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10 comportamientos que crean culturas innovadoras

4118983016_8a1b139aeaParece que todo el mundo ya tiene claro que una de las claves para sobrevivir en este mercado impredecible con forma de montaña rusa es desarrollar nuevos productos y servicios que no existen en el portfolio de la empresa o evolucionar de manera diferencial los existentes; dicho de otro modo…, innovar.

Pero no abusemos del término, manoseado y sobado hasta la saciedad, intentemos extraer la esencia y el significado del concepto… y es que, innovar es hacer las cosas de manera diferente a como se han venido haciendo, para lograr mejores resultados de negocio y esto se puede hacer utilizando la creatividad y sus correspondientes técnicas para inventar un producto o servicio que no existe o introduciendo pequeñas variaciones y modificaciones en algo que ya existe.  (Pedro Muro @arpcalidad lo explica perfectamente en su post De la innovación incremental a la innovación disruptiva en la empresa”

Pero si es tan obvio, tan insultantemente evidente ¿porque las empresas no desarrollan culturas innovadoras?

Aunque pueda parecer increíble una organización no desarrollará una cultura innovadora por el mero hecho de decir en sus presentaciones corporativas que la innovación es un rasgo característico de su cultura. Si realmente se pretende sentar las bases de una cultura que apuesta por el desarrollo de nuevos productos y servicios o por la evolución de los existentes me temo que habrá que hacer algo más que power points…

Y, aunque habrá muchos otros factores, creo que la principal razón por la que resulta tan complicado desarrollar una cultura innovadora es porque para innovar fundamentalmente hay que tener comportamientos diferentes y, cambiar comportamientos implica cambiar hábitos…y, cambiar hábitos implica esfuerzo y determinación de una manera sostenida en el tiempo. Un precio que muchas organizaciones y muchos profesionales no están dispuestos a pagar, aunque sean plenamente conscientes de las consecuencias asociadas a mantener inamovibles sus estrategias, procesos y…claro está, sus comportamientos.

Así las cosas, no podemos estar en misa y repicando, no podemos reivindicar su importancia, ni hacer de la innovación una religión y un credo sin cambiar ciertos comportamientos dentro de la organización…

Pero, ¿por dónde empezar? ¿Qué hábitos deben de ser sustituidos y cuales deben reemplazarles?

La lista puede ser tan larga como cada organización precise y requiera porque no todas parten del mismo punto para constituirse como organizaciones con una cultura innovadora (de hecho muchas no tienen ni la más mínima intención de hacerlo…) pero estos son algunos comportamientos o rasgos por los que se puede empezar a trabajar tanto en un plano organizativo como individual…

4.- No utilices el control como mecanismo de gestión. Una cultura innovadora necesita espacios de confianza, porque, sin confianza no se tiene la libertad para hacer cosas diferentes… la fiscalización reprime la capacidad de innovación…

7.- Deja de penalizar el error y comienza a reconocer el valor que se esconde detrás de él. Desarrollar y evolucionar implica intentar y cuando se intenta algo el error es parte de la ecuación… Sin error no hay innovación…

2.- Deja de relacionarte tanto con tus iguales y comienza a construir más relaciones con personas diferentes en entornos diferentes. La diversidad ofrece perspectivas que invitan a ver la realidad desde otros ángulos. Las relaciones endogámicas ralentizan el desarrollo de una cultura innovadora…

9.- Permite y practica la inteligencia desobediente. Cuestiona las normas, los procesos y las políticas establecidas desde una perspectiva constructiva. La obediencia ciega es el freno de mano de la innovación.

5.- Incrementa la frecuencia de tus conversaciones de valor e incentiva que estas se produzcan a tu alrededor. Escucha, participa, pregunta…conversa. La interacción y la conversación son inherentes a la innovación.

10.- Abandona la adicción a tener razón. Incorporar nuevos enfoques es una condición sine qua non para desarrollar culturas proclives a la  innovación.

6.- Reduce tu capacidad analítica y deja espacio para la intuición. El análisis es un aliado de la razón pero el instinto es un partner imprescindible para fomentar la innovación…

3.- Practica el arte de hacer (te) preguntas y abandona el hábito de buscar y dar respuestas, no eres una wikipedia. La curiosidad es el desencadenante del descubrimiento y este, es el motor de cualquier innovación…

8.- No estigmatices la excentricidad y el atrevimiento. Trata de sonreir con los planteamientos imposibles y ridículos y permite que se lleven a cabo. Innovar implica ser original y ser original en ocasiones significa ser diferente. Desarrollar culturas innovadoras es una cosa muy seria…pero no debemos olvidar que innovación también debe ser sinónimo de diversión…

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Con total seguridad habrá muchos más hábitos para incorporar y  aún más para desinstalar, pero es probable que la puesta en escena de este set de comportamientos por un porcentaje considerable de los profesionales de una empresa evite por completo tener que hacer ni un solo power point para demostrar que se es una organización con cultura innovadora…

Y es que, debemos ser coherentes y tener en cuenta que es incongruente catalogarnos como empresas o profesionales innovadores si día a día hacemos lo mismo de siempre. Innovar implica, necesariamente atreverse a hacer diferente…

Por cierto, no he olvidado ningún comportamiento, entendía que escribir sobre innovación y hacer lo mismo de siempre era igualmente inconsistente…te toca decidir en qué posición del aleatorio ranking colocas este último…yo, lo tengo claro…

“La mejor manera de empezar algo es dejar de hablar de ello y empezar a hacerlo”. Walt Disney

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Photo Credit: <a href=»http://www.flickr.com/photos/23162760@N03/4118983016/»>Claudio Capucho</a> via <a href=»http://compfight.com»>Compfight</a> <a href=»http://www.flickr.com/help/general/#147″>cc</a>

Photo Credit: <a href=»http://www.flickr.com/photos/18574433@N00/357387317/»>Gonzalo M. Rioja</a> via <a href=»http://compfight.com»>Compfight</a> <a href=»http://www.flickr.com/help/general/#147″>cc</a>

5 claves para rentabilizar las Conversaciones en la Web Social

Es indudable que la web social está transformando nuestra forma de vida tanto personal como profesional. A la velocidad que se suceden los avances tecnológicos y las funcionalidades de los entornos 2.0, resulta complicado aventurar el impacto de ese cambio en el medio y largo plazo. Es lógico pensar que la forma en cómo hoy gestionamos nuestro desarrollo profesional será uno de los aspectos donde mayor sea ese impacto.

En paralelo, la importancia de la gestión de las conversaciones a través de la web social (y fuera de ella) cada vez cobra mayor protagonismo. Resulta curiosa la relevancia que damos ahora a la idea de conversar; es como si no hubiésemos conversado nunca hasta ahora en nuestros entornos organizativos. Sin embargo, nunca he concebido la actividad socio-económica sin la conversación, quizás porque desde mi condición innata de Socialnetworker siempre otorgué un papel primordial a las conversaciones para el auto-desarrollo y aprendizaje propio y de terceros.

Esta reflexión pretende conjugar la relevancia de la conversación en el marco que supone la Web social para el establecimiento de conexiones, interacciones y la generación de aprendizajes.

Hay que dar importancia a la idea de conversar, porque a través de la conversación podemos aprender y, posteriormente, podemos capitalizar ese aprendizaje para enriquecer nuestra propuesta de valor y para incrementar nuestra empleabilidad; la web social, por su parte, permite que nuestras conversaciones como mecanismo de aprendizaje puedan crecer de forma exponencial.

El entorno 2.0 nos abre la puerta a un mundo que carece de barreras y límites para establecer conexiones y construir relaciones.

Sin embargo, no debemos idealizar y convertir el binomio web social–conversación en la panacea del crecimiento profesional. Es más, si no gestionamos adecuadamente este binomio podemos incurrir en una alarmante falta de productividad. De todos los riesgos a evitar, cabría destacar la infoxicación, es decir, la intoxicación por exceso de información en la que fácilmente podemos caer debido al descomunal volumen de datos, imágenes e ideas a las que estamos expuestos cuando nos adentramos en cualquier entramado 2.0 con un mínimo de curiosidad; Si no sabemos dosificar esa sobredosis de información, podemos entrar en colapso o desbordar nuestra capacidad de absorción de ideas. Otro riesgo a evitar, sería una afección que podríamos definir como “hiperconectivitis aguda” o la inflamación aguda de nuestro sistema relacional, que se produciría al establecer e intentar gestionar más relaciones de las que nuestro espacio-tiempo nos permite administrar.

Pero la idea de esta entrada no es centrarse en los  “trastornos” producidos por un uso indebido o irracional del binomio conversación–web social, al contrario, me detendré en definir cinco aspectos claves que debemos tener en cuenta para rentabilizar las conversaciones que pueden establecerse a través del ecosistema 2.0.

1. Definir cuidadosamente los objetivos por los que se está presente en la web social. Antes de la inmersión 2.0, convendría revisar que queremos ofrecer y que esperamos obtener, siendo esta la secuencia correcta. Si estás dando tus primeros pasos, dedica el tiempo suficiente a la definición del “¿Por qué y Para qué?”, si ya eres un usuario avanzado, revisa las razones por las que sigues interactuando. El punto de partida es más relevante de lo que parece.

2. Conceptualizar el nivel conversacional: sobre qué materias, disciplinas estamos cualificados y dispuestos a conversar. Conviene tener presente que una conversación siempre es (como poco) bidireccional. Interactuar sólo para escuchar no es interaccionar ni establecer conversaciones, ni en versión 2.0 ni en 1.0. Definidos los objetivos, conviene analizar el discurso o discursos que compondrán nuestro nivel conversacional y evaluar el impacto del mismo y su potencial percepción en el marco de las conversaciones que se lleven a cabo.

3. Seleccionar cuidadosamente las redes, foros virtuales, grupos y comunidades a las que quieres pertenecer. La web social es todo un universo plagado de galaxias espectaculares repletas de información, pero también de agujeros negros que pueden absorber tu tiempo y tus recursos de forma improductiva.

4. Identificar correctamente quienes serán los interlocutores virtuales. La comunidad virtual debe crecer de forma racional, siendo acorde a los objetivos definidos y al nivel conversacional. La velocidad a la que crezca una comunidad virtual y la consistencia de la misma impactarán de lleno en la optimización de las conversaciones que se establezcan en el ecosistema 2.0. y, en el aprendizaje que obtengamos en el mismo.

5. Utilizar las conversaciones en la web social como un punto de partida para establecer conexiones en modo 1.0. Pese a que el enriquecimiento profesional a través de conversaciones en comunidades virtuales es una realidad, la traslación de esas interacciones a la vida real debería ser uno de los objetivos principales en un porcentaje de las  conversaciones y conexiones que se establecen en versión 2.0.

Banalizar la importancia de la web social y trivializar las conversaciones que desarrollamos dentro de esta, son errores que no debemos cometer bajo ningún concepto.

La rentabilización de nuestro aprendizaje en entornos y comunidades virtuales (y reales) y, el impacto que las conversaciones y conexiones desarrolladas en ellas tienen sobre nuestro capital social, son ya aspectos imprescindibles en nuestro esquema de desarrollo como profesionales del siglo XXI

 

Este post es una adaptación de una entrada publicada en Zyncro blog

10 Claves para transformar Conversaciones en Experiencias

Nuevos entornos y nuevos roles

Nuestro entorno de relaciones profesionales está mutando. Los cambios sociales, macroeconómicos y tecnológicos a los que nos enfrentamos nos dirigen hacia nuevos modelos organizativos dónde surgirán nuevas especies de profesionales – SocialNetworkers, Know Mads, Freetainers – o dónde adquirirán relevancia conceptos como Capital Social. Entornos en los que el aprendizaje adquiere una nueva dimensión. Un marco en el que la Web Social 2.0 y las comunidades virtuales han revolucionado nuestras interacciones y conexiones profesionales. Transformación.

Nuevas reglas

Las transacciones  se desarrollan en un  tablero en el que tanto empresas y profesionales deben entender unas nuevas reglas del juego. El mercado se ha convertido en un estrecho embudo por el que solo tienen la posibilidad de pasar aquellos profesionales que mejor desarrollen su propuesta de valor y que también filtrará a  las empresas que mejor construyan y proyecten su imagen como empleador. Diferenciación.

La importancia de la conversación

La conversación debe entenderse como un intercambio de ideas, un proceso natural dentro de cualquier relación profesional. La conversación, por lo tanto, sustenta la evolución de cualquier organización y de cualquier profesional. La conversación es inherente al desarrollo. Nunca dejó de ser así, pero las nuevas reglas, los nuevos entornos y los nuevos roles la dotan de una relevancia, si cabe, aún mayor. Interacción.

10 Claves para transformar conversaciones en experiencias

En definitiva, la transformación, la diferenciación y la interacción obligan a hacer un enfoque diferente en términos de enriquecimiento profesional, bien sea  para penetrar en el mercado, para gestionar una transición o para impulsar nuestra propuesta de valor y la forma en que esta, contribuye al desarrollo profesional en nuestro proyecto actual, o en el que nos encontraremos en el corto, medio o largo plazo.

Incrementar nuestro valor profesional pasa por transformar conversaciones en experiencias para, de esa manera, adecuarnos al nuevo entorno y a las nuevas reglas. La generación y participación en experiencias son las que contribuirán a nuestro enriquecimiento y adaptación.

Estas son algunas claves para llevar a cabo con éxito esa transición:

 

  1. Identifica en que destacas, que se te da especialmente bien y sobre todo, más allá de tu ocupación actual, en que otras actividades te gustaría concentrar  tu  actividad profesional.
  2. Identificar a quien les resultará interesante tu propuesta de valor y quien es potencialmente un canal para vivir una experiencia, debería ser el paso previo a la conexión.
  3. La generación de experiencias requiere un cortejo, un proceso previo de flirteo, que te permita dar a conocer en que puedes aportar valor. Para generar una experiencia primero hay que conversar. Se trata de generar un interés que siente las bases para provocar una experiencia.
  4. Una experiencia es cualquier situación y circunstancia en la que podamos aportar valor poniendo en práctica lo que mejor sabemos hacer y que suponga un aprendizaje. El término experiencia rebasa la tradicional relación profesional-empresa.
  5. Las experiencias que pueden enriquecernos y reforzar nuestra propuesta de valor pueden estar dentro de nuestro entorno profesional “oficial”, pero también fuera de él.
  6. Hay que ser proactivos para transformar las conexiones y las conversaciones en experiencias. Trabaja para generarlas y provocarlas, no esperes que alguien te las sirva en bandeja de plata.
  7. El aprendizaje y el refuerzo profesional a través de las  experiencias  qué nos permiten exponer nuestras mejores habilidades representan una inversión en sí mismas. Buscar la capitalización económica inmediata es lógico, pero puede que sea una estrategia poco efectiva.
  8. Las acciones de socialnetworking de cara al enriquecimiento de nuestra propuesta de valor estarán huérfanas o incompletas si no tienen como fin generar experiencias.
  9. Para  vivir experiencias enriquecedoras piensa “out of the box”.  Piensa y asómate por encima de la caja, de los convencionalismos y de las obviedades establecidas.
  10. Las experiencias más enriquecedoras se producen fuera de tu zona de confort. Identifica el perímetro de seguridad que tienes en la actualidad y asume que las vivencias que más reforzarán tu propuesta de valor están más allá de esos límites.

Hazte estas preguntas: ¿Qué porcentaje de tu red de contactos profesionales está en disposición de dar una opinión coherente, real, objetiva, de tus habilidades profesionales? ¿Cuántas personas estarían en disposición de recomendar tu propuesta de valor para un proyecto por haber vivido experiencias contigo?

La respuesta será el mejor indicador para que te plantees la forma en la que estás construyendo tu proposición de valor.

El profesional de la Organización del S.XXI se pone en valor a través de su red, pero fundamentalmente a través de las experiencias que es capaz de generar a través de sus conexiones.

 

Si te interesa profundizar en los conceptos de SocialNetworker, Knowmad o Freetainer es imprescindible que visites los blogs Supervivencia Directiva de Virginio Gallardo, Óptima Infinito de Jose Miguel Bolivar y el Blog de Santi García que te ilustrarán de forma sobresaliente sobre estas nuevas tipologías de profesionales.

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