Sobre personas y organizaciones

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Destino Humannova: Onboarding

Hace ya unos cuantos meses decidí comenzar a compartir a través de diferentes entornos y redes mis reflexiones sobre una de mis grandes pasiones: la gestión de personas en las organizaciones.

Mi incursión en la red me permitió acceder a un entorno apasionante y estimulante. Desde un punto de vista conceptual, estoy en disposición de afirmar que en el último año y medio he experimentado uno de los momentos más fascinantes de crecimiento  en mi carrera.

Desde el año 2011 la organización multinacional en la que desarrollaba mi rol de Director Regional de RR.HH. se vio obligada a modificar su hoja de ruta a causa del impacto en el negocio del contexto económico general y de la situación del sector en particular.

Las nuevas circunstancias definidas por el cambio de rumbo en la compañía me fueron alejando progresivamente de la posibilidad de desarrollar el estilo de gestión de RR.HH. al que siempre había sido fiel: potenciar el resultado de la Organización incidiendo en su elemento más determinante: las personas.  Sin embargo, la experiencia también mereció la pena. El aprendizaje adquirido durante los dos últimos convulsos y complejos años del proyecto difícilmente puede adquirirse en ningún Master. En paralelo a este proceso, encontré en la Red (virtual y real) el caldo de cultivo óptimo para dar rienda suelta a mi creatividad y para canalizar la adrenalina e iniciativa que, desafortunadamente, las circunstancias de mi entorno profesional reglado no me permitían impulsar. Fue un periodo intenso profesional y emocionalmente.

A medida que generaba conocimiento y lo compartía, mi red se iba tejiendo y el número y calidad de mis relaciones profesionales iba “in crescendo”. Durante, el último año y medio he tenido la oportunidad de estrechar lazos con enormes profesionales vinculados al mundo de la gestión de personas con quienes he tenido el privilegio de compartir mis inquietudes, mis conocimientos, mi enfoque, mis expectativas… con los que, por encima de todas las cosas, he conversado y me he enriquecido…

Mi acelerada vida como directivo se desarrollaba en paralelo a mi crecimiento conceptual a través de la red. Finalmente, las circunstancias organizativas siguieron su curso de forma lógica y hace un par de meses mi etapa en la organización a la que había estado vital y enérgicamente entregado durante los últimos casi cinco años llegaba a su fin. Comenzaba otra etapa; era momento de oxigenarse, de desconectar, de  reflexionar, de pensar, de proyectar, de dibujar el futuro desde el presente revisando el pasado… pero también era tiempo de tomar decisiones.

He reflexionado considerablemente sobre qué camino tomar, he analizado pros y contras, he navegado y buceado en mi interior haciéndome preguntas… algunas de ellas tremendamente incómodas… y este proceso me ha ayudado a re-conocer y reafirmarme en mi esencia como profesional. Este periodo ha sido sin duda alguna un auténtico regalo en mi vida.

Finalmente, hace unas semanas tomé la decisión. Desconozco si en algún momento de mi carrera volveré a tomar las riendas como Directivo del área de gestión de personas en otra Organización… pero es momento de Innovar, de arriesgarse, de probar, de experimentar, de crecer, de disfrutar… y es momento de hacerlo tal y como quiero hacerlo y lo más importante… haciéndolo con profesionales de primer nivel, pero que al mismo tiempo son personas de categoría Premium.

A partir de ya voy a trabajar de forma incesante, infatigable e inquebrantable en potenciar  la transformación organizativa y cultural en diversos entornos, en impulsar la construcción de modelos de liderazgo que generen valor en los modelos de Organización hacia los que nos dirigimos, en fomentar, potenciar y optimizar la gestión del conocimiento a través de redes sociales corporativas, en impulsar el desarrollo de culturas Innovadoras, en desarrollar estrategias de gestión de personas para que, a través de la innovación las ideas se transformen en resultados…

Y todo ello lo haré de la mano y junto a una comunidad de profesionales con los que tuve el privilegio y el placer de empezar a conversar hace ya muchos meses… La web social nos permitió descubrirnos mutuamente, y nuestra innata condición de socialnetworkers nos empujó a entablar una relación que fue progresivamente creciendo, siempre interaccionado, siempre compartiendo,  siempre pensando en cómo transformar esas interacciones en experiencias que divulgasen nuestra forma de entender la gestión del capital humano y que permitiesen generar valor a través de un modelo en el que personas e innovación se unen… y todo ello…siempre conversando.

Decidí que mi nuevo destino se llama Humannova y que hoy me embarco en esta apasionante aventura con un billete de ida… y con una hoja de ruta que me permitirá descubrir y crear nuevos desafíos, retos, proyectos, y trabajar con otros profesionales a los que ofreceré mis 17 años de experiencias en el fascinante mundo de la gestión del capital humano en las organizaciones.

No quiero terminar este post sin dar las gracias a todo el equipo de Humannova: Eva Collado  Mari Carmen MartinAlex García, Agustí Brañas,  Lucila Parra, Marta González,  por su confianza, por sus guiños, por su complicidad, por su generosidad, por su amistad y por su conocimiento, pero quiero agradecer especialmente a quienes hace unos años decidieron dar forma a un proyecto que hoy se me antoja absolutamente esencial para la evolución y transformación de muchas organizaciones… Virginio Gallardo y Alicia Pomares… Gracias por incluirme en vuestro destino Humannova… Onboarding…

Apuntes sobre el tándem Liderazgo & Conectividad

Empresas y profesionales se han alojado en la más absoluta incertidumbre. Los modelos predictivos de la gestión se han quedado súbitamente obsoletos. Cada vez resulta más inútil utilizar las referencias al pasado como elemento proyectivo de nuestros resultados, porque cada vez hay más variables que dificultan ese ejercicio predictivo mediante el que empresas y directivos trazaban su hoja de ruta para el medio y largo plazo. Y, no parece que haya visos de que vaya a ser diferente, al menos en un periodo razonablemente largo de tiempo.

En estas circunstancias el Liderazgo de una organización adquiere una relevancia que nunca antes había adquirido hasta ahora. Uno de los mayores retos del liderazgo del S.XXI no es anticiparse a un futuro incierto… sino asumir que vivirá en él de forma permanente.

En paralelo, el fenómeno conectividad cobra fuerza. La influencia de la web social ha puesto de relevancia lo esencial que resulta la creación de vínculos, y el intercambio de ideas y conocimiento entre los diferentes nodos de una red tanto virtual como real. En un entorno en el que el cambio es la única variable permanente, resulta crucial que los profesionales de una organización estén conectados más y mejor entre sí y con su entorno; la incertidumbre requiere estar en un permanente proceso de aprendizaje y para ello es imprescindible estar vinculado, relacionado y conectado.

Sin embargo, en pocas ocasiones nos referimos a la conjunción de ambos términos y a la influencia que uno ejerce sobre el otro y viceversa.

Las organizaciones necesitan revisar su modelo de Liderazgo con la urgencia que marca la necesidad de conducir la empresa en un marco absolutamente incierto.

A su vez, los que ostenten la condición de Líder deben de incorporar la variable conectividad, ya no a su vocabulario, sino a su modus operandi… a su forma de hacer liderazgo.

Estos son algunos apuntes por los que el tándem formado por Liderazgo y Conectividad resulta vital como motor del nuevo paradigma de gestión hacia el que se dirigen nuestras empresas.

El Liderazgo es el principal vehículo para la conectividad.

El liderazgo ya no es un fin, sino el principal medio para conectar a las personas entre sí. No se trata de que el líder ya no sea un visionario; debe seguir siéndolo, pero a través de los ojos de los demás. Esta es una de las claves en nuestro errático y cambiante entorno empresarial. Un líder no debe empeñarse en ver a toda costa lo que otros no ven, debe empeñarse en conectar a aquellos profesionales cuyas ideas y enfoque permitirán tener un rango de visión de gran angular.

El liderazgo debe ser el principal impulsor de la conexión del conocimiento inter-empresa y entre la Organización y su entorno. Para ello, resultará imprescindible que:

-Difumine las barreras y obstáculos que los profesionales puedan tener para conectarse entre sí y con su entorno.

-Liberalice el acceso a la información y la forma en como esta crea y se comparte.

-Flexibilice los procesos de toma de decisiones y la tradicional verticalidad de los mismos.

-Introduzca liquidez y fluidez en el desarrollo y ejecución de las tareas, salvando los límites que supone  la estructura organizativa y la delimitación de tareas en los puestos-tipo.

La conectividad impulsada por el Liderazgo como palanca de la productividad.

La productividad es sin duda uno de los principales retos de cualquier organización hoy en día.  Pero en la era del conocimiento, la productividad ya no se mide en horas/hombre, sino por el ratio ideas/persona. Cuanto mayor sea la habilidad del liderazgo para establecer y alentar las conexiones de la organización y sus profesionales entre sí y con su entorno, mayor será el número de ideas que un profesional pueda provocar, difundir y compartir.

 La gestión del futuro consistirá en establecer procesos ágiles, no burocráticos y flexibles que permitan filtrar lo más rápidamente posible aquellas ideas que tengan mayor impacto en el negocio. Pero para ello, el Liderazgo debe asumir su papel primordial en el impulso de la conectividad, asumiendo que esta fomentará  la productividad expresada en forma de ideas/persona.

La conectividad alimenta la capacidad de Liderar ante la incertidumbre.

Un líder no solo debe fomentar la conectividad de la organización sino que debe contaminarse en positivo de ella. De hecho, será imposible que asuma ese rol sino se encarga de incorporar para sí mismo los conocimientos e ideas que surgirán de su propia exposición a diferentes entornos y conceptos. Para impulsar y fomentar las conexiones como elemento de generación de valor, el liderazgo requiere estar convencido del fenómeno conectividad y de las oportunidades que surgen tras el dimensionamiento de la red y de los proyectos y alternativas de gestión que surgen a raíz de intercambiar conocimiento e ideas dentro de ella. La conectividad alimenta la propia capacidad de liderar en un entorno de incertidumbre y cambio.

La construcción de este nuevo paradigma de gestión en el que el Liderazgo es un impulsor de la conectividad y la conectividad es a su vez el principal medio para potenciar la capacidad de generación de valor de una organización debe entenderse como un proceso progresivo.  Sin embargo el tiempo y los resultados de negocio apremian… lo suficiente como para que las empresas revisen cuanto antes la relevancia que le otorgan al tándem Liderazgo y Conectividad.

 

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Rumbo a la gestión 2.0: las 5 Dimensiones

El cambio es paradójicamente la única variable permanente… el reto de las empresas y profesionales del Siglo XXI no es adaptarse a él, sino formar parte del mismo.

En esta transición cualquier empresa y cualquier profesional estarán involucrados por el mero hecho de ser parte del mercado. El cambio de era nos impactará a todos, en mayor o menor medida, antes o después, primero en unas industrias y geografías, más tarde en otras, pero todos los stakeholders del entorno socio-empresarial se verán afectados.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                       

La cuestión, por lo tanto, no es si tomar o no el rumbo hacia una gestión 2.0 tanto como identificar las variables organizativas que permiten virar en esa dirección con mayor o menor velocidad. Y, aunque pueda resultar repetitivo, una vez más, es conveniente aclarar que al referirme a Organización 2.0 no pienso en una empresa con presencia y actividad en redes sociales, sino en un modelo de gestión caracterizado por una serie de atributos como: transparencia, participación, colaboración, innovación abierta en red, capacidad conversadora y espíritu wiki (agilidad, informalidad, autenticidad, integridad, añadir valor genuino)…

El viraje organizativo guarda una estrecha relación con cinco dimensiones clave. La rapidez  con la que se fije el rumbo hacía una gestión 2.0 y la determinación con la que este se mantenga dependerá de la interrelación de estas cinco dimensiones.

1.- Grado de evolución cultural organizativa

Resulta engañoso pensar que toda organización está en disposición de plantearse su rumbo hacia una gestión 2.0 El nivel evolutivo de una organización en términos de madurez cultural para comprender e interiorizar el modelo 2.0 es la primera dimensión que determinará la capacidad para virar a mayor o menor velocidad. Se podría establecer una clasificación haciendo una analogía con algunas de las principales especies de la evolución humana:

Organización Australopithecus: entornos organizativos todavía muy rudimentarios por sus procesos y procedimientos que requieren una profunda transformación cultural antes de tan siquiera comprender el concepto 2.0

Organización Habilis: empresas que han adquirido cierta destreza aprendiendo a manejar “utensilios básicos” y cuya masa y capacidad cerebral también ha ido “in crescendo”. Son capaces de plantear pequeñas mejoras a través de una comprensión del enfoque 2.0 aún muy primaria.

Organización Erectus: Organizaciones que poseen una capacidad considerable para comprender el concepto. Entienden el reto… han descubierto el fuego que representa la gestión 2.0. Conocen los entornos colaborativos reales y virtuales, pero no acaban de optimizarlos. No dominan las herramientas, pero están cerca de hacerlo.

Organización Sapiens: Entornos organizativos que dominan el concepto y son capaces de integrar el enfoque 2.0 desarrollando entornos colaborativos, flexibles y de innovación abierta; conocen la problemática de su implantación y el cambio disruptivo que implica la gestión 2.0 en su conjunto.

2.-Rigidez-Flexibilidad de la Estructura Organizativa

Dimensión que báscula entorno a dos ejes claramente conectados y cuya suma influirá decisivamente en la claridad con la que se fije el rumbo:

a) Nivel de delimitación del contenido de los puestos de trabajo: Si nos encontramos ante organizaciones gobernadas de manera rígida por descripciones de puestos que delimitan a la perfección tareas y responsabilidades, resultará muy complicado implantar una gestión 2.0, caracterizada por una necesaria distorsión y relajación de los contenidos de los puestos.

b) Verticalidad-Horizontalidad en la toma de decisiones. Una estructura vertical con líneas de reporting perfectamente definidas y procesos de toma de decisiones top-down dificultarán el giro hacia un modelo de gestión 2.0 de una manera ágil; en una organización “vertical” la aportación de los profesionales está supeditada al mejor criterio del superior inmediato. Por el contrario, aquellas organizaciones que hayan reducido su número de capas,  democratizando las interacciones entre ellas serán un caldo de cultivo mucho más propicio para que germine una cultura de colaboración abierta.

3.-Nivel de conservadurismo o transformación del modelo de Liderazgo

La contundencia con la que se conduzca el timón hacía una gestión 2.0 estará íntimamente relacionada con la dimensión que supone el estilo de Liderazgo imperante. En “Organizaciones Sapiens” dominadas por un liderazgo autocrático el cambio de rumbo será muy lento, casi imperceptible. Por el contrario, un Liderazgo transformador que se instaure en organizaciones evolutivamente más rudimentarias (Australopithecus o Erectus) imprimirá la velocidad de crucero necesaria en la dirección de una gestión 2.0. En definitiva, el nivel de disrupción o conservadurismo del liderazgo imperante no solo contribuirá a fijar el rumbo sino que marcara la velocidad de crucero en la travesía.

4.-Grado de permeabilización del espíritu Troyano

Los troyanos organizativos son profesionales cuyo ADN refleja personas de acción, que trabajan por convicción, estrategas, socialnetworkers, inconformistas guiados por la ética, cuyo modus vivendi normal es el aprendizaje y la adaptación constante en entornos de cambio. El troyano es el agente de cambio por excelencia, un catalizador y movilizador de inquietudes, un profesional al que no le tensiona la dicotomía aprender-desaprender, mientras en paralelo transforma y evoluciona su entorno. Si el grado de evolución cultural y el estilo de liderazgo son dimensiones que delimitan la nitidez con la que se fija el rumbo… el número de troyanos organizativos determinará la velocidad de “contaminación” del resto de la tripulación hacia la gestión 2.0 y la profundidad y calado del enfoque.

5.-Capacidad disruptiva de la función de Gestión de Personas.

Un área de HR escéptica ante el modelo de gestión 2.0 limitará al máximo el arraigo del mismo debido al propio impacto que la función de RRHH puede tener en la configuración de la estructura organizativa, el desarrollo del modelo de liderazgo y consecuentemente en el nivel evolutivo de la empresa en su conjunto.  Por el contrario, un área de gestión de personas que comprende la necesidad del viraje hacia la gestión 2.0 como estrategia no de supervivencia sino de diferenciación en el mercado iniciará un “amotinamiento” ordenado que contribuirá a consolidar el timón en esa dirección.

La capacidad disruptiva de la función de RR.HH es, por lo tanto, una quinta dimensión esencial para definir el rumbo hacia un modelo de gestión 2.0. Su capacidad para transformar la cultura de la organización impulsando y favoreciendo un modelo de liderazgo transformador, difuminando la rigidez de la estructura organizativa y favoreciendo la penetración y proliferación del número de troyanos serán determinantes para definir el rumbo hacia una versión de gestión más avanzada.

Fijar el rumbo hacia un modelo de gestión 2.0 es sencillamente una cuestión de tiempo. Junto a estas cinco dimensiones, variables como el tipo de negocio, la geografía en la que se opere, la cultura  o la configuración demográfica de la propia empresa serán elementos que también definirán este proceso.  Probablemente no sean los únicos factores, pero analizar en profundidad el status de estas cinco dimensiones y el grado de inter-dependencia, impacto e influencia entre ellas es un ejercicio que permitirá determinar en qué medida una empresa está en disposición de fijar o no el rumbo hacia una gestión organizativa próxima al modelo 2.0.

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La incógnita que resuelve la ecuación 2.0

Cada vez encuentro más similitudes entre las matemáticas y el concepto de Organización 2.0., sencillamente porque ambas disciplinas están repletas de incógnitas, factores y variables que pueden hacerlas tan apasionantes como complicadas de entender.

Aún más, el concepto 2.0, puede resultar tan complejo o más que las matemáticas;  la clave radica en la sencillez con la que se explique el modelo o el paradigma organizativo que supone la mal llamada Organización 2.0.; y, digo “mal llamada”, porque creo que el adjetivo que se le ha acuñado está haciendo un flaco favor a la comprensión de este escenario organizativo y lo que representa en términos de gestión en general y de personas en particular.

Por acotar la reflexión, entiendo la Organización 2.0 como una versión diferente del modelo organizativo en el que hasta la fecha hemos habitado profesionalmente. Se trata por lo tanto de un modelo organizativo que evoluciona sus prácticas de gestión en la medida en que desplaza su atención y coloca más peso y relevancia en uno u otro de los extremos de los siguientes ejes de coordenadas:

Estilo de difusión de Información: Opaco – Transparente

– Nivel de participación en la gestión: Centralizada – Distribuida

– Grado de colaboración: Rígido – Flexible

– Nivel de conexión (interno y externo): Limitado – Ilimitado

– Estructura Organizativa: Jerárquica – Redárquica

– Dinamismo: Reactivo – Proactivo

– Cultura: Formal – Informal

Me temo que podemos complicar el modelo hasta el infinito (y más allá…) si decidimos sacar punta a cada uno de los extremos de cada eje, aunque, a priori, parecería lógico pensar que una Organización es más o menos 2.0 en la medida en que, en mayor o menor medida, difunde su información de forma transparente, distribuye la participación en la toma de decisiones entre sus integrantes, flexibiliza e impulsa la colaboración entre sus profesionales, favorece más o menos ilimitadamente las conexiones hacia dentro y hacia fuera entre todos sus stakeholders (empleados, accionistas, clientes, proveedores, sociedad, etc), su estructura es menos piramidal y más redárquica y conectada, su nivel de agilidad y dinamismo es más proactivo que reactivo y su cultura organizativa es más informal que formal.

Dudo que sea posible hacer un análisis matemático del grado evolutivo de una organización… requeriría escudriñar muchísimos factores y variables. De hecho creo que es imposible determinar si una organización en concreto se encuentra en un nivel 1.3 en su grado de dinamismo o en un nivel 1.9 en su nivel de participación… fundamentalmente porque todavía no hay ejemplos claros que permitan hacer una muestra lo suficientemente representativa que permita comparar en qué grado nos colocamos como empresa en cada uno de esos ejes…

En realidad creo que complicamos excesivamente todo este debate sobre la evolución organizativa hacia el paradigma 2.0, en el fondo, creo que avanzar en esa dirección se limita a una fórmula tan sencilla que puede llegar a ofender. Pero la sencillez en ocasiones es vital para entender situaciones que nos empeñamos en hacer complejas.

Despejando la incógnita de la ecuación…

Evolucionar la Organización hacia un marco 2.0 depende del estilo de liderazgo y el estilo de liderazgo depende las personas que ocupan este rol en la Organización. Y creo que no hay que darle muchas más vueltas ni convertir el debate en algo que vaya más allá de entender que en el punto en el que se encuentran las mayorías de empresas y organizaciones hoy, la posibilidad de que comiencen su evolución, transformación o como queramos llamarlo hacia un modelo de gestión que ponga el foco en los extremos correspondientes de los ejes explicados anteriormente depende casi unilateralmente del estilo de liderazgo de su  cúspide organizativa.

Quizás una simplificación al extremo de un debate tremendamente rico y apasionante y que podemos complicar tanto como queramos a tenor de todos los ejes y el posible posicionamiento de cada empresa en cada uno de ellos.

La cultura de una organización la conforman los comportamientos de sus profesionales y estos, hoy por hoy siguen siendo moldeados e impulsados por sus líderes, comités de dirección y órganos ejecutivos y de gobierno. Una organización nunca evolucionará en esa dirección mientras sus ejecutivos no vean ni entiendan la necesidad de llevarlo a cabo, así de simple, así de sencillo.

Creo que es interesante y enriquecedor revisar los aspectos, los ejes, las variables, los factores que permiten evolucionar en esa dirección y considero que es un debate del que no podemos escapar como profesionales y que cada vez cala más en nuestro entorno porque cada vez es más obvio que para ser competitivos hay que hacer las cosas de forma diferente.

Pero en la práctica, tratando de resolver la ecuación, la posibilidad de movernos en esa dirección, se limita al estilo de liderazgo, al sello de identidad que este quiera imprimir a la organización, a su capacidad transgresora que le llevaría… al despejar incógnitas, al ofrecer derivadas, al potenciar otros factores de la ecuación organizativa 2.0 a diluir su propio liderazgo a lo largo y ancho de la organización… quizás sea esta, precisamente, la clave que permite entender porque es preferible complicar hasta el infinito la resolución de la ecuación 2.0…

5 Prioridades de RRHH para contribuir al negocio a través de la transformación.

El fin de toda transacción empresarial es obtener un beneficio. Y, conviene refrescarlo, porque, determinados planteamientos proyectivos acerca de cómo será la gestión en las empresas del siglo XXI, pueden llevar erróneamente a pensar que estas se habrán convertido en ONG’s sin ánimo de lucro. Obviamente, no hay nada más lejos de la realidad.

Al contrario, en los próximos años las empresas, estarán sometidas a una mayor presión por alcanzar resultados en un plazo de tiempo menor, impactadas por la vertiginosidad de los cambios tecnológicos, con recursos que, deberán ser gestionados de forma más productiva, teniendo que desarrollar soluciones y servicios diferenciados de los de su salvaje y globalizada competencia. En resumen, no estamos, ni estaremos precisamente ante un caldo de cultivo adecuado para empresas reactivas a la transformación.

¿Qué se necesita?

Se necesitan organizaciones más ágiles, más planas, menos rígidas, híper dinámicas que respondan más rápidamente que la competencia a los cambios del mercado.

-Se precisan profesionales proactivos y conectados con su entorno (Red) que interpreten los cambios rápidamente y que trasladen esa inquietud al modelo de negocio vigente.

-Se requieren organizaciones y profesionales innovadores, que desarrollen nuevos productos y servicios que cubran nuevas demandas y necesidades generadas por un mercado diferente.

-Se necesitan líderes que dibujen y construyan estas organizaciones y fomenten nuevas relaciones profesionales para que la empresa genere beneficios en un mercado convulso y en permanente proceso de cambio.

Gestionar la transformación más o menos disruptiva de una organización no es un capricho, sino una necesidad de negocio. La transformación organizativa tendrá un impacto directo en la cuenta de resultados.

Estas necesidades marcan el camino de las prioridades en las que RR.HH. debe empezar a poner su foco para contribuir a esa transformación, y, por lo tanto, al negocio.

1.- Desarrollar e impulsar el modelo de Liderazgo Transformador. Probablemente una de las áreas de trabajo más crítica pero también más complicada. ¿Cómo desarrollar un modelo de Liderazgo Transformador si el Liderazgo establecido es Conservador? El desarrollo de un nuevo modelo de Liderazgo no puede sino llevarse a cabo de la mano del propio Liderazgo, aquí radica la complejidad de esta prioridad. Si la cúspide de la pirámide es reactiva a cualquier transformación, probablemente nos encontremos ante una tarea de estrategia, de identificación de líderes no formales que trabajen en la sombra el desarrollo de este nuevo modelo de liderazgo. En las empresas en las que los líderes formales entiendan la necesidad de evolucionar su propio estilo, RR.HH. tendrá en ellos el mejor aliado para desarrollar esta prioridad.

2.- Asumir el rol de principal Agente de cambio.

No es posible introducir cambios disruptivos sin asumir el protagonismo de esta transformación. La asunción de este rol será más sencilla cuando el Liderazgo formal reme en la misma dirección y otorgue a la función la condición de agente de cambio, pero de no ser así, el profesional de RR.HH. debe de estar dispuesto a absorber las tensiones y fricciones que genere asumir el mando en calidad de agente de cambio.

3.- Evangelizar la necesidad de transformación.

Una organización que no interpreta la necesidad de adecuar su gestión a una nueva realidad requiere que internamente alguien haga eco de esa necesidad. RR.HH. debe de ser, sin paliativos, una de las voces que comunique la necesidad transformativa. No se trata de adoptar un rol “apostólico”, menos aún si recordamos cual fue el final de aquellos que difundieron la fe… pero habrá que asumir el riesgo. Por otra parte, existen suficientes señales que indican que no nos encontramos ante un mero “dogma de fé”, sino ante una necesidad incuestionable para el negocio. La evangelización, eso sí, debe ir acompañada de hechos que demuestren y justifiquen desde una perspectiva de negocio las ventajas de la transformación. El desarrollo de pilotos que pongan de manifiesto el ROI por llevar a cabo procesos tradicionales bajo nuevos modelos de colaboración será clave.

4.- Cuestionar los procesos tradicionales en materia de gestión de personas.

En la habitual relación entre Dirección General, resto de Direcciones funcionales y Dirección de RR.HH. la balanza suele inclinarse del lado de las primeras, quienes no siempre encajan bien la figura de un Director de RR.HH. que se cuestiona los requerimientos del negocio. Quizás se trate de una cuestión de estilo, de forma, pero no concibo mejor forma de aportar valor al negocio en un ecosistema de cambio que dudando sobre la validez y/o necesidad de los requerimientos solicitados. Entiendo como un imperativo para cualquier profesional de RR.HH., adoptar una visión crítica-constructiva que invite a revisar la pertinencia de todos los procesos en gestión de personas que, en muchas ocasiones por inercia suelen llevarse a cabo, sin pararse a pensar en el nivel de impacto y contribución real en el negocio.

5.- Evolucionar hacia el rol de Socialnetworker.

La alta conectividad que ya afecta a la mayoría de transacciones profesionales se convertirá en una constante. Variarán los canales donde se produzcan esas conexiones, pero el fenómeno de conectividad seguirá “in crescendo”. En este escenario, un profesional de RR.HH. será el encargado de impulsar las conexiones entre todos los stakeholders organizativos, tanto internos como externos. Ejercerá de nexo de unión entre expectativas, objetivos de negocio, conocimiento y aprendizaje entre los nodos de la red. Su papel será identificar conexiones que enriquezcan la empresa en términos de conocimiento. Un rol que aún hoy cuesta dibujar en nuestras estructuras tradicionales. RR.HH. será un facilitador de relaciones y un optimizador de las sinergias que se generen entre estas conexiones. El rol del actual y extendido HRBP (Human Resources Businesss Partner) evolucionará al de (SNBP) Social Networker Business Partner: Un conector de personas, aprendizajes y conocimientos con foco en la generación de negoció a través de la innovación.

Estas son las áreas de trabajo que deberían concentrar la atención de la función de RR.HH. en los próximos años, si realmente se pretende tener un impacto en la generación de resultados a través de la transformación organizativa.

Si eres un profesional de esta área, te propongo un sencillo ejercicio. Observa tu entorno, analiza los cambios que se están produciendo, revisa las últimas noticias y tendencias macroeconómicas y sociales y, reflexiona en qué medida tus prioridades hoy como profesional de RRHH permitirían aportarán valor neto al negocio en los próximos años. Si tienes dudas razonables, quizás sea un buen momento para comenzar a trabajar en alguna de las prioridades mencionadas en esta entrada.

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