El liderazgo puede ser percibido por todos los sentidos. Además de todo lo que indiquen los manuales, modelos y los programas corporativos, el liderazgo, tanto el bueno, como el de menos calidad, es observable. Es más, el liderazgo adquiere sentido cuando es percibido.
El liderazgo, esa habilidad para hacer que otros crean en si mismos y hagan de los intereses individuales un propósito compartido, no requiere para ser percibido ni de un microscopio, ni de un telescopio, de otra forma sería demasiado pequeño, inapreciable por lo tanto o estaría demasiado lejos y sería inalcanzable.
El liderazgo de a pie, se observa a simple vista, sobre todo por todos aquellos que están cerca de él o forman parte del perímetro más cercano de quien ostenta ese rol.
Y resulta que a veces nos perdemos en la grandilocuencia, en la dimensión más macro, y en lo intangible, un error demasiado común cuando nos referimos de por sí a un concepto que es más líquido que sólido.
Precisamente, ahora que lo líquido está tan en boga, conviene hacer un esfuerzo por dotar de solidez y hacer palpable y visible el liderazgo de proximidad, el que consigue en última instancia que las personas se movilicen, el que hace que las personas crean en sí mismas y el que hace que estas se unan para lograr cosas increíbles… mientras, crecen, se divierten y refuerzan su compromiso. Algo nada baladí.
Pero si hay algo que permite determinar el tamaño y la calidad del liderazgo es la manera en la que este se comporta ante los pequeños detalles. Las cotidianidades del día a día a las que todo su entorno se ve sometido constantemente. Comportamientos que no suelen alcanzarse a través de ningún programa corporativo, hábitos que resulta difícil enseñar e inculcar, formas de ser y estar que sin duda alguna son observables a simple vista.
Alterar la agenda cuando alguna persona del equipo atraviesa un mal momento, tiene un mal día y se precisa poner el foco y la sensibilidad en la persona. O la capacidad de poner el foco en lo importante, las personas, y no en lo urgente.
La capacidad de preocuparse de forma genuina por los intereses, anhelos, miedos y expectativas de la gente que se tiene cerca. Sin poses, sin aditivos, simplemente porque interesa de verdad. Conversaciones donde las preguntas bien intencionadas pesan más que las preguntas inquisitoriales. O la capacidad de conversar de forma regular, con todos los miembros del equipo, de lo divino, pero sobre todo de lo humano.
Demostrar a golpe de imparcialidad que todos los que están cerca importan por igual, más allá de las afinidades y de los favoritismos propios de cualquier ser humano. Dicho de otra forma, la objetividad como forma de ser y estar en todos los comportamientos hacia las personas del equipo.
Ayudar sin esperar nada a cambio, tanto en lo profesional, ofreciendo perspectiva o dando espacio y recursos para crecer a diario, como en lo personal, también concediendo tiempo y espacio si es necesario en función de las circunstancias de cada uno. En otras palabras, estar al quite, en lo personal y en lo profesional.
Mostrar coherencia entre lo que se piensa, lo que se dice y lo que se hace. Calibrando en todo momento el impacto que tiene la coherencia y también la incoherencia. O lo que es lo mismo, ser sólido y no mostrar fisuras entre lo que se hace y lo que se piensa o dice.
Tener las conversaciones adecuadas para reconocer los logros y atribuir los méritos de forma objetiva, especialmente en los momentos donde ese reconocimiento ha de ser público. Es decir, actuar conforme al César lo que es del César.
Reconocer los errores de manera natural. El liderazgo no es infalible y por naturaleza es humanamente imperfecto. Asumir los errores y hacerlos públicos es un detalle esencial para ejercer el liderazgo. En otras palabras, practicar la humildad radical.
Comportamientos del día a día. Apreciables a simple vista.
Preocuparse de forma genuina y natural. Poner la prioridad en las personas. Entender las circunstancias de cada miembro del equipo. Ser coherente por encima de todo. Practicar la humildad radical. Reconocer los logros, independientemente del tamaño de estos. Hacer de la objetividad una forma de ser y estar. Rasgos que no solo definen la calidad del liderazgo, sino sobre todo la calidad humana.
Pequeños detalles que permiten alcanzar grandes logros.
Comportamientos de un liderazgo de proximidad para hacer que otros lleguen lejos.
Pequeños comportamientos imprescindibles para un gran liderazgo.
Gestionar en pequeño, para liderar a lo grande
JOSE LUIS RODRIGUEZ LOPEZ
estupendo como siempre Andrés. un abrazo
Andrés Ortega Martínez
Muchas gracias Jose Luis, gestionar en pequeño para liderar a lo grande. No hay mucho mas secreto.
Un abrazo fuerte
Olga
No podría estar mas de acuerdo en todo lo que has puesto en tu artículo, enhorabuena por ello. Si queremos mejores organizaciones, una sociedad mejor, todos debemos aportar ese granito de arena y, la forma de hacerlo es volver a los básicos, tan difíciles de acometer según las circunstancias pero tan necesarios para mantenernos humanos, cercanos e influyentes para cambiar lo que tenemos alrededor. Gracias.
Andrés Ortega Martínez
Muchas gracias Olga. Efectivamente el retorno a los básicos se antoja más importante que nunca. Gestionar en pequeño, para liderar a lo grande… en esos matices se esconde el liderazgo más grande, por encima de títulos y coches de empresa.
Un abrazo
Andrés
Samuel Díaz Florián
Frente a la alta incertidumbre y complejidad se requiere fusionar varios estilos de liderazgo más allá del liderazgo adaptativo y el situacional.
Joaquín María Esteve
Muy muy bueno!!!! Fantástico plan de vida! Luego, seremos líderes!
Oscar Eduardo Rodriguez
Andres como siempre que gran articulo de verdad existen como tu los llamas pequeños detalles que nos ayudan a logar las grandes victorias.
esto en la parte laboral funciona mucho para poder ascender de puesto o que nuestro jefe nos vea capaces de adquirir responsabilidades aun mayores.
Nosotros como headhunter vemos estos detalles para saber que van ha dar mas sin que les tengan que decir..
http://www.talentspeakerscolombia.com
Gracias por este gran contenido.
Andrés Ortega Martínez
Gracias Oscar. me alegro que os haya gustado y que os preocupéis por esos detalles.
Un saludo
Andrés
Oscar
Fantástico post!! ne ga encantado, con estas habilidades se puede llegar a buscar trabajo donde uno quiera https://mypersonalway.com/