Sobre personas y organizaciones

Categoría: Liderazgo Pagina 7 de 11

Gestionar Emociones es Liderar el Cambio…

corazon en cristalCuando hablamos de Emociones y de Liderazgo, inevitablemente hay que referirse al concepto de Inteligencia Emocional que Daniel Goleman hace asequible “a todos los públicos” a través de su libro “The emotional Intelligence” publicado en el año 1995. En su célebre libro, Goleman define la inteligencia emocional como la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los ajenos. Por lo tanto, el conjunto de capacidades que utilizamos para ese autoconocimiento y para el conocimiento e interpretación de las emociones de otros es a lo que nos referimos cuando hablamos de Inteligencia Emocional.

Esta inteligencia emocional es la integración de la inteligencia intrapersonal, o la capacidad de formar un modelo realista de uno mismo, identificando correctamente los sentimientos propios para poder usarlos como guías en la conducta y la inteligencia interpersonal, o la habilidad de comprender a los demás mediante la capacidad de reconocer y reaccionar ante sus emociones.

Creo que nadie duda de la relevancia que la inteligencia emocional tiene para el ejercicio del liderazgo. Sin embargo y pese a la probable unanimidad a la hora de reconocerla como un requisito sine qua non para el ejercicio del mismo, muchas organizaciones han construido sus modelos de liderazgo inclinando la balanza hacia el plano racional… relativizando o infravalorando las capacidades de gestión de las emociones de sus líderes, managers y, en definitiva de cualquier profesional que estuviese al frente de la gestión de un equipo de personas.

Hemos desarrollado líderes racionales que han atrofiado sus capacidades para identificar sus propias emociones y las emociones de sus colaboradores, colegas y de su entorno y, aún peor líderes con dificultad para desarrollar esa capacidad en favor de la organización y de la generación de valor. Líderes que se muestran torpes en el manejo de las emociones que manifiestan las personas con las que trabajan. Modelos de liderazgo que refuerzan conductas de invulnerabilidad, porque la declaración de la misma es un síntoma de debilidad, de flaqueza y falta de resistencia…

Así… muchos profesionales se han acostumbrado a blindar sus emociones cuando atraviesan las puertas de la empresa para la que trabajan… conscientes de que mostrar las emociones, sean estás de la índole que sean es algo políticamente incorrecto. Mostrar irá, tristeza, euforia, pasión, decepción puede ser mal interpretado, y, en muchos casos, penalizado… porque las leyes no escritas de la cultura informal de muchas organizaciones recomiendan que es mejor dejar las emociones aparcadas o, cuando menos controladas durante el desempeño de la actividad profesional…

Sin embargo, vivimos tiempos emocionalmente intensos, en los que las circunstancias que impregnan nuestras empresas y entornos organizativos provocan emociones a diario. La contención de las emociones puede contribuir a desarrollar organizaciones de encefalograma emocional plano cuando, curiosamente, nunca fue tan necesario liberar el potencial que contienen las emociones que las circunstancias nos provocan…

Tiempos de cambio, tiempos líquidos que requieren emociones líquidas… que emerjan, discurran, fluyan y se filtren y que, obviamente, requerirán líderes y managers que se conviertan en gestores de emociones; personas que identifican sus propias emociones y que las gestionan de forma adecuada, que sepan dar respuesta y abordar emocionalmente un ataque de irá, una explosión de júbilo o un momento de llanto y tristeza…

Se precisan líderes que provoquen conversaciones de forma natural con capacidad para gestionar la emoción que conduce cualquier conversación. Se necesitan líderes que sepan transformar emociones en acción y generación de valor. Líderes que no se encojan de hombros o escondan la cabeza bajo tierra cuando un colaborador o un colega llora, siente frustración, impotencia, o se desborda de alegría delante de ellos…

Las emociones son el principal motor de cambio y transformación de una persona…. En tanto en cuanto las organizaciones las forman personas y…  el cambio es la única constante fija del entorno empresarial del que somos contemporáneos, quizás sea un buen momento para reflexionar sobre la conveniencia de nivelar la balanza de un modelo de liderazgo que se inclina en favor del plano racional… quizás sea hora de conceder a la capacidad para identificar, gestionar y reaccionar ante las emociones un peso específico mayor que el otorgado hasta ahora.

Las organizaciones que quieran evolucionar su propuesta de valor para reaccionar a un mercado sencillamente diferente apostarán por un modelo de liderazgo transformacional en el que la gestión de las emociones tendrá la misma relevancia y el mismo peso específico que el plano racional.

En el entorno empresarial de profunda transformación por el que transitamos… una organización emocionalmente inteligente será una organización capaz de liderar el cambio.

No habrá cambio sin compromiso: 10 +1 comportamientos de ayer, hoy y siempre

pinya-castellera1-300x300Progresivamente más y más empresas entienden que los modelos y paradigmas en los que se apoyaban para construir su gestión de RR.HH. chirrían y provocan ruido en la acústica organizativa, los tradicionales procesos y procedimientos ahora resultan notas discordantes en el nuevo marco que se está desarrollando. Es hora de acompañar el cambio a través de la innovación en gestión de personas…

Mientras todo esto sucede, conseguir el compromiso de la organización sigue siendo la búsqueda del santo grial de la mayoría de directivos y departamentos de RR.HH., quienes, en muchos casos obligados por las circunstancias, se han pasado de frenada desequilibrando notablemente la balanza entre lo exigido y lo ofertado…

El resultado: organizaciones mermadas en sus recursos, colaboradores pasados de vuelta mirando al cielo a ver si escampa o con la cabeza bajo tierra para no ser los siguientes en visitar el paredón del ajuste organizativo, managers que se encogen de hombros, talento y potencial en estampida y directivos que se llevan las manos a la cabeza preguntándose si es posible poner freno a este sinsentido y desorden que desangra su capital humano, mientras reclaman a sus departamentos de RR.HH. fórmulas magistrales para salir del atolladero de la desmotivación. Vamos…un auténtico drama.

Pero no todo está perdido…aún extenuados en el proceso de búsqueda de soluciones exotéricas que invoquen de nuevo el buen rollo y despierten el compromiso de la organización, líderes, managers y, en general, cualquier profesional con responsabilidad sobre personas deben activar o re-activar (si es que dejaron de hacerlo) los siguientes comportamientos que fueron, son y serán diferenciales cuando se trata de impulsar el compromiso…

10 + 1 comportamientos de ayer, hoy y siempre…

Preocúpate de conocer a tu gente. Quienes son, sus hobbies y aficiones, que les importa, sus anhelos y expectativas, sus preocupaciones…tanto profesionales como personales, pregúntales que tal les va y que necesitan…

Muéstrate cercano… date a conocer, deja entrever que hay detrás de esa careta de Líder y Manager que las circunstancias te han otorgado. Tu equipo necesita saber que eres humano…

Practica la honestidad como un principio irrenunciable. No ocultes la realidad, ni la maquilles, aunque pueda parecer increíble, a la gente no le gusta sentirse engañada o estafada…

Trata a tus colaboradores con el máximo respeto siempre por encima de las circunstancias. Destierra el menosprecio y actúa siempre con una ética intachable…

Se humilde, ser líder o manager no te otorga la sabiduría total. Asumir que siempre existe la posibilidad de aprender algo de la gente que te rodea es contrario a nuestro ego…pero es una práctica que estimula el compromiso; permítete aprender de los demás a través de tu humildad…

No castigues los errores, son una fuente inagotable de crecimiento. Cuando penalizas el error aniquilas el compromiso. Invierte la tendencia y fomenta la cultura del aprendizaje junto a tus colaboradores…es un tópico, pero necesario, transforma el error en oportunidad de aprendizaje, no lo verbalices solamente…hazlo!

Crea un entorno de confianza a tu alrededor. Deja que tus colaboradores se acerquen a tí… hazles sentir cómodos preguntándote, consultándote, incluso “molestándote”…Establece este compromiso contigo mismo para generar compromiso en tu organización o equipo…

Dales espacio y libertad para hacer las cosas a su manera, con su estilo, con sus peculiaridades, no trates de estandarizar. En la diversidad está la riqueza de los equipos y las organizaciones. Ofrece tu punto de vista pero no lo impongas a menos que quieras aniquilar el compromiso.

-No tengas ninguna duda…, tu papel como líder o manager es estar al servicio de tus colaboradores y no al revés. No hay mecanismo más poderoso para generar compromiso que ponerse al servicio del otro… sin duda mucho más efectivo que tratar de poner los demás a tus pies.

Ofrece reconocimiento ante los logros y alcances de tus colaboradores y equipo… aunque estos sean pequeños y puedan parecerte insignificantes. No hace falta que des un cheque en blanco, quizás es suficiente con un: “Buen trabajo!” o con un siempre efectivo y afectivo “Gracias!”… recompensa los progresos y hazlo con frecuencia…

Reconoce tus limitaciones y muéstrate imperfecto, en el fondo todos lo somos, aunque nuestro ego frente al espejo nos recuerde cada mañana lo excepcionales que somos…y nos invite a ocultarlo. Tu equipo necesita saber de qué eres capaz pero también de que no lo eres…

Acostumbro en otras reflexiones a proyectar e imaginar cómo será la gestión de personas en un futuro cada vez más presente. Me seduce la idea del cambio y la transformación a la que se ven avocadas los profesionales y las empresas fruto de los vaivenes sociales y tecnológicos que nos embisten sin contemplaciones…

Intento explicar cómo la gestión del conocimiento en la empresa del S.XXI tendrá lugar en comunidades, trato de describir las competencias del liderazgo transformador que arraigará en el S.XXI, construyo genéticamente el ADN de nuevas tipologías de profesionales: troyanos, socialnetworkers, know-mads y trato de dibujar como serán las interacciones profesionales dentro de unos años… pero ninguno de estos escenarios y planteamientos será posible sin un elevado nivel de compromiso por parte de los profesionales que hacen la empresa cada día…

La transformación cultural y organizativa a través de la innovación en gestión de personas es ya un imperativo… pero no nos auto engañemos…es conveniente y preciso que cualquier líder o manager revise en qué medida pone en práctica estos comportamientos de ayer, de hoy y de siempre…ya que, sencillamente, no habrá cambio sin compromiso.

Las 5 competencias clave del Líder de la Organización del S.XXI

Nuestro entorno empresarial vive un proceso de cambio sin precedentes. Las empresas requieren el ejercicio de un estilo de liderazgo adaptado a la nueva realidad que se está forjando. Los perfiles de competencias aplicados a la figura del líder o mando aún vigentes en la mayoría de organizaciones y empresas deberían estar en consonancia con esta nueva realidad organizativa.  Es lógico pensar que ante semejante tsunami de cambios, las competencias necesarias para liderar una Organización en el S.XXI  también serán diferentes. Aunque existen perfiles competenciales tremendamente complejos que contienen infinidad de habilidades y capacidades, estas son en mi opinión las 5 competencias/habilidades clave para el ejercicio del Liderazgo en las empresas del futuro…presente.

Orientación a la innovación

La innovación se ha convertido, modas al margen, en el principal argumento para reaccionar al mercado, incluso para sobrevivir a él. La incertidumbre de los mercados exige una cada vez mayor capacidad de reacción ante un entorno inestable e impredecible. La principal arma para reaccionar ante esta incertidumbre es el impulso de la innovación.

La capacidad innovadora siempre ha sido una habilidad presente en la mayoría de modelos competenciales; habilidad que solía demandarse en su nivel máximo en los perfiles de competencias de cualquier posición de liderazgo o mando. Nuestra realidad socio-empresarial hoy, exige a la orientación a la innovación una relevancia aún mayor como habilidad imprescindible para el ejercicio del liderazgo.

La orientación a resultados, una de las principales competencias de cualquier líder en las décadas pasadas seguirá vigente pero supeditada a una competencia que emerge por las circunstancias que dicta el guión: la orientación a la innovación. No habrá orientación al logro sin orientación a la innovación.

La supervivencia de muchas empresas en la coyuntura empresarial actual pasa inevitablemente por el ejercicio de un liderazgo que lejos de temer los riesgos de la innovación, entiende que el principal riesgo consiste en no innovar.

Conectividad.

La capacidad de expansión social junto a la habilidad para la comunicación interpersonal, ambas incluso en su nivel máximo se antojan en la era de la hiperconectividad como  competencias limitadas y a todas luces insuficientes. Nuestras empresas y organizaciones precisan líderes, mandos, responsables, con  una capacidad relacional ulterior y sobresaliente. La habilidad para establecer conexiones expresada en forma de Socialnetworking es una competencia imprescindible para el ejercicio del liderazgo en las empresas del S.XXI.

En el nuevo paradigma empresarial, el liderazgo va íntimamente relacionado al Socialnetworking; una forma de entender la actividad profesional con su propio ADN. No será posible el ejercicio de liderazgo sin una capacidad excepcional para desarrollar conexiones orientada a la generación de valor para la empresa.

El líder de la organización del futuro utiliza su capacidad relacional para conectar nodos de conocimiento, creando espacios de conversación de forma natural. Un líder será un potenciador de espacios de conexión e interacción  en los que se conectará el conocimiento que se precisa para generar valor.

Desarrollador de la Inteligencia Colectiva

Tal y como indica James Surowiecki en su obra  The wisdom of crowds: “Cuanto más poder le des a un solo individuo frente a la complejidad y la incertidumbre, más probable será que tome malas decisiones.”

Siguiendo esta línea conceptual, la figura del líder que enarbolaba el rol de visionario en la mayoría de organizaciones (papel que sigue excesivamente vigente) da paso a un líder cuya competencia determinante es estimular y dinamizar la inteligencia colectiva. Potenciar la inteligencia colectiva implica liberar las perspectivas diversas y divergentes de los miembros de la organización, equipo o comunidad para su posterior integración. Es tal la complejidad de nuestro entorno económico-social-tecnológico que parece poco recomendable dejar en manos de un solo individuo el proceso de toma de decisiones. Sencillamente, demasiadas variables, cambiantes, y concentradas en un breve espacio de tiempo. Desarrollar e impulsar la inteligencia colectiva será una competencia determinante para el ejercicio del liderazgo en la empresa del S.XXI… un liderazgo cuyo éxito será directamente proporcional a su capacidad para impulsar la inteligencia colectiva.

Capacidad de transformación: El líder troyano

La capacidad de análisis, planificación y control ha dejado de ser una competencia determinante en el ejercicio del liderazgo en las empresas del S.XXI… sencillamente por la imposibilidad de planificar y controlar un entorno cada vez más convulso, impredecible y complejo. El sentido común indica que en un entorno empresarial en el que el cambio será, paradójicamente, la única variable permanente, la transformación organizativa será también la principal constante.

La organización de nuestro tiempo requiere lideres-agente de cambio, líderes que actúen por convicción y que movilicen la acción… la figura del líder-troyano se antoja esencial. El líder del S.XXI debe ser sin paliativos el principal agente de cambio de la organización. Cómo apuntaba en De profesión Troyano: el troyano es el agente de cambio por excelencia, un catalizador y movilizador de inquietudes, que  transforma y evoluciona la cultura organizativa.

La capacidad de transformación desde una perspectiva troyana será sin duda una de las principales competencias para el ejercicio del liderazgo en las organizaciones que demanda nuestro entorno. Sencillamente el espíritu troyano será un requisito sine qua non para el ejercicio del liderazgo.

Influencia Social-Redial

La tradicional competencia de Impacto e Influencia, encuadrada en el marco de las competencias sociales o “social skills” definida como la habilidad para persuadir, convencer e influir en otros para el logro de los objetivos marcados,  se muestra ahora como una competencia incompleta. El líder de la empresa del S.XXI debe influir a nivel social y redial. En un entorno empresarial hiperconectado… y acelerado, el impacto del líder debe abarcar los diversos entornos en los que opera la organización y su influencia debe ser redárquica y no lineal. Ya no es suficiente con Influir, es preciso influir socialmente en red.

Nos encontramos presumiblemente ante una de las competencias que más tendrán que desarrollar los profesionales de hoy que quieran ser líderes en un mañana cada vez más inminente. La construcción de una reputación profesional no solamente offline sino online rentabilizando la tecnología que supone la web social será un imperativo para alcanzar una capacidad de influencia socio-redárquica que se traduzca en valor para la empresa.

El líder de la organización del S.XXI perderá su rol de visionario en el seno de la organización, emponderando el conjunto a través de la inteligencia colectiva pero ganará peso como “social influencer” en la red, impactando e influenciando a los entornos, comunidades y lobbies de interés para su organización.

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El área de RRHH debe revisar con urgencia las habilidades y competencias demandadas en sus líderes y adaptar sus modelos competenciales a los requerimientos del entorno. El éxito o la supervivencia de muchas empresas estará condicionado al ejercicio de un liderazgo que impulse la innovación, que ejerza de socialnetworker, que desarrolle y de primacía a la inteligencia colectiva, con una sobresaliente capacidad de transformación, y que se alce como “Social influencer” en un entorno cada vez más redárquico.

 

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Apuntes sobre el tándem Liderazgo & Conectividad

Empresas y profesionales se han alojado en la más absoluta incertidumbre. Los modelos predictivos de la gestión se han quedado súbitamente obsoletos. Cada vez resulta más inútil utilizar las referencias al pasado como elemento proyectivo de nuestros resultados, porque cada vez hay más variables que dificultan ese ejercicio predictivo mediante el que empresas y directivos trazaban su hoja de ruta para el medio y largo plazo. Y, no parece que haya visos de que vaya a ser diferente, al menos en un periodo razonablemente largo de tiempo.

En estas circunstancias el Liderazgo de una organización adquiere una relevancia que nunca antes había adquirido hasta ahora. Uno de los mayores retos del liderazgo del S.XXI no es anticiparse a un futuro incierto… sino asumir que vivirá en él de forma permanente.

En paralelo, el fenómeno conectividad cobra fuerza. La influencia de la web social ha puesto de relevancia lo esencial que resulta la creación de vínculos, y el intercambio de ideas y conocimiento entre los diferentes nodos de una red tanto virtual como real. En un entorno en el que el cambio es la única variable permanente, resulta crucial que los profesionales de una organización estén conectados más y mejor entre sí y con su entorno; la incertidumbre requiere estar en un permanente proceso de aprendizaje y para ello es imprescindible estar vinculado, relacionado y conectado.

Sin embargo, en pocas ocasiones nos referimos a la conjunción de ambos términos y a la influencia que uno ejerce sobre el otro y viceversa.

Las organizaciones necesitan revisar su modelo de Liderazgo con la urgencia que marca la necesidad de conducir la empresa en un marco absolutamente incierto.

A su vez, los que ostenten la condición de Líder deben de incorporar la variable conectividad, ya no a su vocabulario, sino a su modus operandi… a su forma de hacer liderazgo.

Estos son algunos apuntes por los que el tándem formado por Liderazgo y Conectividad resulta vital como motor del nuevo paradigma de gestión hacia el que se dirigen nuestras empresas.

El Liderazgo es el principal vehículo para la conectividad.

El liderazgo ya no es un fin, sino el principal medio para conectar a las personas entre sí. No se trata de que el líder ya no sea un visionario; debe seguir siéndolo, pero a través de los ojos de los demás. Esta es una de las claves en nuestro errático y cambiante entorno empresarial. Un líder no debe empeñarse en ver a toda costa lo que otros no ven, debe empeñarse en conectar a aquellos profesionales cuyas ideas y enfoque permitirán tener un rango de visión de gran angular.

El liderazgo debe ser el principal impulsor de la conexión del conocimiento inter-empresa y entre la Organización y su entorno. Para ello, resultará imprescindible que:

-Difumine las barreras y obstáculos que los profesionales puedan tener para conectarse entre sí y con su entorno.

-Liberalice el acceso a la información y la forma en como esta crea y se comparte.

-Flexibilice los procesos de toma de decisiones y la tradicional verticalidad de los mismos.

-Introduzca liquidez y fluidez en el desarrollo y ejecución de las tareas, salvando los límites que supone  la estructura organizativa y la delimitación de tareas en los puestos-tipo.

La conectividad impulsada por el Liderazgo como palanca de la productividad.

La productividad es sin duda uno de los principales retos de cualquier organización hoy en día.  Pero en la era del conocimiento, la productividad ya no se mide en horas/hombre, sino por el ratio ideas/persona. Cuanto mayor sea la habilidad del liderazgo para establecer y alentar las conexiones de la organización y sus profesionales entre sí y con su entorno, mayor será el número de ideas que un profesional pueda provocar, difundir y compartir.

 La gestión del futuro consistirá en establecer procesos ágiles, no burocráticos y flexibles que permitan filtrar lo más rápidamente posible aquellas ideas que tengan mayor impacto en el negocio. Pero para ello, el Liderazgo debe asumir su papel primordial en el impulso de la conectividad, asumiendo que esta fomentará  la productividad expresada en forma de ideas/persona.

La conectividad alimenta la capacidad de Liderar ante la incertidumbre.

Un líder no solo debe fomentar la conectividad de la organización sino que debe contaminarse en positivo de ella. De hecho, será imposible que asuma ese rol sino se encarga de incorporar para sí mismo los conocimientos e ideas que surgirán de su propia exposición a diferentes entornos y conceptos. Para impulsar y fomentar las conexiones como elemento de generación de valor, el liderazgo requiere estar convencido del fenómeno conectividad y de las oportunidades que surgen tras el dimensionamiento de la red y de los proyectos y alternativas de gestión que surgen a raíz de intercambiar conocimiento e ideas dentro de ella. La conectividad alimenta la propia capacidad de liderar en un entorno de incertidumbre y cambio.

La construcción de este nuevo paradigma de gestión en el que el Liderazgo es un impulsor de la conectividad y la conectividad es a su vez el principal medio para potenciar la capacidad de generación de valor de una organización debe entenderse como un proceso progresivo.  Sin embargo el tiempo y los resultados de negocio apremian… lo suficiente como para que las empresas revisen cuanto antes la relevancia que le otorgan al tándem Liderazgo y Conectividad.

 

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La incógnita que resuelve la ecuación 2.0

Cada vez encuentro más similitudes entre las matemáticas y el concepto de Organización 2.0., sencillamente porque ambas disciplinas están repletas de incógnitas, factores y variables que pueden hacerlas tan apasionantes como complicadas de entender.

Aún más, el concepto 2.0, puede resultar tan complejo o más que las matemáticas;  la clave radica en la sencillez con la que se explique el modelo o el paradigma organizativo que supone la mal llamada Organización 2.0.; y, digo “mal llamada”, porque creo que el adjetivo que se le ha acuñado está haciendo un flaco favor a la comprensión de este escenario organizativo y lo que representa en términos de gestión en general y de personas en particular.

Por acotar la reflexión, entiendo la Organización 2.0 como una versión diferente del modelo organizativo en el que hasta la fecha hemos habitado profesionalmente. Se trata por lo tanto de un modelo organizativo que evoluciona sus prácticas de gestión en la medida en que desplaza su atención y coloca más peso y relevancia en uno u otro de los extremos de los siguientes ejes de coordenadas:

Estilo de difusión de Información: Opaco – Transparente

– Nivel de participación en la gestión: Centralizada – Distribuida

– Grado de colaboración: Rígido – Flexible

– Nivel de conexión (interno y externo): Limitado – Ilimitado

– Estructura Organizativa: Jerárquica – Redárquica

– Dinamismo: Reactivo – Proactivo

– Cultura: Formal – Informal

Me temo que podemos complicar el modelo hasta el infinito (y más allá…) si decidimos sacar punta a cada uno de los extremos de cada eje, aunque, a priori, parecería lógico pensar que una Organización es más o menos 2.0 en la medida en que, en mayor o menor medida, difunde su información de forma transparente, distribuye la participación en la toma de decisiones entre sus integrantes, flexibiliza e impulsa la colaboración entre sus profesionales, favorece más o menos ilimitadamente las conexiones hacia dentro y hacia fuera entre todos sus stakeholders (empleados, accionistas, clientes, proveedores, sociedad, etc), su estructura es menos piramidal y más redárquica y conectada, su nivel de agilidad y dinamismo es más proactivo que reactivo y su cultura organizativa es más informal que formal.

Dudo que sea posible hacer un análisis matemático del grado evolutivo de una organización… requeriría escudriñar muchísimos factores y variables. De hecho creo que es imposible determinar si una organización en concreto se encuentra en un nivel 1.3 en su grado de dinamismo o en un nivel 1.9 en su nivel de participación… fundamentalmente porque todavía no hay ejemplos claros que permitan hacer una muestra lo suficientemente representativa que permita comparar en qué grado nos colocamos como empresa en cada uno de esos ejes…

En realidad creo que complicamos excesivamente todo este debate sobre la evolución organizativa hacia el paradigma 2.0, en el fondo, creo que avanzar en esa dirección se limita a una fórmula tan sencilla que puede llegar a ofender. Pero la sencillez en ocasiones es vital para entender situaciones que nos empeñamos en hacer complejas.

Despejando la incógnita de la ecuación…

Evolucionar la Organización hacia un marco 2.0 depende del estilo de liderazgo y el estilo de liderazgo depende las personas que ocupan este rol en la Organización. Y creo que no hay que darle muchas más vueltas ni convertir el debate en algo que vaya más allá de entender que en el punto en el que se encuentran las mayorías de empresas y organizaciones hoy, la posibilidad de que comiencen su evolución, transformación o como queramos llamarlo hacia un modelo de gestión que ponga el foco en los extremos correspondientes de los ejes explicados anteriormente depende casi unilateralmente del estilo de liderazgo de su  cúspide organizativa.

Quizás una simplificación al extremo de un debate tremendamente rico y apasionante y que podemos complicar tanto como queramos a tenor de todos los ejes y el posible posicionamiento de cada empresa en cada uno de ellos.

La cultura de una organización la conforman los comportamientos de sus profesionales y estos, hoy por hoy siguen siendo moldeados e impulsados por sus líderes, comités de dirección y órganos ejecutivos y de gobierno. Una organización nunca evolucionará en esa dirección mientras sus ejecutivos no vean ni entiendan la necesidad de llevarlo a cabo, así de simple, así de sencillo.

Creo que es interesante y enriquecedor revisar los aspectos, los ejes, las variables, los factores que permiten evolucionar en esa dirección y considero que es un debate del que no podemos escapar como profesionales y que cada vez cala más en nuestro entorno porque cada vez es más obvio que para ser competitivos hay que hacer las cosas de forma diferente.

Pero en la práctica, tratando de resolver la ecuación, la posibilidad de movernos en esa dirección, se limita al estilo de liderazgo, al sello de identidad que este quiera imprimir a la organización, a su capacidad transgresora que le llevaría… al despejar incógnitas, al ofrecer derivadas, al potenciar otros factores de la ecuación organizativa 2.0 a diluir su propio liderazgo a lo largo y ancho de la organización… quizás sea esta, precisamente, la clave que permite entender porque es preferible complicar hasta el infinito la resolución de la ecuación 2.0…

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