Sobre personas y organizaciones

Categoría: Talento Pagina 6 de 9

Un nuevo tablero de reclutamiento

 

El tablero de juego

En un mercado laboral como el actual, con escasez de ofertas y una ingente cantidad de candidatos disponibles, es lógico pensar que la “búsqueda de empleo” se ha convertido en una especie de misión imposible, un entorno beligerante en el que la estrategia  cobra un papel más que relevante.

Antes de “atacar”, de exponerse a cuerpo descubierto, hay que inspeccionar y conocer los entresijos del frente y a partir de ahí, escoger la táctica adecuada. El mercado laboral se ha convertido en un “Risk”, una especie de juego de estrategia, en el que, en sentido figurado, nos va la vida, al menos en su vertiente profesional.

Las reglas del juego del mundo del reclutamiento han dado un giro de 180 grados. No hay que remontarse muchos años atrás para recordar un mercado laboral vivo, dinámico, ágil y rápido, en el que las ofertas para casi todo tipo de puestos eran abundantes, y donde, a  riesgo de generalizar, la mayoría de profesionales-candidatos,  se manejaban entre varias ofertas o alternativas de desarrollo. El escenario actual poco o nada tiene que ver con aquel panorama, el tablero de juego donde se desarrolla la partida en la que se ha convertido la ley de la oferta y la demanda de empleo ha modificado su estructura radicalmente.

Los Jugadores

¿A qué retos se enfrentan ambos jugadores en este momento dentro de la partida del reclutamiento?

La crisis económica global que vivimos ha barrido del mapa la tradicional transacción reclutador-candidato. Se ha llevado por delante la colocación de todas las piezas del tablero y ambas partes deben de replantear de nuevo su posicionamiento.

Empleadores

Podría parecer que el mercado actual, repleto de candidatos ávidos de una oportunidad, favorece a los empleadores, y en cierto modo es así, solo que en realidad, favorece a aquellas organizaciones que no ponen el foco en un reclutamiento de éxito y que consideran que esta situación les permite tener el control.

Una organización que considere el reclutamiento como la base sobre la que se sustentará el futuro éxito organizativo, nunca desviará su foco a la hora de identificar el talento de la forma más exhaustiva, independientemente de los millones de candidatos que el mercado ofrezca. Su preocupación será siempre encontrar el talento adecuado, el candidato con las mejores “skills” para un momento y proyecto concreto. Por lo tanto, en contra de la opinión generalizada, un mercado abarrotado de candidaturas, lejos de simplificar la tarea de reclutamiento para el empleador, inyecta mayor complejidad al proceso de identificación de talento.

Habrá que definir una estrategia de búsqueda que navegue entre un océano de candidatos. La importancia de la marca y la reputación como empleador nunca ha sido tan determinante como en este momento.

Candidatos

Sin duda, los candidatos se enfrentan a un entorno  hasta ahora desconocido para la mayoría de ellos. Tanto los profesionales que se incorporan, o pretenden hacerlo al mercado laboral por primera vez, como  aquellos que tuvieron la suerte de incorporarse en otras circunstancias más favorables de mercado y ahora pretenden un cambio profesional, nunca antes se vieron en una coyuntura tan retadora.

Los candidatos deben hacer una lectura inteligente de este nuevo marco, deben comprender que el proceso tradicional de “emailing” indiscriminado o el networking tradicional y limitado al círculo de máxima-proximidad son mecanismos estériles e inútiles en este proceso de asalto al mercado.

Aquellos que se aferren a este modelo, fracasarán, sin más, salvo honrosas excepciones que serán solo la excepción que confirmará la regla. Al candidato solo le queda una opción: cambiar su estrategia.

Un candidato generará opciones y alternativas, y las generará él, no las buscará, las provocará con sus acciones, con su huella, con su generación de contenidos, con su participación o creación de foros o grupos de interés. Sus oportunidades pasan por la construcción de su propia reputación y marca personal. Una marca que representará una propuesta de valor, la de él mismo en su mercado, un candidato ofrecerá su “producto”, y tendrá que posicionarse. Será la actividad que lleve a cabo para difundir su propuesta de valor como profesional la que provoque las oportunidades.

La diferenciación: JAQUE MATE

La nueva estrategia pasa por la diferenciación. En este nuevo tablero de reclutamiento es donde van a jugar empleadores y candidatos la partida. La diferenciación es el  Jaque Mate, y lo es para ambos “players”. Es el punto en el que ambos intereses se encuentran.

Por un lado las empresas como empleadores tendrán que desarrollar estrategias de diferenciación como marcas (Employer Branding) sin caer en el error que supone creer que se cuenta con ventaja en un mercado repleto de profesionales disponibles. Por parte de los profesionales, su estrategia pasa necesariamente por construir una propuesta de valor sólida que les diferencie de su competencia (Personal Branding), diseñando acciones que capten la atención de los empleadores que hayan seleccionado como target.

Seamos Empleador o Candidato, es el momento de jugar la partida en el nuevo tablero de reclutamiento.

Este post es una adaptación de una entrada publicada en el blog de MyCVbook

De profesión Troyano

 

Mosaico troyaDesde hace unas semanas me quede afortunadamente anclado en un post de un profesional al que admiro profundamente y que he tenido el placer de conocer durante este año 2012. Jose Miguel Bolivar dedicaba una de sus últimas entradas en Óptima Infinito al concepto de Troyanos 2.0.

Hasta que conocí a José Miguel no había oído hablar del término en su acepción organizativa, pero reconozco que he incorporado rápidamente el concepto en esta derivada.

No obstante, hablar de Troya o de su gentilicio Troyano, conlleva realizar una asociación de ideas  demasiado fácil y, quizás, apresurada, de cara a la acepción organizativa del término.

Bien sea por la legendaria historia del Caballo de Troya que aparece por primera vez en los escritos de Homero en la Odisea al narrar el regreso de Ulises a la isla de Ítaca;  bien sea por la más actual adopción del término a la informática, en la que un troyano es considerado un virus dañino que se presenta al usuario como un programa aparentemente legítimo e inofensivo pero  que al ser ejecutado  ocasiona daños… lo cierto es que el término Troyano ha ido desarrollando una connotación negativa…

Ya nos refiramos a la Odisea de Homero o a la que todos vivimos cuando, informáticamente hablando, nuestros sistemas informáticos son atacados por un troyano, lo cierto es que el término nos evoca infiltración, daño, perjuicio, destrucción…

Desmontando el mito del troyano

Esta entrada no pretende romper una lanza en favor de la idea del troyano organizativo, tan solo pretende esbozar unas pinceladas de que son y que representan y en qué medida pueden ser optimizados en nuestras respectivas organizaciones y entornos. La percepción que pueda tenerse a posteriori de esta reflexión sobre esta particular especie, dependerá única y exclusivamente de cómo queráis enfocar la realidad de un tipo de profesional que ha existido siempre.

¿Existen los troyanos organizativos?

La respuesta es un rotundo sí. Pero un troyano no lleva un cartel identificativo ni un dorsal con su condición a la espalda… el troyano se caracteriza por un set determinado de comportamientos, por un estilo de vida, un modus operandi determinado… conductas, por lo tanto, observables a simple vista… o quizás no tanto…

CASCO%20TROYANO%20910938El ADN del Troyano

1. Son personas de acción. Se caracterizan por hacer, por llevar a cabo, por su infinita capacidad de movilizar hacía la acción. La excusa no tiene cabida en su patrón conductual. Los obstáculos, las barreras, la burocracia son elementos a rodear o a derribar, pero no suponen límites a su capacidad de acción.

2. Trabajan por convicción. Su orientación es a ideales por encima de resultados y no dudarán en trabajar de manera incesante por alcanzar los resultados que permitan materializar su convicción. Su orientación a resultados es sobresaliente pero siempre guiada por una convicción inquebrantable y férrea de sus ideales.

3. Son estrategas. El entorno organizativo tradicional y la “hostilidad” del mismo en forma de burocracia y rigidez estructural le han educado en el “arte de la guerra”. Un troyano es un estratega, no un kamikaze. Sabe que para ir aproximándose al modelo de negocio  y organización que vislumbra en el horizonte debe adaptarse, vivir infiltrado, parecer una pieza más del engranaje del sistema. El troyano adaptará la estrategia más adecuada en cada momento y circunstancia. Será intraemprendedor, emprendedor o se hará pasar por bufón de la corte adaptándose a la burocracia y al ecosistema en su conjunto, si esta es la estrategia válida para más adelante dar un golpe de efecto que le acerque a su objetivo.

4. Dominan el socialnetworking. Poseen una habilidad relacional extrema. Su capacidad para establecer vínculos es camaleónica. Un troyano tiene la capacidad de adaptarse a cualquier tipo de interlocutor. Adecuará su discurso para adentrarse en los círculos y entornos que considere necesarios, siempre con su objetivo y convicción como telón de fondo. El troyano se relaciona e interactúa en cualquier estrato organizativo, encarnan al perfecto animal social.

5. Les guía la ética. Su conducta no es agresiva, sino directa. Un troyano se caracteriza por vivir valores tales como la transparencia, la honestidad y la sinceridad. Un profesional troyano no habita en la corrección política. Dice y se manifiesta de acuerdo a una ética sólida que vive los valores mencionados. Es educado, refinado, pero no dudará en ser políticamente incorrecto.

6. Su discurso es consistente. Un troyano siempre mantiene una línea editorial homogénea que subyace a todas sus intervenciones y conversaciones. Sabe que cada interacción le acerca a su objetivo. Es coherente y consistente con su mensaje. No traicionará el paradigma organizativo que quiere construir cambiando su discurso; si este no encaja en un entorno concreto, su estrategia será omitirlo, momentáneamente…, pero nunca renunciará a él. Independientemente del interlocutor que tenga delante, la esencia y el mensaje de su línea argumental siempre estarán presentes.

7. Inconformismo racional. Cuestionan el status quo de manera natural. Se resisten a aceptar lo estándar, lo convencional. Su inconformismo no es un acto de rebeldía irracional sino una forma de manifestar su interés por evolucionar el marco y los procesos en los que se mueven. Sus acciones buscan una mejora continua del orden establecido.

8. Se identifican entre sí. El troyano tiene la habilidad de identificar a otros troyanos de su especie. Un troyano es consciente de que necesita aliarse con sus pares, sus iguales. Por eso en cualquier Organización, más allá de su tamaño, geografía, modelo y tipología de negocio un troyano se preocupará por identificar y establecer vínculos con sus iguales. Saben que su perfil no es genérico sino que supone una excepción. La guerra de guerrillas pasa por identificarse entre ellos mismos para posteriormente trabajar y llevar a cabo la estrategia más adecuada.

9. Actitud de reciclaje permanente. Son conscientes de que sus probabilidades de éxito se multiplican a través de su cualificación y mediante una permanente actitud de aprendizaje. Buscan todo tipo de alternativas y vías de cara a su enriquecimiento y desarrollo. Han asumido que el cambio es la única variable permanente y que su adaptación a él pasa por incorporar nuevos conceptos, ideas, procesos, aprendizaje constante en última instancia…

Y, finalmente, el decimo rasgo por el que podemos identificar a un auténtico troyano organizativo, es  a través de la  autoimagen que tienen de sí mismos. En pocas ocasiones un troyano se presenta e identifica de esta manera ante el público o la audiencia, tampoco lo necesita, pero si tuviera que hacerlo lo haría, no le incomoda. En realidad, le importa poco que le consideren como tal… ni se enorgullece, ni se estigmatiza, no vive su condición pendiente de que se le identifique; sencillamente dice y hace según los otros nueve rasgos o comportamientos descritos anteriormente. Su convicción está por encima de su condición, y poco le importa que le tachen de revolucionario, de friki, de subversivo o de extraterrestre, sencillamente sabe que lo importante es cuestionar paradigmas para mejorarlos, evolucionarlos y lograr el cambio que entiende necesario, sin más.

Lo más probable es que ya tengáis en mente uno o varios nombres en vuestra cabeza pensando si pertenecen o no a esta especie, incluso en este momento habréis tomado consciencia de que puede que os hayáis relacionando con un troyano durante años, habiendo convivido e intimado incluso con alguno de ellos. Tranquil@s, si este es el caso, podéis consideraros unos afortunados. El troyano no es una especie a imitar (o quizás sí…), pero sí es una especie de la que aprender.

El nuevo entorno económico que dirige a la mayoría de organizaciones a una transformación y revisión nunca vista hasta entonces, representa el mejor caldo de cultivo posible para que el troyano desarrolle su acción. El troyano es el agente de cambio por excelencia, un catalizador y movilizador de inquietudes, el único profesional capaz de des-aprender para volver a aprender, mientras en paralelo transforma y evoluciona. Son una especie esencial, necesaria, imprescindible en las turbulentas aguas por las que navegan nuestras organizaciones. Ponga un troyano en su vida y déjele que infecte su organización, sus procesos, sus estructuras… otórguele el beneplácito de la duda, de otra forma… acabará haciéndolo igualmente, pero no tendrá la posibilidad de aprender de él.

8 rasgos que nos convertirán en “Profesionales Magnéticos”

Existen profesionales magnéticos. Tienen la capacidad de imantar su entorno y todo lo que sucede alrededor de este. Se trata de personas con una habilidad extraordinaria  para llamar la atención en positivo, para acaparar las miradas de todo tipo de stakeholders… tanto internos como externos que acaban rindiéndose a sus pies y ofreciéndoles opciones infinitas, permitiéndoles alimentar sus expectativas de dimensionamiento y desarrollo… al menos esa es la visión que el otro polo, el que siente la atracción, tiene de ellos…

Por otro lado, las transacciones profesionales y el mercado donde estas se llevan a cabo están sufriendo una profunda metamorfosis. Estamos, sin duda, ante  un cambio de época. La nueva era exigirá que cualquier profesional, bien sea como proveedor de servicios interno (intra-emprendedor) bien como proveedor de servicios externo (profesionales independientes ó “Knowmads”) desarrolle de forma diferente su empleabilidad, o lo que es lo mismo su capacidad de atracción. Ya no se trata de “buscar” proyectos, sino de que estos y sus promotores, te encuentren.

Esa capacidad de atracción, es el resultado de una serie de rasgos, características, conductas, hábitos que explican la capacidad magnética de esos profesionales, que a la altura de estas líneas todos tenemos en mente.

¿Qué hay detrás de un profesional magnético?

1.- Se preocupa por potenciar sus principales habilidades. Explota sus puntos fuertes. No se centra en sus áreas de mejora, sino que emplea su energía en ser excepcional en algo concreto. Su autoconocimiento es completo. Conoce a la perfección su propuesta de valor. Sabe en que es realmente bueno y se preocupa por cultivar constantemente estas capacidades.

2.- Identifica los entornos más adecuados para que sus rasgos excepcionales sean más perceptibles. La capacidad de atracción de un profesional no es la misma en todos los escenarios. Conoce su rol y se esfuerza por buscar el guión que le permita interpretarlo. Desecha los entornos que no le son propicios para ejercer su magnetismo.

3.- Sabe establecer alianzas con promotores que ejercerán de altavoz de sus mejores capacidades. Es consciente de que, mucho mejor que hablar bien de sí mismo, es preferible que otros hablen bien de ti. Se esfuerza en buscar partners y establecer conexiones con aquellos que valorarán especialmente sus habilidades y que harán eco de ellas.

4.- Comunica compartiendo. Es un gran comunicador y difusor de información y conocimiento. Aunque su habilidad comunicativa no fuese innata, se ha preocupado por desarrollarla y entrenarla. Atrae, porque muestra sus mejores capacidades, en el entorno adecuado a través de un buen discurso.

5.- Proyecta honestidad, humildad y sinceridad. Vive en primera persona valores a priori estándar compartidos por la mayoría pero que se magnifican al verse arropados por una comunicación exquisita en el entorno  más propicio.

6.- Un profesional magnético es con total seguridad un “animal relacional”.  Invierten tiempo y recursos en cultivar y cuidar su red de contactos de forma multidimensional. Es consciente de que su capacidad de atracción requerirá prestar atención a su audiencia, a sus stakeholders.  La diferencia frente a otros profesionales que también cultivan su red es que un profesional magnético se preocupa por disfrutar del proceso de construcción de relaciones. No finge. Es afable en el trato, siempre.

7.- Es persistente en la consecución de sus tareas. No desfallece. Insiste. Es tenaz pero no obstinado. Se ha auto-educado en la capacidad de trabajo y en la constancia. Sabe que alcanzar determinadas tareas implica “echar horas” y siempre está dispuesto a ello. No busca excusas. Encuentra motivos para ponerse manos a la obra.

8.- Desarrolla su naturaleza optimista a través de la autoconfianza. Un profesional magnético tiene como cualquier otro, miedos y temores, pero utiliza el buen concepto que tiene de sí mismo para restarles importancia. Su vaso siempre está medio lleno. No evita sus temores, los minimiza y relativiza. Se enfrenta a ellos a golpe de autoestima. No se preocupa, se ocupa.

Trata de visualizar tu empleabilidad en un futuro-inmediato,  si quieres desarrollar tu magnetismo como profesional, quizás sea conveniente que tengas claro estos aspectos ya que son los que permitirán potenciar la capacidad de atracción en el mercado del S.XXI, en tu organización actual o fuera de ella.

En resumen la capacidad de atracción está al alcance de cualquier profesional, pero para ello: Identifica y potencia aquello en lo que eres excepcional; busca el entorno más adecuado; entrena a conciencia tu capacidad de compartir y comunicar; Sé un abanderado de la honestidad, la sinceridad y la humildad; conviértete en un “animal relacional”; Se persistente en la consecución de tus tareas y esfuérzate en ver el vaso siempre medio lleno relativizando tus miedos.

Es muy probable que el magnetismo que irradies en tu entorno y la capacidad de atracción que ejerzas en tus stakeholders acabe aproximándote todo tipo de opciones y alternativas…

Los profesionales magnéticos siempre han existido, en cualquier organización, por encima de su tamaño, industria y condición. Todas albergan esa tipología de profesional; una especie de Midas de las oportunidades, con esa habilidad inexplicable para atraer los mejores proyectos, las mejores oportunidades de desarrollo y aprendizaje… Si te preocupa tu capacidad de atracción en el futuro inmediato, detente a pensar en qué medida llevas a cabo esta praxis y diseña tu plan de acción.

Desde tu experiencia ¿identificas más rasgos característicos de un profesional magnético? Enriquece esta entrada con tu propia opinión… “Be magnetic”, simplemente irresistible…  😉

 

 

Autoconfianza, Esfuerzo y Aprendizaje, todo lo tienes al alcance de tu mano!

“No se trata de ser el mejor. No compitas para obtener la nota más alta. Eso no es lo realmente importante. A lo que debes de dar importancia es a lo que has aprendido durante todo este tiempo. Fíjate en lo que sabías antes y en lo que sabes ahora. Pero aún más, ni siquiera eso es lo más importante; lo realmente importante es que hayas disfrutado de ese aprendizaje, que te lo hayas pasado bien aprendiendo, eso es lo que realmente cuenta.

Escucha atentamente, lo que te voy a contar es probablemente una de las cosas más importantes que te voy a decir siempre y te lo voy a repetir constantemente hasta que no tengas ninguna duda de ello, list@? 😉

Solo serás capaz de conseguir lo que te propongas cuando estés plenamente convencid@ de que puedes lograrlo. No hay nada más importante. Esta es la clave. Tienes que irte a la cama todos los días pensando en que eres capaz de hacer todo lo que quieras, porque tienes toda la capacidad que necesitas para alcanzar cualquier meta que te propongas.

Cada vez que dudes sobre tus posibilidades para lograr algo, estarás diciéndote a  ti mism@, no voy a ser capaz de conseguirlo. Pero si, en lugar de ello, te metes en la cama pensando que mañana darás un paso más para lograr eso que tantas ganas tienes de alcanzar, entonces y solo entonces, serás capaz de conseguirlo.

Pero aún tienes que tener otra cosa muy muy clara, no basta con que estés convencid@ de que eres capaz de conseguir lo que te propongas. Esa es solo la primera parte. Una vez lo tengas claro, entonces tendrás que trabajar duro, todos los días. Tendrás que esforzarte, aprender lo que funciona y desaprender lo que no te ha servido tanto durante todo este tiempo.

No conozco a nadie que haya conseguido alcanzar sus metas sin haber trabajado muy duro durante mucho tiempo. La suerte no existe. Si trabajas incondicionalmente, de forma constante, sin perder nunca de vista lo que quieres conseguir y, además, lo haces creyendo firmemente que eres capaz de conseguir lo que propongas, eso te traerá “suerte”. Nada de lo que te sucede es casualidad, sino la causa de tu trabajo y de cómo confías en ti mism@”.

Este “discurso” no resulta para nada excepcional, lo que para mí lo convierte en especial es la persona a quien se lo regalo. Se trata de mi hija “mayor”, que esta semana cumplirá ocho años.

Al terminar de hablar con ella, mientras me preguntaba – con esa curiosidad innata instalada en sus pupilas, propias de un niño- las razones por las que de una manera tan convincente le contaba esta “historia”…, me quede pensando.

Reflexioné acerca de en cuantas ocasiones había sido capaz de manejar un discurso de similares características junto a mis colaboradores. Intenté recordar las veces en que había sido tan nítido con mis compañeros en mi entorno profesional…

Evidentemente, y, siendo autocrítico, la respuesta fue… no todas las que debería haberlo hecho. De forma instantánea, surgió la siguiente reflexión que comparto ahora con vosotros.

Si tenemos tan claro que la autoconfianza es un factor esencial para alcanzar resultados excepcionales…

Si sabemos que lo realmente importante es fomentar el aprendizaje y el des-aprendizaje como un proceso natural del enriquecimiento profesional…

Si no tenemos dudas acerca de que los resultados excepcionales requieren esforzarse de manera constante

¿Por qué no somos capaces de manejar un discurso como este ante nuestros colegas o colaboradores en nuestro “adulto” y “adulterado” día a día profesional?

¿Cómo serían nuestras organizaciones si la autoconfianza fuese generalizada, si reinase el “apetito” y el gusto por el aprendizaje y si el esfuerzo constante fuese un valor al alza?

Intentemos potenciar la autoconfianza en aquellos que trabajan y colaboran con nosotros. No sintamos vergüenza por transmitir este mensaje…

Dejemos de verbalizar y pongamos en práctica el término “Empowerment”… hagamos creer a nuestros colegas, colaboradores, y en general a cualquier profesional que se acerque a nosotros que pueden y que van a conseguir sus objetivos y metas… eso sí, con esfuerzo…

Insistamos hasta la saciedad en que lo realmente importante en términos de crecimiento profesional consiste sencillamente en disfrutar del proceso de aprendizaje…

Como gestores de personas, dirijámonos si es necesario a nuestro entorno profesional, a nuestros stakeholders como si fuesen niñ@s que tienen que descubrir todo el potencial que llevan dentro, quizás así, nuestras organizaciones y nuestro modelo productivo evolucione de forma diferente….

 

10 consideraciones para el enriquecimiento profesional en la Organización del S.XXI

La idea de la “carrera profesional” que sigue imperando en la mayoría de empresas hoy por hoy, adquirirá una nueva dimensión con las nuevas formas de  organización que se desarrollarán en los próximos años;  me refiero, al concepto cada vez más en boga – afortunadamente- de Organización 2.0.

La necesaria evolución de las tradicionales estructuras organizativas obligará al mismo tiempo al desarrollo de nuevas tipologías de líderes y profesionales.

Y, en este nuevo marco, es lógico pensar que la manera en que hemos concebido hasta ahora mayoritariamente la idea de “hacer carrera”, también se verá alterada.

Si los cambios siguen su curso, si las Organizaciones, sus líderes y profesionales experimentan está evolución lógica, el enfoque hacia la “carrera profesional” tradicional deberá partir de otras consideraciones, diferentes a las que hoy seguimos teniendo en mente…

Si, asumimos que poco a poco nos acercamos a esta encrucijada, y,  queremos estar preparados para crecer profesionalmente al llegar a ella, es conveniente empezar a pensar de manera diferente…

1.-Desterrar la idea de la carrera vertical. La Organización 2.0 no será piramidal, por lo que el tradicional recorrido ascendente con la consiguiente asunción de mando y responsabilidades carecerá del significado que tiene hoy.

2.- Desarrollo profesional en red. Nuestra mejora y enriquecimiento vendrá dado por el número, pero sobretodo por la calidad de los nodos de nuestra red de contactos. El efecto “Padrino” se desvanece. Nuestro potencial de desarrollo como profesionales residirá en nuestra red y en como la optimicemos. Nuestro enriquecimiento profesional será directamente proporcional al valor que seamos capaces de ofrecer a nuestros contactos.

3.- Crecer profesionalmente no implicará liderar un equipo, implicará saber construir relaciones. La habitual promoción de técnico a mando (por cierto, no necesariamente exitosa en infinidad de ocasiones) se diluye paulatinamente. Liderar un equipo ya no será un síntoma de crecimiento profesional, al menos generalizado. En la medida en que el liderazgo estará más y más distribuido, lo relevante no será “mandar” sino saber construir relaciones.

4.- La adaptación al cambio marcará el ritmo de nuestro enriquecimiento. En los nuevos modelos de organización el cambio será probablemente la única variable segura. No habrá entornos estables. El ya extinguido “empleo para toda la vida” es un claro síntoma de que hay que entrenar a conciencia nuestra capacidad de reacción y adaptación a cualquier situación; y, será precisamente nuestra adaptabilidad la que irá marcando nuestro progreso.

5.- Mentalidad abierta al aprendizaje. Siempre se ha dicho que aprendemos permanentemente,  la diferencia radicará en la forma de aprender. El desarrollo del profesional del S.XXI estará íntimamente relacionado con la habilidad para acceder a diferentes formas, vías y canales de aprendizaje. Cuanto más diversifiquemos nuestras fuentes de aprendizaje: formación tradicional y virtual, participación en foros y asociaciones virtuales y reales,  aprendizaje social, etc, mayor será nuestro enriquecimiento profesional.

6.- Desarrollo en proyectos de duración limitada o indeterminada. El largo plazo no será un “timing” válido para diseñar sobre él una hoja de ruta que nos permita “hacer carrera”. Hay que ir haciéndose a la idea de que trabajaremos por proyecto/s, y estos tendrán una duración limitada, cuando no indeterminada.

7.- Cambios como oportunidades de mejora. Es conveniente empezar a pensar en que los cambios profesionales no nos revertirán más responsabilidad ni mayor estatus, porque, sencillamente, puede que no lo lleven aparejado; hay que prepararse para asumir que un cambio nos permitirá enriquecer nuestro portfolio de habilidades, siendo esta oportunidad de mejora la razón de ser del desarrollo profesional

8.- La mejora salarial no dominará el crecimiento profesional. Será la adquisición de conocimiento y nuevas experiencias la que motivará nuestro desarrollo; será la excelencia en la ejecución de esa nueva tarea la que se traducirá en una potencial recompensa económica en base al nivel de prestación de nuestros servicios. La mejora de nuestro poder adquisitivo dejará de ser un leit-motiv, al menos, en primera instancia.

9.- Bilingüismo tecnológico. La Organización 2.0 y sus profesionales solo hablarán un idioma. El esperanto de la Organización que viene es la tecnología. Enriquecerse, esto es, el crecimiento y mejora profesional pasa necesariamente por dominar el lenguaje tecnológico en todas sus derivadas y facetas. Se trata de un tren en movimiento que no efectúa paradas. El desarrollo profesional en el S.XXI pasa por subirse a él en marcha.

10.- La relatividad de la experiencia Vs la inteligencia emocional. Hasta ahora, una experiencia  laboral adquirida durante “x” años era la llave de acceso a la siguiente experiencia en la que se adquiría mayor responsabilidad y un mejor nivel retributivo;  y así, sucesivamente dando cuerpo a un crecimiento  lineal, normalmente vertical. Lo que marcará nuestra empleabilidad en la organización 2.0 “del futuro” será nuestra inteligencia emocional. La llave que abrirá nuestro acceso a otros proyectos/experiencias en los que continuar nuestro enriquecimiento será nuestra inteligencia emocional y el despliegue de habilidades que esta nos permite llevar a cabo.

Probablemente la lista sea mucho más numerosa, y pese al número  de recomendaciones, este post no pretende ser un decálogo inamovible e inflexible, sino una mera enumeración de claves que hay que empezar a tener presentes seriamente.

El modelo de Organización que se extenderá en el S.XXI no se referirá a la “carrera profesional” tanto como al “enriquecimiento y desarrollo profesional abierto en red”.  Mi objetivo con esta entrada es que llevéis a cabo un ejercicio proyectivo… ¿os imagináis luchando por “hacer carrera” en los mismos términos que hoy… dentro de diez años? Si estáis arqueando las cejas…puede que esa sea la mejor respuesta…

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