Sobre personas y organizaciones

Categoría: Liderazgo Pagina 5 de 11

3 líneas de trabajo estratégicas para desarrollar la Inteligencia Colectiva

BrainsA estas alturas del partido, resulta redundante hablar de la inestabilidad, ambigüedad e incertidumbre a la que se enfrentan nuestras organizaciones, sin embargo este contexto nos permite entender que las empresas y profesionales de hoy viven en mercados impactados por muchas más variables y factores que hace unos años.

En definitiva, la complejidad de la gestión se ha incrementado de forma sobresaliente;  la capacidad predictiva de muchas herramientas de gestión es menor y los mecanismos que se utilizaban de forma más o menos generalizada para hacer proyecciones a futuro cuentan hoy con una fiabilidad cuando menos cuestionable. 

Este contexto evidencia la relevancia de uno de los conceptos que más repercusión está teniendo en los últimos años en los foros de management y gestión de personas: la inteligencia colectiva.

Me  temo que de nuevo son muchos los profesionales (y empresas) que, en el mejor de los casos,  utilizan de forma frívola o miran con incredulidad al concepto, y… en el peor, a duras penas consiguen entender la relevancia y el calado del mismo. Sin embargo, el desarrollo y la aplicación de la inteligencia colectiva se presenta como uno de los factores más determinantes en el contexto económico actual.  Por encima de la tendencia y de la vanguardia asociada a su práctica (o, al intento de la misma…) la realidad es que cualquier organización que sea capaz de anclar con firmeza la relevancia de la inteligencia colectiva, impulsar los mecanismos y procesos que permiten su expansión y reforzar el estilo de liderazgo que permite que esta aflore estarán tomando una clara y nada desdeñable ventaja competitiva frente a aquellas empresas que la menosprecien.

De la mucha literatura existente al respecto, os invito a que sigáis las aportaciones de Amalio Rey (@arey) en El blog de Inteligencia colectiva en el que profundiza de forma constructiva y crítica sobre el concepto desde ya hace tiempo. Hace aproximadamente un año Amalio hacía un intento por desarrollar una definición más operativa del concepto. El resultado, en mi opinión, merece ser compartido J ~ “Inteligencia Colectiva: Capacidad de un grupo de individuos para optimizar colaborativamente las decisiones que le afectan como colectivo.”

Por lo tanto, una vez definida su relevancia, aquellas empresas que realmente deseen potenciar la inteligencia colectiva de su organización y de los colectivos que la forman deberían revisar tres líneas de trabajo estratégicas desde una perspectiva de organización y desarrollo de personas, un área que, de nuevo, jugará un papel fundamental para que la inteligencia colectiva deje de ser un concepto inalcanzable y se transforme en una realidad…

1.- Estructurar (o crear…) entornos de conversación en comunidades.

En todas las organizaciones existente espacios de conversación, pero normalmente están desestructurados o poco sistematizados. Para que emerja la inteligencia colectiva se precisan espacios donde las interacciones entre los profesionales tengan lugar de manera abierta y democrática, pero también donde esas interacciones se produzcan de forma recurrente y con un fin concreto. Implantar una red social corporativa como canal para que estas conversaciones tengan lugar no es una condición sine qua non, pero sin duda, su existencia permite estructurar las conversaciones de una forma mucho más ágil definiendo, los roles de sus participantes, las métricas y KPI’s asociados y la finalidad de esas conversaciones dentro las múltiples comunidades que pueden surgir al implantar y utilizar una red social corporativa.

2.- Flexibilizar y relajar las estructuras organizativas: evolucionar hacia la redarquia.3891830619_af37ac736e

No olvidemos que la expresión genuina de ideas se produce cuando las relaciones se dan de igual a igual, por eso,  un sistema excesivamente jerarquizado en el que uno está por encima del otro, limita la posibilidad de que se produzcan conversaciones de valor.

La optimización de las decisiones que afectan al grupo de forma colaborativa, implica necesariamente que, en primer lugar, los integrantes de ese colectivo o grupo puedan expresar abiertamente sus ideas y opiniones, por ello una organización con forma de red, en la que todos los integrantes de la misma están al mismo nivel, es una estructura organizativa mucho más propicia para albergar conversaciones de valor frente a la tradicional estructura vertical-piramidal.

El área de organización debe poner foco en relajar (en la medida de lo posible) la estructura organizativa si está es excesivamente piramidal o vertical y en incorporar progresivamente modelos organizativos en forma de red. La aparición de nuevos departamentos, unidades de negocio o proyectos puede ser un momento idóneo para transitar hacia este modelo.

3.- Desarrollar las competencias asociadas al liderazgo transformador.

Por definición, un liderazgo autocrático no puede permitir el desarrollo de entornos organizativos en forma de red. Por ello, el desarrollo de la inteligencia colectiva requiere inevitablemente que el área de gestión de personas genere el contexto y la cultura necesarios para que el estilo de liderazgo predominante sea transformador: impulse el cambio, provoque conversaciones, impulse la conectividad (socialnetworking) y  gestione desde las emociones.

La capacidad de generar inteligencia colectiva es directamente proporcional a la capacidad para impulsar el liderazgo transformador; por ello, el área de talento debe focalizarse en el desarrollo de las nuevas competencias que dan paso a  este estilo de liderazgo: generación de red o socialnetworking, curación de contenidos y capacidad de aprendizaje en beta permanente (por citar tres de las competencias más relevantes que forman el ADN del líder transformador); El  desarrollo de las competencias que sostienen el liderazgo transformador es la llave de paso para que la inteligencia colectiva deje de ser ficción.

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La inteligencia colectiva es un profundo mecanismo de cambio y transformación, un factor determinante para que las empresas de hoy generen valor en un mercado convulso e impredecible.

La inteligencia colectiva no se produce al… trabajar en equipo, tampoco sucede por el mero hecho de reunirse o pasar cierto tiempo juntos, y, tampoco consiste en pensar o planificar algo juntos sin más, se precisa que suceda todo a la vez… y más…

La Inteligencia colectiva es el resultado de construir y desarrollar decisiones colaborativamente integrando las ideas de aquellos que piensan de forma diferente y divergente; un proceso en el que el interés colectivo debe superar a los egos individuales…

La práctica de la inteligencia colectiva es una de las claves del éxito de cualquier empresa en el S.XXI, una forma de inteligencia que solo tendrá lugar cuando la cultura de la conversación  supere a la del monólogo, cuando el conocimiento y las ideas sean monedas de libre circulación en modelos con forma de red, cuando el liderazgo autocrático haya sido reemplazado por un liderazgo transformador y distribuido, como no… colectivamente.

Revolución digital & Revolución cultural: el desafio de la gestión de personas del S.XXI

Shut_jing-jang_150_FotorNo existe revolución digital sin revolución cultural… en la misma medida que la auténtica revolución cultural de una organización está impulsada por la digitalización de los  comportamientos y de su cultura.

Reconozco que la forma de empezar la reflexión es contundente, pero no describe más que la realidad social y empresarial que nos toca vivir. Si a estas alturas del partido algún profesional (sobre todo aquellos que habitan la economía del conocimiento…) se pregunta porque es necesario surfear la ola de la digitalización, le sugeriría que abandonase la caverna en la que habita o que me indique dónde fue criogenizado…

La revolución tecnológica ha revolucionado los comportamientos de las personas, la forma en como estas se relacionan e interactúan entre sí, la forma de consumir productos, servicios e información y lógicamente también ha transformado los hábitos y la manera de compartir esta información, e, indudablemente la revolución digital ha cambiado la manera de hacer y ser empresa. El mundo es digital, no es una elección, sino un hecho observable a simple vista. Por eso, organizaciones y personas en el marco del cambio constante se enfrentan a la imperiosa necesidad de gestionar una transformación digital… en muchos casos, tanto a nivel individual como organizacional.

La trampa de la transformación digital

Obviedades al margen, muchas empresas y profesionales caen en la trampa de creer que la transformación digital es ante todo una transformación tecnológica. Unos y otros, dedican ingentes cantidades de tiempo y recursos a impulsar proyectos de índole tecnológico y digital…, sin embargo, son pocas las organizaciones capaces de elevarse un par de palmos del suelo para observar la realidad con cierta perspectiva… con la perspectiva necesaria para entender que un proceso de digitalización es ante todo una revolución cultural a través de los comportamientos que representan los atributos y principios que esconde esta nueva forma de entender el mundo y la empresa (a saber): transparencia, participación, colaboración, innovación abierta en red, inteligencia colectiva, capacidad conversadora y espíritu wiki (agilidad, informalidad, autenticidad, integridad, añadir valor genuino)

Revolución digital & Revolución cultural: un reto integral

Por lo tanto, tanto monta, monta tanto… revolución digital como transformación cultural  :-). Se trata de dos caras de la misma moneda. Dos polos opuestos que se atraen. El yin y el yang. Dos dimensiones complementarias y a la vez imprescindibles una respecto a otra.

Liderar la transformación cultural implica liderar en paralelo la revolución digital. Se antoja difícil establecer una secuencia lógica que de primacía a una en relación a la otra. Ambas dimensiones se retroalimentan, la consolidación de una, impacta en positivo sobre la otra dimensión y viceversa.

En la medida en que una organización y sus profesionales incorporan comportamientos como la apertura, la participación y la capacidad conversadora, la transformación digital adquiere sentido y la tecnología se convierte en un vehículo esencial para el cambio…

De la misma manera, a medida que la tecnología se afianza y se incorpora en los procesos, los comportamientos se resquebrajan y la cultura comienza a presentar las fisuras de la transformación.

Es una relación simbiótica positiva en la que revolución digital y revolución cultural son dos dimensiones esenciales de la gestión del cambio un reto integral en la empresa del S.XXI.

¿Cuál es el papel de la función de gestión de personas?

matrixParece razonable pensar que si la revolución digital y la revolución cultural son dos dimensiones de un reto integral e integrado, las personas jugarán un papel determinante en cualquier organización que quiera abordar con garantías de éxito este proceso.

Parece razonable pensar que si la revolución digital se sostiene en la revolución cultural y en comportamientos como la capacidad conversadora, la innovación en red y el espíritu wiki, aquellos profesionales cuyo foco sea la gestión de personas y de su talento no tendrán muchas más opciones que liderar la revolución digital… de lo contrario, es probable que en poco tiempo no tengan nada que liderar…

No existe una hoja de ruta predefinida y estándar para que los profesionales del área de gestión de personas lideren esta revolución, pero si es posible enumerar una serie de aspectos que deben formar parte del apasionante cuaderno de bitácoras que deben comenzar a escribir cuanto antes…

  • Un proceso de digitalización no es una moda transitoria sino la expresión de un nuevo modelo económico, social y empresarial que hoy nos toca vivir. Ser analógico no es ir contracorriente sino una forma más de suicidio empresarial y profesional en el contexto del S.XXI.
  • La transformación digital no es un “asunto” tecnológico sino un proceso organizacional cuyo foco está en las personas, en su talento, en su inteligencia colectiva y en la apertura de sus comportamientos, por lo tanto un asunto que atañe a todos…
  • Para liderar la revolución digital es imperativo replantear con firmeza la propia propuesta de valor del área de RR.HH. No es posible liderar una revolución digital sino se cuentan con las competencias digitales necesarias ni con la apertura mental suficiente para entender los atributos que esconde la nueva forma de hacer y ser empresa. La madurez de la deconstrucción de RR.HH determinará la capacidad para liderar la revolución digital y cultural
  • La revolución digital y cultural es inclusiva y no exclusiva; todos los niveles organizativos pueden (y deben)  jugar un papel fundamental en el proceso de transformación.
  • Es preciso revisar el rol del liderazgo en el proceso de “r-evolución”. La transformación afecta a todos los miembros de la organización pero en organizaciones típica y tradicionalmente jerarquizadas el éxito del proceso de transformación es directamente proporcional al grado de disruptividad de su estilo de liderazgo.
  • Un proceso de transformación digital es probablemente uno de los pilares para afianzar una nueva dimensión en gestión de personas. Si desde RR.HH no se es consecuente con esta aproximación la proposición de valor del área queda en entredicho…

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Son muchos los retos a los que se enfrentan los profesionales del área de RR.HH en estos tiempos de cambio que nos ha tocado vivir, sin duda la  deconstrucción de la propia función y la búsqueda de una nueva propuesta de valor sea uno de ellos, pero es probable que en la medida en que afronten el desafío de liderar el proceso de transformación digital (y cultural) en sus organizaciones estén iniciando en paralelo la reconstrucción de su propia identidad… una identidad que se antoja ubicua, atemporal y como no… digital.

7 principios para liderar (y transformar…) desde la honestidad radical

not trespassingEs una obviedad. Todos sabemos que existe una imperiosa necesidad por cambiar, transformar y evolucionar tanto a nivel individual como organizacional. Cualquier profesional de la economía del conocimiento es consciente de que su entorno y contexto profesional está y estará en permanente estado de cambio. Y también sabemos que el ejercicio de liderazgo es un factor crucial para que una organización tenga capacidad de reacción y agilidad suficiente para adaptarse a los requerimientos de un entorno absolutamente impredecible e inestable.

Desafortunadamente no existe un único modelo válido de liderazgo que permita asegurar con éxito la transformación de una organización. Sin embargo, en un contexto económico y social como el actual, donde la incertidumbre y la ambigüedad son factores dominantes, se antoja más necesario que nunca liderar gestionando la verdad y practicando la honestidad radical.

Esta reflexión no pretende ni puede ser una guía práctica para transformar desde la honestidad, tan solo pretende esbozar una serie de principios sobre los que cualquier profesional y líder que se enfrente en estos momentos a un proceso de cambio y transformación debería reflexionar…

1.- El origen de cualquier proceso de cambio colectivo es la auto crítica individual.

No se puede gestionar un cambio organizativo sin liderar el cambio a nivel individual. Reconocer la necesidad de cambio en uno mism@ es una condición “sine qua non” para contribuir con éxito a un proceso de cambio colectivo. Resulta una obviedad, pero no se puede invitar a cambiar sin demostrar la capacidad de ser radicalmente honesto consigo mismo.

2.- No se puede liderar el cambio desde la falsedad; para transformar con efectividad hay que decir la verdad.

Ocultar la verdad y maquillar la realidad es una práctica demasiado habitual. Sin embargo, si se quiere abordar con efectividad un proceso de transformación es imperativo comunicar la realidad en la que nos encontramos sin tapujos. Descafeinar la realidad no inyecta tranquilidad, tan solo retrasa lo inevitable: cambiar.

3.- Es imposible transformar con éxito desde la coacción, el cambio solo se produce si hay libertad de acción.

El liderazgo autocrático es un mecanismo excelente para la represión… pero una práctica francamente estéril para provocar un proceso de transformación. Un profesional se involucrará en un proceso de cambio si siente que tiene la libertad para hacerlo; por eso coaccionar no resulta una praxis inteligente para transformar.

4.- Para cambiar hay que cuestionar y para poder cuestionar se debe comunicar.

No es posible cuestionar lo que no se conoce. Po eso, existe una íntima relación entre la honestidad con la que comunica una organización su realidad y la medida en como la organización es capaz de cuestionar qué hace y para qué lo hace. Si no se cuenta lo que pasa, lo más probable es que no cambie nada. Si una organización y sus profesionales no se preguntan qué hacen y para qué lo hacen es imposible evolucionar. La capacidad de cuestionar (y evolucionar) es directamente proporcional a la capacidad de comunicar con honestidad.

5.- Las acciones dicen más que las palabras, para transformar hay que dejar de hablar y empezar a actuar.

“Walk the talk” o… el movimiento se demuestra andando. Las organizaciones están repletas de power points bien intencionados en los que se insta al cambio, pero la principal palanca para liderar un proceso de cambio no se encuentra en ninguna presentación, sino en los hechos y acciones observables por parte de quien ejerce el liderazgo. Un líder no influye por decir lo que va a hacer… sino por haber hecho lo que dijo.

6.- La hipocresía es el enemigo público número uno para gestionar cambios con efectividad.

La hipocresía es la actitud de fingir creencias, opiniones o cualidades que no se tienen o no se siguen. No es difícil, sino imposible que una organización y sus profesionales se involucren en un proceso de cambio cuando su liderazgo permite la existencia de cortinas de humo y falsas realidades. Desde una perspectiva de gestión del cambio, es preferible escuchar una verdad incómoda que escuchar una mentira inútil; el cambio se construye desde la honestidad radical.

7.- Para transformar hay que incomodar y para incomodar hay que ser políticamente incorrecto.

Muchas organizaciones y sus líderes se alojan con demasiada frecuencia en la corrección política, articulan sus mensajes tratando de no ofender, de no herir sensibilidades ni egos; sin embargo, un profesional activará sus mecanismos de cambio cuando se vea expulsado de su zona de confort, cuando quien le muestre la realidad no se aloje en la corrección política sino en verdades políticamente incorrectas…

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Una gran mayoría de empresas se enfrentan en la actualidad a profundos procesos de cambio inducidos por el contexto profesional que nos toca vivir. Sus profesionales y líderes son los únicos encargados de gestionar ese proceso de cambio en el que la incertidumbre se convertirá en su nueva zona de confort.

Edulcorar y maquillar la realidad, construir y permitir la existencia de cortinas de humo son, sin duda alguna, prácticas éticamente cuestionables que, además, suponen un claro freno de mano a cualquier proceso de cambio y transformación que pretenda llevarse a cabo con mínimas garantías de éxito.

Por ello y, aunque pueda incluso resultar políticamente incorrecto reflexionar al respecto, es muy probable que la mejor forma de gestionar esta ambigüedad sea liderar (y transformar) practicando en primera persona la honestidad radical, ejerciendo en última instancia el liderazgo de y desde la verdad…

 

Photo Credit: <a href=»https://www.flickr.com/photos/7241523@N02/571062108/»>j.cliss</a> via <a href=»http://compfight.com»>Compfight</a> <a href=»https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/»>cc</a>

La utopía del liderazgo distribuido

179410_tumblr_mbrm0jgth11qcxieko1_500Utopía, del griego “ou” (que significa NO) y “topos” (que significa LUGAR) se refiere (según la RAE) al plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación.

Y, ciertamente, pese a que cada vez más profesionales reivindican este estilo, hablar de liderazgo distribuido en la actualidad, significa hablar de una utopía… o lo que es lo mismo, referirse a algo que no existe, a un modelo optimista irrealizable cuando se piensa en él…

Hemos convertido en “trending topic” el concepto, porque resulta muy “cool” y es tendencia referirse al mismo y, lógicamente, no hacerlo supone ser un profesional desfasado y obsoleto.

Bien sea por la moda de turno,  bien sea  por una auténtica convicción acerca de las propiedades que un estilo de liderazgo de estas características entraña, cada vez son más los profesionales que lo han incorporado a su vocabulario cotidiano, aunque también, muy probablemente, sin pararse a pensar con detenimiento lo que realmente implica distribuir el liderazgo…

Para que el liderazgo se distribuya se requieren culturas organizativas genuinamente abiertas que permitan la fluidez del conocimiento a través de las interacciones de todos sus miembros entre sí mismos y con su comunidad…

Para que el liderazgo sea distribuido es preciso desarrollar modelos organizativos cuyas estructuras sean más flexibles y menos rígidas, donde la jerarquía se reduzca a la mínima expresión; la eficacia del liderazgo distribuido es directamente proporcional a la metamorfosis de una organización en forma de red…

Para que un profesional con responsabilidad sobre otros distribuya su liderazgo debe alcanzar un nivel de madurez que le permita entender que el bien de la organización está por encima de su propio ego y de su necesidad de auto-realización, comprendiendo que liderar de forma distribuida significa mandar menos y escuchar mucho más…

Para que un profesional lidere de forma distribuida, los profesionales de su entorno tienen que estar dispuestos a abandonar su papel de subordinados y a asumir la responsabilidad que implica movilizar a la organización… para que prospere el liderazgo distribuido es necesario no esperar a ser liderado…

Para distribuir el liderazgo es necesario evolucionar los vehículos de comunicación e interacción existentes incorporando las nuevas prestaciones que albergan la tecnología social y la web 2.0

Para hablar de liderazgo distribuido es imprescindible que todos los profesionales que forman la organización hagan de esta un ecosistema de cambio, porque sin liderazgo distribuido no hay cambio y sin cambio no ha lugar el liderazgo distribuido…

Se tarda poco más de un segundo en verbalizar estas dos palabras, pero si reflexionamos en detalle sobre las implicaciones reales que existen tras ellas, quizás tomemos consciencia de la ingente cantidad de tiempo y recursos que requieren implantar con coherencia un modelo genuino de liderazgo distribuido…

Modificar la cultura organizativa provocando su apertura al conocimiento, relajar las estructuras organizativas haciéndolas más flexibles y maleables, madurar como profesionales hasta el punto de poner el ego al servicio de la comunidad o de tomar voluntariamente el testigo de la responsabilidad, renovar los canales de comunicación para que la información fluya más ágilmente y que la organización como un todo acepte el cambio sin tensión como mecanismo de supervivencia al mercado… no parecen a priori acciones fáciles de implementar…

Es más que probable que la coyuntura de mercado que atraviesan muchas empresas requiera desarrollar un modelo de liderazgo distribuido para responder más ágilmente a un mercado impredecible y cambiante, pero, si no se toma consciencia de lo que realmente significa desarrollar este estilo y se trabaja en esa dirección, dentro de unos años muchas organizaciones se lamentarán de la oportunidad que tuvieron para que el liderazgo distribuido dejase de ser una utopía para convertirse en la realidad que les ayudo a sobrevivir en el mercado…

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utopia

La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá.  ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.

Eduardo Galeano

Foto: Google

10 Preguntas poderosas para liderar personas

7435-peliculas-para-ninos-de-superheroesDe manera progresiva cada vez son más las empresas que van afianzando la idea de que las personas son la auténtica clave para la consecución de resultados. Un planteamiento que vuelve a poner de manifiesto el papel determinante que juega el liderazgo para la consecución o no de los resultados de negocio.

En el fondo… las personas siempre han sido el foco del liderazgo… solo que bajo un estilo de liderazgo autocrático, poco permeable a nuevos enfoques y planteamientos, orientado a proteger el modus operandi y el status quo establecido y donde imperaba un modelo de centralización de información con procedimientos muy bien delimitados para la toma de decisiones… los resultados se conseguían “de las personas”

Pero ahora, conseguir los resultados “de las personas” no es suficiente. Los cambios acaecidos en los últimos años dibujan un contexto profesional caracterizado por una complejidad “in crescendo”, con elevadas dosis de incertidumbre y con una gestión que contiene cada vez más variables que despejar. En definitiva, es el momento de plantear un modelo de liderazgo en el que los resultados no se consigan “de” sino… “a través” de las personas.  Una preposición que condiciona la proposición de valor.

Por lo tanto, ante unas circunstancias de mercado que exigen más y mejor involucración, colaboración,  agilidad, creatividad, autoliderazgo, flexibilidad y adaptabilidad, casi resulta imperativo reflexionar qué puede hacer una persona desde su condición de líder para mejorar los resultados de la organización no “de”,  sino “a través” de las personas…

Para ello, quizás sea la hora de abandonar nuestra adicción a ofrecer las respuestas correctas para, en su lugar, potenciar nuestra capacidad para plantear las preguntas adecuadas en el marco de una conversación de valor…

Preguntar Vs Responder… Escuchar Vs Monopolizar el discurso. Un reto mayúsculo para una amplia mayoría de directivos, managers y profesionales en general… que tienen en su mano la capacidad de modificar su estilo de liderazgo desarrollando el arte de conversar y, claro está, de preguntar…

1.- ¿Qué puedo hacer por ti?

Liderar es el ejercicio de ponerse al servicio del otro. Salvo excepciones, nunca fue una práctica habitual, pero en la actualidad, una de las principales claves para liderar, frente a la extendida práctica de inferir lo que los demás necesitan de nosotros, es preguntar en que se puede ayudar…

2.- ¿Qué retos/objetivos quieres conseguir?

Frente al modelo tradicional en el que el líder indica lo que hay que lograr… preguntar qué objetivos y retos se quieren alcanzar, es un mecanismo esencial a la hora de involucrar. El auténtico compromiso se adquiere con lo que cada uno quiere lograr… no con lo que te obligan a alcanzar…

3.- ¿Para qué lo haces?

En otras palabras, invitar a reflexionar por la razón de ser del trabajo que se va a realizar…; Conseguir resultados a través de las personas implica que estas identifiquen el propósito por el que se ponen en acción, buscando el sentido y la lógica de sus acciones, tareas y responsabilidades…

4.- ¿Qué tienes y qué te falta para conseguirlo?

Preguntar con que se cuenta y de que se carece permite identificar los recursos que se tienen a disposición y que apoyos se precisan para alcanzar los resultados que se desean alcanzar. ¿Cuántas veces no hemos alcanzado algo por no saber que nos faltaba para lograrlo?question mark 2

5.- ¿Cómo lo harías de forma diferente?

En definitiva, permitir que los colaboradores  dibujen y reflexionen acerca de las alternativas existentes para abordar un reto, parece ser una actitud más inteligente que indicarles como tienen que conseguirlo para satisfacer nuestro ego…

6.- ¿Qué puedes ganar y que puedes perder?

Preguntar por los beneficios y costes asociados a cualquier decisión y acción permite ver los riesgos asociados por hacer o dejar de hacer algo…; Identificar pros y contras es un ejercicio esencial para potenciar los músculos de la autonomía y la capacidad para tomar decisiones. El autoliderazgo se desarrolla cuando nos acostumbramos a pensar en términos de costes y beneficios.

7.- ¿Quién y qué conoces en tu red que puede ayudarnos?

Como profesionales conectados, somos el valor de nuestra red y del conocimiento al que accedemos dentro de ella. Liderar no es invitar a conseguir misiones imposibles… sino invitar a explorar nuestra red y sus posibilidades para la consecución de resultados…

8.- ¿En qué complementas a los demás y como te complementan ellos a ti?

Preguntar por el impacto que una persona genera en su entorno ayuda a fomentar su autoconocimiento… preguntar por como los demás complementan al otro  sienta las bases de un modelo basado en la colaboración… un elemento crucial para conseguir resultados a través de las personas en entornos complejos, inciertos y volátiles…

9.- ¿Qué tienes que hacer para llegar hasta allí?

Conocer qué se quiere lograr, para qué, los recursos con los que se cuenta y los apoyos que se necesitan, permite obtener la información necesaria para trazar un plan de acción… No lo olvidemos, liderar es, ante todo, conversar para desarrollar la capacidad de ponerse en acción…

10.- ¿Cómo te sientes?

Las personas son emociones y las emociones son el combustible que nos permite ponernos en movimiento; Liderar, por lo tanto, es gestionar emociones y permitir que estas se transformen en acción, ya que la acción es la única llave posible para la consecución de resultados a través de las personas… y lógicamente de sus emociones…

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Propósito, beneficio, apoyos, costes, emociones, soporte, autoliderazgo, alternativas, innovación,  recursos… y, por supuesto, acción, son tan solo algunos de los ingredientes que permiten alcanzar y mejorar los resultados a través de las personas (y no de ellas) en un contexto que, cada vez con más urgencia, requiere que todos y cada uno de los miembros de una organización descubran y desplieguen al máximo sus capacidades y su potencial de actuación.

Pero tampoco podemos obviar el hecho de que liderar en muchas ocasiones implica dar respuestas y ofrecer asesoramiento, porque las personas también necesitan pautas y orientación para mejorar su rendimiento.

Nuestro entorno actual nos demanda reequilibrar el modelo imperante en términos de liderazgo; un entorno que requiere desarrollar profesionales con capacidad de crítica y de decisión, con mayor autonomía y flexibilidad, orientados a la colaboración y que auto-gestionen su compromiso… unos rasgos de comportamiento que aparecen, obviamente, cuando se lidera construyendo conversaciones de valor y naturalmente, cuando se entrena y practica el arte de hacer las preguntas adecuadas…


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