Sobre personas y organizaciones

Categoría: Management Pagina 13 de 27

Deconstruyendo Recursos Humanos…

two wayLlevaba tiempo procesando la idea, pero el detonante ha sido (y no es la primera vez…) una reflexión de José Miguel Bolivar en su blog Óptima Infinito. Bajo el  título “Recursos Humanos tiene que desaparecer” se esconde una reflexión, en la que, más allá del grado de convergencia que se tenga con ella, conviene detenerse…

Pensé en responder a José Miguel en su blog, algo que he hecho en muchas ocasiones pero luego pensé que la respuesta daría para un post en sí mismo, continuando de esa manera la reflexión en la red. Obviamente es imprescindible leer la entrada de Jose Miguel para entender esta… de otro modo no estaríamos construyendo… o mejor dicho deconstruyendo…  🙂

Son muchas las ideas que pueden extraerse de la reflexión en Óptima infinito pero todas ellas convergen en la necesidad de hacer una praxis de RR.HH sobresalientemente diferente de la practicada hasta ahora en la mayoría de organizaciones y por la abrumadora mayoría de profesionales del área.

Resulta muy evidente que la función de RR.HH hoy tiene que dar respuesta a problemáticas que no existían hace unas cuantas décadas cuando nacieron los departamentos de administración de personal que tenían un papel eminentemente administrativo y cuya función primordial era la tramitación del pago de salarios y la gestión de las contrataciones; el embrión de lo que hoy se conoce como RR.HH se encuentra  en los departamentos de administración y finanzas… un hecho que permite explicar el perfil del profesional tipo del área de “personal” hace tres o cuatro décadas: mucho foco en la racionalización de recursos y poco o nulo en el desarrollo de las capacidades de las personas. La necesidad era otra y eso definía el rol en aquel tiempo.

La realidad hoy, es bien distinta, porque la entrada en escena de la economía del conocimiento, y, por lo tanto, de sus profesionales obliga a que la función de RR.HH se comporte de otra manera.

HR LIFE CYCLE

Este gráfico extraído de internet y traducido y adaptado para esta entrada, refleja de manera razonable el marco evolutivo del área de RR.HH.

De una etapa en los años 60/70 donde RR.HH era un elemento periférico al negocio con foco en la administración se transitó a una fase de autodescubrimiento – en los años 80 aproximadamente-  donde el área de RRHH ganó peso  al tener que dar soporte a las primeras “especies de managers” y profesionales que hoy conocemos; etapa en la que tuvo que aprender a formar y a asesorar en la definición de los objetivos que el negocio necesitaba fijar para mejorar su eficacia.

RR.HH continuo su evolución a lo largo de los años 90 centrando su público objetivo en el colectivo de directivos y mandos intermedios, adoptando un rol de facilitador de procesos y proveedor de servicios; al alcanzar la madurez se hizo necesaria una capacidad de desarrollo de la organización y una visión integrada del área donde la administración (aún no traspasada o externalizada) y  el desarrollo de managers y directivos ya formaban parte del mismo todo.

Con el S.XXI, el público objetivo fundamental de la función se convierte en el primer nivel ejecutivo junto a otros agentes externos a la organización (proveedores o partners); en esos años se consolida un liderazgo (o pseudo-liderazgo) del área de RR.HH caracterizado fundamentalmente por la necesidad de “servir” al primer nivel ejecutivo, un “liderazgo” que exigía desarrollar nuevas competencias: la visión estratégica, hablar el idioma del negocio para poder “satisfacer” o “dar respuesta” (según se prefiera…) a ese primer nivel ejecutivo, y la capacidad de vender lo que se llevaba a cabo (marketing de RR.HH) se convirtieron  en habilidades imprescindibles en los profesionales que lideraban la función….

La eclosión y consolidación de la economía del conocimiento en los últimos años tiene el mismo impacto para el área de RR.HH. que el meteorito que hace miles de años acabo con la extinción de muchas especies…; una circunstancia, que pone patas arriba la proposición  de valor integrada del área de RR.HH que había caracterizado su praxis en los últimos años, fruto del proceso evolutivo iniciado hace décadas…

Lo cierto es que no sé si RR.HH debe desaparecer o no para poder ofrecer comportamientos adecuados al nuevo orden que vivimos; probablemente se trate de una afirmación demasiado expeditiva para efectivamente reivindicar una necesidad acuciante: hacer lo que se tiene que hacer y que, desde que la economía del conocimiento ha ganado enteros, no se ha hecho, porque la mayoría de departamentos de RR.HH. efectivamente como indicaba José Miguel, han seguido haciendo lo que mejor sabían hacer, sin pararse a pensar si realmente era lo que ahora necesitaba su negocio, o al menos una parte cada vez más importante del mismo…

Sin embargo, si percibo indicios de metamorfosis. Un buen número de profesionales de RR.HH. con quienes estoy conectado y forman parte de mi comunidad ya han comenzado a liderar la deconstrucción de la función y de sus cometidos, pero aunque se haya iniciado este proceso, es preciso incorporar matices.

El proceso de nómina sigue teniendo valor, porque todavía existe un importante colectivo de profesionales que necesitan que se le retribuyan sus servicios (por cuenta ajena) solo que ahora este valor es desproporcionadamente menor si se compara con otras necesidades de los profesionales del conocimiento. Por el contrario, los trabajadores manuales sí que siguen dando una relevancia importante a esa gestión administrativa, y, lo que necesitan del departamento al que, pese a haber pasado 40 años de su nacimiento, muchos de ellos siguen llamando Personal, es básicamente lo mismo de siempre: que les paguen en tiempo y forma…

Lo mismo sucede con la actividad en materia de prevención de riesgos… una actividad carente de valor desde la perspectiva de un profesional del conocimiento, pero aún con un peso importante en los trabajadores manuales…

Y, algo parecido se produce con el rol de RR.HH cuando se trata de gestionar las relaciones laborales. Una tarea que sigue siendo vista como relevante cuando el interlocutor es el trabajador manual pero que carece incluso de sentido cuando se mira hacia el profesional cuya materia prima es el conocimiento y que normalmente no vive preocupado del impacto de la normativa laboral de turno, sino más bien de la evolución del conocimiento, de su acceso al mismo y de cómo rentabilizarlo para impactar en el negocio.

En la actualidad ya hay muchos departamentos de RR.HH que no gestionan la nómina directamente, está se encuentra externalizada y, en bastantes empresas se ha abierto el debate que apunta a que el interlocutor válido para ese proceso sea el área financiera… una vuelta a los orígenes…

orangeCiertamente los profesionales de RR.HH deben deconstruir su función. Al igual que en la cocina de vanguardia… hay que deconstruir el área hasta encontrar las bases que forman la esencia de muchos de sus procesos y tareas, descomponerla cuidadosamente y descubrir sus elementos esenciales, identificar cuáles han sido hasta ahora sus principales cometidos, su foco, para que se ha hecho y quienes han sido sus principales stakeholders…

Quizás en el contexto de mestizaje organizativo en el que nos encontramos donde en muchas empresas aún conviven la economía de conocimiento y la pseudo-industrial y con ellas profesionales del conocimiento y trabajadores manuales, tendrá que seguir habiendo profesionales de RR.HH que cubran las necesidades aún “primarias” para el colectivo de trabajadores manuales, mientras, en paralelo, otros profesionales desarrollarán habilidades que les permitan fomentar la digitalización de comportamientos, poner el foco en potenciar el talento y las habilidades de los profesionales del conocimiento, practicar el Coaching para provocar nuevos enfoques, impulsar modelos de liderazgo orientado al cambio, y, en definitiva, toda una serie de actividades que sin duda suponen una generación neta de valor en la economía del conocimiento en la que cada vez habitan más profesionales…

Quizás estamos asistiendo no solo a la deconstrucción de la función de RR.HH tal y como la hemos conocido en los últimos diez o quince años, sino que es probable que el resultado de ese proceso de lugar a un nuevo tipo de profesional, que, más allá de etiquetas trabaje con, por y para el talento en un entorno llamado red… un profesional que no tenga la necesidad de ser bautizado ni categorizado bajo una nomenclatura o etiqueta concreta, porque entenderá que su foco será el talento y muy probablemente, la deconstrucción del mismo…

 

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La utopía del liderazgo distribuido

179410_tumblr_mbrm0jgth11qcxieko1_500Utopía, del griego “ou” (que significa NO) y “topos” (que significa LUGAR) se refiere (según la RAE) al plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación.

Y, ciertamente, pese a que cada vez más profesionales reivindican este estilo, hablar de liderazgo distribuido en la actualidad, significa hablar de una utopía… o lo que es lo mismo, referirse a algo que no existe, a un modelo optimista irrealizable cuando se piensa en él…

Hemos convertido en “trending topic” el concepto, porque resulta muy “cool” y es tendencia referirse al mismo y, lógicamente, no hacerlo supone ser un profesional desfasado y obsoleto.

Bien sea por la moda de turno,  bien sea  por una auténtica convicción acerca de las propiedades que un estilo de liderazgo de estas características entraña, cada vez son más los profesionales que lo han incorporado a su vocabulario cotidiano, aunque también, muy probablemente, sin pararse a pensar con detenimiento lo que realmente implica distribuir el liderazgo…

Para que el liderazgo se distribuya se requieren culturas organizativas genuinamente abiertas que permitan la fluidez del conocimiento a través de las interacciones de todos sus miembros entre sí mismos y con su comunidad…

Para que el liderazgo sea distribuido es preciso desarrollar modelos organizativos cuyas estructuras sean más flexibles y menos rígidas, donde la jerarquía se reduzca a la mínima expresión; la eficacia del liderazgo distribuido es directamente proporcional a la metamorfosis de una organización en forma de red…

Para que un profesional con responsabilidad sobre otros distribuya su liderazgo debe alcanzar un nivel de madurez que le permita entender que el bien de la organización está por encima de su propio ego y de su necesidad de auto-realización, comprendiendo que liderar de forma distribuida significa mandar menos y escuchar mucho más…

Para que un profesional lidere de forma distribuida, los profesionales de su entorno tienen que estar dispuestos a abandonar su papel de subordinados y a asumir la responsabilidad que implica movilizar a la organización… para que prospere el liderazgo distribuido es necesario no esperar a ser liderado…

Para distribuir el liderazgo es necesario evolucionar los vehículos de comunicación e interacción existentes incorporando las nuevas prestaciones que albergan la tecnología social y la web 2.0

Para hablar de liderazgo distribuido es imprescindible que todos los profesionales que forman la organización hagan de esta un ecosistema de cambio, porque sin liderazgo distribuido no hay cambio y sin cambio no ha lugar el liderazgo distribuido…

Se tarda poco más de un segundo en verbalizar estas dos palabras, pero si reflexionamos en detalle sobre las implicaciones reales que existen tras ellas, quizás tomemos consciencia de la ingente cantidad de tiempo y recursos que requieren implantar con coherencia un modelo genuino de liderazgo distribuido…

Modificar la cultura organizativa provocando su apertura al conocimiento, relajar las estructuras organizativas haciéndolas más flexibles y maleables, madurar como profesionales hasta el punto de poner el ego al servicio de la comunidad o de tomar voluntariamente el testigo de la responsabilidad, renovar los canales de comunicación para que la información fluya más ágilmente y que la organización como un todo acepte el cambio sin tensión como mecanismo de supervivencia al mercado… no parecen a priori acciones fáciles de implementar…

Es más que probable que la coyuntura de mercado que atraviesan muchas empresas requiera desarrollar un modelo de liderazgo distribuido para responder más ágilmente a un mercado impredecible y cambiante, pero, si no se toma consciencia de lo que realmente significa desarrollar este estilo y se trabaja en esa dirección, dentro de unos años muchas organizaciones se lamentarán de la oportunidad que tuvieron para que el liderazgo distribuido dejase de ser una utopía para convertirse en la realidad que les ayudo a sobrevivir en el mercado…

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utopia

La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá.  ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.

Eduardo Galeano

Foto: Google

10 Preguntas poderosas para liderar personas

7435-peliculas-para-ninos-de-superheroesDe manera progresiva cada vez son más las empresas que van afianzando la idea de que las personas son la auténtica clave para la consecución de resultados. Un planteamiento que vuelve a poner de manifiesto el papel determinante que juega el liderazgo para la consecución o no de los resultados de negocio.

En el fondo… las personas siempre han sido el foco del liderazgo… solo que bajo un estilo de liderazgo autocrático, poco permeable a nuevos enfoques y planteamientos, orientado a proteger el modus operandi y el status quo establecido y donde imperaba un modelo de centralización de información con procedimientos muy bien delimitados para la toma de decisiones… los resultados se conseguían “de las personas”

Pero ahora, conseguir los resultados “de las personas” no es suficiente. Los cambios acaecidos en los últimos años dibujan un contexto profesional caracterizado por una complejidad “in crescendo”, con elevadas dosis de incertidumbre y con una gestión que contiene cada vez más variables que despejar. En definitiva, es el momento de plantear un modelo de liderazgo en el que los resultados no se consigan “de” sino… “a través” de las personas.  Una preposición que condiciona la proposición de valor.

Por lo tanto, ante unas circunstancias de mercado que exigen más y mejor involucración, colaboración,  agilidad, creatividad, autoliderazgo, flexibilidad y adaptabilidad, casi resulta imperativo reflexionar qué puede hacer una persona desde su condición de líder para mejorar los resultados de la organización no “de”,  sino “a través” de las personas…

Para ello, quizás sea la hora de abandonar nuestra adicción a ofrecer las respuestas correctas para, en su lugar, potenciar nuestra capacidad para plantear las preguntas adecuadas en el marco de una conversación de valor…

Preguntar Vs Responder… Escuchar Vs Monopolizar el discurso. Un reto mayúsculo para una amplia mayoría de directivos, managers y profesionales en general… que tienen en su mano la capacidad de modificar su estilo de liderazgo desarrollando el arte de conversar y, claro está, de preguntar…

1.- ¿Qué puedo hacer por ti?

Liderar es el ejercicio de ponerse al servicio del otro. Salvo excepciones, nunca fue una práctica habitual, pero en la actualidad, una de las principales claves para liderar, frente a la extendida práctica de inferir lo que los demás necesitan de nosotros, es preguntar en que se puede ayudar…

2.- ¿Qué retos/objetivos quieres conseguir?

Frente al modelo tradicional en el que el líder indica lo que hay que lograr… preguntar qué objetivos y retos se quieren alcanzar, es un mecanismo esencial a la hora de involucrar. El auténtico compromiso se adquiere con lo que cada uno quiere lograr… no con lo que te obligan a alcanzar…

3.- ¿Para qué lo haces?

En otras palabras, invitar a reflexionar por la razón de ser del trabajo que se va a realizar…; Conseguir resultados a través de las personas implica que estas identifiquen el propósito por el que se ponen en acción, buscando el sentido y la lógica de sus acciones, tareas y responsabilidades…

4.- ¿Qué tienes y qué te falta para conseguirlo?

Preguntar con que se cuenta y de que se carece permite identificar los recursos que se tienen a disposición y que apoyos se precisan para alcanzar los resultados que se desean alcanzar. ¿Cuántas veces no hemos alcanzado algo por no saber que nos faltaba para lograrlo?question mark 2

5.- ¿Cómo lo harías de forma diferente?

En definitiva, permitir que los colaboradores  dibujen y reflexionen acerca de las alternativas existentes para abordar un reto, parece ser una actitud más inteligente que indicarles como tienen que conseguirlo para satisfacer nuestro ego…

6.- ¿Qué puedes ganar y que puedes perder?

Preguntar por los beneficios y costes asociados a cualquier decisión y acción permite ver los riesgos asociados por hacer o dejar de hacer algo…; Identificar pros y contras es un ejercicio esencial para potenciar los músculos de la autonomía y la capacidad para tomar decisiones. El autoliderazgo se desarrolla cuando nos acostumbramos a pensar en términos de costes y beneficios.

7.- ¿Quién y qué conoces en tu red que puede ayudarnos?

Como profesionales conectados, somos el valor de nuestra red y del conocimiento al que accedemos dentro de ella. Liderar no es invitar a conseguir misiones imposibles… sino invitar a explorar nuestra red y sus posibilidades para la consecución de resultados…

8.- ¿En qué complementas a los demás y como te complementan ellos a ti?

Preguntar por el impacto que una persona genera en su entorno ayuda a fomentar su autoconocimiento… preguntar por como los demás complementan al otro  sienta las bases de un modelo basado en la colaboración… un elemento crucial para conseguir resultados a través de las personas en entornos complejos, inciertos y volátiles…

9.- ¿Qué tienes que hacer para llegar hasta allí?

Conocer qué se quiere lograr, para qué, los recursos con los que se cuenta y los apoyos que se necesitan, permite obtener la información necesaria para trazar un plan de acción… No lo olvidemos, liderar es, ante todo, conversar para desarrollar la capacidad de ponerse en acción…

10.- ¿Cómo te sientes?

Las personas son emociones y las emociones son el combustible que nos permite ponernos en movimiento; Liderar, por lo tanto, es gestionar emociones y permitir que estas se transformen en acción, ya que la acción es la única llave posible para la consecución de resultados a través de las personas… y lógicamente de sus emociones…

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Propósito, beneficio, apoyos, costes, emociones, soporte, autoliderazgo, alternativas, innovación,  recursos… y, por supuesto, acción, son tan solo algunos de los ingredientes que permiten alcanzar y mejorar los resultados a través de las personas (y no de ellas) en un contexto que, cada vez con más urgencia, requiere que todos y cada uno de los miembros de una organización descubran y desplieguen al máximo sus capacidades y su potencial de actuación.

Pero tampoco podemos obviar el hecho de que liderar en muchas ocasiones implica dar respuestas y ofrecer asesoramiento, porque las personas también necesitan pautas y orientación para mejorar su rendimiento.

Nuestro entorno actual nos demanda reequilibrar el modelo imperante en términos de liderazgo; un entorno que requiere desarrollar profesionales con capacidad de crítica y de decisión, con mayor autonomía y flexibilidad, orientados a la colaboración y que auto-gestionen su compromiso… unos rasgos de comportamiento que aparecen, obviamente, cuando se lidera construyendo conversaciones de valor y naturalmente, cuando se entrena y practica el arte de hacer las preguntas adecuadas…


Photo Credit: Google &

<a href=»https://www.flickr.com/photos/49968232@N00/646678935/»>Leo Reynolds</a> via <a href=»http://compfight.com»>Compfight</a> <a href=»https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/2.0/»>cc</a>

Liderar– Innovar– Transformar: Una visión integrada

tridenteYa no resulta necesario explicar de nuevo las características del contexto económico que vivimos. Se ha asumido, no sin dificultades, que la realidad ya nunca volverá a ser como antes; una amplia mayoría de profesionales hemos comprendido que es prácticamente imposible prever cómo será el futuro a corto, medio y obviamente a largo plazo.

Entre tanto, mientras se producía esta comprensión de la realidad, liderazgo, innovación y transformación se convertían en los tres conceptos más recurrentes y utilizados en el día a día de muchas organizaciones en estas convulsas primeras décadas del S.XXI.

A pesar de su calado y relevancia, en muchas ocasiones estos tres conceptos se entienden de forma aislada e inconexa. Con demasiada frecuencia, cada uno libra sus propias batallas para tratar de prevalecer sobre los otros dos y para tratar de hacer frente a ese nuevo tablero de juego que representa ahora el mercado y  sus impredecibles reglas.

Sin embargo, en raras ocasiones encontramos un enfoque integrado de los tres planos; cuando en realidad, existe una estrecha e íntima relación entre todos ellos. Es más, me atrevería a decir que su existencia aislada representa un esfuerzo estéril para conducir la organización hacia su supervivencia. Por lo tanto, la capacidad de sobrevivir al mercado pasa necesariamente por comprender en qué medida, cada uno de ellos  da sentido al otro…

Liderar es innovar…

El liderazgo visionario representado por tantos y tantos líderes en infinidad de empresas y organizaciones ha sido (y en cierto modo seguirá siendo) un modelo necesario. Pero a diferencia de unos años atrás, en la actualidad, esa capacidad visionaria se antoja insuficiente y limitada, porque nuestra realidad empresarial arroja demasiadas incógnitas y variables que dificultan la capacidad de proyectar una visión en solitario.

En este nuevo tiempo, la capacidad de sobrevivir de muchas empresas pasa por una trasferencia de estilo. Un relevo en el que el liderazgo visionario – aun coexistiendo – cede la primacía a un liderazgo caracterizado por atreverse a hacer las cosas de forma diferente; un modelo de liderazgo que fomenta el ensayo y error; un liderazgo que cuestiona la forma en cómo se han venido haciendo las cosas; un liderazgo que absorbe la incertidumbre desarrollando culturas innovadoras, entornos organizativos que ensayan y se equivocan, ecosistemas empresariales que aprenden de sus errores. En definitiva, un liderazgo que piensa en formato de beta permanente, y que entiende que su principal misión no es visionar… sino innovar.

Innovar para transformar…

Pero si la esencia de liderar en este nuevo contexto es innovar… la razón de ser de la innovación es la transformación. La innovación se convierte de esta forma en la palanca más necesaria para la gestión del cambio. Porque, sencillamente no es posible transformar ninguna realidad empresarial si se siguen haciendo las cosas de la misma forma de siempre.

La innovación no es una disciplina exclusivamente dirigida a evolucionar nuevos productos, servicios o procesos (innovación continua) o a crearlos desde cero (innovación disruptiva), la innovación es, en su esencia, el mayor mecanismo de transformación de una organización. Y, llegados a este punto, conviene recordar que transformar es modificar, alterar, variar, redefinir y en definitiva cambiar. Las empresas, deben interiorizar la gestión del cambio como un proceso perenne y permanente, un proceso que no tiene fin; es tal la velocidad a la que se suceden los acontecimientos, que la gestión del cambio es un proceso que una vez iniciado, no puede tener fecha de caducidad. En resumen, el fin de innovar no es la innovación en si misma… sino la transformación y el cambio que se producen a través de ella.

Transformar para Liderar…

Pero es preciso cerrar el círculo. Liderar para innovar. Innovar para transformar. Y… transformar para liderar ya que la transformación debe ser el leitmotiv que impregne fundamentalmente el estilo de liderazgo de cualquier organización que realmente tenga intención de sobrevivir en el contexto económico actual. De esta manera la gestión del cambio y la adecuación constante de los procesos de negocio, los comportamientos y, en definitiva, la cultura debe ser el terreno de juego habitual para el ejercicio del Liderazgo.

Un líder es genuinamente transformador, cuando lo primero que pone en cuestión es a sí mismo… y para ello es imprescindible desarrollar y entrenar una capacidad de autocrítica que le permita transformarse en primera persona para fomentar la gestión del cambio. Pero, huyamos de la transformación gratuita, pensemos en el líder troyano, el agente de transformación por excelencia… una figura que reivindica por encima de todas las cosas la autocrítica con fines constructivos, un rol que ejerce el liderazgo desde, por y para la transformación, un rol que entiende que transformar es la mejor forma de liderar la realidad empresarial que vivimos.

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tableroDe esta manera, es necesario entender que,  aquellos profesionales que desempeñan roles de liderazgo en cualesquiera de sus formas, los profesionales que impulsan los procesos y dinámicas de innovación y aquellos que desarrollan las acciones más transgresoras y disruptivas componen en realidad las partes de un mismo todo.

La clave del éxito y la supervivencia en aquellas organizaciones que tratan de jugar la partida en ese nuevo tablero de juego en el que se ha convertido el mercado, pasa por entender que liderar, innovar y transformar son tres medios que deben entrelazarse para alcanzar un único fin.

Un liderazgo que cuestiona el modus operandi tradicional, un enfoque innovador orientado a la transformación y un entorno de cambio como caldo de cultivo ideal para el ejercicio del liderazgo, representan una visión integral de un tridente imprescindible para cualquier organización que no solamente pretenda sobrevivir, sino además, convertirse en un referente en su industria.

Photo Credit: <a href=»https://www.flickr.com/photos/85547423@N04/12122174493/»>GWP Photography</a> via <a href=»http://compfight.com»>Compfight</a> <a href=»https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/»>cc</a>

Liderazgo, Cultura y Estructura: Los 3 pilares de la Tecnología Social

2119924191_301a705636Hablar del impacto de la tecnología social en la gestión de personas en las organizaciones del S.XXI se ha convertido en una cuestión crucial y estratégica.

A lo largo de los últimos años, una amplia mayoría de organizaciones, independientemente de su tamaño e industria comprendieron que en un mundo ultraconectado, impedir, limitar o prohibir las conexiones de sus empleados con “el exterior” era lo más parecido a una misión imposible…

Superado el impulso de represión de esa capacidad de conectar y compartir, el siguiente paso, que en una fase inicial solo dieron un puñado de empresas, fue tratar de rentabilizar las posibilidades de esa tecnología social emergente dentro de la organización… intentando que la filosofía de conectividad de sus profesionales hacia el exterior tuviese réplica de puertas para adentro.

De esta forma, mantener un discurso alrededor de la importancia de la tecnología social y de las comunidades virtuales emergentes dentro de estas, se ha convertido en algo cool, progre, vanguardista… en definitiva, una tendencia al alza.

Siendo por lo tanto la tecnología social, un factor que marcará un antes y un después en los procesos de gestión del conocimiento, talento, y desarrollo de personas en general dentro de las organizaciones, los departamentos de RR.HH corren el riesgo de hacer una interpretación errónea de estos nuevos mecanismos si no entienden su esencia y su valor genuino… en otras palabras, si los tratamos como la moda pasajera de turno en lugar de como un componente vital dentro de un nuevo modelo de gestión de personas.

Por lo tanto, cualquier iniciativa sobre tecnología social y gestión de comunidades virtuales que pretenda ser más que una moda transitoria, debería analizar, revisar y actuar sobre tres pilares absolutamente determinantes y vinculantes…

Cultura

La cultura es la suma de comportamientos de los miembros de una empresa. Si la cultura organizativa que impera reprime la libertad de expresión, canibaliza la iniciativa, o burocratiza los procesos de toma de decisión… será necesario revisar en qué medida se está dispuesto a cambiar estas señas de identidad… básicamente porque la tecnología social es un vehículo de democratización de la información y el conocimiento y, las comunidades o grupos que surgen dentro de ella, representan a su vez la liberalización de los procesos de toma de decisión…

Si la cultura organizativa no presenta rasgos evidentes de liberalización, conviene revisar con antelación hasta qué punto se está dispuesto a evolucionarla… de lo contrario… la tecnología social será un mecanismo inerte y superfluo…

Liderazgo

Si la Cultura es la suma de comportamientos de una organización, el estilo de liderazgo representa su timón. El elemento más determinante para modificar los rasgos culturales de una organización reside en el estilo de liderazgo de sus directivos y profesionales. Un modelo de liderazgo orientado a la distribución de la toma de decisiones, que facilite el desarrollo, que no penalice el error, que promueva la relación con el entorno de los profesionales, en definitiva, que evidencia síntomas de apertura, representa un estilo de liderazgo que actuará como potenciador de los comportamientos que tendrán lugar en los grupos y comunidades que surjan del uso de la tecnología social…

Si, por el contrario… el estilo de liderazgo pivota entorno al ordeno y mando y a la represión de la creatividad y la innovación, será conveniente abandonar cualquier intento de incorporación de plataformas virtuales de interacción, ya que el liderazgo y la cultura resultante serán incompatibles con los rasgos co-culturales que personaliza la tecnología social.

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Si la cultura es la suma de comportamientos, y el estilo de liderazgo es su timón, la estructura de la empresa representa los caminos y rutas por las que las interacciones transitan y tienen lugar. Una estructura jerarquizada eminentemente vertical, con responsabilidades y funciones claramente delimitadas y compartimentos estancos, en la que se delimita al extremo quien conversa e interacciona con quien, constituye un terreno de juego demasiado enlatado para que se puedan rebasar sus límites o para que los profesionales interactúen y circulen por rutas no necesariamente definidas…

Conceptualmente, la tecnología social permite ensanchar el terreno de juego que representa la estructura e incorporar nuevas vías de interacción…

Por ello, la rigidez o flexibilidad y la verticalidad u horizontalidad de la estructura organizativa serán parámetros que faciliten u obstaculicen la generación de valor de los procesos de gestión de personas a través del uso de la tecnología social…

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La tecnología social ya es una realidad innegable en nuestras interacciones tanto personales como profesionales, un vehículo de, por y para el cambio, en resumidas cuentas, un elemento clave para fomentar la generación de valor en el negocio.

El liderazgo de este tipo de iniciativas y proyectos debe recaer en aquellos  profesionales que lideren el área de gestión de personas en las empresas, sean departamentos específicos en grandes corporaciones o los propios líderes de negocio y CEO’s en pequeñas y medianas empresas (y por qué no, también en las grandes organizaciones…)

En cualquiera de los casos es preciso entender la esencia de esta palanca de cambio que representa la  tecnología social. No perdamos nunca de vista que, el propósito siempre debe ser mejorar la cuenta de resultados, eso sí, a través de la optimización del conocimiento, las conversaciones y  las interacciones que se desarrollen en las plataformas virtuales y en las diferentes comunidades que surjan dentro de ellas…

Pero seamos maduros, no banalicemos un mecanismo de desarrollo de talento, de gestión del conocimiento y de personas tan potente…, no lo convirtamos en una moda o en una experiencia piloto más que consuma recursos, tiempo y energía, como le ha sucedido a muchas otras prácticas en gestión de RR.HH… tomemos consciencia de que es una pieza esencial para impulsar un nuevo estilo de gestión de personas…

No hagamos demagogia… si no se ha trabajado la cultura organizativa con antelación, si el estilo de liderazgo no es genuinamente transformador,  y si la estructura sigue siendo un corsé para las interacciones y las conversaciones de los profesionales… la tecnología social será percibida como la enésima inversión injustificada, el derroche de turno, y probablemente el nuevo capricho de RR.HH … en lugar de ser considerada como lo que realmente es… un vehículo de transformación que permite transportar conocimiento, conversaciones y colaboración para dinamizar la gestión de personas y, por lo tanto, generar valor e impacto en el negocio.

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