Las probabilidades de que muchos aspectos de nuestra vida regresen a lo que fueron hace un año son razonablemente bajas. Y esto aplica a nuestro modelo social en su conjunto y por lo tanto a la manera en la que las organizaciones – absolutamente todas – tienen que generar valor para clientes y sociedad. Obviedades.
Por esta secuencia lógica, las competencias tanto en términos de conocimiento (hard skills) como las habilidades (soft skills) que se necesitan (y hablo en presente) son las de siempre. Si, las de siempre, solo que está vez el lobo con piel de pandemia ha hecho que se necesiten de verdad.
Esta cuestión de las hard/soft skills necesarias la analizaba el último informe del Foro Económico Mundial, en el que se registraban las capacidades que consideraban que iban a ser más relevantes en 2025. (como si hace diez años no hubiesen sido necesarias)
Encabezando la lista de este top 3 se encuentra el pensamiento crítico y la innovación, le sigue el aprendizaje activo y las estrategias de aprendizaje y cierra el podio la resolución de problemas complejos, todas ellas constantes en los informes desde 2016.
Si eran constantes en los informes sobre la materia, en los estudios realizados al respecto, y estas habilidades eran señaladas como determinantes de forma sistemática por multitud de expertos… ¿por qué ha resultado tan complicado que realmente fuesen el objeto de deseo de la mayoría de las organizaciones? Inexplicable.
Leyendo el artículo que hacía referencia a esas “soft skills” claves para el 2025 decidí investigar el significado de cada una para comprender la esencia que se esconde tras esas competencias claves y así evitar el riesgo de quedarme en la superficie o en mi propia concepción de las mismas. Tras unas horas de navegación y de leer múltiples definiciones he seleccionado las siguientes:
Pensamiento crítico e Innovación
“El pensamiento crítico consiste en analizar y evaluar la consistencia de los razonamientos, en especial aquellas afirmaciones que la sociedad acepta como verdaderas en el contexto de la vida cotidiana. Dicha evaluación puede realizarse a través de la observación, la experiencia, el razonamiento o el método científico. El pensamiento crítico exige claridad, equidad y evidencias, ya que intenta evitar las impresiones particulares. En este sentido, se encuentra relacionado al escepticismo y a la detección de falacias.”
“Una innovación es un nuevo o mejorado producto o proceso (o combinación de ellos), que difiere significativamente de los productos o procesos previos de la unidad*, y que se ha hecho disponible a potenciales usuarios (producto), o se ha puesto en uso por la unidad”.
También me ha parecido destacable la definición de innovación versus creatividad, dos términos que normalmente tienden a mezclarse o confundirse.
“La creatividad es pensar en ideas nuevas y apropiadas, mientras que la innovación es la aplicación con éxito de las ideas dentro de una organización. En otras palabras, la creatividad es el concepto y la innovación es el proceso” (William Coyne)
Aprendizaje activo y Estrategias de aprendizaje
“El Aprendizaje Activo requiere que los alumnos reflexionen y practiquen utilizando nuevos conocimientos y habilidades a fin de desarrollar recuerdos a largo plazo y una comprensión más profunda. Esta última también les permitirá conectar distintas ideas entre sí y pensar de manera creativa.
¿Cuál es la teoría detrás del concepto del Aprendizaje Activo? El Aprendizaje Activo se basa en una teoría de aprendizaje llamada Constructivismo, que enfatiza el hecho de que los alumnos construyen su propio conocimiento. Jean Piaget (1896–1980), psicólogo y precursor del Constructivismo, investigó el desarrollo cognitivo de los niños, y observó que sus conocimientos se construían de manera individual, poco a poco”
“¿Que son las estrategias de aprendizaje? Son procedimientos y métodos aplicados a un grupo de personas para optimizar el correcto aprendizaje de los temas que estudian. Es decir, aumentar la posibilidad de que adquieran el conocimiento, sean influenciados por él y que posteriormente puedan aplicarlo en el transcurso de sus decisiones y su vida.”
Resolución de problemas complejos
“Esta soft skill o habilidad blanda denominada como resolución de problemas complejos, la podemos definir como la habilidad o capacidad de la persona para solventar cualquier dificultar que pueda generarse, ya sea prevista o inesperada, y sobre escenarios y circunstancias reales.”
Y, también me ha resultado interesante la aplicación de la Inteligencia artificial para resolver problemas complejos.
A la vista de las definiciones no ha lugar a dudas. La lógica es aplastante.
Si el mundo está dominado por el cambio y la volatilidad.
Si es poco probable que se simplifique o adquiera nitidez en el futuro inmediato.
Si las habilidades “blandas” que se necesitan son las que son.
Entonces, las empresas tendrán que identificar y alimentar estas habilidades de forma generalizada en sus profesionales para que su actividad se adapte al nuevo contexto y genere valor dentro de él.
No sin prisa pero sin pausa, sino al contrario, con urgencia y sin excusas.
Sin embargo, por inverosímil que parezca, la fuerza de la gravedad del hábito y la costumbre nos impide ser consecuentes de forma generalizada o al menos de forma sostenible en el tiempo en la identificación de estas capacidades. Incomprensible pero cierto.
Las organizaciones no deberían darle muchas más vueltas porque las evidencias empíricas y la lógica son apabullantes.
El pensamiento crítico es eso mismo, crítico para la búsqueda de evidencias, para cuestionarse como hacemos las cosas, para repensar a base de objetividad y no de inferencias si existen otros caminos para construir nuestra propuesta de valor. Por eso el pensamiento crítico conecta directamente con la innovación porque esta es el proceso que nos lleva a desarrollar nuevos productos y servicios.
El Aprendizaje activo está asociado a la curiosidad, el descubrimiento y la incorporación de esos nuevos conocimientos, conceptos y descubrimientos a nuestra forma de hacer. Por eso es activo, porque se practica lo que se descubre y lo que se aprende. De lo contrario se queda en pura teoría. Y por esa razón está conectada con las estrategias de aprendizaje. Porque estas son los “cómos” adquirimos ese conocimiento para llevarlo al terreno de la práctica.
La resolución de problemas complejos es la habilidad para combinar el pensamiento crítico con el aprendizaje activo y encontrar alternativas, soluciones, enfoques y perspectivas que permitan simplificar a través de la critica y el conocimiento adquirido como abordar un contexto que se nos complica por momentos.
Pero me resulta imposible no hacer de este trio un póker de skills.
La resiliencia es el cuarto as de esta jugada tan necesaria como complicada de conseguir.
La resiliencia entendida como el arte de superar un incidente crítico, inesperado, traumático extrayendo los aprendizajes tras vivir esa situación e incorporándolos para construir una mejor versión de nosotros mismos. La resiliencia no es la capacidad de sufrir, sino la capacidad de sobreponerse a una situación compleja, amarga e indeseable generando aprendizajes a partir de ella.
En un contexto socio-económico, tecnológico y político como el actual, es más que probable que cualquier profesional tenga que transitar y enfrentarse a situaciones imprevistas, complejas y quizás traumáticas. La resiliencia se convierte en una de esas “skills” tan crucial como necesaria.
Y en esta partida que supone nuestro presente y nuestro futuro inmediato todas las organizaciones deberían obsesionarse con incorporar profesionales que lleven varios de esos ases bajo su manga.
En este reparto de cartas, en la habitación cerrada cargada de humo difícil de respirar en la que se ha convertido nuestro actual contexto profesional, toca buscar la jugada que nos permitirá apostar sin titubeos. Sabedores de llevar una mano ganadora, con un auténtico e incontestable Póker de skills.
Hagan juego.