Últimamente estoy leyendo muchos artículos y noticias que más que informar, pretenden vaticinar como será la gestión de personas dentro de, digamos, veinte años. Lo cierto es que estamos asistiendo a la modificación de manera generalizada de la geomorfología del management; estos cambios, auspiciados por el desarrollo tecnológico y digital, nos obligan a realizar un ejercicio de proyección, intentando anticipar cuales serán las claves de la gestión (también de personas) en el futuro.
Sin embargo, no estamos sino empezando a saborear el nacimiento del entorno 2.0, y ya se está hablando en determinados foros de la gestión de personas 3.0.¡¡ en ocasiones me entran ganas de decir: “chicos, tomadlo con calma ¿no?, disfrutemos unos instantes del momento presente caray¡”.
Digitalización, virtualización, globalización 2.0., cambios demográficos severos, nuevo ordenamiento social, emprendedores Vs trabajadores tradicionales, buff, de verdad que da vértigo pensar en qué tipo de malabares habrá que hacer dentro de 20 años para gestionar el área de RR.HH., si es que, para entonces se llama así, que ya lo dudo, teniendo en cuenta que ahora la denominación va más en la línea de Human Capital, People & Culture, Identidad y Personas, etc, vamos que lo progre ahora es llamarlo de cualquier manera menos Recursos Humanos.
En resumidas cuentas, que el entorno profesional dentro de veinte años se va a parecer al actual como un huevo a una castaña. Y, no sé por qué todo el mundo se empeña en vaticinar a veinte años vista… ¿por qué no a treinta o veinticinco?
De tal manera que el 2030 se está convirtiendo en esa fecha esperada, anhelada, sustentada en predicciones más propias del mismísimo Nostradamus, pero realizadas por parte de algunos visionarios y gurús del management actual.
Y, me temo que, al igual que sucedía en los años 80 y 90, puede que ahora caigamos en la misma trampa que nos tienda nuestra imaginación, deseando que las cosas sean sustancialmente diferentes a como realmente puede que lleguen a ser. En aquellos años recuerdo cómo los vertiginosos avances tecnológicos, al igual que imaginación infinita de muchos directores de cine en Hollywood nos invitaban a cerrar los ojos y soñar cómo sería el futuro en el año 2011 y más allá.
Recuerdo que en mi caso, esa visión era completamente futurista. Al dejarme guiar por aquellos avances y las predicciones más conservadoras al respecto, me imaginaba un 2011 con coches propulsados por energía solar o eléctrica (de manera generalizada me refiero), que levitaban sobre las antiguas y obsoletas carreteras de asfalto, me imaginaba abrir la puerta de casa con tan solo accionar esa voluntad mentalmente, me imaginaba un ocio radicalmente virtualizado (de esto no estamos demasiado lejos), alejado del obsoleto modelo de juegos interactivos entre seres humanos en la vida real (el escondite, el pilla-pilla y sucedáneos) y algunos fragmentos de películas como “Demolition man”(1993) o el clásico en que se convirtió “Blade Runner” (1982) nos empujaban – sobre todo esta última-, a visualizar un futuro plagado de “replicantes”; algo, a los hechos me remito, radicalmente diferente del presente que hoy vivimos.
Cuando leo esos artículos, noticias, opiniones sobre cómo será el mundo del management y por ende la gestión de personas dentro de veinte años, quiero pensar que esta vez será diferente, me gustaría creer que en esta ocasión esos vaticinios y predicciones no irán tan desencaminados y que efectivamente nos enfrentemos a un futuro en el que la relación manager-colaborador estará condicionada por puestos de trabajo virtuales, un futuro donde todos los profesionales trabajarán liberalmente para varios empleadores en paralelo ofreciendo su know-how y especialización, un entorno en el que la digitalización gobernará todas las transacciones en gestión de personas, donde existirán avances tecnológicos que hoy en día siguen formando parte de la cinematografía de ciencia ficción que nos facilitarán el desempeño de nuestras responsabilidades y nos permitirá conciliar “de verdad” nuestra vida profesional con nuestra vida profesional, y así, más y más ensoñaciones.
Luego de pensar e imaginar esta realidad proyectada, que hoy parece estar más cerca que nunca de convertirse en realidad, entonces me embriaga cierto sentimiento de melancolía y me da por echar de menos determinados comportamientos que en ese 2030, de materializarse estas predicciones, serán considerados prehistóricos… tomar un café cada mañana con esos compañeros de trabajo que el tiempo transformó en amigos, tener una reunión de trabajo interminable que acaba con unas pizzas a cuenta de la compañía y que siempre es recordada porque aquella velada de trabajo inagotable nos permitió cerrar el proyecto o la negociación de turno, realizar una comida de despedida cuando un compañero de trabajo decide emprender otro proyecto e incluso, esa sensación de “reto conseguido” cuando llegas in-extremis a recoger a los niños al colegio tras una carrera meritoria de una “pole position”.
Si es cierto que los cambios que estamos experimentando nos empujan inexorablemente a una gestión de personas en versión 3.0, ¿estamos preparados para esa transición? Y, más aún, ¿realmente no os gustaría seguir disfrutando de algunos comportamientos “prehistóricos” aún dentro de veinte años?
JL Rodriguez
Andrés,
me admiras planteando con mucha frecuencia temas interesantes de manera muy sugerente. Mi visión sobre el tema que planteas es un poco mas sombría y he de decir que comparto las imágenes y expectativas sobre el trabajo dentro de 30 años, por poner una cifra. Estoy convencido de que la naturaleza del trabajo y la tecnología a emplear cambiará tremendamente, con una profusion de entornos virtuales, que serán dificiles de gestionar pero a la vez un reto apasionante, e incluso podremos tomar un café con nuestros colegas charlando a través de la pantalla, aunque claro cada uno con su cafetera; pero será algo todavía minoritario, la pauta de lo que irá llegando.
Sin embargo, soy mas pesimista respecto a las condiciones de trabajo porque llevamos casi cien años hablando de la importancia del llamado «factor humano», Elton Mayo dixit, y todavía tenemos, en las sociedades occidentales, trabajos monótonos y simples bajo estilos humillantes de direccion del ‘ordeno y mando’. Y en las sociedades asiáticas o africanas hay todavía cientos de millones de personas en condiciones muy penosas como para que mejoren sustancialmente, y estoy me temo que el proceso de mejora de estas poblaciones sea demasiado lento al menos bastante mas lento de l que a algunos nos gustaría. Si a ello le unimos la crisis económica en Occidente y los tiempos de recuperacion que se manejan, el panorama no es aleccionador.
Me parece estupendo que sueñes despierto y dejes correr tu imaginación, porque ojalá yo esté equivocado y pasemos al modelo del 3.0 o como las versiones y los upgrades pasan tan deprisa, dentro de treinta años podemos llegar fácilmente a la versión 10.0. En este punto me pierdo y habría que contar con un Julio Verne para inventar el futuro.
Javier Segura D (@outoffreedom)
He leído con gran interés tu post.
Quizás (seguro) me haya perdido muchas cosas por el camino, pero no puedo dejar de olvidar que, hoy (que es como «hace ya unos años»), el cambio de orientación en la gestión de las personas, más se debe al agotamiento de horizontes que a otra cosa. Plantearse nuevos enfoques nos obliga, ahora (como siempre), a repensar la manera de hacer empresa. Creo que lo hemos venido haciendo siempre, aunque no le hayamos denominado punto cero.
Un saludo,
humanbeingelblogdeandresortega
Hola Javier,
Ante todo gracias por leer y más aún por enriquecer el blog con tus comentarios. No creo que te hayas perdido nada por el camino, el hoy que es como «hace ya unos años», yo también lo he experimentado. Y, efectivamente coincido en que quizás el cambio de orientacion se deba al desgaste de los modelos actuales en materia de gestión de personas, aunque creo que las nuevas tecnologías estan ejerciendo de palanca para obligar a desarrollar nuevos modelos. Está por ver a que velocidad se materializan los cambios… quien sabe si dentro de veinte años volveré a poner un post diciendo que las cosas siguen como hoy…, personalmente, tengo más dudas que hace veinte años.
Un saludo
Juan Antonio
Yo creo que será cualitativamente muy distinto, pero dentro no de 30, sino de 5…..
humanbeingelblogdeandresortega
Gracias por tu comentario una vez más Juan… yo personalmente también creo que en esta ocasión no habrá que esperar tanto tiempo para ver modelos sustancialmente diferentes en gestión de personas.
Un abrazo
Jose Cabezas
un articulo bastante interesante, y muy optimista. Me uno al grupo de los que no creen que lleguen esos avances nunca, en el mejor de los casos, décadas.
Cierto es como he podido aqui también leer, que se vaticinan cambios sociales en las empresas focalizadas en el potencial del individuo y sacar lo mejor del mismo con las máximas comidades para él, pero la realidad es que seguimos en una cadena de orden-mando tradicional en la mayoria de los casos.
Creo que los avances tecnologícos optimizarán las relaciones y comunicaciones pero será necesaria una evolución en la educación (trabajo en equipo, autoformación, teletrabajo… desde los primeros años de edad (>15 años) para que podamos ver realmente una variación en la forma de trabajar.
humanbeingelblogdeandresortega
Hola Jose,
Mi reflexión tenía su origen en las predicciones de hace años y lo que realmente sucede hoy, si bien, es cierto que el punto de partida en la actualidad también es muy diferente del que había hace 25 años. Creo que eso marcará la diferencia. Probablemente la velocidad a la que se prevee sucederán los cambios y como estos obligarán a dibujar un escenario y modelos diferentes en la gestión de personas, no será tan vertiginoso, pero en mi opinión no habrá que esperar tantos años para ver una evolución considerable. Me imagino un término medio en cinco años, digamos, esto es, muchas más empresas que hoy con gestión virtualizada, pero todavía lejos de una virtualización total… en otras palabras, seguiremos yendo y viniendo a la oficina, aunque probablemente cada vez más posiciones no tengan que hacerlo de lunes a viernes y, ójala, muchos más que ahora lo hagan en vehículos completamente eléctricos.
Un saludo