Sobre personas y organizaciones

Sin ética no hay compromiso…

candadosUna amplia mayoría de directivos se han instalado en la idea de que las personas son lo más importante en las organizaciones que gestionan. Casi ofende que sea así, porque de alguna manera da la sensación de que en el pasado puede que no lo fueran…

Últimamente recurrimos con cierta frivolidad a la idea de que la economía del conocimiento que nos envuelve justifica el retorno al humanismo; que el nuevo modelo económico será implacable con aquellas organizaciones que no ensalcen la figura de la persona, que, milagrosamente ha dejado de convertirse en un recurso; casi ofende de nuevo que hasta un pasado muy reciente las personas no fueran más que eso… recursos de usar y tirar… elementos productivos de una economía de otro tiempo…

Y mientras el tsunami que supone la economía del conocimiento coge fuerza y velocidad nos empeñamos en poner en marcha todos los engranajes posibles para que ahora, las personas, cobren protagonismo… y se conviertan así en el epicentro de las presentaciones corporativas en muchas organizaciones… porque ahora lo importante es generar compromiso para seguir a flote.

También parece que ha llegado la hora del destierro de términos como talento y liderazgo que durante tantos años fueron la piedra angular de la gestión de los recursos humanos en muchas organizaciones… porque ahora todo debe orbitar entorno a ese mantra llamado persona… y corremos el riesgo de olvidar que el liderazgo siempre será necesario para activar el talento que todos portamos. Por más que sean términos manoseados hasta la saciedad… me resisto a guardarlos en el baúl de los recuerdos. Quizás sea ese afán por llevar la contraria… pero hay conceptos que nunca pasan de moda…

Y mientras el tsunami sigue avanzando, líderes y directivos nos empeñamos en digerir la revolución digital y hablamos de cambio como eruditos en la materia, convirtíendonos en sabios del “change management”, capaces de transformar por arte de birlibirloque casi todo lo que se nos antoje. Nos viene bien creernos lo esencial que resulta el binomio digital-persona porque para alcanzar resultados en esta economía del conocimiento volátil, incierta, compleja y ambigua hay que abandonar el pensamiento analógico… y se impone la urgencia de la transformación (digital porsupuesto) para, de nuevo, potenciar el compromiso.

Asumimos que esta transformación se producirá a través de las personas y que los comportamientos digitales permitirán el eureka de la innovación… y con ella la chispa que encienda el desarrollo del nuevo producto  o servicio que nos saque del atolladero… y volver a liderar el ranking de la industria que corresponda.

Y mientras la ola sigue avanzando, unos (de los que no me excluyo) inventan y acuñan términos que marcaran las tendencias de la gestión de personas en un futuro inmediato; otros lapidan los que en otro tiempo fueron conceptos críticos y esenciales para la gestión eficaz de aquellos recursos que siempre fueron sobretodo humanos…

Y todos juntos dejamos que las tendencias reemplacen a las vetustas y obsoletas prácticas sin caer en la cuenta de que puede que haya un elemento tan sencillo como determinante e inmortal para conseguir que las empresas consigan en ocasiones misiones imposibles a través de sus personas…

Porque mientras la digitalización nos engulle, mientras aparecen las tendencias, mientras sepultamos las practicas asociadas a la economía industrial… no debemos ni podemos olvidarnos de la ética, de la necesidad de predicar con el ejemplo, de la imperiosa necesidad de trabajar con la verdad sin maquillar la realidad, de la virtud que supone la honestidad vivida en primera persona, de entender que conseguir el bien común está por encima de cualquier interés individual, de estar dispuesto a ofrecer antes que a pedir…

Las grandes proezas organizativas nunca tendrán lugar solamente por ser vanguardistas, ni mucho menos por jubilar anticipadamente los conceptos apolillados en el baúl de los recuerdos del management… sino más bien por actuar con una ética inquebrantable y férrea, a prueba de tendencias y destierros.  Porque no lo olvidemos nunca… sin ética no hay compromiso…

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9 comentarios

  1. jose luis

    no puedo estar mas de acuerdo con el contenido de tu post y te lo agradezco; parece que ser sincero cada vez es mas dificil cuando lo que se lleva son discursos muy convencionales a la moda del momento,
    un abrazo

    • Andrés Ortega Martínez

      Gracias Jose Luis!
      Supongo que he tenido buenos maestros y mentores, y quienes están cerca de mí también… Gracias por inculcar valores a quienes han tenido la suerte de trabajar cerca de ti. Quizás esto no sea más que una pequeña consecuencia… 🙂
      Un abrazo fuerte!

  2. Francisco

    Yo no soy directivo, ni siquiera líder, he sido siempre un trabajador con más o menos suerte en esta vida. Desde este nivel de perspectiva no soy capaz de apreciar lo que se dice o se piensa mas allá. Hemos sido números, recursos (en muchas ocasiones no humanos), auténticas máquinas de facturar. Siempre hay excepciones y alguna vez me ha tocado la lotería de ser liderado, no dirigido. Cada persona somos un ente único, con fortalezas y debilidades. Estaría muy bien que la ética tomara posiciones en este mercadeo de personas y que como bien dices, el bien común prevaleciera sobre los intereses individuales. Ojalá ! Muchas gracias.

  3. Manel Salcedo Triviño

    Estoy completamente de acuerdo, pero también debemos entender qué es la ética, porque puede que haya muchas éticas:
    – la tuya, la mía, la de la organización?
    – la ética cívica, la organizacional, la profesional, la personal: cual va primero?
    Cuidado porque en nombre de algunas éticas se hacen verdaderas barbaridades con las personas en la organizaciones.
    Felicidades por el artículo.

    • Andrés Ortega Martínez

      Cierto Manel,
      Mi intención no era hacer un ensayo sobre la ética, como bien dices la ética puede ser interpretada desde infinitas ópticas, ahora bien, entiendo que existe una ética compartida y generalizada, que es la que describo con algunos comportamientos que son aceptados de forma generalizada, creo que por una amplia mayoría de profesionales.
      Gracias por tu comentario.
      Saludos

  4. Benito A. de la Morena Carretero

    Totalmente de acuerdo que “sin ética no hay compromiso”, pero no podemos olvidar que la ética se adquiere con valores a los que estamos dando poco o ningún protagonismo en nuestra vida. Hoy hablar del respeto es trasnochado; controlar la frivolidad no es divertido; la corrupción a todos los niveles es tolerado y solo sacamos a relucir aquella que nos interesa, la demás la disimulamos.
    Unos pocos dominan a otros muchos, siempre ha sido así en el reino animal, con la diferencia de que en nuestro contexto, los “líderes”, y no me refiero a los politicos, no te protegen, te exprimen, y no saben, ni quieren llevar a buen término a “su” pueblo. Un saludo y gracias por su artículo

  5. Mario Martin Lucas

    Ética y compromiso son dos componentes que siempre han estado en la «excelencia» de lo que ha sido el liderazgo de las empresas, y proyectos, de éxito; y viene muy bien recuperarlo en este momento, después de una época en que el cortoplacismo condicionó algunas estrategias…¡Enhorabuena por el artículo!.

    • Andrés Ortega Martínez

      Muchas gracias Mario,
      Así es, la ética siempre es el telón de fondo del compromiso. Sin ella el segundo no puede tener lugar.
      Un cordial saludo
      Andrés

  6. Ángel Delmu

    Hola Andrés y resto de personas lectoras.
    Ideas sobre ética, personas, organizaciones,… me superan y cuanto mas leo sobre ello me agobio cada vez un poco más.
    Prefiero que hablemos e interactuemos «haciendo», y colaborando de forma real. Sino es así, me es ya complicado creer que podamos cambiar algo sobre, lo que para mi, significa el innato «egoismo humano».
    Pongo ejemplo de avance «lento» en innovación social buscando las mejoras personales a través de la consecución previa del bien común: http://www.manchacentroinnova.org/
    Felices vidas para todo el mundo, vale?

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