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La «Revolución Freelance»…ó la diversificación del talento

libertad2La “gran depresión” económica vivida en los primeros compases de este sinuoso S.XXI, la nueva realidad que esconde el concepto VUCA, y, obviamente, la revolución tecnológica han transformado el contexto laboral y empresarial que habíamos conocido hasta la fecha. Una transformación que, sin duda,  ha pillado a muchas empresas y profesionales con el pie cambiado. Afirmar que nada volverá a ser como antes en términos de relaciones profesionales puede sonar demasiado contundente, pero se trata de una contundencia que se hace visible cuando decidimos observar con detenimiento el entorno empresarial que nos rodea.

De una u otra forma, la naturaleza del trabajo que dibuja esta economía del conocimiento es sustancialmente diferente, incierta e imprevisible. Y lo es, por más que nos aferremos con nostalgia al recuerdo de lo que en otro tiempo aún muy cercano pudimos llegar a vivir como empresas y como profesionales.

Esta nueva naturaleza del trabajo está derivando en otro proceso que cobra relevancia por momentos. La diversificación del talento.

Detrás de la nueva naturaleza del trabajo y de sus procesos se encuentran las personas, sus habilidades y sus destrezas… en definitiva su talento. Un talento que hoy ya no se encuentra necesariamente en forma de profesionales sujetos a un contrato indefinido. Y es que, el talento se ha diversificado en el fondo y en su forma.

La revolución freelance

Las nuevas “reglas del juego” que genera la nueva naturaleza del trabajo en la economía del conocimiento, la muerte de la seguridad laboral y el progresivo deshielo de las sólidas carreras profesionalesbottom-up”, han hecho que muchos profesionales hayan decidido construir de forma autónoma su propuesta de valor, o (lo más normal…) se hayan visto obligados a adoptar nuevas formas de empleabilidad poco o nada frecuentes hasta hace unos años.

El movimiento freelance cobra peso y adquiere relevancia. Se trata sencillamente de un hecho objetivo y fácilmente constatable. He leído muchos artículos en los últimos meses para investigar uno de los fenómenos de mayor impacto para las áreas de gestión de personas y RR.HH en el S.XXI, pero creo, que a pesar de su “antigüedad” (2014) y de que a ciencia cierta los datos que presenta hoy ya están obsoletos, es más que conveniente leer Freelancing in America:  A National Survey of the New Workforce (Freelancing en USA: Un estudio nacional sobre la nueva fuerza laboral); un estudio subvencionado por la asociación independiente Freelancers Union (cuya web también conviene visitar para familiarizarse con el impacto de esta revolución…)

Son muchas las ideas que se pueden extraer del mismo, pero sin duda, se trata de un estudio que pone de manifiesto la diversidad de formas que ya adopta el talento al amparo de esta “nueva” revolución; estas son las más relevantes:

Freelancers tradicionales: profesionales sin un “empleador-cliente” de referencia o único,  cuya  actividad se centra en el desarrollo de trabajos complementarios en forma de proyectos puntuales de duración determinada.

Moonlighters o “pluriempleados” : Profesionales con una actividad laboral básica “convencional” (es decir, por cuenta ajena) que complementan con una actividad independiente o freelance desempeñada de forma regular.

Diversified workers o “profesionales diversificados”: Personas con múltiples ingresos procedentes de diversos empleadores por cuenta ajena que a su vez desarrollan  trabajos diversos como freelancers.

Freelance Business Owners o Micro-empresarios freelance: profesionales que cuentan entre 1 y 5 empleados pero que a su vez se consideran freelancers además de propietarios;  una especie de freelancer transformado en micro-empresa pero que mantiene los rasgos de un freelance puro.

En definitiva… nuevos roles y tipologías de profesionales que hace tiempo ya suponían más de un tercio de la fuerza laboral en el mercado norteamericano y que están consolidándose rápidamente en el nuestro.

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Los retos de la diversificación del talento

En paralelo a esta metamorfosis y diversificación del talento, la gran mayoría de empresas se enfrentan a su propia transformación, un proceso de cambio que transcurre por la obligada senda de la innovación de sus productos y servicios; una transición que les hace aligerar las actividades que no suponen el “core” del negocio; una evolución hacia organizaciones más planas, con mayor agilidad para reaccionar al mercado. Empresas más nucleares alrededor de las que necesariamente orbitará el talento en las mil y una formas en las que este se está transformando.

Ante este panorama, cualquier profesional que en el S.XXI esté orientado a identificar y construir relaciones con el talento está impactado por esta revolución freelance y la metamorfosis del talento. Un profesional de RR.HH no debe, ni puede permanecer impasible a este fenómeno que a todas luces parece ser mucho más que una moda transitoria. En resumen…

El talento que una organización necesita ya no se encuentra necesariamente contratado de forma indefinida en manos de “la competencia”; los nichos en los que habita el talento no son necesariamente empresas sino espacios colaborativos, ecosistemas de co-working, hubs  y comunidades de talento físicas pero también virtuales.

La agilidad ante el mercado de muchas empresas depende de su capacidad para incorporar el talento que se necesita de forma flexible, sin necesidad de incrementar los costes fijos de la estructura de la compañía.

Una de las claves de la gestión del talento es hibridar el talento “core” con el talento freelance, entendiendo que es un romance necesariamente efímero, hasta que un nuevo proyecto o prioridad les separe…

Los ciclos de gestión del talento y la idea de la “fidelización” del mismo adquieren una dimensión radicalmente diferente cuando el portador del talento que se precisa es un profesional independiente con vocación de libertad permanente…

La siempre utópica y porque no decirlo frágil idea de “retener” el talento carece de sentido  cuando el talento, repentinamente, no se encuentra “dentro” de la organización.

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En definitiva, la diversidad del talento y el movimiento freelance es una realidad incontestable, una realidad que, entre otras cosas, invita a cuestionar si nuestro marco de relaciones laborales está preparado para albergar un nuevo formato de relaciones profesionales hasta ahora residual pero que tiene visos de convertirse en una práctica absolutamente “normalizada”.

Parece razonable pensar  que la revolución freelancer y la diversificación del talento sean mucho más que una tendencia en boca de los que trabajamos en la función de RR.HH; al contrario, existen indicios suficientes que nos deberían hacer reflexionar hasta qué punto la revolución freelance no solo es el detonante de la metamorfosis del talento, sino además, una de las principales palancas de la diversificación de la propia función de RR.HH. El debate está servido…

Descubrir, Conectar, Cuestionar: la trilogía del cambio

masserati5Aunque muchas empresas no lo saben, ya han iniciado un proceso contrarreloj contra su desaparición. Quizás suene a afirmación apocalíptica, pero sinceramente no lo es. El mercado y sus imprevistos obligan a las empresas a reaccionar más rápido que su competencia, a zambullirse en un permanente proceso de revisión de sus servicios y/o productos, a conocer mejor que nunca las necesidades (reales) de sus clientes, a, en definitiva… movilizarse ante la paradójicamente variable fija en la que se ha convertido el cambio.

Sin embargo, a pesar de que esta situación parece ser una realidad incontestable  que aparece reflejada en las presentaciones corporativas de la mayoría de organizaciones, en realidad, la velocidad a la que se cambian los procesos, las políticas y los procedimientos para que se produzca esa reacción sigue siendo demasiado lenta…

El párrafo anterior es la descripción lógica de una situación que puede explicarse por los comportamientos que se siguen observando en la mayoría de empresas independientemente de su tamaño, industria e incluso ubicación geográfica.

Cuando durante décadas se ha educado a los trabajadores a esperar instrucciones, a seguir fehacientemente las órdenes del jefe, a confiar en las directrices marcadas por el vértice de la pirámide, a ponerse en movimiento para hacer algo diferente cuando el procedimiento de turno era aprobado… ¿Qué se puede esperar?… ¿organizaciones ultra-ágiles en su capacidad de reaccionar al mercado? ¿un ejército de intra-emprendedores?…

Es lógico que las empresas sean lentas, muy lentas en sus procesos de reinvención y reacción al mercado… es, sencillamente, lo esperable cuando la cultura organizativa de la mayoría de organizaciones ha pivotado y se ha construido a base de permitir comportamientos y profesionales reactivos…

La trilogía del cambio.

Y, por más que las presentaciones corporativas y los discursos bien intencionados incorporen y reivindiquen la importancia de la innovación y de la transformación, en la realidad nada cambiará… las empresas seguirán siendo demasiado lentas para la velocidad de crucero que requiere el mercado… a menos que, quienes las lideran entiendan que la clave para incrementar la velocidad de crucero para reaccionar al mercado consiste en permitir comportamientos, hasta ahora penalizados.

Nos encontramos probablemente ante un proceso profundamente disruptivo para muchas empresas… promover e incentivar comportamientos que hasta la fecha han sido estigmatizados por atentar contra el status quo establecido. Un status quo que ahora supone un lastre demasiado pesado para la supervivencia de la propia organización y que implora ser derogado mediante la consolidación de varios verbos que suponen una genuina trilogía del cambio.

Descubrir

Las empresas necesitan permitir y fomentar la curiosidad de sus profesionales. Romper las barreras mentales que perpetúan el presencialismo y consolidan el trabajo de 9 a 6. Entender que en la economía del conocimiento la productividad no se mide en horas/hombre… sino en ideas/persona. Descubrir e indagar nuevas realidades y nuevos contextos, para descubrir nuevas ideas que puedan ser traducidas en nuevos productos o servicios, mejoras en los existentes… en definitiva, nuevas ideas para generar nuevas oportunidades.

Conectar

Las empresas necesitan incrementar radicalmente sus nodos y conexiones. Romper las barreras espacio-temporales que impiden a sus profesionales conectarse con el exterior e incluso entre ellos mismos. En un mundo hiperconectado, es una insensatez no fomentar la capacidad relacional de las personas de la organización. La complejidad del mercado requiere integrar planteamientos e ideas divergentes y para ello, la empresa, a través de sus profesionales debe potenciar su conectividad con clientes, proveedores, partners y, en general, con el talento en cualquiera de sus manifestaciones. En la empresa del S.XXI, la empresa que no decline el verbo conectar, no sobrevivirá.

Cuestionar

La certeza es un freno de mano para reaccionar al mercado. Las organizaciones y sus líderes no solo deben consentir, sino que deben invitar a sus colaboradores y empleados a dudar, a cuestionar, a preguntarse para qué hacen lo que hacen.  Desterrar el ordeno y mando y promover la necesidad de cuestionar la realidad es con total seguridad uno de los principales retos de cualquier organización en la actualidad. Promover a todos los niveles la capacidad de cuestionar, será con total seguridad una de las claves para que muchas organizaciones agilicen la transformación de sus procesos y procedimientos para reaccionar al mercado.

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velocimetro-pc-rapidoEl área de RR.HH de cualquier organización no solo debe entender la relevancia que esconde esta trilogía del cambio, sino que debe vivirla y experimentarla en primera persona. Los profesionales al frente de las áreas de RR.HH o Personas deben erigirse en descubridores, conectores (socialnetworkers) y cuestionar su propia forma de liderar y gestionar.

Vivimos tiempos de cambio, y el cambio significa acción. No cabe más retórica. Las empresas necesitan profesionales con altas dosis de curiosidad; personas con una sobresaliente capacidad relacional que les ayude a conectar, personas que en lugar de acatar órdenes, se cuestionen la realidad.

La capacidad de muchas empresas para reaccionar al mercado pasa por transformar de forma radical su cultura, permitiendo que todos sus profesionales declinen y conjuguen en todos sus tiempos y formas los verbos Descubrir, Conectar y Cuestionar.

10 rasgos que definen el ADN del agente de cambio

firepoise-fire02Existen dos tipos de profesionales. Los que observan lo que sucede y los que hacen que las cosas sucedan. De nuevo puede parecer una afirmación categórica y tajante… y ciertamente lo es.  Lo es, porque es una verdad incontestable… el famoso y archiconocido cambio del que todos hablamos se produce y tiene lugar porque existen personas que hacen que las cosas pasen.

Las empresas se enfrentan al reto de identificar a sus agentes de cambio, y lo más importante, de apostar por ellos sin paliativos, sin excusas, con la determinación que necesitan sus cuentas de resultados y sus estrategias titubeantes.

La mayoría de organizaciones hablan de cambio, impregnan sus presentaciones corporativas con fuegos fatuos sobre la transformación y la alquimia del cambio, pero son pocas, muy pocas las empresas que dan un paso al frente y asumen la necesidad de identificar a los profesionales cuya secuencia genética esconde el ADN del agente de cambio.

Esta reflexión va para aquellas empresas que se toman en serio la transformación y el cambio, para aquellas empresas que están dispuestas a ponerse en acción porque han tomado consciencia de que su única salida es la innovación y la transformación. Para aquellas organizaciones que han comprendido que la clave de su evolución pasa por  identificar a los profesionales que hacen que las cosas sucedan  y, sobre todo, para aquellas organizaciones que han decidido emponderar a los profesionales que posean el ADN del cambio.

Los modelos competenciales, aun sorprendentemente vigentes en la mayoría de organizaciones no han evolucionado… siguen anclados en los esquemas de hace décadas y no prestan atención a las competencias líquidas necesarias para surfear el cambio y para cuestionar los paradigmas vigentes que limitan profundamente la innovación y la transformación…

Si vivimos tiempos de cambio, debemos prestar atención a los comportamientos de aquellos que harán que las cosas sucedan…

1.- Profesionales que siempre están dispuestos a hacer algo adicional al supuesto y teórico contenido de su “puesto de trabajo”; su esquema mental trasciende la idea asociada a la “descripción del puesto”. Su puesto de trabajo es hacer que las cosas sucedan…

2.- Su atrevimiento se refleja en las preguntas que nadie más se atreve a hacer. Preguntan porque cuestionan, cuestionan porque quieren mejorar los procesos, los servicios y el impacto en el cliente y en la cuenta de resultados.

3.- Asumen el riesgo de equivocarse. No trabajan desde el temor sino desde la acción. Piden perdón antes que permiso, conscientes de que la solicitud de permiso puede conducir a la inacción.

4.- Si se equivocan lo vuelven a intentar, sistemáticamente, desde la más absoluta tenacidad. Su resistencia a la frustración es directamente proporcional a su convicción por hacer que las cosas sucedan. Si se caen, se levantan, sabiendo que estando de pie tienen la oportunidad de caer de nuevo…

5.- Son soñadores e inconformistas por naturaleza. Su capacidad de proyectar y soñar una nueva realidad son sus señas de identidad.  Siempre quieren ir más allá de donde están y canalizan su energía para dirigirse hacia el tipo de realidad que son capaces de proyectar.

JUMP6.- Son inteligentemente desobedientes. Desafían la norma porque saben que es la única forma de cambiarla. Critican la falta de crítica desde la irreverencia y la insubordinación, sabiendo que su desobediencia es la vacuna contra la condescendencia y la falta de acción.

7.- Siempre están en movimiento dentro o fuera de la organización. Si entienden que su marco reglado de actuación y responsabilidad es limitado, buscarán actividades más allá de los confines de su responsabilidad. No conciben otro modus vivendi que no sea HACER de forma permanente.

8.- Su zona de confort se llama diversidad. Huyen de las tareas industrializadas y de la estandarización. La rutina es una cárcel de la que tratarán de huir sistemáticamente. Se trata de profesionales que buscan participar en experiencias y disciplinas diversas, porque la diversidad es el caldo de cultivo del cambio y la transformación.

9.- Comunican sus ideas con convicción y consistencia. Promueven el cambio desde la acción y provocan la movilización. Son profesionales que generan afiliación desde la comunicación a través de su capacidad de influencia, por supuesto desde la acción.

10.- Y, fundamentalmente el auténtico y genuino agente de cambio no se caracteriza por lo que dice, sino por hacer lo que dijo que haría. La coherencia entre el guion y la puesta en escena es siempre su carta de presentación.

Los profesionales que trabajen con, por y para el talento de las personas deben agudizar más que nunca su capacidad de observación. No es necesario someter a toda la organización a exhaustivos procesos de assesment center e identificación de competencias… basta con abrir bien los ojos y observar quien posee estos rasgos en cada rincón de la empresa. Las organizaciones están repletas de profesionales marcados con el ADN del cambio en cualquiera de sus departamentos y niveles organizativos pero es preciso identificarlo.

Se trata de profesionales cuyos comportamientos y conductas les han hecho en más ocasiones de las debidas ser estigmatizados y tachados como inadaptados del sistema, rebeldes… aparentemente sin causa.

No deja de ser paradójico que la supervivencia de muchas organizaciones dependa ahora de la capacidad de dar rienda suelta a los comportamientos de los profesionales que en otro tiempo fueron señalados como anti-sistema.

El tiempo apremia, las empresas deben apresurarse en identificar y emponderar a aquellos profesionales capaces de hacer que las cosas sucedan, a los profesionales que poseen la condición más determinante para hacer que sus organizaciones evolucionen y se transformen… a los profesionales portadores del ADN del cambio.

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Revolución digital & Revolución cultural: el desafio de la gestión de personas del S.XXI

Shut_jing-jang_150_FotorNo existe revolución digital sin revolución cultural… en la misma medida que la auténtica revolución cultural de una organización está impulsada por la digitalización de los  comportamientos y de su cultura.

Reconozco que la forma de empezar la reflexión es contundente, pero no describe más que la realidad social y empresarial que nos toca vivir. Si a estas alturas del partido algún profesional (sobre todo aquellos que habitan la economía del conocimiento…) se pregunta porque es necesario surfear la ola de la digitalización, le sugeriría que abandonase la caverna en la que habita o que me indique dónde fue criogenizado…

La revolución tecnológica ha revolucionado los comportamientos de las personas, la forma en como estas se relacionan e interactúan entre sí, la forma de consumir productos, servicios e información y lógicamente también ha transformado los hábitos y la manera de compartir esta información, e, indudablemente la revolución digital ha cambiado la manera de hacer y ser empresa. El mundo es digital, no es una elección, sino un hecho observable a simple vista. Por eso, organizaciones y personas en el marco del cambio constante se enfrentan a la imperiosa necesidad de gestionar una transformación digital… en muchos casos, tanto a nivel individual como organizacional.

La trampa de la transformación digital

Obviedades al margen, muchas empresas y profesionales caen en la trampa de creer que la transformación digital es ante todo una transformación tecnológica. Unos y otros, dedican ingentes cantidades de tiempo y recursos a impulsar proyectos de índole tecnológico y digital…, sin embargo, son pocas las organizaciones capaces de elevarse un par de palmos del suelo para observar la realidad con cierta perspectiva… con la perspectiva necesaria para entender que un proceso de digitalización es ante todo una revolución cultural a través de los comportamientos que representan los atributos y principios que esconde esta nueva forma de entender el mundo y la empresa (a saber): transparencia, participación, colaboración, innovación abierta en red, inteligencia colectiva, capacidad conversadora y espíritu wiki (agilidad, informalidad, autenticidad, integridad, añadir valor genuino)

Revolución digital & Revolución cultural: un reto integral

Por lo tanto, tanto monta, monta tanto… revolución digital como transformación cultural  :-). Se trata de dos caras de la misma moneda. Dos polos opuestos que se atraen. El yin y el yang. Dos dimensiones complementarias y a la vez imprescindibles una respecto a otra.

Liderar la transformación cultural implica liderar en paralelo la revolución digital. Se antoja difícil establecer una secuencia lógica que de primacía a una en relación a la otra. Ambas dimensiones se retroalimentan, la consolidación de una, impacta en positivo sobre la otra dimensión y viceversa.

En la medida en que una organización y sus profesionales incorporan comportamientos como la apertura, la participación y la capacidad conversadora, la transformación digital adquiere sentido y la tecnología se convierte en un vehículo esencial para el cambio…

De la misma manera, a medida que la tecnología se afianza y se incorpora en los procesos, los comportamientos se resquebrajan y la cultura comienza a presentar las fisuras de la transformación.

Es una relación simbiótica positiva en la que revolución digital y revolución cultural son dos dimensiones esenciales de la gestión del cambio un reto integral en la empresa del S.XXI.

¿Cuál es el papel de la función de gestión de personas?

matrixParece razonable pensar que si la revolución digital y la revolución cultural son dos dimensiones de un reto integral e integrado, las personas jugarán un papel determinante en cualquier organización que quiera abordar con garantías de éxito este proceso.

Parece razonable pensar que si la revolución digital se sostiene en la revolución cultural y en comportamientos como la capacidad conversadora, la innovación en red y el espíritu wiki, aquellos profesionales cuyo foco sea la gestión de personas y de su talento no tendrán muchas más opciones que liderar la revolución digital… de lo contrario, es probable que en poco tiempo no tengan nada que liderar…

No existe una hoja de ruta predefinida y estándar para que los profesionales del área de gestión de personas lideren esta revolución, pero si es posible enumerar una serie de aspectos que deben formar parte del apasionante cuaderno de bitácoras que deben comenzar a escribir cuanto antes…

  • Un proceso de digitalización no es una moda transitoria sino la expresión de un nuevo modelo económico, social y empresarial que hoy nos toca vivir. Ser analógico no es ir contracorriente sino una forma más de suicidio empresarial y profesional en el contexto del S.XXI.
  • La transformación digital no es un “asunto” tecnológico sino un proceso organizacional cuyo foco está en las personas, en su talento, en su inteligencia colectiva y en la apertura de sus comportamientos, por lo tanto un asunto que atañe a todos…
  • Para liderar la revolución digital es imperativo replantear con firmeza la propia propuesta de valor del área de RR.HH. No es posible liderar una revolución digital sino se cuentan con las competencias digitales necesarias ni con la apertura mental suficiente para entender los atributos que esconde la nueva forma de hacer y ser empresa. La madurez de la deconstrucción de RR.HH determinará la capacidad para liderar la revolución digital y cultural
  • La revolución digital y cultural es inclusiva y no exclusiva; todos los niveles organizativos pueden (y deben)  jugar un papel fundamental en el proceso de transformación.
  • Es preciso revisar el rol del liderazgo en el proceso de “r-evolución”. La transformación afecta a todos los miembros de la organización pero en organizaciones típica y tradicionalmente jerarquizadas el éxito del proceso de transformación es directamente proporcional al grado de disruptividad de su estilo de liderazgo.
  • Un proceso de transformación digital es probablemente uno de los pilares para afianzar una nueva dimensión en gestión de personas. Si desde RR.HH no se es consecuente con esta aproximación la proposición de valor del área queda en entredicho…

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Son muchos los retos a los que se enfrentan los profesionales del área de RR.HH en estos tiempos de cambio que nos ha tocado vivir, sin duda la  deconstrucción de la propia función y la búsqueda de una nueva propuesta de valor sea uno de ellos, pero es probable que en la medida en que afronten el desafío de liderar el proceso de transformación digital (y cultural) en sus organizaciones estén iniciando en paralelo la reconstrucción de su propia identidad… una identidad que se antoja ubicua, atemporal y como no… digital.

7 principios para liderar (y transformar…) desde la honestidad radical

not trespassingEs una obviedad. Todos sabemos que existe una imperiosa necesidad por cambiar, transformar y evolucionar tanto a nivel individual como organizacional. Cualquier profesional de la economía del conocimiento es consciente de que su entorno y contexto profesional está y estará en permanente estado de cambio. Y también sabemos que el ejercicio de liderazgo es un factor crucial para que una organización tenga capacidad de reacción y agilidad suficiente para adaptarse a los requerimientos de un entorno absolutamente impredecible e inestable.

Desafortunadamente no existe un único modelo válido de liderazgo que permita asegurar con éxito la transformación de una organización. Sin embargo, en un contexto económico y social como el actual, donde la incertidumbre y la ambigüedad son factores dominantes, se antoja más necesario que nunca liderar gestionando la verdad y practicando la honestidad radical.

Esta reflexión no pretende ni puede ser una guía práctica para transformar desde la honestidad, tan solo pretende esbozar una serie de principios sobre los que cualquier profesional y líder que se enfrente en estos momentos a un proceso de cambio y transformación debería reflexionar…

1.- El origen de cualquier proceso de cambio colectivo es la auto crítica individual.

No se puede gestionar un cambio organizativo sin liderar el cambio a nivel individual. Reconocer la necesidad de cambio en uno mism@ es una condición “sine qua non” para contribuir con éxito a un proceso de cambio colectivo. Resulta una obviedad, pero no se puede invitar a cambiar sin demostrar la capacidad de ser radicalmente honesto consigo mismo.

2.- No se puede liderar el cambio desde la falsedad; para transformar con efectividad hay que decir la verdad.

Ocultar la verdad y maquillar la realidad es una práctica demasiado habitual. Sin embargo, si se quiere abordar con efectividad un proceso de transformación es imperativo comunicar la realidad en la que nos encontramos sin tapujos. Descafeinar la realidad no inyecta tranquilidad, tan solo retrasa lo inevitable: cambiar.

3.- Es imposible transformar con éxito desde la coacción, el cambio solo se produce si hay libertad de acción.

El liderazgo autocrático es un mecanismo excelente para la represión… pero una práctica francamente estéril para provocar un proceso de transformación. Un profesional se involucrará en un proceso de cambio si siente que tiene la libertad para hacerlo; por eso coaccionar no resulta una praxis inteligente para transformar.

4.- Para cambiar hay que cuestionar y para poder cuestionar se debe comunicar.

No es posible cuestionar lo que no se conoce. Po eso, existe una íntima relación entre la honestidad con la que comunica una organización su realidad y la medida en como la organización es capaz de cuestionar qué hace y para qué lo hace. Si no se cuenta lo que pasa, lo más probable es que no cambie nada. Si una organización y sus profesionales no se preguntan qué hacen y para qué lo hacen es imposible evolucionar. La capacidad de cuestionar (y evolucionar) es directamente proporcional a la capacidad de comunicar con honestidad.

5.- Las acciones dicen más que las palabras, para transformar hay que dejar de hablar y empezar a actuar.

“Walk the talk” o… el movimiento se demuestra andando. Las organizaciones están repletas de power points bien intencionados en los que se insta al cambio, pero la principal palanca para liderar un proceso de cambio no se encuentra en ninguna presentación, sino en los hechos y acciones observables por parte de quien ejerce el liderazgo. Un líder no influye por decir lo que va a hacer… sino por haber hecho lo que dijo.

6.- La hipocresía es el enemigo público número uno para gestionar cambios con efectividad.

La hipocresía es la actitud de fingir creencias, opiniones o cualidades que no se tienen o no se siguen. No es difícil, sino imposible que una organización y sus profesionales se involucren en un proceso de cambio cuando su liderazgo permite la existencia de cortinas de humo y falsas realidades. Desde una perspectiva de gestión del cambio, es preferible escuchar una verdad incómoda que escuchar una mentira inútil; el cambio se construye desde la honestidad radical.

7.- Para transformar hay que incomodar y para incomodar hay que ser políticamente incorrecto.

Muchas organizaciones y sus líderes se alojan con demasiada frecuencia en la corrección política, articulan sus mensajes tratando de no ofender, de no herir sensibilidades ni egos; sin embargo, un profesional activará sus mecanismos de cambio cuando se vea expulsado de su zona de confort, cuando quien le muestre la realidad no se aloje en la corrección política sino en verdades políticamente incorrectas…

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Una gran mayoría de empresas se enfrentan en la actualidad a profundos procesos de cambio inducidos por el contexto profesional que nos toca vivir. Sus profesionales y líderes son los únicos encargados de gestionar ese proceso de cambio en el que la incertidumbre se convertirá en su nueva zona de confort.

Edulcorar y maquillar la realidad, construir y permitir la existencia de cortinas de humo son, sin duda alguna, prácticas éticamente cuestionables que, además, suponen un claro freno de mano a cualquier proceso de cambio y transformación que pretenda llevarse a cabo con mínimas garantías de éxito.

Por ello y, aunque pueda incluso resultar políticamente incorrecto reflexionar al respecto, es muy probable que la mejor forma de gestionar esta ambigüedad sea liderar (y transformar) practicando en primera persona la honestidad radical, ejerciendo en última instancia el liderazgo de y desde la verdad…

 

Photo Credit: <a href=»https://www.flickr.com/photos/7241523@N02/571062108/»>j.cliss</a> via <a href=»http://compfight.com»>Compfight</a> <a href=»https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/»>cc</a>

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