Sobre personas y organizaciones

Categoría: People management @ Human Being Pagina 13 de 38

De la jerarquía a la redarquía del talento conectado…

Depositphotos_51414419_n-562x374En la economía del conocimiento la única jerarquía válida debería ser la dictada por el talento -entendiendo talento como las habilidades de un persona que le permiten obtener resultados excepcionales en comparación con las capacidades de otras personas en su misma disciplina. Si las empresas practicasen la honestidad radical en sus esquemas de valores la única jerarquía válida seria la del talento y su libertad de expresión. Desafortunadamente la mayoría de empresas viven a años luz de imaginar esta realidad.

Pero veamos la transición en la que estamos inmersos…

¿Qué está pasando en realidad?

Las organizaciones profundamente jerarquizadas dominadas por los paradigmas de siempre tienen serias dificultades para adaptar sus estructuras  y modelos mentales para que los profesionales del S.XXI expresen libremente todas sus capacidades, habilidades y potencial.  La mayoría de estas organizaciones viven procesos de tensión ya que conscientes de la imperiosa necesidad de transformación, el profundo arraigo de la tradición, el uso y la costumbre representan el más eficaz sistema de defensa ante cualquier atisbo de cambio y disrupción.

Por ello, cuanto más arraigados están los viejos paradigmas más disruptivo debe de ser el cambio si se quiere tener la mínima oportunidad de que el talento se exprese en libertad y se conecte de puertas para adentro…

Existe por lo tanto, una relación directamente proporcional entre la solidez de un modelo jerárquico y la intensidad del proceso disruptivo que se precisa para transformar ese contexto cultural.

A su vez, la coyuntura económica de los últimos años ha atenuado y mitigado sobresalientemente los movimientos migratorios del talento, si bien, el talento genuino, el más cotizado no ha cesado de contar con oportunidades para expresarse más allá de los límites definidos en cualquier organización-tipo. El talento, por encima de la virulencia y crudeza del mercado, siempre es líquido y encuentra las grietas para filtrarse y fluir…

Pero ahora entramos en un nuevo ciclo económico en el que las oportunidades aletargadas empiezan a emerger y a florecer aunque sea tímidamente. El talento se alzará en pie de guerra y reclamará lo que le pertenece: oportunidades y libertad de acción. Es una realidad incontestable, una consecuencia que sacudirá a todas las organizaciones por igual y contra la que resulta imposible resistirse…

Jerarquía: la inesperada jaula del talento

El modelo organizativo jerárquico caracterizado por un exceso de burocracia, ausencia de meritocracia y opacidad hacia el exterior, imperante en un gran número de empresas,  acabó convirtiéndose en una incómoda jaula para las capacidades excepcionales de muchos profesionales que se veían atrapadas en sistemas rígidos, muy procedimentados y autocráticos.

Solo aquellas organizaciones que en un ejercicio de honestidad, incapaces de ofrecer mejores condiciones de empleabilidad y proyectos suficientemente interesantes, abrieron las puertas para que su talento pudiese emigrar vieron como su imagen ganó enteros en forma de empleador de referencia o, incluso, fue precisamente su actitud aperturista y honesta la que sirvió para que muchos profesionales decidieran remar contra viento y marea hasta que la coyuntura del mercado les permitiese desplegar de nuevo su talento sin abandonar los confines de la organización.

Sin embargo, estas prácticas solo fueron desarrolladas por un reducido número de organizaciones, aquellas cuyos líderes entendieron que la mejor forma de “retener” el talento era dándole toda la libertad…

La redarquía del talento conectado…

3137651847_62864fda4bPero en la actualidad, al tiempo que se despiertan los mercados y mientras se multiplican las transacciones de puja por el talento, existen demasiados indicios de que el futuro inmediato nos depara otra realidad…

El talento se está conectando. Da igual que lo creamos o no. Todos los profesionales cuentan hoy con muchos más mecanismos para llevar a cabo ese ejercicio de conectividad. Un proceso que necesariamente trasciende al enésimo intento de “cautivar” y “retener” al talento. Los profesionales con talento se conectan entre sí con o sin red social corporativa, porque la tecnología social trasciende a la empresa y en la gran mayoría de ocasiones nuestros profesionales ya están conectados entre sí por encima de las herramientas que la organización es capaz de poner a su servicio…

Los modelos jerárquicos han incubado a muchos profesionales con capacidades excepcionales incapaces de liberar su talento encorsetados en departamentos estancos, incomprensibles procesos verticales de toma de decisión o en impecables pero poco operativas descripciones de puestos. Modelos organizativos rígidos, verticales, autocráticos en los que el talento ha esperado pacientemente su oportunidad…

Quizás estemos asistiendo al amanecer de un nuevo modelo para la expresión del talento. Ecosistemas de organización del trabajo en los que los profesionales con capacidades excepcionales se conectan entre sí a través de las infinitas posibilidades que ofrece la tecnología social.

Un amanecer con forma de empresas-proyecto; comunidades de práctica, aprendizaje o innovación; redes productivas; empresas nucleares donde se produce la libre interacción del talento más allá de si su procedencia es “externa” (knowmads, freelancers) o “interna” (intra-emprendedores, troyanos organizativos)…

Quizás estemos asistiendo al ocaso de los modelos jerárquicos tal y como hoy los conocemos… un atardecer que inevitablemente dará paso al amanecer de la redarquía del talento conectado…

Revolución digital & Revolución cultural: el desafio de la gestión de personas del S.XXI

Shut_jing-jang_150_FotorNo existe revolución digital sin revolución cultural… en la misma medida que la auténtica revolución cultural de una organización está impulsada por la digitalización de los  comportamientos y de su cultura.

Reconozco que la forma de empezar la reflexión es contundente, pero no describe más que la realidad social y empresarial que nos toca vivir. Si a estas alturas del partido algún profesional (sobre todo aquellos que habitan la economía del conocimiento…) se pregunta porque es necesario surfear la ola de la digitalización, le sugeriría que abandonase la caverna en la que habita o que me indique dónde fue criogenizado…

La revolución tecnológica ha revolucionado los comportamientos de las personas, la forma en como estas se relacionan e interactúan entre sí, la forma de consumir productos, servicios e información y lógicamente también ha transformado los hábitos y la manera de compartir esta información, e, indudablemente la revolución digital ha cambiado la manera de hacer y ser empresa. El mundo es digital, no es una elección, sino un hecho observable a simple vista. Por eso, organizaciones y personas en el marco del cambio constante se enfrentan a la imperiosa necesidad de gestionar una transformación digital… en muchos casos, tanto a nivel individual como organizacional.

La trampa de la transformación digital

Obviedades al margen, muchas empresas y profesionales caen en la trampa de creer que la transformación digital es ante todo una transformación tecnológica. Unos y otros, dedican ingentes cantidades de tiempo y recursos a impulsar proyectos de índole tecnológico y digital…, sin embargo, son pocas las organizaciones capaces de elevarse un par de palmos del suelo para observar la realidad con cierta perspectiva… con la perspectiva necesaria para entender que un proceso de digitalización es ante todo una revolución cultural a través de los comportamientos que representan los atributos y principios que esconde esta nueva forma de entender el mundo y la empresa (a saber): transparencia, participación, colaboración, innovación abierta en red, inteligencia colectiva, capacidad conversadora y espíritu wiki (agilidad, informalidad, autenticidad, integridad, añadir valor genuino)

Revolución digital & Revolución cultural: un reto integral

Por lo tanto, tanto monta, monta tanto… revolución digital como transformación cultural  :-). Se trata de dos caras de la misma moneda. Dos polos opuestos que se atraen. El yin y el yang. Dos dimensiones complementarias y a la vez imprescindibles una respecto a otra.

Liderar la transformación cultural implica liderar en paralelo la revolución digital. Se antoja difícil establecer una secuencia lógica que de primacía a una en relación a la otra. Ambas dimensiones se retroalimentan, la consolidación de una, impacta en positivo sobre la otra dimensión y viceversa.

En la medida en que una organización y sus profesionales incorporan comportamientos como la apertura, la participación y la capacidad conversadora, la transformación digital adquiere sentido y la tecnología se convierte en un vehículo esencial para el cambio…

De la misma manera, a medida que la tecnología se afianza y se incorpora en los procesos, los comportamientos se resquebrajan y la cultura comienza a presentar las fisuras de la transformación.

Es una relación simbiótica positiva en la que revolución digital y revolución cultural son dos dimensiones esenciales de la gestión del cambio un reto integral en la empresa del S.XXI.

¿Cuál es el papel de la función de gestión de personas?

matrixParece razonable pensar que si la revolución digital y la revolución cultural son dos dimensiones de un reto integral e integrado, las personas jugarán un papel determinante en cualquier organización que quiera abordar con garantías de éxito este proceso.

Parece razonable pensar que si la revolución digital se sostiene en la revolución cultural y en comportamientos como la capacidad conversadora, la innovación en red y el espíritu wiki, aquellos profesionales cuyo foco sea la gestión de personas y de su talento no tendrán muchas más opciones que liderar la revolución digital… de lo contrario, es probable que en poco tiempo no tengan nada que liderar…

No existe una hoja de ruta predefinida y estándar para que los profesionales del área de gestión de personas lideren esta revolución, pero si es posible enumerar una serie de aspectos que deben formar parte del apasionante cuaderno de bitácoras que deben comenzar a escribir cuanto antes…

  • Un proceso de digitalización no es una moda transitoria sino la expresión de un nuevo modelo económico, social y empresarial que hoy nos toca vivir. Ser analógico no es ir contracorriente sino una forma más de suicidio empresarial y profesional en el contexto del S.XXI.
  • La transformación digital no es un “asunto” tecnológico sino un proceso organizacional cuyo foco está en las personas, en su talento, en su inteligencia colectiva y en la apertura de sus comportamientos, por lo tanto un asunto que atañe a todos…
  • Para liderar la revolución digital es imperativo replantear con firmeza la propia propuesta de valor del área de RR.HH. No es posible liderar una revolución digital sino se cuentan con las competencias digitales necesarias ni con la apertura mental suficiente para entender los atributos que esconde la nueva forma de hacer y ser empresa. La madurez de la deconstrucción de RR.HH determinará la capacidad para liderar la revolución digital y cultural
  • La revolución digital y cultural es inclusiva y no exclusiva; todos los niveles organizativos pueden (y deben)  jugar un papel fundamental en el proceso de transformación.
  • Es preciso revisar el rol del liderazgo en el proceso de “r-evolución”. La transformación afecta a todos los miembros de la organización pero en organizaciones típica y tradicionalmente jerarquizadas el éxito del proceso de transformación es directamente proporcional al grado de disruptividad de su estilo de liderazgo.
  • Un proceso de transformación digital es probablemente uno de los pilares para afianzar una nueva dimensión en gestión de personas. Si desde RR.HH no se es consecuente con esta aproximación la proposición de valor del área queda en entredicho…

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Son muchos los retos a los que se enfrentan los profesionales del área de RR.HH en estos tiempos de cambio que nos ha tocado vivir, sin duda la  deconstrucción de la propia función y la búsqueda de una nueva propuesta de valor sea uno de ellos, pero es probable que en la medida en que afronten el desafío de liderar el proceso de transformación digital (y cultural) en sus organizaciones estén iniciando en paralelo la reconstrucción de su propia identidad… una identidad que se antoja ubicua, atemporal y como no… digital.

7 principios para liderar (y transformar…) desde la honestidad radical

not trespassingEs una obviedad. Todos sabemos que existe una imperiosa necesidad por cambiar, transformar y evolucionar tanto a nivel individual como organizacional. Cualquier profesional de la economía del conocimiento es consciente de que su entorno y contexto profesional está y estará en permanente estado de cambio. Y también sabemos que el ejercicio de liderazgo es un factor crucial para que una organización tenga capacidad de reacción y agilidad suficiente para adaptarse a los requerimientos de un entorno absolutamente impredecible e inestable.

Desafortunadamente no existe un único modelo válido de liderazgo que permita asegurar con éxito la transformación de una organización. Sin embargo, en un contexto económico y social como el actual, donde la incertidumbre y la ambigüedad son factores dominantes, se antoja más necesario que nunca liderar gestionando la verdad y practicando la honestidad radical.

Esta reflexión no pretende ni puede ser una guía práctica para transformar desde la honestidad, tan solo pretende esbozar una serie de principios sobre los que cualquier profesional y líder que se enfrente en estos momentos a un proceso de cambio y transformación debería reflexionar…

1.- El origen de cualquier proceso de cambio colectivo es la auto crítica individual.

No se puede gestionar un cambio organizativo sin liderar el cambio a nivel individual. Reconocer la necesidad de cambio en uno mism@ es una condición “sine qua non” para contribuir con éxito a un proceso de cambio colectivo. Resulta una obviedad, pero no se puede invitar a cambiar sin demostrar la capacidad de ser radicalmente honesto consigo mismo.

2.- No se puede liderar el cambio desde la falsedad; para transformar con efectividad hay que decir la verdad.

Ocultar la verdad y maquillar la realidad es una práctica demasiado habitual. Sin embargo, si se quiere abordar con efectividad un proceso de transformación es imperativo comunicar la realidad en la que nos encontramos sin tapujos. Descafeinar la realidad no inyecta tranquilidad, tan solo retrasa lo inevitable: cambiar.

3.- Es imposible transformar con éxito desde la coacción, el cambio solo se produce si hay libertad de acción.

El liderazgo autocrático es un mecanismo excelente para la represión… pero una práctica francamente estéril para provocar un proceso de transformación. Un profesional se involucrará en un proceso de cambio si siente que tiene la libertad para hacerlo; por eso coaccionar no resulta una praxis inteligente para transformar.

4.- Para cambiar hay que cuestionar y para poder cuestionar se debe comunicar.

No es posible cuestionar lo que no se conoce. Po eso, existe una íntima relación entre la honestidad con la que comunica una organización su realidad y la medida en como la organización es capaz de cuestionar qué hace y para qué lo hace. Si no se cuenta lo que pasa, lo más probable es que no cambie nada. Si una organización y sus profesionales no se preguntan qué hacen y para qué lo hacen es imposible evolucionar. La capacidad de cuestionar (y evolucionar) es directamente proporcional a la capacidad de comunicar con honestidad.

5.- Las acciones dicen más que las palabras, para transformar hay que dejar de hablar y empezar a actuar.

“Walk the talk” o… el movimiento se demuestra andando. Las organizaciones están repletas de power points bien intencionados en los que se insta al cambio, pero la principal palanca para liderar un proceso de cambio no se encuentra en ninguna presentación, sino en los hechos y acciones observables por parte de quien ejerce el liderazgo. Un líder no influye por decir lo que va a hacer… sino por haber hecho lo que dijo.

6.- La hipocresía es el enemigo público número uno para gestionar cambios con efectividad.

La hipocresía es la actitud de fingir creencias, opiniones o cualidades que no se tienen o no se siguen. No es difícil, sino imposible que una organización y sus profesionales se involucren en un proceso de cambio cuando su liderazgo permite la existencia de cortinas de humo y falsas realidades. Desde una perspectiva de gestión del cambio, es preferible escuchar una verdad incómoda que escuchar una mentira inútil; el cambio se construye desde la honestidad radical.

7.- Para transformar hay que incomodar y para incomodar hay que ser políticamente incorrecto.

Muchas organizaciones y sus líderes se alojan con demasiada frecuencia en la corrección política, articulan sus mensajes tratando de no ofender, de no herir sensibilidades ni egos; sin embargo, un profesional activará sus mecanismos de cambio cuando se vea expulsado de su zona de confort, cuando quien le muestre la realidad no se aloje en la corrección política sino en verdades políticamente incorrectas…

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Una gran mayoría de empresas se enfrentan en la actualidad a profundos procesos de cambio inducidos por el contexto profesional que nos toca vivir. Sus profesionales y líderes son los únicos encargados de gestionar ese proceso de cambio en el que la incertidumbre se convertirá en su nueva zona de confort.

Edulcorar y maquillar la realidad, construir y permitir la existencia de cortinas de humo son, sin duda alguna, prácticas éticamente cuestionables que, además, suponen un claro freno de mano a cualquier proceso de cambio y transformación que pretenda llevarse a cabo con mínimas garantías de éxito.

Por ello y, aunque pueda incluso resultar políticamente incorrecto reflexionar al respecto, es muy probable que la mejor forma de gestionar esta ambigüedad sea liderar (y transformar) practicando en primera persona la honestidad radical, ejerciendo en última instancia el liderazgo de y desde la verdad…

 

Photo Credit: <a href=»https://www.flickr.com/photos/7241523@N02/571062108/»>j.cliss</a> via <a href=»http://compfight.com»>Compfight</a> <a href=»https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/»>cc</a>

Hacía una nueva dimensión en gestión de personas…

bombillaReinventarse o claudicar… arriesgarse o sucumbir… innovar o, sencillamente… desaparecer. Esta es la realidad incuestionable a la que muchas organizaciones se enfrentan hoy: reconstruir su propuesta de valor para sobrevivir a un mercado cuyo comportamiento ha cambiado porque la sociedad y el comportamiento de las personas ha evolucionado.

Es imperativo entender que esta situación no va de modas… sino de supervivencia… hemos entrado en la era de la reinvención y la regeneración. En estas circunstancias la capacidad de re-construcción pasa inevitablemente por poner el foco en las personas. Una afirmación que no se sostiene en una visión romántica del retorno al humanismo… ni siquiera en un intento por reivindicar el papel fundamental de la casi siempre cuestionada  función de RR.HH… Es preciso poner foco en las personas y en sus capacidades porque las personas son el motor de re-acción para definir, inventar, construir y generar una nueva realidad… sin más.

Por lo tanto, si la reconstrucción de la propuesta de valor de una organización reside en las capacidades de las personas que la forman… la gestión de las mismas adquiere necesariamente otra dimensión  una dimensión que se antoja ostensiblemente diferente (salvo contadas excepciones) de la praxis habitual.

Pero no hagamos demagogia… el área de RR.HH. concebida y entendida como hasta ahora (en la mayoría de empresas), difícilmente podrá convertirse en un catalizador de las capacidades de las personas como mecanismo de re-acción al servicio de la organización.

Es preciso que RRHH resetee su propia propuesta de valor. Por encima de modas y tendencias, poner el foco en las personas en el contexto social, empresarial y tecnológico actual requiere activar sin paliativos, sin excusas y con convicción las siguientes líneas de actuación:

Liderar la digitalización

En la economía del Siglo XXI no habrá generación de valor sin digitalización. Los comportamientos de las personas se desarrollan cada vez más de forma atemporal, ubicua y virtual. La tecnología social es el catalizador de esta nueva forma de comportarse y de relacionarse. Poner el foco en las personas implica liderar el proceso de digitalización de la organización.

Optimizar la diversidad generacional y cultural

En las sociedades más longevas la convivencia de Baby boomers, Xers (nacidos en la Generación X) y Millennials ya es una realidad. Igualmente la globalización y el impacto de los flujos migratorios han convertido a la mayoría de empresas en auténticos mosaicos culturales y raciales. La complejidad se debe contrarrestar con diversidad… y, en este contexto, un gestor de personas debe ser ante todo un agente que optimice la diversidad y la heterogeneidad.

focoPotenciar la conectividad del talento.

No bastará con identificarlo… y, muy probablemente de nada servirá retenerlo… la nueva dimensión en materia de talento es su conexión. Poner el foco en las personas implica construir y desarrollar comunidades y plataformas de talento, en las que los profesionales se expresen con libertad, se relacionen entre sí y lleven a cabo conexiones en las que la combinación de sus habilidades y capacidades impacten en el negocio.

Liberar y practicar la desobediencia inteligente

RR.HH debe, como función, dejar de penalizar los pensamientos divergentes y comprender la riqueza que alberga una actitud inconformista, irreverente y que se revela contra lo establecido. Es preciso identificar competencias tradicionalmente estigmatizadas como la desobediencia inteligente y construir espacios donde esta se manifieste para generar valor.

Fomentar la redarquía del conocimiento

Se impone la necesidad de identificar el conocimiento instalado en la organización y definir mecanismos para que este se disemine a través de las redes formales e informales. Focalizarse en las personas requiere focalizarse en el intercambio de conocimiento utilizando la tecnología social y las comunidades virtuales. La capacidad de reaccionar en un contexto en permanente cambio es directamente proporcional a la capacidad para promover la gestión del conocimiento en red.

Promover la integración Vs la exclusión: “Y” Vs “O”

Vivimos en la era de la integración y la inclusión. La función de personas debe fomentar la hibridación e integración de opciones y alternativas; liderar el maridaje de nuevos conceptos, innovando desde la inclusión y la integración. En un mundo cada vez más complejo, lo que excluye resta valor… y, en contrapartida, lo que integra incrementa valor. Si RR.HH. quiere focalizarse en las personas debe impulsar los procesos de integración e inclusión dentro de la organización.

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Re-construirse para liderar la re-acción, renovarse para impulsar la re-construcción… una afirmación que esconde mucho más que un juego de palabras…

No deja de ser una paradoja que la renovación del área de RR.HH consista en volver a poner el foco en las personas y en sus capacidades, un foco, que muy probablemente nunca debería haberse abandonado…

En la actualidad, muchas empresas dependen de su capacidad para reinventar literalmente su propuesta de valor. Su supervivencia está en manos de las habilidades de sus profesionales, de su talento, de su capacidad para relacionarse e innovar.

Liderar la digitalización, optimizar la diversidad, potenciar la conexión del talento, practicar la desobediencia inteligente, fomentar el conocimiento en red y promover la inclusión son algunos de los itinerarios y caminos que la función de RR.HH debe emprender para volver a focalizarse en las personas ya que en ellas reside la supervivencia de la mayoría de organizaciones en un contexto que reclama con urgencia una nueva dimensión en gestión de personas…

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8 claves para transformar la incertidumbre en tu zona de confort

marionetas_del_mundo____by_killerofpupets-d386wgoEstos tiempos de cambio, convulsión y ebullición social, económica y tecnológica han puesto del revés la situación de falsa estabilidad en la que muchos profesionales y organizaciones vivían.  Los cimientos y pilares que sostenían los paradigmas de unos y otros se han tambaleado de forma sobresaliente, y, en muchos casos, se han venido abajo literalmente.

Hemos vivido la tormenta perfecta que ha arrasado el atrezzo que decoraba nuestra comodidad y tranquilidad profesional y personal. Aunque se ha convertido en un tópico, lo cierto es que la debacle económica se ha llevado por delante sin contemplaciones (entre otros…) el paradigma de la seguridad profesional y el del empleo para toda la vida.

Aunque resulte una paradoja, aquellos profesionales que vivieron en primera persona los efectos de la riada cuentan hoy con una ventaja competitiva frente a aquellos que consiguieron sobrevivir agazapados a los efectos devastadores de la “des-coyuntura” económica.

Los primeros, tuvieron que enfrentarse al día después, al encogerse del hombros, al preguntarse ¿y ahora qué?,  a la reconstrucción de su identidad profesionalmente y a la reparación de su auto-estima emocional, a la incómoda pero necesaria conversación(es) con su ego, y finamente a la desconcertante pero apasionante aventura de aprender a caminar de nuevo…

Aunque muchas personas siguen sumidas en ese proceso de rehabilitación y reconstrucción, para muchas otras, la crecida que les llevó por delante les ha permitido resurgir como el ave fénix o, en el mejor de los casos, darse una segunda oportunidad en su vida profesional, y, sobretodo, ser conscientes de que su zona de confort,  la que les protegió durante años, resultó ser un espejismo, un falso llano, una, paradójicamente, incómoda ilusión…

Los segundos, son todos los demás, los que consiguieron agarrarse al proyecto estratégico de turno, los que no tenían su función duplicada, a los que alguien les tendió la mano in extremis, los testigos de la riada que siguieron acudiendo a su trabajo cada mañana, quizás con algo menos de ilusión y más dudas, quizás con menos expectativas y más temor del necesario…

Ahora que el mercado se despereza es tiempo de hacer balance, pero sobretodo es tiempo de aprendizaje. Da igual que sea un tópico, también es una incómoda verdad: La incertidumbre es la nueva zona de confort. Una verdad que descubrieron en primera persona aquellos a los que se llevó la corriente y que deberían haber aprendido aquellos que la resistieron a duras penas…

Si sabemos que los ciclos económicos cada vez serán más frecuentes y probablemente más agudos e intensos; si sabemos que los cambios son cada vez más rápidos y menos previsibles, entonces también sabemos que la supervivencia profesional en el S.XXI pasa obligatoriamente por hacer de la incertidumbre la nueva zona de confort.

No te preguntes ¿por qué?, sencillamente pregúntate ¿cómo? Cualquier profesional tiene capacidad para hacer de la incertidumbre su particular zona de confort. Pero para ello es preciso huir de la comodidad y estar dispuesto a vivir situaciones no confortables.  No existen fórmulas mágicas… estas son tan solo algunas incomodas sugerencias…

  • Dibuja tu perímetro de comodidad; ¿qué te resulta sencillo?, ¿qué disciplinas, materias y conocimientos dominas?; para romper la comodidad es primordial delimitarla adecuadamente.
  • Muestra tu vulnerabilidad; si te acostumbras a vivir protegido en un búnker no sabrás como buscar apoyos pero en la era de la incertidumbre no podrás vivir sin ellos.
  • Trata de alcanzar tus objetivos con menos recursos aunque a priori cuentes con ellos; entrena tu habilidad para hacer más con menos aunque te resulte más complicado; precisamente, se trata de eso…
  • Relaciónate con personas y comunidades donde no seas la fuente de conocimiento. Te servirá para desarrollar tu capacidad de aprendizaje, una característica esencial para sobrevivir en la era de la incertidumbre.just do it
  • Dí más veces SÍ a lo que te incomoda y renuncia con más frecuencia a lo que no te genere cierta tensión… puede que no sea agradable, precisamente por eso será más efectivo.
  • Di más veces NO a lo que te resulta conocido y confortable, cada oportunidad para estar cómodo es un coste de oportunidad para desarrollar la resiliencia que necesitarás para sobrevivir en un contexto donde la certeza es una quimera.
  • Mira la incertidumbre desde otras perspectivas. Cuestiona más la realidad actual y no des las cosas por sentadas. Cuanto más desarrollada esté nuestra capacidad para entender la ausencia de certezas mayor será la probabilidad de que sobrevivamos sin ellas.
  • Chequea tu nivel de resistencia a la frustración a través de la opinión de personas que te ofrezcan una crítica constructiva. Permite que otros te indiquen cómo evoluciona tu habilidad para sobreponerte a situaciones complicadas e inesperadas.

De ahora en adelante nuestro entorno profesional siempre estará repleto de interrogantes y vacío de certezas. En los próximos años viviremos una realidad económica más favorable tras la que sin duda habrá nuevas tormentas perfectas. Sería un error reconstruir el espejismo del paradigma de la seguridad,  olvidarnos de la necesidad de aprender a aprender y dejarnos atrapar en la jaula de oro que representa nuestra zona de confort.

La incertidumbre y el cambio serán nuestro hábitat natural, esa es la única certeza, cualquier profesional tiene en su mano la capacidad de cortar los hilos que nos convierten en marionetas de la incertidumbre, y, en su lugar, desarrollar la habilidad para habitar en ella con absoluta incomodidad…

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