Sobre personas y organizaciones

Etiqueta: VUCA

INTROSPECTIVA

Vivimos deprisa, excesivamente deprisa.

Los cambios acaecidos al son de la revolución tecnológica de los últimos años han generado un modelo social, cultural y por supuesto empresarial vertiginoso.

Quien más y quien menos, independientemente de su actividad profesional y de sus circunstancias vitales, ha visto como su línea de vida dejaba de tener forma de carrera de fondo para convertirse en un sprint constante, una especie de contra reloj vital.

Sin tiempo ni espacio para preguntarnos por qué, nos hemos encontrado sobreviviendo en un contexto y realidad ultra acelerado por nosotros mismos.

Y, en ese proceso de vida ultrasónica y agitada, se nos va desgastando la esencia. Las prisas, que nunca fueron buenas consejeras, nos han instalado en la exigencia, impidiendo mostrar la mejor versión de nosotros mismos en muchos órdenes y circunstancias de nuestra vida.

La tensión y ese intento estéril por no vivir asfixiados en todos los roles que desempeñamos generan una erosión silenciosa y progresiva de quien somos. Esta especie de “speed life” en la que andamos inmersos desdibuja nuestras mejores cualidades, imposibles de florecer en un contexto de urgencia y de inmediatez. Nos rendimos a la vertiginosidad. Tratamos de abarcar más de lo que humanamente podemos. Las exigencias nos oprimen y aunque nos empeñemos en negarlo en muchas ocasiones nuestra propuesta de valor, resta y no suma.

Paradójicamente, la sociedad y la economía del conocimiento, han contribuido a que nos conozcamos cada vez menos.

Bajo el dominio de este tiempo, rápido, vertiginoso y acelerado, en ocasiones, casi sin darnos cuenta, nuestra vida se resquebraja. Todo estaba sucediendo, nuestro día a día estaba repleto de indicios y señales, pero no había tiempo de detenerse en ellos, sencillamente, estábamos demasiado ocupados.

Mientras se deterioraban nuestras relaciones principales, mientras se evaporaba la vida de alguien cercano, mientras perdíamos referencias, mientras sucedían momentos vitales esenciales que jamás volveríamos a recuperar…mientras tanto…  tú, yo, nosotros… teníamos que hacer, conseguir, lograr, alcanzar y llegar… a, supuestamente, algún lado.

Y, en esas circunstancias, hay momentos en los que nuestro yo, hinca  las rodillas, superado por los acontecimientos y sucumbe a la realidad, probablemente víctima de un entorno vucalizado.

Sin embargo, precisamente, en esos momentos de quiebre, de absoluta zozobra vital; en esos momentos en los que nuestro mundo se desordena, en los que emergen nuestros miedos, nuestras dudas más existenciales, donde, encogidos de hombros, miramos con incredulidad lo que ha sucedido,  es entonces donde se esconde la mayor de nuestras oportunidades…

Y aunque los miedos nos paralicen, las lágrimas nos impidan ver con nitidez, o los juicios puedan generar un ruido insoportable en nuestros oídos… es justo ahí, en medio de esa sensación de catarsis, cuando hay que tirar de sentidos y dirigirlos todos en la misma dirección: hacia dentro de uno mismo…

Si esto sucede, es, precisamente en medio de ese terremoto existencial, justo desde el mismo centro del huracán que levanta del suelo todo lo que habíamos construido, justo ahí, es cuando con mayor fuerza debemos apelar a detenernos, a congelar el mundo y mirarnos dentro…

Pregúntate. No es tiempo de buscar respuestas… sino de hacerse preguntas las adecuadas.

Escúchate. Tiempo de dejar de hablar con otros para conversar con uno mismo; para sencillamente escuchar que tenemos dentro.

Reconócete. Date el privilegio de volver a encontrarte. Mírate, recórrete. Date el placer de descubrir aristas y curvas que no sabías que existían.

Discúlpate. Tiempo de perdonarse a uno mismo, de abandonar el auto-castigo, de enterrar ese amargo gusto por vapulearnos a nosotros mismos.

Permítete. Momentos para lanzarse, para probarse, para tentarse, para descartar el pudor que solemos concedernos.

Descúbrete. Tiempo de despojarse de caretas, de disfraces, de maquillajes. Tiempo para desnudarse frente al espejo.

Entiéndete. Momentos para comprender que nos mueve por dentro, que sacude nuestra alma y de que no estamos dispuestos a prescindir.

Enfréntate. A tus miedos y a tus tempestades, pero igualmente a tus anhelos, deseos y a tus inquietudes y sueños.

Conócete. Pregúntate, escúchate, reconócete, discúlpate, permítete, descúbrete, entiéndete, enfréntate, en definitiva, conócete… sé tú medio con un único fin…

Quiérete. Sabiendo tu esencia y tu razón de ser.

Porque precisamente en este contexto  caracterizado por lo impredecible, lo volátil y lo incierto, nunca podremos dar nuestra mejor versión de sí mismos, ni hacia nosotros ni hacia todos aquellos que nos acompañan en este viaje vital si no hacemos el esfuerzo de saber quiénes somos, por aceptarnos desde ese autoconocimiento cada vez más necesario…

Porque ese exterior agitado e inquietante, nos sugiere la imperiosa necesidad de llevar a cabo una cuidada y mimada introspectiva…por ellos, pero sobre todo por y para uno mismo…

En ese apasionante viaje… sé quién soy… y tú, ¿quieres saberlo?

Esta entrada está inspirada en todos y cada una de los párrafos de un regalo llamado ¿Quién eres tú? escrito desde la generosidad y a través del alma de Laura Chica, y que sin duda te servirá de ayuda en ese maravilloso viaje para descubrirte y encontrarte…
Y está dedicada a todos los exploradores y aventureros que decidieron mirar dentro de sí mismos; y a tod@s aquellos que en algún momento se detendrán, quebrados, atemorizados y sacarán el valiente que llevan dentro…para poder encontrar y regalar la mejor versión de sí mismos.

Vivir en Beta… para ser Invencible al cambio.

invencible2Hablamos de transformar nuestras organizaciones y sin embargo no estamos dispuestos a cambiar un ápice de lo que somos y aún menos de lo que hacemos. Una incongruencia demoledora pero en la que se hayan instalados un gran número de profesionales, muchos de ellos curiosamente llamados a liderar los procesos de cambio de las organizaciones en las que trabajan.

Diseñamos estrategias de gestión del cambio desde la misma silla en la que nos sentamos desde hace años, mirando a la realidad desde la misma perspectiva de siempre, en ocasiones, sin ni tan siquiera hacer el intento de girar la cabeza en otra dirección.

Nos vanagloriamos de lo crítico que resulta cambiar para evolucionar, pero lo hacemos tras haber llegado a la oficina de siempre utilizando el mismo camino… también el de siempre.

Somos participes de cualquier discurso que abogue por la transformación porque es tendencia, pero somos incapaces de introducir la más mínima variación en nuestra forma de vida tanto personal como profesionalmente.

Somos los principales aliados del uso y la costumbre, porque ambos nos ofrecen el confort de saber que sucederá mañana con apenas margen de error y nos permiten afianzar nuestro status, sea este el que sea…

Mientras hablamos de cambio nos revelamos contra lo diferente, desechamos todo aquello que vaya contra lo socialmente aceptado, contra los cánones en los que fuimos educados como profesionales y como personas… y, tendemos a estigmatizar a quien se sale del camino y rompe los patrones…

Y, continuamos hablando de transformación y de evolución… seguimos alimentando la incongruencia de pretender que nuestro entorno cambie, sin cambiar nosotros mismos…y sin aceptar las implicaciones que tiene que quienes estén a nuestro alrededor cambien o simplemente traten de hacerlo…

Pero, en este entorno caprichosamente incierto e imprevisible, la única manera de intentar ser invencible es vivir en beta.

– Revisar lo que creemos saber constantemente.

– No dar por sentado ninguna de las certezas que creemos nos rodean.

– Incorporar variaciones en nuestras hojas de ruta, asumiendo que modificarán a forma de llegar al destino.

– Cuestionar los paradigmas en los que crecimos.

– Decidir mirar a la realidad desde nuestros ángulos muertos.

– Poner en marcha algo sabiendo que está inacabado e imperfecto.

– Apreciar el aroma de la equivocación.

– Entender que somos una inacaba versión de nosotros mismos.

– Saltar al vacío aunque sea con miedo y sin red.

– Tomar cada día un nuevo camino dejándonos sorprender por lo que vamos descubriendo.

Vivir en Beta o quedar relegado a merced de lo que un día día fuimos o creímos ser.

Vivir en Beta para ser invencible al cambio.

INVICTUS

En la noche que me envuelve

negra como un pozo insondable

doy gracias al Dios que fuere

por mi alma inconquistable

 

En las garras de las circunstancias

no he gemido, ni llorado

Ante las puñaladas del azar,

si bien he sangrado, jamás me he postrado

 

Más allá de este lugar de ira y llantos

Acecha la oscuridad con su horror

No obstante la amenaza de los años

me halla, y me hallará, sin temor.

 

Ya no importa cuán recto haya sido el camino

ni cuantos castigos lleve a la espalda

Soy el amo de mi destino

Soy el capitan de mi alma

 

Hoy más que nunca debemos mostrarnos invencibles al cambio. Los comportamientos que decidamos llevar a cabo serán los que determinen en qué medida nos convertiremos en esclavos, o por el contrario en amos de nuestro destino, tanto personal como profesionalmente…

INVICTUS tiene la capacidad de evocar la infinita capacidad humana de crecerse ante la adversidad, haciendo frente a los problemas a través de la fe y una profunda convicción en las propias capacidades del ser humano.

El poeta inglés William Ernest Henley escribía INVICTUS en el año 1875. Un poema que Nelson Mandela  quien hoy, 18 de Julio habría cumplido 98 años se recitaba una y otra vez en los peores y más dramáticos momentos durante sus 27 años de encarcelamiento.

Este artículo es un homenaje a un texto y a un hombre que siguen siendo una referencia vital para todos aquellos hombres y mujeres que deciden a diario ser amos de su destino y capitanes de su alma, viviendo en Beta, siendo invencibles al cambio.

 

 

De la guerra a la pasión con el talento…

7368655anastasia-kaplugginDurante muchos años las empresas han basado su estrategia de aproximación al talento a través de procesos repletos de insinuaciones y en demasiadas ocasiones de falsas apariencias. Se trataba de aparentar ser la pareja perfecta del talento con capacidad para satisfacer todas sus necesidades, deseos y expectativas profesionales… en la salud y en la enfermedad…

A su vez, la gran mayoría de profesionales anhelaban la tierra prometida de la estabilidad laboral y vivían anclados en el paradigma de la vertical y ascendente carrera profesional que parecía alcanzable en los paraísos que muchas organizaciones parecían ser…

La época de bonanza económica dio como resultado la denominada guerra por el talento que durante no poco tiempo guió la estrategia de muchas organizaciones a la hora de identificar y contratar capacidades. Los proyectos abundaban y el talento para sacarlos adelante escaseaba, de forma que, el objetivo era ser una organización sexy capaz de atraer a ese talento escaso, aunque en ocasiones el proyecto estuviese lejos de los cánones de belleza establecidos.

Los procesos de selección y reclutamiento podían llegar a estar más focalizados en ensalzar las virtudes del proyecto que en conocer en profundidad las probabilidades de éxito de la relación con ese talento obnubilado por los encantos de lo que a todas luces parecía ser la organización 10; por si fuera poco, una amplia mayoría de “reclutadores”, atrapados en la urgencia que marcaba el conflicto bélico por el talento creímos que nuestra misión era satisfacer las necesidades de nuestro “cliente interno” y, entendimos que nuestra prioridad consistía en acortar los ratios y KPI’s de timing… subestimando probablemente otros aspectos de una tarea que siempre fue crítica para la organización.

Sin embargo, en los últimos años, las cosas han cambiado.

La debacle económica hizo que la unión entre la organización perfecta y el talento durase efectivamente hasta la muerte…pero de la seguridad laboral; un desenlace imprevisible en la época de bonanza y que dio lugar a un periodo en el que el talento y las organizaciones enviudaron unos de otros respectivamente…

Mientras empresas y profesionales guardaban el luto por la muerte del empleo para toda la vida, el arraigo de la economía del conocimiento en la mayoría de sectores y geografías fue consolidando el papel que las personas (y el talento) jugarían en esta economía del S.XXI. Un renacimiento que obliga a que la relación con el talento adquiera un papel más primordial que nunca en la estrategia de negocio de cualquier empresa.

Y, en paralelo, la revolución tecnológica ha conseguido desarrollar canales y medios que nos permiten llevar a cabo interacciones más constantes y versátiles que nunca con el talento.

La economía del conocimiento  obliga a imprimir otra velocidad de crucero a las organizaciones; una velocidad que no deja tiempo para esconder cartas, ni para que unos y otros tergiversen sus realidades tratando de ocultar sus taras y defectos de fábrica. Ahora que organizaciones y talento necesitan imperiosamente unirse de nuevo, es preciso repensar como debe construirse esa relación.

No es tiempo de verdades a medias, de insinuaciones vagas en las que nadie se desprende de sus disfraces. Resulta imperativo construir relaciones que pivoten entorno a la necesidad de mostrarse ante el otro de forma directa, sin tapujos, al calor de conversaciones poderosas impregnadas de sinceridad.

Las organizaciones tienen que identificar con claridad el talento que necesitan poniendo sus cartas boca arriba, sin florituras, ni adornos superfluos.

Los profesionales deben mostrar su talento al desnudo, con sus virtudes y defectos, sin pudor alguno.

tumblr_l391ichFuJ1qc0ch1o1_500No cabe una nueva guerra por el talento sino un ejercicio de honestidad y transparencia, en el que cada parte se desnuda ante la otra sin vergüenza.

Un cuerpo a cuerpo limpio entre personas y no entre personajes que permita ver las imperfecciones de ambos a simple vista, que ahorre la energía de inferir la realidad.

Frente al riesgo de mostrarse ante el otro en cueros, en la economía del conocimiento no existe mayor riesgo que jugar a no mostrar quien está realmente detrás del antifaz desde el que en demasiadas ocasiones organizaciones y talento decidieron mirar…

Los profesionales del área de personas en la economía del siglo XXI deben dejar de reclutar y alistar el talento y empezar a conectarse apasionadamente con él;  deben de aparcar su timidez y mostrarse descarados, utilizando todos los medios y canales que la tecnología ha puesto a su alcance para conversar con el talento, mostrando la realidad del proyecto tal y como es.

Tanto para las organizaciones como para los profesionales hay mucho en juego: sobrevivir a un mercado impredecible mediante el desarrollo de nuevos productos y servicios generando un valor genuino. Un reto sin precedentes que no deja espacio para librar ninguna guerra por nadie, sino que reivindica la necesidad de una relación desnuda, pacífica, pero sobretodo pasional entre organizaciones y talento.

En búsqueda del talento encontrado…

mapas-del-tesoroSon muchos los aprendizajes que pueden extraerse de esta etapa de inestabilidad, incertidumbre y volatilidad que hemos atravesado y por la que con total seguridad seguiremos transitando en los próximos años. Muchos de los paradigmas y mitos del management relacionados con la gestión de personas han ido cayendo paulatinamente mientras organizaciones y profesionales eran zarandeados y vapuleados por las convulsiones de la economía y del mercado laboral.

Ahora y ante una situación que nunca dejará de ser de tensa marejada es momento de comprobar en qué medida los profesionales del área de RR.HH han desarrollado la habilidad de entender esta nueva realidad, estas nuevas reglas del juego, y la interpretación de un nuevo mapa que esconde nuevas habilidades y competencias, tesoros de incalculable valor para las organizaciones que estén dispuestas a encontrarlos….

Talento Perdido

Una de las primeras consecuencias de la tormenta perfecta fue una -en muchos casos-  inevitable pérdida de talento. La reducción de volúmenes de negocio y la consecuente disminución de márgenes de beneficio hicieron que fuese difícil cuando no imposible mantener la estructura de costes existente. De esa manera muchas empresas  tuvieron que tirar por la borda profesionales cuyo conocimiento y habilidades habían sido imprescindibles años atrás. En esa nueva realidad el valor que les hizo imprescindibles ya no era necesario, y su elevado coste era un lastre que de no ser aligerado podría llegar a hundir la nave…

Los profesionales de RR.HH, fueron los encargados de diseñar y ejecutar los planes para aligerar la estructura de la compañía y para, muchas veces en contra de toda lógica, perder el talento que con tanto esfuerzo les costó encontrar en aquella época ya casi nostálgica a la que llamaron “la guerra por el talento”…

Talento Transformado

El mercado se fue des-equilibrando y progresivamente fue poblándose de profesionales  cuyo conocimiento, experiencia y habilidades se habían devaluado para las empresas que en otro tiempo pujaron por ellos…

Los más nostálgicos… (Quizás insensatos) seguían empecinados en hacer valer el valor del conocimiento y habilidades que años atrás les sirvieron para labrar una sólida y exitosa carrera profesional vertical…

tormentaLos más realistas… se enfrentaron a la nueva realidad del mercado haciendo un esfuerzo por comprender que su empleabilidad dependería de su capacidad de transformación y adaptación al entorno. Comprendieron que su carrera profesional se había convertido en una aventura líquida  y entendieron que sus competencias y el conocimiento que poseían no eran suficientes para sobrevivir en un ecosistema inseguro, volátil, incierto, imprevisible… en constante cambio…

De esta forma, muchos profesionales sufrieron una metamorfosis, una evolución de sus habilidades y competencias. Se vieron obligados a desarrollar y potenciar capacidades aletargadas y dormidas, que en esas nuevas circunstancias, resultaban imprescindibles para ponerse en valor, un proceso en el que sus habilidades y su talento se fueron transformando progresivamente…

Resiliencia. La hostilidad del contexto fue paulatinamente reforzando la capacidad de muchos profesionales para sobreponerse a él. La dificultad que suponía entender su devaluación, la dureza de asumir la pérdida de su estatus, las horas de trabajo empleadas para supuestamente no conseguir resultados… eran sin embargo, granos de arena que reforzaban silenciosamente su resiliencia, desarrollando sobremanera esa capacidad para sobreponerse a las situaciones adversas a las que ese enrevesado mercado les había expuesto.

Flexibilidad. Entendieron que la rigidez de sus esquemas mentales y los procesos más o menos establecidos que guiaban sus acciones tenían un valor relativo en las nuevas circunstancias que estaban viviendo. La capacidad de surfear las olas de la nueva realidad les obligaba a agilizar sus movimientos de cintura, a relajar sus esquemas mentales para minimizar la tensión de no lograr algo a través de los procesos de siempre, en definitiva, su flexibilidad “in crescendo” se convirtió en uno de sus principales baluartes, un talento de infinito valor en un contexto laboral en ebullición…

4854559524_83c0dd2edaAdaptabilidad. A medida que la resiliencia y la flexibilidad reforzaban su ADN profesional, inevitablemente se desarrollaba su capacidad de adaptabilidad a la nueva realidad. La habilidad para adaptarse sin tensiones a nuevas situaciones y nuevas realidades se convirtió en uno de los talentos principales de muchos profesionales que aprendieron a ofrecer su propuesta de valor comprendiendo el significado real de conceptos como cliente, venta o desarrollo de negocio…

Capacidad relacional. La soledad de la travesía emprendida les enseñó que su capacidad de supervivencia dependía en gran medida de su habilidad para construir relaciones. Convertidos en capitanes y grumetes de su propia nave, entendieron que era imprescindible establecer conexiones en cada puerto en el que hacían escala. Comprendieron el valor de la colaboración, de la necesidad de compartir y ofrecer para ganar y su actividad les permitió desarrollar su talento relacional…

Creatividad innovadora. Estos profesionales, tomaron consciencia de que la consecución de resultados pasaba inevitablemente por la búsqueda de soluciones y propuestas diferentes. La necesidad de ofrecer y construir una propuesta de valor atractiva les permitió entrenar su atrofiada capacidad de crear e innovar. Su talento para idear nuevas formas de hacer… (Creatividad) y su capacidad para  ponerlas en práctica (innovación) fue ganando enteros en su perfil competencial…

Aprendizaje constante. Y, comprendieron, que la convulsa realidad laboral y profesional a la que se enfrentaban aceleraba el proceso de obsolescencia de los conocimientos que en otro tiempo les permitió crecer y alcanzar el éxito. Descubrieron que su capacidad de aprendizaje y reciclaje hasta entonces reactiva no sería un buen timón para gobernar su travesía. Activaron mecanismos que reforzaron la autonomía de su proceso de aprendizaje y en muchos casos perdieron su condición analógica para digitalizar su acceso al conocimiento y al aprendizaje. Poco a poco aprendieron a aprender de forma diferente y, tomaron constancia de la necesidad de aprender constantemente casi como único mecanismo de supervivencia…

En búsqueda del talento encontrado…

Ahora que la economía comienza a  dar síntomas de recuperación, muchas organizaciones comienzan a plantearse la necesidad de reforzar sus filas con profesionales cuyo talento y habilidades  les permitan retornar a la ruta del crecimiento.

Los profesionales de RR.HH y los especialistas en captación de talento tanto internos como externos a la organización se enfrentarán de nuevo al reto de ubicar a los profesionales con las prestaciones y el talento adecuado…

Después de todo lo acaecido… resulta paradójico que el éxito de una organización y sus probabilidades de alcanzar resultados en un contexto económico caracterizado por la incertidumbre, la volatilidad y el cambio, dependa ahora más que nunca de profesionales cuya capacidad de sobreponerse a situaciones adversas sea sobresaliente; de profesionales con una capacidad camaleónica para adaptarse a nuevos y desconocidos mercados; de profesionales que sepan construir redes de contacto para generar nuevas oportunidades de negocio; de profesionales que no se tensionen ante los constantes cambios del entorno; de profesionales que posean la habilidad de crear, experimentar e innovar nuevas formas de alcanzar resultados; de profesionales que puedan abordar el mercado apalancándose en sus conocimientos permanentemente renovados… ; de profesionales, en definitiva, cuyo talento nos vimos obligados a perder y que ahora han transformado en habilidades y tesoros de incalculable valor…

No deja de ser una paradoja que, quizás, los profesionales con las mayores prestaciones en estos talentos y habilidades no se encuentren empleados en las empresas de la competencia y sin embargo, surquen los mares del mercado como profesionales independientes, emprendedores, know-mads y freelancers… grupo-navega15

Los profesionales de RR.HH. y las empresas se enfrentan al reto de ampliar sus perspectivas a la hora de sondear “el mercado”, entendiendo que… “el mercado” no es solo la competencia y que el talento que ahora se precisa puede adoptar formas diferentes a las de un profesional con un contrato indefinido…

Uno de los mayores retos de los expertos en identificación de talento no será iniciar un nuevo conflicto bélico entrando en una encarnizada lucha por el talento. sino más bien, adentrarse en una aventura en búsqueda del talento y las habilidades que muchos profesionales han desarrollado y encontrado surcando situaciones y contextos nunca antes navegados…

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10 principios para liderar la transformación y el cambio

3752428880_02724d33c6Cada vez son más las organizaciones que han comprendido que su supervivencia depende de su capacidad para gobernar de forma inteligente (y con rapidez…) un proceso de cambio y transformación cultural. Nadie se cuestiona ya la necesidad de adecuar la organización a un nuevo tiempo.

Por lo tanto, el debate (si es que alguna vez debió existir…) sobre si  se debe llevar o no a cabo una transformación cultural está agotado, sencillamente resulta estéril. La cuestión esencial es ahora como ejecutar y liderar el proceso de cambio.

Lamentablemente no existen pócimas mágicas ni bálsamos de fierabrás que puedan administrarse a todas las empresas por igual. Cada organización posee una señas de identidad específicas, una idiosincrasia particular que la hace única e irrepetible, un código genético exclusivo… elementos todos que deben ser tenidos en cuenta a la hora de activar e impulsar el incuestionable proceso de cambio que les permita sobrevivir a este entorno ya bautizado como VUCA (volatility uncertainty complexity ambiguity).

Pero que la alquimia no pueda resolver el problema sobre como abordar el proceso de transformación cultural necesario no es excusa para reflexionar en profundidad sobre una serie de principios que bien entendidos pueden ser claves para liderar la transformación…

1.- El cambio no se produce por pensar en innovar, sino por innovar en nuestra forma de pensar…

Pensar en innovar es una obviedad. La velocidad de transformación será directamente proporcional a la capacidad de la organización para pensar de forma diferente.

2.- El líder de la empresa del S.XXI no debe predecir el futuro, sino asumir que liderará una realidad impredecible…

El liderazgo visionario es un modelo insuficiente para liderar el cambio ante la complejidad. Lo razonable no es tratar de predecir el futuro, sino preparar a la organización para navegar en un contexto empresarial impredecible, inestable e incierto…siempre.

3.- Una organización inicia su proceso de transformación cuando la cultura de la colaboración supera al paradigma del control y conexión se convierte en sinónimo de gestión…

El control y la fiscalización son mecanismos que ralentizan profundamente la transformación. En un entorno empresarial global y conectado, la cultura de la colaboración es el principal acelerador de cualquier proceso de transformación.

4.- Nos han educado pensando que al equivocarnos estamos perdidos, cuando perderse es la mejor forma de encontrar nuevos caminos…

La penalización del error es un freno para liderar el cambio. Desterrar la creencia de que el error es perjudicial resulta crucial para impulsar una transformación cultural. Equivocarse no es perderse, sino más bien encontrar nuevos caminos…

5.- En la empresa del S.XXI un profesional no debe preocuparse por adaptarse al cambio… debe ocuparse de crearlo…

La competencia “adaptación al cambio” es una reliquia del pasado. La competencia más valiosa que cualquier empresa debe fomentar en sus profesionales será la de crear, impulsar y dinamizar el cambio…

3945439186_20c988a9aa6. Un líder es genuinamente transformador cuando lo primero que pone en cuestión es… a él mismo…

El ejercicio más importante para poder impulsar el cambio en la organización es la autocrítica constante. El líder que mejor puede impulsar un proceso de cambio es el que tiene la capacidad de cuestionarse su propio estilo de liderazgo.

7.- En tiempos de transformación el talento más valioso es el de poder identificar, saber reconocer y querer liberar el talento de los demás…

Liderar un cambio no es una tarea individual sino colectiva. El éxito de un proceso de transformación reside en la capacidad de conectar el talento de toda la organización; por ello, el talento más valioso para liderar el cambio es identificar y liberar el talento de los demás…

8.- El aprendizaje más importante en un proceso de transformación es aprender a aprender de otra manera…

Una de las claves para liderar el cambio no será aprender nuevos conceptos, procesos y metodologías,  sino comprender que la forma de aprenderlos será diferente. En la empresa del S.XXI liderar el cambio pasa por aprender a aprender de otra manera.

9.- En la empresa del S.XXI la digitalización de la conversación es una condición imprescindible para la transformación…

En un mercado digitalmente conectado, liderar el cambio implica fomentar y multiplicar conversaciones. Para ello, los entornos 2.0 en forma de tecnología social son vehículos esenciales para transportar las ideas y los comportamientos que aceleran la transformación.

10.- Si lo único que no cambia es el cambio no hay nada más “seguro” que estar en constante transformación…

La seguridad es la utopía del profesional del S.XXI. Cuanta más estática es la cultura de la organización más inestable se muestra ante un mercado que cambia a mayor velocidad. La seguridad es un falso llano que solo se puede ascender… cambiando…

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Vivimos tiempos en los que lo nuevo reemplaza y sustituye cada vez con mayor rapidez a lo viejo. Tiempos en los que aparecen nuevas reglas de mercado, nuevos procesos de negocio, nuevos consumidores y lógicamente nuevos competidores.

Nuevos consumidores y competidores que invitan a pensar que el éxito o simplemente la supervivencia implican desarrollar nuevas competencias, comportamientos y, obviamente, un nuevo liderazgo acorde a estos tiempos…

Tiempos convulsos para aquellas empresas y profesionales que permanezcan estáticos e impasibles… Tiempos, sin embargo, de oportunidad para aquellas organizaciones  que revisen los principios necesarios para liderar el cambio…

 

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