Sobre personas y organizaciones

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El Factor «N»

NVivimos tiempos de incertidumbre, volatilidad, complejidad y ambigüedad. Fenómenos como la globalidad, la ultra-conectividad, la super-competencia y la revolución digital son causa y efecto a la vez de estos tiempos “vucalizados” acerca de los que muchos escribimos construyendo la literatura del management de los últimos años.

En paralelo… la dictadura tecnológica se impone vertiginosamente. El mundo analógico se desvanece derrocado por el golpe de estado digital. El agilismo cobra fuerza en forma de metodología prometida capaz de dotar a equipos y organizaciones de una capacidad diferencial en su adaptación al contexto generando valor de forma incremental. La Co-cultura: colaboración, cooperación, conocimiento, conversación, conectividad… obviamente (Co-crean)  el nuevo mantra del management.

Un contexto que dibuja un nuevo mapa para la gestión de organizaciones y personas. Una nueva hoja de ruta literalmente por escribir. La vucalización otorga otro significado a lo nuevo, cada vez más efímero, menos duradero, más obsoleto…salvo excepciones…

Y en este marco y contexto, los profesionales orientados al desarrollo de otros nos sometemos, o al menos, deberíamos hacerlo…a múltiples preguntas…

¿Cómo ayudar a nuestra organización y a sus personas a cambiar los comportamientos que les permitan sobrevivir ante las nuevas reglas del juego?…

¿Cómo adecuar nuestros procesos a los nuevos tiempos?…

¿Qué rutinas y aprendizajes podemos desarrollar para potenciar el talento?…

¿Cómo evolucionar las habilidades de los profesionales para surfear en este contexto?…

 ¿Cómo promover el auto aprendizaje, el autogobierno y la auto-responsabilidad?…

Y ante esta “New wave” del management del S.XXI a la que nos enfrentamos colapsada por profecías sobre la digitalización y la transformación… resulta inevitable romper una lanza en favor de la capacidad del ser humano para lograr todo aquello que se proponga… siempre y cuando integre los elementos o características que dan lugar al Factor N…

HUMILDAD – Para someter al ego y respetar siempre a los demás, asumiendo que en ocasiones se gana, y en todas las demás se aprende…

HONESTIDAD – Para reconocer sin edulcorar la realidad que en ocasiones algo no se hizo bien y que la única alternativa es, sencillamente, trabajar para mejorar…

SACRIFICIO – Para esforzarse sin excusas, sin paliativos, sin dudas, renunciando a todo aquello que nos pueda alejar de nuestros sueños… y seguir avanzando aunque duela…

CONSTANCIA – Para, independientemente de los logros o fracasos alcanzados, seguir trabajando con la misma intensidad y con la misma determinación…

APRENDIZAJE – Para interiorizar nuevas formas, nuevos métodos, nuevas destrezas que nos permitan reaccionar a los estímulos más insospechados…

ENTRENAMIENTO – Para consolidar los aprendizajes adquiridos, crear automatismos y fijar los comportamientos que nos permitirán obtener el resultado que deseamos…

INTELIGENCIA – Para saber qué, cómo, cuándo y con quien debemos aplicar cada conocimiento, aprendizaje y comportamiento entrenado…

FOCO – Para avanzar en pos de aquello que deseamos alcanzar de manera inquebrantable, sin espacio para la distracción, sin permitir el ruido de los juicios, las creencias y las críticas…

EQUIPO – Para rodearse de aquellos que nos hacen mejores, permitiendo que su saber hacer nos ayude a mejorar, a crecer y a seguir aprendiendo…

PASIÓN – Por, hacia y desde lo que hacemos, para poder dar sentido y coherencia a los elementos anteriores… pasión como corazón y pulmón de aquello que hacemos…

Diez elementos traducidos en comportamientos absolutamente humanos…

El éxito no es solo la consecución de un resultado, sino el camino que se transita cuando se trabaja para lograr y alcanzar aquello que soñamos; pero también el éxito se convierte en la impronta que dejamos en aquellos que observan la puesta en escena de todos y cada uno de estos elementos cohesionados…

El Factor N es la consecuencia de integrar todos y cada uno de estos elementos en una única fórmula y repetirlos en el tiempo, guiados por la pasión, rodeándonos de quienes pueden ayudarnos, sin perder de visto nuestro foco un solo instante, siendo inteligentes, entrenando para aprender nuevos caminos, de forma constante, aunque duela y haya que sacrificar muchas otras cosas, reconociendo cuando salió algo bien y cuando no, con total y absoluta humildad…

Contamos con el privilegio de saber dónde se encuentra, de qué se compone y como se manifiesta el Factor N…

No hagamos más alquimia para encontrar la fórmula que nos permitirá alcanzar el éxito… en realidad, hemos sido testigos de cientos de lecciones que nos indican el camino… lo hemos presenciado… una y DIEZ veces…

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El secreto para alcanzar el éxito, se encuentra en cada uno de nosotros…; él nos muestra su ejemplo… como principal y genuino portador del FACTOR N…

El secreto de Japón

Aún tengo fresca en mi memoria aquella celebración, aquel triunfo histórico del deporte español. Mis recuerdos son múltiples cuando visualizo el Mundial de Baloncesto que tuvo lugar en Japón en el año 2006 y que finalizó con la coronación de España en lo más alto del Basket mundial.

Sin embargo, de todas las imágenes de aquel campeonato que mi retina guarda como un tesoro, hay una que permanecerá para siempre, como una huella imborrable e indeleble y que he utilizado siempre que he podido, trasladándola como ejemplo a mi entorno profesional y personal.

De todas las emociones que guardo de aquel campeonato, uno de los momentos más entrañables se produce cuando el entrenador, Pepu Hernández, en la celebración del triunfo en Madrid, gritó al cielo que a partir de entonces habría una palabra que para todos sería muy importante: BA-LON-CES-TO¡

Aquella celebración, y en concreto ese momento, hace que aún hoy, al cerrar los ojos y echando la vista atrás, su recuerdo me provoque una emoción intensa y un dulce sabor de boca.

Sin embargo, siempre he soñado  mi propia versión adaptada de aquel instante. Para mí, el deletreo silábico de esa palabra tenía una connotación de mayor alcance e impacto. Cuando visualizo ese momento, mi imaginario sigue escuchando dos palabras verbalizadas al mismo tiempo, que se solapan la una sobre la otra y que siempre me ayudaron a entender en su magnitud la razón de ser de aquel éxito.

Imagino a Pepu diciendo CON-FI-AN-ZA¡, ese ha sido para mí el significado paralelo de aquella palabra magnificada. Ese es el término encriptado que para mí gritaba Pepu al cielo de Madrid desde el set instalado en Plaza de Castilla.

Como amante del deporte y en concreto del Basket, pocas veces he podido comprobar el impacto tan demoledor de ese sentimiento en el éxito de un equipo. Y ese, no es sino un ejemplo grandilocuente de lo que podemos esperar si cualquier equipo de trabajo  se esfuerza y se combina bajo la siempre atenta mirada de la Confianza ciega entre sus miembros.

No sería justo otorgar exclusivamente el éxito a esa variable. La calidad técnica de todos los miembros del combinado no dejaba lugar a dudas. El liderazgo del equipo, personalizado en un único e irrepetible Pau Gasol, pero integrado e imbuido en todos y cada uno de los demás jugadores. La estrategia propia de un jugador de ajedrez llevada al parquet magistralmente por el seleccionador. Y el apoyo incondicional de una afición a miles de kilómetros. Todos ellos, ingredientes básicos para hornear uno de los mayores éxitos hasta hoy de nuestro país en el deporte de la canasta.

Sin embargo, fue la Confianza el ingrediente que cohesionó al resto. El convencimiento por parte de todos y cada uno de los integrantes de la expedición de que sus compañeros confiaban en él, y él a su vez en ellos. La Confianza de todos en todos y a su vez en el entrenador y el saber que gozaban a miles de kilómetros de esa misma fe ciega por parte de millones de personas.

Solo un sentimiento tan transparente y tan  arraigado en todos puede explicar un éxito de ese calibre.  Solo al ver de nuevo la celebración de esos gigantes, embriagados por una emoción desmesurada entrelazados entre sí, fundiéndose en abrazos e intercambiando miradas de complicidad, puede comprenderse, el impacto que tuvo esa Confianza grabada a fuego en todos ellos.

La grandeza del deporte y la forma en cómo el peso de los intangibles explican el éxito y los triunfos en los deportes de equipo, debería servir de ejemplo para nuestro día a día profesional.

Las mesas de reuniones, los equipos multidisciplinares, verticales u horizontales, y por supuesto, los comités de dirección y de cualquier tipo que tienen lugar en todas las organizaciones a diario, y, que pretendan ser excepcionales en la manera de alcanzar sus éxitos,  deberían beber y emborracharse del secreto de Japón

Gracias BALONCESTO¡ o debería decir Gracias CONFIANZA¡

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