Sobre personas y organizaciones

Autor: Andrés Ortega Pagina 18 de 39

HR Director & Social Networker
Sociologist & Blogger / Sociólogo & Blogger
HR 2.0 Pionner Agent / Dinamizador de entornos RR.HH. 2.0
Inconformista, Convensador y Barman de Ideas / Nonconformist, Speaker and Ideas Barman

Liderazgo, Sentido y Sensibilidad…

brainbow_of_brain_heart_necklaces_by_beatblack-d5zhu2g (1)El Liderazgo siempre ha ocupado un espacio importante en este blog… no en vano siempre ha sido y seguirá siendo en mi opinión, una de las piedras angulares de la gestión de capital humano en cualquier organización. 

Más allá de los ríos de tinta que se han escrito sobre el concepto de liderazgo, la trascendencia de su significado y de su puesta en práctica es de tal dimensión que bien merece la pena seguir provocando reflexiones al respecto; máxime cuando como sucede con tantos otros conceptos relacionados con la gestión de personas, el de liderazgo y su praxis se encuentran o deberían encontrarse… en fase de revisión y evolución.

Los nuevos espacios organizativos; las nuevas reglas del juego dictadas por un mercado caracterizado por la complejidad, la volatilidad, la incertidumbre, la globalización y la permeabilidad de la tecnología social; y, la nueva arquitectura de interacciones generada por la proliferación de nuevas tipologías y especies de profesionales, invitan a reflexionar en profundidad sobre cómo será el ejercicio del liderazgo en el contexto empresarial en el que nos encontramos.

De este modo, si el liderazgo siempre fue determinante para llevar a buen puerto los objetivos de cualquier organización y empresa, hoy, más que nunca, en la economía del conocimiento, su impacto adquiere una relevancia aún mayor.

Sentido…

Así las cosas, resulta imprescindible redefinir y enriquecer el perfil competencial de aquellos profesionales que ejercerán el liderazgo dentro de sus empresas. Liderar en la empresa del S. XXI requiere la manifestación de cinco competencias que se antojan imprescindibles:

  1. La capacidad para desarrollar entornos y culturas innovadoras, creando las condiciones necesarias para que la cultura organizativa evolucione sus productos, servicios y procesos.
  2. Fomentar y gestionar conexiones (Socialnetworking). La habilidad para dinamizar y provocar conexiones tanto internas como externas a la organización será un comportamiento crítico para llevar a cabo un liderazgo efectivo.
  3. Desarrollar la inteligencia colectiva a través de la conversación optimizando la divergencia y la diversidad como herramientas para hacer frente a la complejidad y al cambio.
  4. La habilidad para liderar en, por, para, desde y hacia la red, de forma distribuida, itinerante y nómada.
  5. Y, en definitiva, la capacidad para provocar transformaciones e impulsar cambios estructurales y de comportamientos que permitan a la compañía adecuarse a una economía del conocimiento cada vez más líquida.

Se trata de cinco competencias que componen la quintaesencia, la razón de ser, y, en definitiva, el sentido (la lógica…) del nuevo modelo de liderazgo que debe empezar a forjarse con urgencia en la mayoría de sistemas organizativos…

Sin embargo, la lógica que representa este nuevo modelo no podrá desarrollarse plenamente a menos que los profesionales que durante su trayectoria puedan llegar asumir el rol de líder, desplieguen con fuerza todo su arsenal cognitivo…

Sensibilidad…

Por ello, en un contexto impredecible y volátil, gestionar emociones será imprescindible para liderar el cambio…

La puesta en escena de las competencias claves para el ejercicio de un liderazgo adecuado a la nueva realidad de mercado necesita que los profesionales sean sensibles a los estímulos captados a través de sus sentidos…

  1. Observar la realidad desde diferentes perspectivas y ángulos. Agudizar la vista para captar los detalles del entorno se convierte en una condición sine qua non para poder desarrollar la capacidad de impulsar el cambio…
  2. Utilizar la intuición como el olfato que permite rastrear el olor de las emociones y de los acontecimientos que suceden a raíz de estas. Nunca ha sido tan determinante utilizar la capacidad de intuir las emociones.
  3. La capacidad de liderar en la empresa del S.XXI pasa necesariamente por la capacidad de escuchar. Es imprescindible prestar atención y escuchar la diversidad de mensajes y registros que tienen lugar a lo largo y ancho de la organización. La capacidad de escuchar es esencial para construir inteligencia colectiva.
  4. Desarrollar culturas innovadoras implica testear y experimentar… y experimentar significa probar, degustar y paladear el sabor de los nuevos procesos, productos y servicios.
  5. Ejercer un liderazgo distribuido en red gracias a la capacidad de provocar conexiones, implica estar dispuesto a tocar y palpar la realidad y las relaciones que se producen en ella… no es posible ejercer un liderazgo en red sin tener “con-tacto” con ella…

Y, cohesionando todos ellos, la capacidad de comprender las propias emociones y las de los demás… La inteligencia emocional es la capacidad de descifrar e interpretar las señales a las que accedemos a través del resto de sentidos…

La sensibilidad se convierte de este modo en el vehículo que permite incorporar y desarrollar los nuevos comportamientos que posibilitarán la capacidad de liderar un contexto empresarial que requiere razón y emoción a partes iguales…

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8430220019_ca955ee4deEn un entorno en el que colaboración, conversación y conectividad son elementos clave, cualquier profesional debe estar en disposición de liderar un ecosistema empresarial en constante transformación, un contexto organizativo que, a priori, desaconseja ser gobernado desde un liderazgo visionario, unilateral y apalancado en el control.

Por ello, uno de los principales retos de cualquier organización de nuestro tiempo que quiera hacer frente a la complejidad y al cambio consistirá en desarrollar un modelo de liderazgo que ponga en práctica una nueva lógica a través de la gestión de las emociones… un modelo que equilibre a partes iguales razón y emoción, un modelo en el que el ejercicio del liderazgo se lleve a cabo con sentido y sensibilidad…

 

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3 claves para innovar la gestión del talento en la empresa del S.XXI

InnovaInstitute_Open-Innovation_Open-OpenUna de las claves del éxito de cualquier empresa en el mercado del S.XXI vendrá determinada por sus prácticas y procesos en gestión de Talento. Los departamentos de RR.HH. deben hacer un esfuerzo por adaptar los procesos que han venido aplicando para que la gestión del talento se convierta en una genuina ventaja competitiva en un mundo empresarial literalmente en construcción.

Desde su atracción, pasando por su identificación, y, lógicamente, su desarrollo, el ciclo de gestión del talento en su totalidad debe incorporar nuevas derivadas para que el talento sea realmente determinante en el nuevo contexto del mercado.

Por lo tanto, el talento, entendido como las capacidades y habilidades excepcionales del capital humano de una organización adquiere una dimensión más estratégica que nunca en la economía del conocimiento.

Estas son algunas ideas y posibles pautas de actuación para adecuar e innovar las prácticas y procesos  de atracción, identificación y desarrollo del talento al contexto empresarial del S.XXI.

Desarrollo de comunidades de Talento.

Una de las tendencias más generalizadas en los últimos años desde una perspectiva de atracción de talento han sido las estrategias de Employer Branding dirigidas a ensalzar las virtudes como empleadores de las empresas convirtiéndose en imanes  capaces de atraer a los profesionales más brillantes del mercado. El objetivo era seducir al talento pasivo, enamorar a los profesionales, quienes presumiblemente sucumbirían al atractivo y los encantos desplegados por las empresas a través de estrategias de marketing que les posicionaban como empleadores de referencia en los que desarrollar la actividad profesional.

Pero en la actualidad, hablar de Employer Branding es insuficiente. Se trata de una estrategia  cuyo despliegue ya no supone un diferencial real en términos de atracción de talento, porque la mayoría de organizaciones lo ponen en práctica (cierto es que con mayor o menor acierto y criterio…).

Pero por encima de lo adecuada que sea la estrategia desarrollada en términos de Employer Branding, se impone la necesidad de dar un paso más y dejar de pensar exclusivamente en términos de atracción para comenzar a pensar en términos de relación con el talento. La auténtica diferenciación no es diseñar una estrategia de atracción, sino desarrollar una estrategia de relación…

Los departamentos de RR.HH. deben de convertirse en dinamizadores de comunidades de talento. Impulsores de entornos de conversación constante con los profesionales que poseen el talento necesario para el proyecto. Una comunidad de talento es el marco natural para el ejercicio del socialnetworking por parte de RR.HH; un espacio donde ya no se recluta, sino se conversa para construir relaciones con el talento que puede necesitar la compañía.

La tecnología al servicio de la identificación del Talento.

Desde una perspectiva de gestión del talento, el área de RRHH se ha caracterizado por poner foco en la monitorización y evaluación de las capacidades de sus profesionales para detectar su potencial y sus habilidades más excepcionales.  El objetivo siempre ha sido identificar el talento y asegurar que existe la correlación adecuada (matching) entre la estrategia del negocio, las posiciones claves y las capacidades y potencial de aquellos que ocupan esas posiciones, o, al menos, así debería haber sido… y así debe seguir sucediendo.

Sin embargo la velocidad de crucero a la que el mercado nos exige navegar es sustancialmente más elevada que la de hace unos años. El éxito pasa por ser más ágiles, más flexibles, más rápidos en la respuesta de nuestro negocio a los cambios del mercado. Y, ante esta vertiginosidad, los procesos tradicionales de identificación del potencial y talento se antojan demasiado lentos y pesados. La velocidad es tal, que es probable que mientras el área de RR.HH implementa los procesos de identificación del talento habituales a través de cualquiera de las metodologías existentes (assesment centre, mapas de talento, procesos de calibración)… el cambio le adelante por la izquierda y haga inservible todo el esfuerzo…

Parece lógico pensar por lo tanto en la necesidad de agilizar los procesos de identificación del potencial, y, para ello, será preciso optimizar y rentabilizar la tecnología social poniéndola al servicio de la identificación del talento. Nunca antes hemos contado con mecanismos de identificación de comportamientos en tiempo real como ahora; nunca antes hemos tenido la oportunidad de generar flujos de información del desempeño tan constantes como ahora. La tecnología social se convierte en un gran angular o un teleobjetivo que nos permite observar y analizar las capacidades, habilidades y el potencial de nuestros profesionales en tiempo real. Nunca fue tan sencillo identificar las destrezas y el talento excepcional de nuestro capital humano. La aplicación de las analíticas a través del Big Data y la tecnología social como vehículos de observación del potencial serán determinantes para inyectar la agilidad necesaria en los procesos de identificación del talento.

La conexión del talento como clave de su desarrollo.

file2451342838979Pero sin duda una de las derivadas en la que se debe comenzar a trabajar con mayor celeridad es la relacionada con la forma de desarrollar y potenciar el talento, de esos profesionales con cualidades excepcionales, con alto potencial o con alto desempeño sostenido en el tiempo (no olvidemos que la segmentación que cada organización hace del concepto talento puede ser diferente y abarcar desde toda la organización a un pequeño porcentaje de “elegidos”…).

Tradicionalmente la mayoría de acciones de desarrollo del talento se han focalizado el trazar planes de desarrollo individualizados. Hojas de rutas diseñadas a la medida del profesional y con un horizonte temporal más o menos nítido. Acciones que pasaban desde la realización de programas master de especialización, asignaciones a proyectos específicos, Coaching ejecutivo, participación en programas de expatriación, y así, un sinfín de acciones focalizadas en desarrollar el potencial de cada profesional.

Este trabajo de “alta costura”, de diseño a medida de planes de desarrollo no debe desaparecer, pero igualmente debe de añadir nuevos elementos para que el desarrollo del talento sea adecúe a una nueva realidad.

Las organizaciones y el área de RR.HH. tendrán que impulsar los procesos de conexión del talento. En un contexto empresarial global, dinámico y ultra-conectado, es razonable pensar que el diseño de planes de desarrollo del talento debe de contemplar la conectividad del mismo como un elemento esencial para su desarrollo. Profesionales con diferentes capacidades excepcionales colaborando en proyectos estratégicos; dinámicas y acciones de mestizaje de talento como mecanismo de innovación; profesionales con talento conectados con grupos de interés, lobbies y comunidades externas a la compañía, expuestos a realidades de negocio que potencien sus habilidades traspasando los limites organizativos.

En la empresa del S.XXI la capacidad de desarrollar el talento será directamente proporcional a la amplitud (y pertinencia…) de su conectividad tanto interna como externa.

Obviamente, de nuevo las tecnologías existentes y las que están por venir serán facilitadores de los procesos y dinámicas dirigidas a fomentar la conectividad del talento como factor clave en el desarrollo del mismo, pero sin duda, el auténtico reto consiste en abandonar el paradigma de la retención y romper las barreras mentales y los celos organizativos que en ocasiones nos llevan a “blindar” y proteger el talento del exterior, cuando precisamente una de las claves consistirá en exponer a esos profesionales con aquellos entornos, comunidades y realidades de negocio que multipliquen sus habilidades y su potencial. El reto de la empresa del S.XXI no es retener el talento, sino conectarlo… 

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Construir Comunidades en las que relacionarse con el talento, utilizar la tecnología para agilizar los procesos de identificación del mismo y transitar del concepto de “retención”  hacia  el de conexión del talento como factor clave de su desarrollo, son solo algunos de los retos a los que se enfrenta la función de RR.HH en la empresa del S.XXI.

Retos que bien gestionados y dirigidos suponen una clara oportunidad para comenzar a aportar valor genuino a un negocio desbordado por los cambios del entorno y que precisa un área de gestión de personas creativa, dinámica e innovadora.

Innovación en RR.HH (I) – De los Programas de Inducción a la Libre-Socialización

1329430369_4b6942f7d3Cada vez resulta más obvio, los profesionales de RR.HH. necesitamos activar todos nuestros recursos, imaginación y creatividad para dar respuesta a entornos organizativos cada vez más complejos y cambiantes.

Sin embargo, la mayoría de profesionales del área de RR.HH siguen atrapados en un perverso bucle que les impide desmarcarse de un modus operandi tradicional y conocido, de esa archiconocida zona de confort. Y, aunque nuestras empresas se adentran cada vez más en un mercado que funciona de forma diferente, desde la función de RR.HH se sigue intentado (o al menos se debería hacerlo) impactar en el negocio haciendo lo mismo de siempre…

Más allá del crédito con que cada departamento de RR.HH cuente en cada organización, creo que resulta indiscutible empezar a hacer planteamientos más o menos disruptivos, más o menos atrevidos, pero sin duda diferentes que traten de dar respuesta a las nuevas realidades a las que se enfrenta el negocio. Y, en muchas ocasiones ni siquiera será preciso inventar la rueda…, sino, sencillamente, darle más presión, cambiar el número de radios de la misma o su cubierta para que el proceso organizativo de turno ruede mejor por un terreno (el mercado) ahora más abrupto…

Esta reflexión es la primera de una serie que pretende evidenciar como, además de necesario, es viable abordar algunos de los procesos de siempre desde una perspectiva diferente para aportar al negocio el valor que realmente necesita en el nuevo contexto empresarial que vivimos.

De los Programas de Inducción a la Libre-Socialización

¿Qué sucede habitualmente cuando la organización se dispone a incorporar a un nuevo profesional a su engranaje? ¿Cuál es el papel que juega RR.HH. y en segunda y tercera derivada el área donde se incorpora y la organización en su conjunto?

Lo más habitual es que, ante la incorporación de un nuevo empleado, se active de la forma más diligente posible un programa de inducción para que el profesional que procede del “exterior” se empape cuanto antes de la cultura, de los valores y conozca en detalle las políticas corporativas, los procedimientos y los procesos que le impactarán en su vida profesional desde ese momento…

Desde este enfoque, el área de RR.HH. desempeña un papel de chamán organizativo que acompaña al nuevo empleado a través de una serie de ritos iniciáticos para su adoctrinamiento. El objetivo es que haga suya cuanto antes la cultura y se convierta en un nuevo miembro de la tribu. La prioridad es que adopte su forma de pensar… y de actuar.  5493261989_b5f6e2a54c

La mayoría de procesos de inducción representan en su esencia, por encima de su loable intención tribal, una apresurada forma de adoctrinamiento que inevitablemente minimiza uno de los valores más determinantes del éxito de cualquier organización en el marco del S.XXI: la pluralidad y diversidad de sus integrantes.

Pero, si sabemos que la pluralidad, las diferencias y la diversidad contribuyen a la generación de nuevas y múltiples perspectivas cada vez más necesarias para abordar un entorno más complejo… ¿por qué no prolongar la mirada crítica de un nuevo empleado que trae consigo experiencias, visiones, ideas, y formas de hacer diferentes gracias a su experiencia en otros entornos y organizaciones? ¿Dónde está la urgencia por hacerle un miembro más de la manada?

Quizás sea el momento de redefinir la idea original de los programas de inducción que la función de RR.HH. ha trabajado y desarrollado habitualmente adaptándola a lo que realmente requieren las organizaciones en estos momentos: optimizar y rentabilizar cualquier fuente de diversidad que aporte nuevas perspectivas e ideas.

Quizás tenga más sentido desarrollar una práctica más disruptiva como la liberalización de la socialización que permita obtener una visión crítica y fresca de nuestros procesos, productos, servicios, procedimientos, políticas y esquemas de funcionamiento en general.

Quizás sea más conveniente permitir que ese nuevo profesional se mueva con libertad durante cierto tiempo sin una ruta preestablecida con el fin de observar nuestra forma de hacer y su impacto en el negocio…

Quizás sea más inteligente no dirigir milimétricamente sus primeras conversaciones y permitir que interaccione y dialogue con los interlocutores que encuentre en su proceso de descubrimiento y que en lugar de ser instruido desde y por parte de ellos, se dedique durante su primera etapa  en la empresa a compartir sus experiencias, su visión de la realidad, y a liberar sus opiniones y críticas desde una perspectiva constructiva…

Quizás sea más interesante que escuchemos lo mucho que nos puede contar… en lugar de contarle lo mucho que tiene que hacer…

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Liberalizar los programas de inducción o socialización de nuevos empleados no es una práctica arriesgada. En una época marcada por la imperiosa necesidad de adquirir nuevas perspectivas e ideas para desarrollar nuevos productos y servicios… puede que lo más arriesgado sea seguir teniendo el coste de oportunidad que supone no aprovechar durante más tiempo esa mirada virgen, no contaminada por el uso y la costumbre de formar parte de un clan, que aportan los profesionales que se incorporan a nuestra organización…

Puede que a primera vista pensemos que se trata de una práctica, inusual, atípica, inapropiada, anti-corporativa e imposible de implantar, pero si nos esforzamos en mirarla desde otra perspectiva, puede que estemos ante la forma más lógica de abordar la socialización de los profesionales en la empresa del S.XXI…

 

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10 comportamientos que crean culturas innovadoras

4118983016_8a1b139aeaParece que todo el mundo ya tiene claro que una de las claves para sobrevivir en este mercado impredecible con forma de montaña rusa es desarrollar nuevos productos y servicios que no existen en el portfolio de la empresa o evolucionar de manera diferencial los existentes; dicho de otro modo…, innovar.

Pero no abusemos del término, manoseado y sobado hasta la saciedad, intentemos extraer la esencia y el significado del concepto… y es que, innovar es hacer las cosas de manera diferente a como se han venido haciendo, para lograr mejores resultados de negocio y esto se puede hacer utilizando la creatividad y sus correspondientes técnicas para inventar un producto o servicio que no existe o introduciendo pequeñas variaciones y modificaciones en algo que ya existe.  (Pedro Muro @arpcalidad lo explica perfectamente en su post De la innovación incremental a la innovación disruptiva en la empresa”

Pero si es tan obvio, tan insultantemente evidente ¿porque las empresas no desarrollan culturas innovadoras?

Aunque pueda parecer increíble una organización no desarrollará una cultura innovadora por el mero hecho de decir en sus presentaciones corporativas que la innovación es un rasgo característico de su cultura. Si realmente se pretende sentar las bases de una cultura que apuesta por el desarrollo de nuevos productos y servicios o por la evolución de los existentes me temo que habrá que hacer algo más que power points…

Y, aunque habrá muchos otros factores, creo que la principal razón por la que resulta tan complicado desarrollar una cultura innovadora es porque para innovar fundamentalmente hay que tener comportamientos diferentes y, cambiar comportamientos implica cambiar hábitos…y, cambiar hábitos implica esfuerzo y determinación de una manera sostenida en el tiempo. Un precio que muchas organizaciones y muchos profesionales no están dispuestos a pagar, aunque sean plenamente conscientes de las consecuencias asociadas a mantener inamovibles sus estrategias, procesos y…claro está, sus comportamientos.

Así las cosas, no podemos estar en misa y repicando, no podemos reivindicar su importancia, ni hacer de la innovación una religión y un credo sin cambiar ciertos comportamientos dentro de la organización…

Pero, ¿por dónde empezar? ¿Qué hábitos deben de ser sustituidos y cuales deben reemplazarles?

La lista puede ser tan larga como cada organización precise y requiera porque no todas parten del mismo punto para constituirse como organizaciones con una cultura innovadora (de hecho muchas no tienen ni la más mínima intención de hacerlo…) pero estos son algunos comportamientos o rasgos por los que se puede empezar a trabajar tanto en un plano organizativo como individual…

4.- No utilices el control como mecanismo de gestión. Una cultura innovadora necesita espacios de confianza, porque, sin confianza no se tiene la libertad para hacer cosas diferentes… la fiscalización reprime la capacidad de innovación…

7.- Deja de penalizar el error y comienza a reconocer el valor que se esconde detrás de él. Desarrollar y evolucionar implica intentar y cuando se intenta algo el error es parte de la ecuación… Sin error no hay innovación…

2.- Deja de relacionarte tanto con tus iguales y comienza a construir más relaciones con personas diferentes en entornos diferentes. La diversidad ofrece perspectivas que invitan a ver la realidad desde otros ángulos. Las relaciones endogámicas ralentizan el desarrollo de una cultura innovadora…

9.- Permite y practica la inteligencia desobediente. Cuestiona las normas, los procesos y las políticas establecidas desde una perspectiva constructiva. La obediencia ciega es el freno de mano de la innovación.

5.- Incrementa la frecuencia de tus conversaciones de valor e incentiva que estas se produzcan a tu alrededor. Escucha, participa, pregunta…conversa. La interacción y la conversación son inherentes a la innovación.

10.- Abandona la adicción a tener razón. Incorporar nuevos enfoques es una condición sine qua non para desarrollar culturas proclives a la  innovación.

6.- Reduce tu capacidad analítica y deja espacio para la intuición. El análisis es un aliado de la razón pero el instinto es un partner imprescindible para fomentar la innovación…

3.- Practica el arte de hacer (te) preguntas y abandona el hábito de buscar y dar respuestas, no eres una wikipedia. La curiosidad es el desencadenante del descubrimiento y este, es el motor de cualquier innovación…

8.- No estigmatices la excentricidad y el atrevimiento. Trata de sonreir con los planteamientos imposibles y ridículos y permite que se lleven a cabo. Innovar implica ser original y ser original en ocasiones significa ser diferente. Desarrollar culturas innovadoras es una cosa muy seria…pero no debemos olvidar que innovación también debe ser sinónimo de diversión…

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Con total seguridad habrá muchos más hábitos para incorporar y  aún más para desinstalar, pero es probable que la puesta en escena de este set de comportamientos por un porcentaje considerable de los profesionales de una empresa evite por completo tener que hacer ni un solo power point para demostrar que se es una organización con cultura innovadora…

Y es que, debemos ser coherentes y tener en cuenta que es incongruente catalogarnos como empresas o profesionales innovadores si día a día hacemos lo mismo de siempre. Innovar implica, necesariamente atreverse a hacer diferente…

Por cierto, no he olvidado ningún comportamiento, entendía que escribir sobre innovación y hacer lo mismo de siempre era igualmente inconsistente…te toca decidir en qué posición del aleatorio ranking colocas este último…yo, lo tengo claro…

“La mejor manera de empezar algo es dejar de hablar de ello y empezar a hacerlo”. Walt Disney

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Managers: ¿Extinción o Evolución?

3899172867_617cf1ec18Los Managers están en peligro de extinción. Puede que la afirmación suene un tanto apocalíptica y provocativa. Sin embargo, no es mi intención que cunda el pánico entre la población, de managers fundamentalmente… tanto como provocar una reflexión acerca de la evolución que esta especie puede sufrir en los próximos años…

En este cambio de época que nos ha tocado vivir cada vez más empresas (incluso las más reticentes al cambio…) toman consciencia de la necesidad de revisar sus procesos, cultura y estructuras organizativas con el fin de responder a las exigencias de un mercado cada vez más volátil e impredecible.

En su intento por adecuarse al nuevo orden socio-empresarial muchas empresas están llevando a cabo cambios en sus estructuras  y en sus procesos de gestión de personas…

Se trata de cambios para adecuarse al cambio, que de forma progresiva y silenciosa están dibujando una realidad de empresa en la que la figura del Manager, Mando Intermedio, Jefe… o como queramos llamarlo puede llegar a quedar en entredicho en un futuro quizás no demasiado lejano…

Cuatro tendencias que impactan en la extinción o evolución del rol de Manager

1.- Reestructuración: “Delayering”

En los últimos años, muchas empresas han vivido importantes y dramáticos procesos de restructuración. La crisis que ha impactado de forma severa en muchos mercados ha agudizado este proceso. Uno de los tipos de reestructuración más comunes ha sido el denominado “Delayering” o lo que es lo mismo, la reducción del número de niveles organizativos entre el CEO y el último peldaño de la estructura organizativa.

Bien fuese por un objetivo de reducción de costes o por un intento de construir estructuras organizativas más ágiles, muchas empresas han suprimido en los últimos años varios de sus niveles organizativos. El resultado: organizaciones más planas y horizontales con menos niveles jerárquicos que provocaban que los Managers que permanecían asumiesen responsabilidad sobre equipos más numerosos. Sin embargo, esta tendencia organizativa no ha modificado las responsabilidades asociadas a estos Managers, quienes ahora, ven duplicado (o más) el tamaño de sus equipos y a duras penas son capaces de mantener las tareas de gestión de personas (al menos con la misma intensidad y calidad)… que llevaban a cabo con equipos ostensiblemente más pequeños.

2.- Democratización del acceso a la información a través de la Tecnología Social

La proliferación de la tecnología en forma de Redes Sociales Corporativas dentro de las empresas no solo está provocando la redefinición de muchos procesos de gestión, sino que además,  impacta en la relevancia de algunas de las funciones tradicionalmente atribuidas a la figura del Manager…

El Manager ha ejercido habitualmente de cadena de transmisión de información, valores, cultura en definitiva, desde la alta dirección hacia el resto de niveles organizativos. La irrupción y consolidación de la tecnología social representa la democratización del acceso a la información y conocimiento por parte de todos los profesionales con independencia de su nivel organizativo. Dicho de otro modo, cada vez más, un profesional requiere menos de su Manager en términos de acceso a información y conocimiento. La tecnología social ha incrementado la libertad de acción, comunicación e información del profesional…

 3.- Liderazgo distribuido en Comunidades

Otro efecto colateral causado por la consolidación de la tecnología social es la proliferación de equipos de trabajo auto-liderados.  La tecnología social no solo permite la democratización del acceso a la información, sino que también impulsa la creación de nuevas formas y células de organización: las comunidades.

Las comunidades son las nuevas células de un sistema organizativo que representa el caldo de cultivo idóneo para impulsar la inteligencia colectiva de cualquier empresa. Las comunidades no eliminarán la jerarquía – al menos de forma radical – su éxito depende del papel que jueguen en ellas los profesionales que asuman los roles necesarios para que están cumplan su cometido o propósito: aprendizaje, comunicación, innovación, mejora, etc.  Sin embargo, pese a que no eliminarán de raíz la jerarquía, la forma de trabajar en comunidades introduce cambios sobresalientes en los comportamientos de los profesionales que formen parte de ellas… quienes asumirán un liderazgo distribuido, no unipersonal; un liderazgo colectivo, nómada e itinerante que permitirá alcanzar los objetivos definidos en cada comunidad, en muchos casos sin la necesidad de la figura de un manager tradicional…

4. Dinamización de entornos personales de aprendizaje (EPA´s) y Aprendizaje Social.

De nuevo la tecnología social permite la redefinición del paradigma de la gestión de la formación y con ello, invita a reflexionar sobre el papel que los Managers y Jefes han jugado históricamente en la formación y cualificación de sus equipos. La tecnología social en forma de redes sociales corporativas internas y el fenómeno que representa la Web 2.0 y sus atributos (conectividad, apertura, flexibilidad, bidireccionalidad…) permiten que un profesional construya  sus propios entornos personales de aprendizaje,  a medida.

La función del manager – al menos sobre el papel – en la formación de los miembros de su equipo pierde enteros a medida que los gana la capacidad de cada profesional para acceder al conocimiento que precisa para construir sus propios itinerarios de aprendizaje. Puede que incluso, la figura del manager, en función de su etilo de gestión y liderazgo, represente un escoyo a la libertad de aprendizaje de cada profesional…

Los entornos personales de aprendizaje son por lo tanto una puerta abierta de par en par al auto-desarrollo profesional y al aprendizaje social. Un elemento que inyecta autonomía al profesional respecto de la propia organización… e incluso respecto de su propio Manager…

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dinosaur-extinction-theories-top-ten-largeNo deja de ser una paradoja que algunas de las principales tendencias en materia de gestión de personas en la actualidad, impulsadas en muchas ocasiones por los propios Managers… puedan llegar a convertirse al mismo tiempo en la causa de la extinción o  de la evolución de la figura del Manager tal y como la conocemos hoy en día…

El debate acerca de la posibilidad de tener organizaciones de éxito sin Managers y que describía Santi García en su último y recomendable post: Nuevas fórmulas organizativas: la Holacracia, se acentúa progresivamente.

Pero que no cunda el pánico… ni todas las empresas se “Holacrizaran”… ni los Managers desaparecerán de la faz de la tierra de la noche a la mañana, ni mucho menos sucederá en todas las geografías y sectores de actividad por igual…

Sin embargo, para aquellas organizaciones que operen en la economía del conocimiento, el sistema tradicional de organización del trabajo  en el que varios profesionales reportan a un Manager que les supervisa, definiendo sus objetivos, velando por su desarrollo organizativo, ejerciendo de cadena de transmisión de valores, cultura e información… puede que sea un modelo de organización del trabajo obsoleto;  al menos para responder a un entorno híper-competitivo que reclama con urgencia una intensa mejora de la productividad y reducir el tiempo de respuesta al mercado.

No se trata de hacer predicciones apocalípticas sino de entender como algunas de las tendencias en gestión de personas hoy, están construyendo organizaciones menos verticales y más horizontales, en las que cada profesional es cada vez más autónomo en el acceso a la información y en la creación de conocimiento, organizaciones en las que probablemente participará en equipos auto-gestionados en forma de comunidades, donde el liderazgo estará distribuido y en las que cada profesional será  autónomo a la hora  de definir y accionar el aprendizaje para su desarrollo…

Las responsabilidades asociadas a los Managers o Jefes tal y como hoy las conocemos  no les permitirán sobrevivir en un ecosistema como el que se está desarrollando… en este nuevo marco, su aporte de valor hacia los profesionales que le reportan, y, por tanto hacia la organización, se diluirá progresivamente.

Los dinosaurios que dominaron la tierra hace millones de años se extinguieron tras un cambio radical y brusco de su entorno, solo unas pocas especies evolucionaron y consiguieron sobrevivir… hoy… otras especies profesionales tendrán que decidir entre adoptar una actitud reactiva ante el nuevo ecosistema poniendo en peligro su supervivencia, iniciando, por lo tanto su cuenta atrás hacia la extinción o, por el contrario, comenzar un proceso evolutivo que les permita adaptarse y sobrevivir… quizás en el sentido literal del término…

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