Desde el verano del año 1997, poco más de un año después de finalizar mi formación académica en Sociología en la Universidad Complutense de Madrid, comencé mi andadura profesional ligada a la disciplina de RRHH. Desde entonces mi vida profesional ha transcurrido por las siguientes compañías en las que he ido acumulando experiencias e incorporando aprendizajes en las principales áreas en las que se estructura la función.
Mis inicios se produjeron en el sector de Trabajo Temporal, en una empresa ya desaparecida, como muchas otras de este sector y que tuvo su eclosión a finales de la década de los 90. Durante un año trabajé como Técnico de Selección de todo tipo de perfiles, fundamentalmente industriales dado el emplazamiento de la oficina en un corredor industrial. Aquella experiencia me permitió enfrentarme por primera vez (de forma reglada) al mercado laboral. Además de los conocimientos técnicos básicos en materia de administración de personal, mi responsabilidad consistía en gestionar de la forma más eficaz y eficiente posible las necesidades de reclutamiento de los clientes afincados en la zona de influencia de la oficina.
Aprendí muchas cosas, de las que destaco la importancia de saber tratar al cliente…fuese este un potencial candidato o la empresa que había depositado en nosotros su confianza para llevar a cabo la cobertura de una posición concreta. Tuve la oportunidad también de descubrir la importancia de “trabajar en equipo”… o, lo que es lo mismo, de compartir objetivos comunes con otros compañeros con un cometido y rol diferente dentro de la empresa. Descubrí por primera vez, aunque de forma básica, la relevancia de estar permanentemente en contacto y comunicado entre todas las funciones de una organización.
Tras ese primer baño de multitudes… que supuso mi zambullida en un sector tremendamente flexible, me dieron la oportunidad de trabajar en una derivada diferente en materia de reclutamiento. Un “Headhunter” establecido por su cuenta tras varios años trabajando en una firma de “Executive Search” de primer nivel requería la colaboración de un “Researcher” para incorporar a su recién iniciada pequeña start-up del sector de Headhunting…
El perfil requerido era el de una persona joven, dinámica, atrevida, y con un buen nivel de comunicación… a Mis 24 años, supe pasar por allí, justo en el momento adecuado, mostré mis habilidades tal cual se encontraban en aquel momento…cuasi-vírgenes y, ofrecí mi energía y mi infinita capacidad de aprendizaje para finalmente, gozar de esa oportunidad. Durante más de un año estuve desarrollando, inicialmente tareas de “researching”, investigación de profesionales pura y dura… ; un teléfono fijo y mis habilidades comunicativas eran mis principales herramientas de trabajo, para identificar, relacionándome y conversando con todo tipo de interlocutores quienes eran los profesionales “al otro lado” que encajaban en los requerimientos del perfil que nuestros clientes nos habían trasladado.
A medida que mis resultados, en cuanto a identificación de candidatos aumentaban…. Fui consiguiendo otros “papeles” más relevantes… tuve la oportunidad de llevar a cabo entrevistas en profundidad, me forme en la selección por competencias y empecé a familiarizarme con técnicas más sofisticadas en materia de reclutamiento y selección…
La metodología de executive search me permitió también aprender a plasmar sobre el papel mis impresiones sobre un profesional y la medida en que este podía llegar a desempeñar el rol solicitado por el cliente.
Cuando miro atrás y recuerdo aquellas experiencias, me doy cuenta de cómo aquella etapa potenció considerablemente mi capacidad de análisis y mi capacidad de escucha hacia clientes y candidatos…y, en qué medida, una de las claves del reclutamiento no es sino la habilidad para establecer una conversación que suponga un “quid pro quo”… un intercambio de información donde ambas partes dibujan una transacción de intereses y expectativas… tomé consciencia de que reclutar, es ante todo, conversar.
Con la época estival del año 1998 se quedaron en “stand by” las misiones de búsqueda que llevaba a cabo y mi condición de “freelance” me permitió plantearme otras alternativas para dar continuidad a mi trayectoria profesional recién iniciada.
En aquel verano, tuve la fortuna de incorporarme a un proceso de reclutamiento para una compañía líder en su sector. Tras varias entrevistas y viajes a Oviedo, en el verano de año 1998 me incorporaba a ALSA en calidad de Técnico de Selección y Formación para su departamento de RRHH afincado en Madrid.
En aquel momento no sabía hasta qué punto las experiencias que viviría condicionarían mi empleabilidad y mi futuro profesional. Fueron más de 7 años de crecimiento constante.
Mi etapa profesional en Alsa me permitió asumir responsabilidades, asomarme a un entorno organizativo en fase de dimensionamiento y repleto de todo tipo de cambios organizativos: la privatización de una empresa pública por parte de Alsa, la constante adquisición de terceras empresas y la necesidad de incorporarlas en la dinámica de negocio de la compañía, el proceso de internacionalización que llevó a Alsa a salir de las fronteras de España para desarrollar su negocio en Marruecos, Portugal y Chile, y un marco organizativo en constante evolución para adecuarse a los requerimientos de un mercado en transformación fueron la tónica y el marco en el que me desempeñe profesionalmente. Además de mi crecimiento técnicamente hablando, la capacidad de adaptación y flexibilidad fue uno de los aspectos más destacables en los que mi perfil profesional se enriqueció. El cambio es sin duda la única variable permanente.
Pasé de ser Técnico en Selección y Formación a asumir la responsabilidad de montar un equipo de trabajo para gestionar un Área de Selección y un Centro de Formación. Accedí por primera vez al fascinante y complejo mundo de la gestión de equipos en primera persona. Recluté, formé, motivé, desarrollé y me equivoqué durante todo ese proceso, para iniciar un viaje que nunca tiene una fecha de fin… el viaje del aprendizaje que supone la gestión de equipos y personas. No es legítimo autoevaluar aquí en qué medida las personas que trabajaron conmigo crecieron o se desarrollaron, pero si estoy en disposición de afirmar que yo si lo hice, crecí, aprendí y desaprendí de ellas. Uno de los principales aprendizajes del viaje que inicié en aquel año 1999 y del que nunca me apeé es que el ejercicio del Liderazgo es claramente uno de los más complejos a los que cualquier profesional puede exponerse, y que, sin duda, es un viaje, que sin saber las etapas que depara merece la pena emprender.
Mis habilidades comunicativas crecieron exponencialmente en la medida en que mis interlocutores estaban en todas las líneas organizativas… personal de conducción, staff comercial, alta dirección, representantes sindicales, desarrollé exponencialmente la capacidad de adaptar mi discurso a cada interlocutor para poder obtener relaciones ganar-ganar, buscando siempre puntos de encuentro, aunque en ocasiones costase más encontrar la salida del laberinto.
Mi etapa en Alsa me permitió ir descubriendo la complejidad de una estructura organizativa con más de tres mil empleados, que se encontraba en pleno proceso de “profesionalización”; una vez más las necesidades de adaptación a un sector en transformación como el de transporte de viajeros en aquellos momentos me hizo comprender lo relevante que es la función de gestión de personas y en que medida el acierto en el diseño de sus prácticas guarda relación con la consecución final de resultados organizativos en términos de negocio… Comprendí e interioricé el íntimo vínculo entre RRHH y Negocio… y como el éxito de uno supone el éxito del otro…y viceversa.
Tras mi etapa como Responsable de Selección y Formación, dónde también asumí la responsabilidad de otros proyectos del área de Desarrollo de RRHH (implantación de sistemas de DPO, definición de planes de carrera e itinerarios profesionales, diseño e implantación de estudios de clima laboral, etc), finalmente, en el año 2004 y tras una de las muchas reorganizaciones del negocio a las que, afortunadamente me expuse… la Dirección de RRHH decidió confiar el mí la posición de Adjunto a Dirección de RRHH. Durante los dos años que ocupé ese rol antes de emprender una nueva aventura profesional, tuve la fortuna de enriquecer mi visión organizativa, desarrollando la capacidad de planificar y evaluar el impacto de los procesos y decisiones en el medio/largo plazo. Evidentemente mi nivel de interlocución se afianzó en los niveles superiores de la estructura organizativa, lo que me facilitó la comprensión del impacto que las decisiones en materia de personas tienen sobre el negocio.
Siete años tan intensos como apasionantes, en los que no todo fueron momentos de crecimiento, era una organización en un entorno tradicional dónde romper paradigmas era un proceso lento y en ocasiones frustrante…pero ese fue precisamente otro de los aprendizajes, ser consciente de que en muchas ocasiones hay que saber redirigir la energía y los intereses, buscar partners, aliados, plantear nuevas estrategias… no obcecarse, ser flexible y emocionalmente inteligente… circunstancias que en su momento supusieron frustraciones… se convirtieron con el paso del tiempo en probablemente los aprendizajes más profundos y relevantes de aquellos siete maravillosos años J
Mi interés por evolucionar, me llevó tras finalizar el Master en Dirección de RRHH en el Instituto de empresa en el año 2005 a explorar nuevos caminos, nuevos espacios organizativos dónde seguir formándome, aprendiendo y creciendo como profesional…
(TBC)