempre. De ser así, el resultado sería, el de siempre, magulladuras y fracturas.

Los 4 elementos-fuerza

#RRHH

El propio área de gestión de personas debe ser la piedra angular entorno a la que se articule el  proceso de adaptación y transformación. Si, los profesionales que se dedican a la gestión de personas no hacen una lectura correcta del nuevo “orden socio-organizativo”, si no entienden que la aportación de valor desde RRHH pasa por ajustarse a un nuevo marco, entonces, activar el resto de fuerzas resultará inútil. El proceso de re-conceptualización, podría partir del siguiente axioma: #RRHH debe desaprender la dicotomía «negocio-área soporte», para, a partir de ahí, evangelizar la idea de organización como un único todo. En otras palabras, creer intrínsecamente en la necesidad del cambio es el punto de partida de la metamorfosis.

#Liderazgo

Sería un error dar por hecho que las organizaciones de forma generalizada ya han actualizado su estilo de Liderazgo, incorporando los comportamientos y habilidades propias de lo que ya se ha bautizado como Liderazgo 2.0. La mayoría de organizaciones aún están muy lejos de acometer la revisión de su modelo de Liderazgo, aunque cada vez hay más compañías en ese proceso. Pero, sin llevarnos a engaños, tras la autodeterminación de la propia función de RRHH en pos de su transformación, igual de relevante resulta que, aquellos a quienes se ha “servido” en modo “función soporte” durante tantos años, entiendan, integren y provoquen, en última instancia, una función de Gestión de personas 2.0. Sencillamente, el anclaje de una nueva forma de gestionar personas, precisa de un Liderazgo 2.0 completamente arraigado.

#Organización

La transformación no se completará hasta que la Organización en su conjunto haya incorporado de manera generalizada el nuevo rol o papel del área de gestión de personas. La organización como un todo, debe interiorizar que la función de RRHH ha adoptado un papel de área-fuerza, que no existe dicotomía alguna que la diferencie del negocio y que su cometido es la generación de valor directo neto.

Es poco realista pensar que la organización en primera persona y, de manera independiente, otorgará un nuevo papel al área de gestión de personas, a menos que esta cuente con el Liderazgo y la propia función como avales principales de ese nuevo rol; por lo tanto, la metamorfosis requiere también que la organización ejerza de crisálida en este proceso y envuelva el concepto y permita que evolucione dentro de ella.

#Entorno socio-económico

La adopción por parte del entorno socio-económico de esta “nueva” identidad resulta igualmente catársica para que la transformación tenga lugar de manera integrada; no obstante, será un proceso gradual. Considerar RRHH como un área-fuerza exclusiva a una industria o sector concreto no permitirá la metamorfosis completa del área. Debe producirse un proceso de polinización en el que las organizaciones pioneras en la reinvención del área, contaminen en positivo el entorno socio-económico. A medida que las unidades productivas vayan incorporando y, normalizando la idea de una versión 2.0 de la gestión de personas, se producirá un efecto contagio, una pandemia que permitirá que la generación de valor sea vista, de forma generalizada como su principal seña de identidad.

La metamorfosis

La evolución del mercado reflejada en los ajustes organizativos de toda índole, la proliferación de nuevos perfiles y ocupaciones, el desarrollo exponencial del plano virtual en la forma de hacer negocios  ó la globalización de las relaciones interpersonales, por enumerar solo algunos de los cambios que están teniendo lugar, son la base para justificar esta metamorfosis.

El área de RRHH debe ser el origen del proceso, pero es primordial comprender que la transformación requerirá un Liderazgo evolucionado que haga suyo el concepto, permitiendo que la organización, como un todo, integre la nueva identidad del área como algo normal, no excepcional, para que, a partir de ahí, el entorno socio-económico albergue de manera natural un nuevo concepto de gestión de personas.

Si RRHH, se plantea esta transformación como una cruzada, como una batalla contra sus líderes, organizaciones y entorno, la transformación jamás tendrá lugar. La conjunción de los cuatro elementos-fuerza es la clave de este proceso.

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