Sobre personas y organizaciones

Categoría: People management @ Human Being Pagina 19 de 38

Tiempos líquidos… tiempos de cambio: de la Formación al Aprendizaje Social

6658872483_bc905fae46Tiempos líquidos… tiempos de cambio…

Vivimos tiempos sociológicamente líquidos marcados por la incertidumbre, la movilidad y la relatividad. Así lo plasma el sociólogo Zygmunt Bauman  quien defiende la hipótesis de que el cambio social tiene que ser un producto necesario y dinámico en el que las personas deben desarrollar una identidad flexible y versátil que pueda hacer frente a los cambios con los que se encontrarán a lo largo de su vida…

Más que una hipótesis sociológica, me parece que estamos ante una realidad observable a simple vista.

Todo parece indicar que nuestro entorno empresarial y organizativo y, obviamente, la gestión de personas dentro del mismo, no debería pasar por alto la necesidad de construir, o, mejor dicho, de ayudar a construir identidades flexibles y versátiles en sus profesionales.

Y… en este marco de liquidez y cambio creo que la – todavía hoy popularmente conocida – función de Recursos Humanos debe replantearse su aportación de valor tal y como se conoce en materia de Gestión de la Formación.

La Gestión de la Formación, un proceso que precisa ser revisado…

Creo que el área de RRRH debe reflexionar sobre en qué medida el enfoque predominante y la forma en como se ha llevado a cabo la gestión de la formación contribuye en este marco de cambio y transformación a aportar valor al negocio.

El convencional proceso de gestión de la formación mediante el cual el área de RRHH analiza los requerimientos formativos que necesita el negocio, procesa la información y devuelve un output en forma de Plan de Formación, con un catálogo de acciones que supuestamente ayudará a desarrollar un gap competencial a nivel organizativo… me parece a todas luces un proceso que debe redefinirse para responder a una realidad socio-empresarial notablemente diferente a la de hace unos años. Y es que, la validez de este proceso se sustentaba en la capacidad de predecir la evolución del mercado (y, por lo tanto, de las necesidades de la organización para adecuarse al mismo…) en ciclos económicos con una duración ostensiblemente superior a los actuales y expuestos a cambios menos disruptivos.

Las necesidades de “formación” a corto y medio  plazo  (a largo incluso en algunos sectores) eran más predecibles ya que la incertidumbre del mercado en ese mismo timing era a su vez, menor.

Hoy, sin embargo, es difícil prever que sucederá dentro de tres meses (o incluso dentro de una semana…), que vaivenes sufrirá la economía mundial o que nuevo gadget tecnológico aparecerá cambiándonos radicalmente nuestra forma de trabajar…

Además, el proceso convencional de gestión de formación convierte al profesional en un sujeto cuasi-pasivo, al que se le pregunta y, al que tras proporcionar su input,  se le devuelve una solución más o menos adecuada a sus necesidades. Esta configuración del proceso (siempre hablando en términos generales) libera de responsabilidades en materia de aprendizaje al profesional y deposita la máxima responsabilidad en la empresa, quien acaba convirtiéndose en un sherpa (léase… el que lleva la carga…) de la formación y desarrollo de sus profesionales.

Y… paradójicamente, en más de una ocasión, aquellos profesionales que “sacan los pies del tiesto” demandando alguna acción o intervención ad-personam que no contiene el Plan de Formación o el Catálogo de acciones… se convierten en un quebradero de cabeza administrativamente hablando para los sufridos profesionales de RRHH, quienes, con un considerable esfuerzo, desarrollaron un proceso formativo que, con bastante frecuencia, no satisface algunas necesidades…

3 claves para transitar de la Formación al Aprendizaje Social

1.- Del concepto de Formación al Aprendizaje Social…

Nuestro entorno empresarial ha cambiado radicalmente. De esta manera es imperativo entender que la forma de adquirir conocimientos trasciende, y mucho, la idea de recibir formación de la mano de un experto e incorporarla a la praxis habitual.

rayuelaEl Aprendizaje de cualquier profesional será diverso, ubicuo y social, dicho de otro modo, las fuentes de las que puede beber un profesional con intención de adquirir conocimiento son ahora múltiples, atemporales y claro está, sociales.

Resulta inevitable referirse a los atributos de la web social: apertura, conectividad, colaboración (entre otros…) ya que definen la medida en como la capacidad de estar conectados con el entorno nos permite no solo acceder de forma gratuita e instantánea al conocimiento, sino también crearlo y  posteriormente compartirlo, retroalimentando el ciclo.

Estos atributos dibujan un escenario en el que el Aprendizaje se produce al conectarse con otros profesionales y entornos, al acceder a conocimiento y experiencias diversas, al  tener la posibilidad de crearlo y al compartirlo… se trata de un nuevo marco en la forma de crecer profesionalmente.

Afianzar el concepto de aprendizaje implica conversar y crear debates al respecto dentro de las empresas y fuera de ellas, es preciso identificar las diferencias entre ambos conceptos para crear consciencia de aprendizaje y relativizar la significatividad que ha tenido hasta ahora el concepto formación.

2.- De la reactividad a la pro-actividad del profesional…

A medida que se va anclando la relevancia del concepto aprendizaje, otra clave es empezar a descargar al sherpa en el que se ha convertido la empresa en términos de formación y desarrollo. En este nuevo enfoque debe ser cada profesional a título individual quien asuma las riendas de su propio proceso de aprendizaje. Cualquier profesional debe asumir que es el único responsable de desarrollar su identidad, definiendo su versatilidad en términos de conocimiento para que su empleabilidad no se resienta en un entorno, como he dicho antes, caracterizado fundamentalmente por la incertidumbre.

Sin duda un cambio de enfoque radical, ya que auto-emponderarse no es precisamente un ejercicio sencillo, sobre todo cuando históricamente nos hemos acostumbrado a que, tras responder a RRHH, estos nos devolverían el menú formativo que alimentaría nuestro aprendizaje… mejor dicho, nuestra formación.

La proactividad del profesional debe invertir la tendencia haciendo que sea cada profesional quien lidere su propio proceso de aprendizaje y deje de convertirse en un sujeto reactivo, dando tantos pasos al frente que sean necesarios para convertirse en el máximo inversor de su empleabilidad. Sencillamente resulta poco práctico depositar la responsabilidad de nuestro enriquecimiento profesional en un agente, la empresa, que a duras penas puede predecir la evolución de su negocio a corto plazo.

3.- De la Gestión al Diseño de Experiencias de Aprendizaje…

Pero, como esbozaba al inicio de esta reflexión, la función de RRHH y concretamente la funcionalidad encargada de la Gestión de la Formación debe reflexionar de forma crítica la forma en la que lleva a cabo su aportación de valor desde este nuevo enfoque.

Lógicamente su autocrítica será determinante, ya que el área de Capital Humano debería ante todo convertirse en el impulsor de las dos primeras claves, esto es: Reforzar la idea de aprendizaje versus el concepto de formación, mientras en paralelo desarrolla iniciativas e intervenciones encaminadas a emponderar a sus profesionales a la hora de asumir la responsabilidad de sus itinerarios de aprendizaje, es decir, fomentando su proactividad y autonomía.

De  esta manera, y de forma gradual, los profesionales encargados de gestionar la formación estarían iniciando su propia evolución funcional transformando la carga de trabajo administrativa y burocrática de la gestión en una aportación de valor más genuina, directa y efectiva al convertirse en diseñadores de experiencias de aprendizaje. Profesionales que, conocedores de las fuentes de aprendizaje social y de las últimas tendencias, son capaces de dar soporte a los profesionales de la empresa en el diseño de las experiencias que estos han decidido construir proactivamente.

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En definitiva, no nos encontramos ante un mero restyling del área encargada de la gestión de la formación en la empresa sino ante la necesidad de cuestionarnos el modelo existente al respecto e imperante todavía en muchas empresas quienes deben de reaccionar ágilmente a los cambios del mercado.

Desde el punto en el que estamos no es posible (ni saludable) obviar o abandonar el proceso de gestión de la formación tal y como se ha llevado a cabo hasta ahora, pero si es preciso empezar la construcción de un nuevo modelo llevando a cabo acciones piloto que sirvan para testear la eficacia del concepto de aprendizaje social y el emponderamiento de los profesionales en la construcción del mismo.

Si, regresando a Bauman, el cambio tiene que ser un proceso necesario y dinámico, no resulta descabellado pensar que una organización debe ser un claro entorno de cambio y, para ello debe contar con profesionales que  lideren su propio aprendizaje de una forma proactiva, desarrollando y construyendo experiencias de aprendizaje gracias al soporte que recibirán de una función absolutamente estratégica que no gestionará procesos formativos tal y como existen hoy, sino que ejercerá de diseñador de experiencias de aprendizaje… un nuevo rol en la función de RR.HH que bien merece ser desarrollado en otro post…

 

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Gestionar Emociones es Liderar el Cambio…

corazon en cristalCuando hablamos de Emociones y de Liderazgo, inevitablemente hay que referirse al concepto de Inteligencia Emocional que Daniel Goleman hace asequible “a todos los públicos” a través de su libro “The emotional Intelligence” publicado en el año 1995. En su célebre libro, Goleman define la inteligencia emocional como la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los ajenos. Por lo tanto, el conjunto de capacidades que utilizamos para ese autoconocimiento y para el conocimiento e interpretación de las emociones de otros es a lo que nos referimos cuando hablamos de Inteligencia Emocional.

Esta inteligencia emocional es la integración de la inteligencia intrapersonal, o la capacidad de formar un modelo realista de uno mismo, identificando correctamente los sentimientos propios para poder usarlos como guías en la conducta y la inteligencia interpersonal, o la habilidad de comprender a los demás mediante la capacidad de reconocer y reaccionar ante sus emociones.

Creo que nadie duda de la relevancia que la inteligencia emocional tiene para el ejercicio del liderazgo. Sin embargo y pese a la probable unanimidad a la hora de reconocerla como un requisito sine qua non para el ejercicio del mismo, muchas organizaciones han construido sus modelos de liderazgo inclinando la balanza hacia el plano racional… relativizando o infravalorando las capacidades de gestión de las emociones de sus líderes, managers y, en definitiva de cualquier profesional que estuviese al frente de la gestión de un equipo de personas.

Hemos desarrollado líderes racionales que han atrofiado sus capacidades para identificar sus propias emociones y las emociones de sus colaboradores, colegas y de su entorno y, aún peor líderes con dificultad para desarrollar esa capacidad en favor de la organización y de la generación de valor. Líderes que se muestran torpes en el manejo de las emociones que manifiestan las personas con las que trabajan. Modelos de liderazgo que refuerzan conductas de invulnerabilidad, porque la declaración de la misma es un síntoma de debilidad, de flaqueza y falta de resistencia…

Así… muchos profesionales se han acostumbrado a blindar sus emociones cuando atraviesan las puertas de la empresa para la que trabajan… conscientes de que mostrar las emociones, sean estás de la índole que sean es algo políticamente incorrecto. Mostrar irá, tristeza, euforia, pasión, decepción puede ser mal interpretado, y, en muchos casos, penalizado… porque las leyes no escritas de la cultura informal de muchas organizaciones recomiendan que es mejor dejar las emociones aparcadas o, cuando menos controladas durante el desempeño de la actividad profesional…

Sin embargo, vivimos tiempos emocionalmente intensos, en los que las circunstancias que impregnan nuestras empresas y entornos organizativos provocan emociones a diario. La contención de las emociones puede contribuir a desarrollar organizaciones de encefalograma emocional plano cuando, curiosamente, nunca fue tan necesario liberar el potencial que contienen las emociones que las circunstancias nos provocan…

Tiempos de cambio, tiempos líquidos que requieren emociones líquidas… que emerjan, discurran, fluyan y se filtren y que, obviamente, requerirán líderes y managers que se conviertan en gestores de emociones; personas que identifican sus propias emociones y que las gestionan de forma adecuada, que sepan dar respuesta y abordar emocionalmente un ataque de irá, una explosión de júbilo o un momento de llanto y tristeza…

Se precisan líderes que provoquen conversaciones de forma natural con capacidad para gestionar la emoción que conduce cualquier conversación. Se necesitan líderes que sepan transformar emociones en acción y generación de valor. Líderes que no se encojan de hombros o escondan la cabeza bajo tierra cuando un colaborador o un colega llora, siente frustración, impotencia, o se desborda de alegría delante de ellos…

Las emociones son el principal motor de cambio y transformación de una persona…. En tanto en cuanto las organizaciones las forman personas y…  el cambio es la única constante fija del entorno empresarial del que somos contemporáneos, quizás sea un buen momento para reflexionar sobre la conveniencia de nivelar la balanza de un modelo de liderazgo que se inclina en favor del plano racional… quizás sea hora de conceder a la capacidad para identificar, gestionar y reaccionar ante las emociones un peso específico mayor que el otorgado hasta ahora.

Las organizaciones que quieran evolucionar su propuesta de valor para reaccionar a un mercado sencillamente diferente apostarán por un modelo de liderazgo transformacional en el que la gestión de las emociones tendrá la misma relevancia y el mismo peso específico que el plano racional.

En el entorno empresarial de profunda transformación por el que transitamos… una organización emocionalmente inteligente será una organización capaz de liderar el cambio.

2.0: Redarquía a través de la «RH-evolución»

juan-carlos-chourio-moreno-mesa-de-billarCuando Tim Berners-LeeRobert Cailliau crearon la Web en los años 90, no podían imaginar en qué medida esta, y su evolución, impactarían en los paradigmas de gestión unas décadas más tarde. La evolución de la tecnología World Wide Web derivó en el año 2004 en el concepto Web 2.0, concepto que hoy ya forma parte de nuestra vida cotidiana.

Para poder contextualizar de forma adecuada en qué medida repercute la idea de la Web 2.0 en los modelos de management conviene recordar los principios que Tim O’Reilly, John Battelle y Dale Dougherty atribuyeron a las aplicaciones Web 2.0: La comunidad como plataforma, “arquitectura de participación”, desarrolladores independientes, modelos de negocio con capacidad para redifundir contenidos y beta permanente.

Obviamente, esta contextualización histórica nos permite entender que hablar de Management, Organizaciones y RR.HH 2.0 es algo de mayor calado que unos conceptos de moda.

En otras palabras, hablar de management 2.0 y, por lo tanto de Gestión de RR.HH. 2.0 implica trasladar los atributos que definen la Web 2.0 al mundo del management, lo que significa en otras palabras la incorporación de nuevos comportamientos por parte de los profesionales que forman las organizaciones.

Atributos del Management 2.0 & Redarquía

Colaboración, Transparencia, Participación, Apertura, Flexibilidad, Adaptabilidad, Aprendizaje, Conversación, Interacción (entre otros) son por lo tanto los atributos, rasgos y señas de identidad de una filosofía de gestión de personas a la que más comúnmente llamamos RR.HH 2.0.

Solo existe un tipo de estructura organizativa capaz de albergar los comportamientos asociados a la filosofía de la web 2.0: La Redarquía. Y, sucede que, cuando hablamos de redarquía, como modelo organizativo que pivota alrededor de las interacciones entre múltiples actores que comparten su conocimiento a través de conversaciones de forma abierta y transparente sin que prevalezca el poder de unos sobre otros… la distancia a la que se encuentran la mayoría de organizaciones y empresas de este modelo, se mide en años luz…

Sin embargo, el mercado caracterizado por la volatilidad, la incertidumbre y el cambio obliga a que las organizaciones, y por lo tanto, sus profesionales, respondan ante él de forma más ágil, dinámica y flexible para seguir siendo competitivos o incluso para sobrevivir.

Esta es la razón por la que cualquier empresa que quiera adaptarse a las nuevas reglas del mercado debe plantearse con urgencia la forma de transitar su modelo de management todavía anclado en la Jerarquía: un modelo en el que las transacciones son unidireccionales y se sustentan en el ejercicio de la autoridad, la relación de ordeno y mando, la supremacía del monólogo y la falta de participación abierta… hacía un modelo de gestión en redarquía.

La transición hacía la Redarquía: Evolucionando 4 Procesos en RR.HH

La pregunta es, ¿Cómo es posible transitar de la jerarquía a la redarquía? Estas son algunas acciones, prácticas o revisión de procesos en gestión de RR.HH que pueden ser relevantes para llevar a cabo la transición hacia este modelo.

1.-Implantación de Redes Sociales Corporativas:

No se trata ni mucho menos de la panacea ni del bálsamo de fierabrás que por arte de magia sanará a la organización o transformará la gestión jerárquica en redárquica, pero sin duda alguna, cualquier intento de aproximación a los comportamientos que conllevan los atributos que caracterizan el management 2.0 pasa por la implantación exitosa de la tecnología social en la empresa, ya que, sencillamente, la tecnología social representa el vehículo natural por el que transitan comportamientos cómo la colaboración, la participación y la transparencia.3891830619_af37ac736e

La probabilidad de que estos atributos permeabilicen en un entorno organizativo caracterizado por la jerarquía sin la implantación de redes sociales corporativas (Tecnología social) es muy limitada. Una red social corporativa representa la principal palanca de cambio y transformación cultural hacia modelos colaborativos en Red. Son vehículos que no solamente permiten el flujo de información sino la transformación de comportamientos.

La implantación de una red social corporativa de forma coherente y la arquitectura de procesos asociada permiten incrementar las probabilidades de transitar de un modelo basado en la jerarquía hacia un modelo basado en la redarquía.

2.-Flexibilización del proceso de Descripción de Puestos:

El modelo tradicional de definición de puestos de trabajo responde a una necesidad de acotar las tareas y responsabilidades asociadas a los profesionales de la empresa para su mejor control y supervisión.

Parece lógico pensar que una organización que tiene que reaccionar más rápida y ágilmente a los cambios del entorno, debería contar con procesos más laxos y menos rígidos en la descripción de las tareas y responsabilidades de sus colaboradores.

En la revisión de este proceso caben varias alternativas… desde la revisión constante y abierta por parte del área de RRHH (tal y como la conocemos hoy) de las descripciones de puestos, hasta la liberalización extrema del proceso, siendo cada profesional el responsable de revisar y describir sus propias tareas y responsabilidades.

Dicho de otro modo, el contenido de los puestos en forma de tareas y responsabilidades debe adaptarse a las necesidades del mercado casi a diario, razón por la que una descripción de puestos rígida y anualizada (no nos engañemos, raramente revisada…) es el mecanismo más adecuado para la obsolescencia y la reactividad a los cambios.

Imagen1La necesidad de definir y describir estáticamente (para supervisar y controlar) qué debe hacer cada puesto no solamente no contribuye al propósito de la supervivencia, sino que lo obstaculiza. La rigidez en la descripción de puestos, debe dar paso a una relajación de ese proceso, fomentando la adaptabilidad y el concepto de beta permanente… convirtiéndolo en un proceso no solo dinámico, sino en constante revisión.

3.- Integración de Formación y Aprendizaje:

En el marco del management 2.0, el concepto de formación da paso cada vez más al concepto de aprendizaje, mejor dicho… de auto-aprendizaje. El tradicional proceso mediante el que RR.HH.  pregunta a la Organización qué formación necesita, traduciendo este input en un Plan de Formación seguirá vigente…pero la necesidad de reciclaje constante exigirá soluciones más proactivas por parte de los profesionales.

La transición de la formación al aprendizaje invita a que se establezcan pilotos en colectivos clave: la aplicación de estos pilotos tendrá sentido en colectivos del tipo High potentials, High performers o integrantes de planes de sucesión; RR.HH deberá actuar como guía en el proceso de construcción de los itinerarios de aprendizaje de estos profesionales, dándoles soporte en la definición y construcción de sus PLE`s (Personal Learning Environments) utilizando como no, la web social como principal herramienta para ello (pero no la única…).

De esta forma, en la empresa habrá profesionales que asumirán las riendas de su aprendizaje, incorporando varios de los atributos clave en el modelo organizativo redárquico: el aprendizaje y la independencia o autonomía para la construcción del mismo, actuando, en paralelo como la cadena de transmisión de la independencia en términos de aprendizaje hacia el resto de la organización.

4.- Naturalización del proceso de Evaluación del Desempeño.

Sin duda, uno de los procesos de gestión de RR.HH llamado a reinventarse o redefinirse por completo en el marco de esta transición. Desarrollar la redarquía como modelo organizativo que alberga comportamientos que permiten reaccionar y sobrevivir al cambio, no implica perder foco en la consecución de resultados ni mucho menos en la monitorización de los mismos.

Sin embargo el proceso mayormente instaurado en el que un “mando” asigna objetivos anualmente de una forma “consensuada” con un “colaborador” para realizar su revisión a través de dos conversaciones dentro de un ejercicio, se convierte en un proceso ridículo o carente de valor en un entorno organizativo en el que los objetivos de negocio pueden oscilar vertiginosamente.

Naturalizar el cuadriculado proceso de evaluación del desempeño pasa por naturalizar la interacción que se establece entre “mando” y “colaborador” haciendo que ambos actores mantengan tantas conversaciones como sea necesario utilizando todos los medios a su alcance…entre otros, como era de esperar, la tecnología social.

Una organización que tiene que reaccionar con flexiblidad al mercado no puede permitirse el lujo de revisar bianualmente la pertinencia de los objetivos de sus profesionales.social influence

El área de gestión de Personas nunca ha contado con una herramienta tan poderosa para provocar conversaciones de forma natural entre sus profesionales. Conversaciones transparentes cuyo propósito es asegurar que se camina en la dirección correcta para la consecución de resultados. La transparencia en el grado de alcance y la capacidad de adaptación al target es la mejor forma de asegurar el alcance de los objetivos. La conversación y la transparencia son atributos al servicio del negocio.

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Rediseñar estos procesos en gestión de RR.HH. no asegura la transición hacia un modelo en Redarquía, pero su incorporación en la dinámica de la gestión de una organización permitirán que progresivamente vayan permeabilizando los atributos y señas de identidad del paradigma 2.0… que, a su vez, consolidarán el auge de comportamientos propios de un modelo de organización basado en la Redarquía… dónde Colaboración, Transparencia, Participación, Apertura, Flexibilidad, Adaptabilidad, Aprendizaje, Conversación e Interacción se convierten en los atributos que permiten la adaptación a un mercado que reclama y reivindica cada vez con más fuerza la transformación de nuestras organizaciones. 

Arquitectos de Conversaciones: la reconstrucción de RR.HH

En la era del conocimiento la competitividad de una organización en el mercado residirá en su capacidad para promover la inteligencia colectiva.

La clave del éxito de una empresa residirá en la conexión del Talento y el Conocimiento.

La supervivencia de las organizaciones dependerá de su capacidad para promover y fomentar la libre circulación de ideas.

La Tecnología social será la principal palanca de cambio y transformación organizativa…

El Liderazgo transformador será un diseñador de organizaciones abiertas.

Se trata efectivamente de cinco afirmaciones que describen una nueva forma de hacer gestión y que evidentemente implican un cambio de paradigma.

work-in-progress1 (1)No se trata de hacer demagogia barata. El marco organizativo en el que nos encontramos es cada vez más exigente, permite menos licencias y representa una cada vez más afilada espada de Damocles para aquellas organizaciones reactivas al cambio. La transformación y evolución organizativa deben convertirse en prioridades estratégicas, de lo contrario, los caprichosos vaivenes de un mercado impredecible, hiper-competitivo y cada vez más dinámico pondrán en evidencia y en serios problemas a aquellas empresas que ralenticen su evolución. En resumen, no estamos, ni estaremos precisamente ante un caldo de cultivo adecuado para empresas reactivas a la transformación.

Construyendo la Transformación…

La incertidumbre, la volatilidad y la glocalización han demolido la estabilidad del mercado. Las organizaciones deben reconstruir sus hasta ahora robustos pilares, ahora sin embargo frágiles para soportar el peso de los cambios tecnológicos y socio-empresariales. El Liderazgo debe asumir un rol de diseñador de organizaciones ágiles, flexibles y dinámicas. Por lo tanto, Inteligencia Colectiva, Conocimiento y Talento conectado, Libre Circulación de ideas y Tecnología Social serán materiales clave en la construcción de un modelo que, no lo olvidemos, permitirá a estas empresas no solo sobrevivir en el mercado sino adquirir una clara ventaja competitiva al desarrollarse como organizaciones abiertas y conectadas… al conocimiento.

Pero la transformación organizativa pasa inevitablemente por la transformación de los comportamientos de sus profesionales. Las personas, sus interacciones… en definitiva, sus conversaciones y diálogos adquirirán un papel determinante en la evolución de este modelo. Las conversaciones y las ideas que emanen de estas, serán la quinta esencia de la construcción del nuevo paradigma de gestión. Las conversaciones son la materia prima esencial de la transformación.

Teniendo en cuenta lo anterior, la lógica aplastante debería dirigir nuestra mirada hacia la función de RR.HH. quien se enfrenta a uno de sus principales retos históricamente: Liderar su propia transformación para acompañar y dinamizar la necesaria evolución organizativa.

5816765320_ffe4d28c70Arquitectura de Conversaciones: Una nueva funcionalidad de RRHH para la generación de valor genuino.

En un entorno en plena construcción, la función de RR.HH. contribuirá a la transformación en tanto en cuanto adquiera nuevas funcionalidades, en la medida en que se convierta en un Arquitecto de conversaciones.

¿Pero, en que consiste esta nueva funcionalidad de RR.HH clave para la propia evolución de la función y a su vez para la transformación organizativa?  ¿De qué manera contribuirá a la generación de valor genuino para el negocio? Se trata de una funcionalidad emergente, reclamada por las nuevas condiciones del mercado y por el progresivo avance de la tecnología social como vehículo de cambio al servicio de la función de RRHH; Un rol en fase de definición pero que es conveniente ir perfilando. Estos serán algunos de sus rasgos de identidad y principales cometidos:

Construirá los espacios organizativos necesarios para que las conversaciones sucedan de forma dinámica y eficaz, lo que implicará flexibilizar y relajar espacios y procesos estancos que ejerzan de muro de contención al desarrollo de conversaciones fluidas.

Impulsará el modelo de liderazgo transformador como mecanismo que liberaliza la auto-asignación de responsabilidades, y que permite por lo tanto multiplicar exponencialmente el tráfico de conversaciones.

Participará en el diseño de Comunidades: las nuevas células organizativas emergentes tras la incorporación de la filosofía 2.0 en forma de redes sociales corporativas internas que representarán el hábitat natural de un arquitecto de conversaciones.

Será un provocador de conocimiento. Un arquitecto de conversaciones tiene presente el propósito de la conversación, no estamos ante un moderador de tertulias de sobremesa, sino ante un dinamizador de conversaciones que se producen por y para la generación de valor en el seno de Comunidades.

Dinamizará y fomentará la participación y el diálogo entre todos los stakeholders con capacidad para generar conocimiento a través de las conversaciones que tengan lugar dentro o fuera de las comunidades.

Diseñará los procesos organizativos necesarios para asegurar que las ideas que emanen de las conversaciones viajen de forma rápida y se traduzcan en nuevos productos y servicios.

Analizará los indicadores asociados a la actividad conversadora: temáticas, frecuencia de interacción, recurrencia, grado de penetración y acogida de contenidos que le permitirán construir la arquitectura de conversaciones más adecuada para el negocio.

Se encargará de fomentar la filosofía wiki (agilidad, informalidad, autenticidad, integridad, añadir valor genuino) entre los profesionales que formen parte activamente de las conversaciones en la empresa.

Será un conector de Talento-Personas, Conocimiento y Objetivos de Negocio a través del lanzamiento, monitorización y seguimiento de conversaciones y diálogos.

2945445895_d30f74220cLa función de RR.HH tiene ante sí la posibilidad, o más bien necesidad, de adaptar su funcionalidad a una realidad organizativa que progresivamente va reclamando una forma de aportar valor diferente. Sería un error de principiante quedarse en la superficialidad de un término que destila posmodernidad y que suena atractivo.

En un entorno empresarial en el que la generación de conocimiento es uno de los factores más determinantes para la supervivencia y la diferenciación en el mercado, no deberíamos banalizar la arquitectura de conversaciones, sino otorgarle un peso específico considerable ya que la generación, difusión y conexión del conocimiento e ideas extraído de conversaciones  supondrá una de las claves del éxito de la empresa del S.XXI

 

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RR.HH: De la Insoportable Levedad a la Incuestionable Gravedad

moonLa reflexión que pretendo elaborar en esta entrada se prestaba a utilizar (aunque solo parcialmente), el título de la novela de Milan Kundera: La insoportable levedad del ser; Sin embargo, se trata de un título que acertadamente ya ha utilizado una excelente profesional y gran amiga como es Sonia Rodríguez Muriel. Si no leísteis en su momento su reflexión os invito a que lo hagáis porque está estrechamente relacionada con el trasfondo de este post.

Afortunadamente cada vez soy participe, cómplice y en ocasiones responsable de más conversaciones, foros y debates en los que la palabra más utilizada cuando nos referimos a la función de RR.HH. es transformación. Y es que, el concepto está de moda. Una moda, marcada por el entorno social, tecnológico y general en el que vivimos. La palabra transformación está tan en boga que empiezo a pensar que realmente ya no se trata de una moda sino de una realidad.

En este entorno caracterizado por el cambio, la incertidumbre y la volatilidad extrema de los mercados, cada vez más conversaciones y debates giran en torno a cómo la función de RR.HH. debe acompañar y ser partícipe de esa transformación organizativa.

Aunque abordamos un reto complejo, paradójicamente la solución es bien sencilla: la única forma en la que la función de gestión de Personas puede acompañar esta transformación es… cambiando y transformándose en sí misma.

Sin duda un reto mayúsculo, de proporciones descomunales para una función y rol organizativo al que las circunstancias del mercado y de las organizaciones le han colocado en una compleja encrucijada.

Paradójicamente, el ejecutor de los ajustes organizativos en forma de expedientes de regulación de empleo, congelaciones salariales, contención de medidas de dimensionamiento del Capital Humano y resto de medidas de urgencia extrema encaminados a paliar la hemorragia de las cuentas de resultados…  fueron paulatinamente ejecutando su propia aportación de valor.

No ha sido un camino sencillo, más bien todo lo contrario. Era preciso demostrar que la función de RR.HH. era sensible al negocio, ya que habíamos luchado muchos años por hacernos valer como Business Partner, Socio estratégico y aliado máximo del mismo; del tal manera que esa comprensión del negocio nos obligaba a comprender la  necesidad de tomar decisiones ingratas, amargas, incluso obscenas en pos de la supervivencia del mismo.

RR.HH. tuvo que hacer lo que el negocio requería y exigía para sobrevivir… y no creo que  el acto en sí mismo de llevar a cabo acciones para asegurar la supervivencia de la empresa (en todo caso el cómo se conduce el proceso…) sea un hecho cuestionable o reprobable… ya que, en cualquier circunstancia, la obligación de la función de RR.HH. es mirar, observar y comprender su razón de ser en el marco de una actividad empresarial cuyo fin, no lo olvidemos, es generar valor.

Sin embargo, a lo largo de este amargo e ingrato proceso, y, también paradójicamente, la gravedad de las circunstancias hizo que al mismo tiempo fuésemos progresivamente perdiendo la masa y el peso específico que nos apegaba al suelo que representaba el negocio. Nuestra pérdida de gravedad en términos físicos, se fue tornando en levedad…manzana

La gravedad  de las medidas y acciones que permitían que el negocio siguiese respirando… implicaban en muchos casos la reducción del peso específico que habíamos ganado con mucho esfuerzo y durante mucho tiempo para que fuésemos percibidos como incuestionables…;  de esta suerte, muchos departamentos de RR.HH. se acostumbraron a ser insoportablemente leves, prescindibles, incluso innecesarios.

Sin embargo, todo este viacrucis, los latigazos de la realidad y un cada vez mayor nivel de autocrítica no han sido en balde. No tenemos más opción que asumir nuestra transformación como función organizativa.

Esta consciencia de cambio está cada vez más presente en muchos profesionales de RR.HH. que entienden que nuestra realidad social, tecnológica y organizativa nos ha empujado inexorablemente a ponernos frente al espejo y preguntarnos cómo recuperar de nuevo nuestro peso específico… cómo ganar la masa suficiente para que nuestra actividad vuelva (o…quizás comience…) a aportar valor genuino al negocio, a ese negocio que representa el suelo que nos atrae y al que siempre debimos de estar pegados…

Abandonar la insoportable levedad a la que nos arrastró la realidad (y… quizás también una mezcla de exceso de ego y complejo de inferioridad al mismo tiempo),  pasa por asumir nuestra incuestionable gravedad como función en un marco en el que RR.HH. se transformará en base a una nueva realidad, un nuevo entorno, donde seremos SocialNetworkers, Human Knowledge Managers, Arquitectos de Conversaciones, Gestores de Comunidades e impulsores de modelos de Liderazgo distribuido… o, sencillamente… no seremos.

La gestión de personas en las organizaciones debe recuperar su incuestionable gravedad en un entorno en el que la persona es cada vez más el artífice del cambio y por lo tanto de la generación de valor… en un entorno en el que… como dice la canción…ya nada volverá a ser como antes…

 

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