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La «Revolución Freelance»…ó la diversificación del talento

libertad2La “gran depresión” económica vivida en los primeros compases de este sinuoso S.XXI, la nueva realidad que esconde el concepto VUCA, y, obviamente, la revolución tecnológica han transformado el contexto laboral y empresarial que habíamos conocido hasta la fecha. Una transformación que, sin duda,  ha pillado a muchas empresas y profesionales con el pie cambiado. Afirmar que nada volverá a ser como antes en términos de relaciones profesionales puede sonar demasiado contundente, pero se trata de una contundencia que se hace visible cuando decidimos observar con detenimiento el entorno empresarial que nos rodea.

De una u otra forma, la naturaleza del trabajo que dibuja esta economía del conocimiento es sustancialmente diferente, incierta e imprevisible. Y lo es, por más que nos aferremos con nostalgia al recuerdo de lo que en otro tiempo aún muy cercano pudimos llegar a vivir como empresas y como profesionales.

Esta nueva naturaleza del trabajo está derivando en otro proceso que cobra relevancia por momentos. La diversificación del talento.

Detrás de la nueva naturaleza del trabajo y de sus procesos se encuentran las personas, sus habilidades y sus destrezas… en definitiva su talento. Un talento que hoy ya no se encuentra necesariamente en forma de profesionales sujetos a un contrato indefinido. Y es que, el talento se ha diversificado en el fondo y en su forma.

La revolución freelance

Las nuevas “reglas del juego” que genera la nueva naturaleza del trabajo en la economía del conocimiento, la muerte de la seguridad laboral y el progresivo deshielo de las sólidas carreras profesionalesbottom-up”, han hecho que muchos profesionales hayan decidido construir de forma autónoma su propuesta de valor, o (lo más normal…) se hayan visto obligados a adoptar nuevas formas de empleabilidad poco o nada frecuentes hasta hace unos años.

El movimiento freelance cobra peso y adquiere relevancia. Se trata sencillamente de un hecho objetivo y fácilmente constatable. He leído muchos artículos en los últimos meses para investigar uno de los fenómenos de mayor impacto para las áreas de gestión de personas y RR.HH en el S.XXI, pero creo, que a pesar de su “antigüedad” (2014) y de que a ciencia cierta los datos que presenta hoy ya están obsoletos, es más que conveniente leer Freelancing in America:  A National Survey of the New Workforce (Freelancing en USA: Un estudio nacional sobre la nueva fuerza laboral); un estudio subvencionado por la asociación independiente Freelancers Union (cuya web también conviene visitar para familiarizarse con el impacto de esta revolución…)

Son muchas las ideas que se pueden extraer del mismo, pero sin duda, se trata de un estudio que pone de manifiesto la diversidad de formas que ya adopta el talento al amparo de esta “nueva” revolución; estas son las más relevantes:

Freelancers tradicionales: profesionales sin un “empleador-cliente” de referencia o único,  cuya  actividad se centra en el desarrollo de trabajos complementarios en forma de proyectos puntuales de duración determinada.

Moonlighters o “pluriempleados” : Profesionales con una actividad laboral básica “convencional” (es decir, por cuenta ajena) que complementan con una actividad independiente o freelance desempeñada de forma regular.

Diversified workers o “profesionales diversificados”: Personas con múltiples ingresos procedentes de diversos empleadores por cuenta ajena que a su vez desarrollan  trabajos diversos como freelancers.

Freelance Business Owners o Micro-empresarios freelance: profesionales que cuentan entre 1 y 5 empleados pero que a su vez se consideran freelancers además de propietarios;  una especie de freelancer transformado en micro-empresa pero que mantiene los rasgos de un freelance puro.

En definitiva… nuevos roles y tipologías de profesionales que hace tiempo ya suponían más de un tercio de la fuerza laboral en el mercado norteamericano y que están consolidándose rápidamente en el nuestro.

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Los retos de la diversificación del talento

En paralelo a esta metamorfosis y diversificación del talento, la gran mayoría de empresas se enfrentan a su propia transformación, un proceso de cambio que transcurre por la obligada senda de la innovación de sus productos y servicios; una transición que les hace aligerar las actividades que no suponen el “core” del negocio; una evolución hacia organizaciones más planas, con mayor agilidad para reaccionar al mercado. Empresas más nucleares alrededor de las que necesariamente orbitará el talento en las mil y una formas en las que este se está transformando.

Ante este panorama, cualquier profesional que en el S.XXI esté orientado a identificar y construir relaciones con el talento está impactado por esta revolución freelance y la metamorfosis del talento. Un profesional de RR.HH no debe, ni puede permanecer impasible a este fenómeno que a todas luces parece ser mucho más que una moda transitoria. En resumen…

El talento que una organización necesita ya no se encuentra necesariamente contratado de forma indefinida en manos de “la competencia”; los nichos en los que habita el talento no son necesariamente empresas sino espacios colaborativos, ecosistemas de co-working, hubs  y comunidades de talento físicas pero también virtuales.

La agilidad ante el mercado de muchas empresas depende de su capacidad para incorporar el talento que se necesita de forma flexible, sin necesidad de incrementar los costes fijos de la estructura de la compañía.

Una de las claves de la gestión del talento es hibridar el talento “core” con el talento freelance, entendiendo que es un romance necesariamente efímero, hasta que un nuevo proyecto o prioridad les separe…

Los ciclos de gestión del talento y la idea de la “fidelización” del mismo adquieren una dimensión radicalmente diferente cuando el portador del talento que se precisa es un profesional independiente con vocación de libertad permanente…

La siempre utópica y porque no decirlo frágil idea de “retener” el talento carece de sentido  cuando el talento, repentinamente, no se encuentra “dentro” de la organización.

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En definitiva, la diversidad del talento y el movimiento freelance es una realidad incontestable, una realidad que, entre otras cosas, invita a cuestionar si nuestro marco de relaciones laborales está preparado para albergar un nuevo formato de relaciones profesionales hasta ahora residual pero que tiene visos de convertirse en una práctica absolutamente “normalizada”.

Parece razonable pensar  que la revolución freelancer y la diversificación del talento sean mucho más que una tendencia en boca de los que trabajamos en la función de RR.HH; al contrario, existen indicios suficientes que nos deberían hacer reflexionar hasta qué punto la revolución freelance no solo es el detonante de la metamorfosis del talento, sino además, una de las principales palancas de la diversificación de la propia función de RR.HH. El debate está servido…

Itinerarios líquidos: de la carrera a la aventura profesional

The Massive Glacier at DuskSegún los planteamientos del sociólogo y filósofo polaco Zygmunt Bauman, vivimos una modernidad líquida en la cual es necesario hacerse con una identidad flexible y versátil que haga frente a los distintos cambios que el sujeto ha de enfrentar a lo largo de su vida.

Esta reflexión es la extrapolación de este enfoque al mundo del management y concretamente a la gestión de carreras profesionales por parte del área de RR.HH en las organizaciones.

Probablemente nos encontremos ante uno de los paradigmas que en materia de gestión de personas debe ser replanteado con mayor celeridad. La gestión de carreras profesionales con una orientación típicamente vertical que ha predominado en los últimos años debe ser repensada y consecuentemente rediseñada.

Aún a riesgo de generalizar, todavía, muchos profesionales y organizaciones siguen idealizando el crecimiento profesional en sentido vertical (ascendente por supuesto!)

Una titulación académica, un MBA o un postgrado de  especialización funcional, el dominio de uno o varios idiomas e idealmente una experiencia profesional internacional eran hasta hace poco tiempo ingredientes suficientes para asegurar, junto a un desempeño elevado y sostenido en el tiempo una progresiva asunción de responsabilidades dentro de cualquier organización.

En líneas generales, podríamos decir que, un profesional con un nivel de desempeño notable, que complementase su perfil con los ingredientes mencionados incrementaba sus probabilidades de ir subiendo peldaños en el escalafón de la estructura. Era una cuestión de tiempo. Sin embargo, en los últimos años se han producido también una serie de cambios que invitan a pensar que las probabilidades de que ese paradigma de ascensión vertical se cumpla son cuantitativa y cualitativamente mucho menores…

5 hechos que invitan a cuestionar el concepto de carrera profesional

1.- Overbooking de talento

La crisis que ha azotado a la mayoría de mercados e industrias ha obligado a realizar ajustes organizativos más o menos drásticos, dirigidos a reducir una estructura de costes insostenible por la bajada de ingresos o la reducción de márgenes de beneficio. Las empresas que combatieron en la popular guerra por el talento incorporaron en aquel entonces profesionales brillantes para liderar y hacer frente a los ambiciosos proyectos de expansión y crecimiento que componían su hoja de ruta.

Sin embargo y a raíz de los efectos directos y colaterales de la crisis económica que hemos atravesado  el negocio se vio obligado a cambiar de rumbo. La complejidad de los proyectos había menguado proporcionalmente a la cifra de negocio. Había overbooking de talento y era necesario dejar pasajeros en tierra en espera del siguiente vuelo…

2.- Inflación de la estructura organizativa

La proliferación de titulados superiores procedentes de la generaciones “baby boomers” y “X”, ha forjado durante las últimas décadas en muchos países el capital humano de mayor cualificación conocido hasta el momento. Sin embargo, el crecimiento organizativo en muchas ocasiones presenta límites que cuesta reconocer. Techos de cristal que impactan directamente en el crecimiento de la estructura organizativa y que, por lógica, acaban por transformarse en cuellos de botella para que muchos profesionales continúen su escalada vertical asumiendo responsabilidades de mando intermedio o Dirección.

Muchas empresas que años atrás  habían diseñado estrategias de reclutamiento para inyectar el talento que asegurase su crecimiento y expansión, comenzaron a preguntarse tras recibir los primeros latigazos de la crisis cómo alimentar ese apetito de crecimiento (vertical obviamente…) de un porcentaje considerable de sus profesionales…

En su intento por “retener” el talento incorporado (craso error…) muchas empresas decidieron hacer “sitio para todos”… creando más capas y niveles de management y, por lo tanto, incrementando la inflación de su estructura jerárquica y piramidal. No resultaba difícil encontrar muchas organizaciones con… (Permitidme la expresión)…”más jefes que indios”…

3.- El mito del concepto “Manager” como sinónimo de éxito profesional.paisajes_a_vista_de_pajaro_ii_778015955_650x

Pero no fueron solo las empresas (y, por elevación sus profesionales…) las únicas responsables de crear y alimentar el paradigma de la carrera profesional vertical… Todo el modelo social, desde el sistema educativo pasando por los esquemas de valores y reconocimiento social, contribuyeron a idealizar el hecho de que una carrera profesional satisfactoria requería acabar siendo Director o, como poco, Jefe de algo; bien fuese en un entorno de producción o en la economía del conocimiento, ostentar el título de Manager era sinónimo de éxito. Progresivamente, se fue forjando el mito de que ser llamado Manager era sinónimo de realización profesional…y por lo tanto… de éxito.

4.- Delayering: Reducción de los niveles jerárquicos.

Mientras todo esto sucedía, muchos profesionales que permanecían en sus empresas y no eran pasto de las llamas del mercado, vieron como los procesos de “delayering” (reducción del número de capas organizativas) consecuencia de la reestructuración imperante no solamente  contribuía a retrasar o disipar sus opciones de crecimiento vertical en la empresa, sino que además en muchos casos les llevaba a dar un paso atrás bajando uno o varios peldaños en la estructura – movimiento que suponía un golpe bajo a la línea de flotación de un ego profesional alimentado por el mito del “Manager” como sinónimo de éxito y status social…

Casi sin previo aviso y por circunstancias del nuevo guión dictado por un mercado en profunda metamorfosis, la organización comenzaba a aplanarse y achatarse limitando las posibilidades de crecimiento…vertical y ascendente lógicamente…

5.- Aparición de nuevos modelos organizativos y freelancers.

Como consecuencia de esta situación, el cambio de época al que asistimos comenzó a provocar la aparición de nuevos modelos de gestión.

La necesidad de innovar los procesos de negocio y las estructuras organizativas se convirtió en un mecanismo de supervivencia a un mercado y ecosistema empresarial en construcción. De esta manera, cada vez proliferan más las estructuras organizativas redárquicas, empresas-proyecto como modelos que impulsan la co-cultura (colaboración, conversación, comunicación y conectividad) y que se apoyan en la tecnología social (redes sociales internas y externas) como generadores de organizaciones más abiertas y colaborativas.

La organización en red cobra auge como alternativa a la organización jerárquica, al igual que muchos profesionales, que, en ausencia de opciones de empleabilidad convencionales en un mercado laboral devastado, decidieron reconvertirse a “freelancers” o “knowmads” poniendo a disposición del mercado las altas prestaciones de su conocimiento exclusivo  como alternativa a una contratación por cuenta ajena casi imposible…

De la carrera vertical a la aventura profesional…

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En resumen, en los últimos años, muchos profesionales con desempeño excepcional y una cualificación abrumadora en sus respectivos perfiles, ha visto como los vaivenes del mercado dirigieron a sus empresas a tomar decisiones no previstas inicialmente en su hoja de ruta que a su vez les empujaron a un mercado laboral en barbecho hasta nueva orden. Un mercado con escasas o nulas alternativas de crecimiento profesional, al menos en la forma en que habían idealizado años atrás… vertical y ascendente.

A pesar de todo lo expuesto anteriormente, las carreras profesionales verticales no van a desaparecer; en tanto en cuanto las estructuras organizativas mantengan su forma piramidal y las empresas vuelvan a la senda del crecimiento (eso sí… contenido probablemente) siempre habrá alternativas de crecimiento vertical-ascendente.

No resulta descabellado pensar que las probabilidades de crecer profesionalmente de manera vertical, aun existiendo, serán menores que hace unos años… sin embargo… aparecen nuevas formas de enriquecimiento profesional…

Trabajar como directivo o mando intermedio durante unos años…

Cesar esa actividad y pasar a trabajar como profesional independiente prestando servicios de alto valor añadido para una o varias empresas, mejor dicho… clientes…

Regresar tras una etapa como “freelancer” a la empresa privada en un rol de Interim Manager…

Y, tras un periodo de “interim”, trabajar en un proyecto en red con otros especialistas, mientras en paralelo se es colaborador, socio-fundador o inversor en una start-up (ubicada incluso en otro país por aquello de la globalidad…)…

Generar conocimiento y distribuirlo a través de plataformas de aprendizaje virtual…,

Para incluso llegar a vincularse de nuevo a otra empresa por cuenta ajena…

Y… la combinación aleatoria de todas esas alternativas y otras que todavía ni siquiera han aparecido en la actualidad… están dando lugar a  itinerarios profesionales líquidos, propios de profesionales que fluyen por diferentes territorios y que se adaptan a la orografía cada vez más abrupta del mercado…

Itinerarios líquidos tan legítimos como ese paradigma vertical que edificamos y construimos entre todos años atrás…

Parece razonable pensar que los cambios acaecidos en los últimos años están transformando el concepto de “carrera profesional” tal y como lo conocíamos hasta ahora…

Parece razonable desmitificar la idea de que la plenitud profesional se alcanza asumiendo galones y subiendo peldaños en la pirámide organizativa… puede que ahora, la plenitud profesional se alcance desde múltiples y diversas perspectivas…

Parece razonable pensar que la carrera profesional es cada vez menos una carrera… y más una especie de aventura, a largo plazo, que bien merece la pena disfrutar; una aventura con obstáculos e imprevistos constantes en terrenos desconocidos que obliga a estar en constante preparación, desarrollando nuestras habilidades y competencias…  

Una aventura también emocional en la que como indica Bauman, la adaptación al entorno, la flexibilidad y versatilidad para hacer frente a los cambios son determinantes…

Seamos permeables a los cambios…es probable que la solidez de nuestra carrera profesional dependa exclusivamente de que nuestra actitud sea flexible, versátil…y por supuesto…líquida.

 

Photo Credit: <a href=»https://www.flickr.com/photos/95572727@N00/3905166415/»>Stuck in Customs</a> via <a href=»http://compfight.com»>Compfight</a> <a href=»https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/2.0/»>cc</a>

Este post es una adaptación de un artículo publicado en exclusiva para el blog Glocal Thinking de Meta4 en el mes de Febrero de 2014

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