Sobre personas y organizaciones

Categoría: People management @ Human Being Pagina 34 de 38

El quinto elemento del éxito

El mercado profesional se desmorona como si fuese un castillo de naipes, nunca sus cimientos fueron tan frágiles. Es difícil acudir cada mañana al trabajo pensando en positivo cuando somos literalmente bombardeados por noticias impregnadas de un negativismo exagerado. Sin embargo, aunque pueda parecer que se ha convertido en una misión imposible, estoy convencido no solo de que es posible navegar en esta tormenta, sino de que se puede llegar a buen puerto.

Bien sea volver a hacerse un hueco en el agujero negro en el que se ha convertido el mercado de trabajo, bien sea mejorar nuestra posición dentro de la empresa o si nuestro objetivo es buscar un proyecto nuevo que active nuestro entusiasmo, existen cuatro elementos indispensables que deben formar parte de nuestra hoja de ruta y en los que debemos fundamentar nuestra estrategia de búsqueda y captura.

Conocimiento

Hay que revisar nuestro portfolio de conocimientos, analizar si nos hemos abandonado a nuestra suerte y hemos quedado obsoletos, porque, de ser así, solo alcanzaremos nuestra meta incrementando nuestro “know-how” sobre nuestra área de especialización. No basta con reciclarse, hay que adquirir savia nueva. El mercado solo dará oportunidades a los que vistan su conocimiento a la última.

Renacimiento

Renacer es elevar un grado la reinvención, se trata de enfrentar cada día como si fuese el primero, como si entrásemos por primera vez cada mañana en nuestro entorno profesional, permitiendo que cualquier estímulo que caiga a nuestro alrededor nos ayude a enriquecer quiénes somos y que es lo que somos capaces de hacer. Estar dispuesto a renacer profesionalmente cada día es abrir de par en par nuestra inquietud profesional.

Espíritu de superación

Marcarse objetivos es algo vital; los objetivos guían nuestros pasos, pero el espíritu de superación no debe confundirse con la ambición. Poseer espíritu de superación es estar dispuesto a levantarse del suelo cuando se produzca la caída; pero no se trata solamente de levantarse, sino del modo en que lo hagamos. Atacar el mercado con espíritu de superación implica asumir que cuando caiga, me levantaré con más fuerza y cada caída nos hará más fuertes y menos vulnerables.

Esfuerzo constante

Este mercado no permite la debilidad ni la flaqueza, no da alternativas a los débiles, quienes irremediablemente se quedarán en las primeras rampas de la ascensión. El mercado profesional de hoy, es un puerto de categoría especial, habrá rampas duras y falsos llanos, pero el  “desarrollo” de plato y piñón, de esfuerzo y constancia que impongamos a nuestra máquina debe de ser siempre el mismo; si la rampa es empinada tiraremos de riñón y apretaremos los dientes hasta que llegue un falso llano, en el que no nos relajaremos ni un ápice, la intensidad de nuestro ritmo será la misma. Nuestro objetivo es coronar el mercado y eso requiere un esfuerzo constante.

Pero existe un quinto elemento, una quintaesencia poderosa que será la que marque la diferencia. Solo quienes la posean llegarán a puerto, cruzarán la meta con los brazos en alto o coronarán la cota de categoría especial en primer lugar. Todos poseemos ese quinto elemento, en todos nosotros está latente, pero solo quienes sean capaces de encontrarlo y más aún de mostrarlo y evidenciarlo alcanzarán ese anhelado objetivo profesional. Los cuatro elementos anteriores abren la puerta del éxito y nos elevan a lo más alto del cajón, cuando nuestro corazón bombea intensamente PASIÓN.

La pasión es el elemento que impulsa e integra a los otros cuatro y el que nos permite alcanzar nuestros objetivos y metas profesionales, independientemente de su grado de complejidad. La pasión no puede ser forzada o fingida, solo la experimentaremos cuando deseemos realmente alcanzar un objetivo concreto, entonces activará el resto de elementos y materializar nuestro objetivo será, simplemente, una cuestión de tiempo.

Co-working & Net-thinking

Uno cree que hace cosas excepcionales hasta que tiene la oportunidad de conocer gente extraordinaria que posee la capacidad y tiene la voluntad para cambiar el mundo.

Un arquitecto que desarrolla e integra los conceptos de redes, humanismo y urbanismo, un profesional del 112 que habla y cautiva sobre el concepto de serendipia, una alpinista profesional que a través de sus experiencias te contagia la necesidad de alcanzar tus sueños,  emprendedores tecnológicos que no superan la treintena y que crean soluciones de software para etiquetar contenidos o “gamificarte” y que desarrollan entornos de co-working donde lo único que cabe es la innovación y el liderazgo compartido, consultores de diversas disciplinas que han escrito libros, rodado cortos, o que han arrancado iniciativas solidarias para por ejemplo, recaudar 90 millones en 90 días, un doctorando en filosofía cuyo cerebro alberga cifras imposibles de retener y que explica el futuro a través del internet de las cosas…

Pensé que llegué hasta allí por casualidad, ahora sé que fue por la bendita serendipia… cada uno de los asistentes bien en su rol de “ponente” o en su rol de “oyente” sacaría su propia conclusión… una primera reflexión, es que en pocas ocasiones uno tiene la oportunidad de asistir a un ejercicio de inspiración a través de las experiencias heterogéneas y diversas de otros seres humanos.

La idea tiene que partir de un loco, de un soñador con los ojos abiertos, de alguien que se empeña en materializar ideas imposibles, de alguien que posee un cerebro inquieto y extraordinariamente bien amueblado, de alguien que sabe que el mundo y todas sus esferas en profunda transformación requieren de este tipo de iniciativas de co-working, innovación y creatividad extrema…

El mero hecho de asistir a un “no-evento” de esas características genera una sensación de inquietud, expectación e incertidumbre al mismo tiempo… solo existe un requisito, y es eliminar los miedos, prejuicios y autolimitaciones que habitualmente viven y viajan con nosotros; eliminados o cuando menos aparcados uno puede vivir experiencias gratificantes que tienen la capacidad de hacerte cuestionar quien eres y en qué medida se puede contribuir a hacer cosas diferentes transformando lo no-posible en algo viable y tangible.

El tiempo no permitió que pudiera salir a la palestra…no me hubiese importado… pese a no haber trabajado en ninguna presentación… pero la improvisación también es un valor al alza y me hubiese encantado presentar quien soy… pero habría quedado minúsculo en comparación con… o quizás no, porque lo que uno percibe como excepcional puede ser percibido como convencional por unos o como extraordinario por otros… todo es relativo dependiendo de donde ocurra y con quien se comparta.

La experiencia refuerza mi teoría no escrita pero si reflexionada y compartida con muchos de mi red virtual y real, de que en cada uno de nosotros habita alguien capaz de hacer cosas extraordinarias en diversos órdenes de la vida y que la voluntad humana, probadamente ilimitada se activa y desactiva a nuestro antojo cuando recibimos los estímulos adecuados, en un lugar concreto y a través de personas o hechos que experimentamos en el camino que es nuestra vida.

Cada uno de nosotros somos muchos roles que desplegamos en función de nuestras necesidades vitales, personales y profesionales… seres camaleónicos que se mimetizan con los diferentes entornos a los que nos exponemos en nuestro día a día… pero con una esencia que está siempre latente y que subyace a todos los roles que forman parte de nuestro performance.

Mientras asistía a las presentaciones, pensaba que diría si me tocase salir a la palestra… la experiencia, por lo pronto me ha ayudado a ratificarme en mi esencia… soy Networker, uno personas y experiencias con experiencias y personas, que se buscan y necesitan encontrarse, en muchas ocasiones por necesidades profesionales, – cuando mi esencia opera y trabaja en el entorno profesional en mi rol de ejecutivo de la función de RRHH-  pero en otras ocasiones esa esencia primaria sigue conectando en un plano más personal. Esa esencia es la razón de ser de mi actividad profesional y personal y la que explica porqué llegué a tener la suerte de vivir esa experiencia de co-working.

Vivir la experiencia no me hace diferente, pero si más consciente de lo que soy, y de cómo puedo contribuir a cambiar las cosas a través de mi esencia y de la realización de pequeñas cosas como esta entrada, que quizás muchos de vosotros no entendáis, pero que lo haréis sin duda cuando la curiosidad os invite a preguntar dónde has estado y lo más importante, con quien…

RRHH: Un “Barman” clave para el éxito organizativo

Innovación, creatividad y liderazgo transformador, tres ingredientes que forman el elixir del éxito profesional del futuro; no hay duda de que su combinación en dosis adecuadas produce un cocktail realmente apetecible.

Sin embargo, si todo el mundo reconoce que esta combinación es necesaria para embriagarse de éxito, …¿Por qué no se sirve ya en todas las organizaciones? Para buscar la respuesta a esta pregunta casi todo el mundo gira la cabeza y dirige su mirada a la culpable de que se aplique la ley seca: la crisis.

La recesión económica y sus efectos co-laterales son la excusa perfecta para justificar que no se comercialice a gran escala el resultado de esta mezcla de ingredientes, es como si la destilería que produce este particular “San Francisco” estuviese cerrada, como si hubiese una prohibición para innovar y ser creativo en tiempos de crisis; impera el conservadurismo y la prudencia. Grave error.

En paralelo, sobrevuela la idea un tanto apocalíptica de que el área de RRHH se enfrenta a su última gran oportunidad para evidenciar lo fundamental de su existencia, El área de Gestión de Personas seguirá teniendo opciones de evidenciar su rol estratégico en tanto en cuanto las empresas las formen las personas, y , no solamente eso, sino que cada vez, jugará un papel más trascendental a medida que evoluciona y se transforma el mundo organizativo que hoy conocemos.                                                                                                                                                                                                                               

No obstante, la revolución organizativa que vivimos, nos ofrece una oportunidad excepcional para que la función de RRHH se ponga detrás de la barra, se arremangue y empiece a trabajar en el cocktail hasta dar con la combinación perfecta. A partir de ahí… tocará emborracharse, de éxito organizativo en este caso.

Si entendemos el rol de la función de RRHH en este proceso como el de un barman, es necesario plantearse cuáles son las características que deben encarnar los directivos que lideren la gestión de personas en el futuro. Estas deben de ser sus principales habilidades:

Resultar atractivo: el líder de la función de RRHH tiene que gustar, debe poseer ese “sex appeal” que llame la atención, para ello será preciso contar con ejecutivos que posean una gran capacidad de comunicación y sepan influenciar no solamente a sus pares sino a todos los niveles organizativos.

Saber flirtear: nuestro particular barman debe de saber gustar, tiene que dejarse querer por todos aquellos que se acerquen a la barra…; su atractivo le permitirá tener un “garito” realmente concurrido, pero de nada servirá si no es capaz de embaucar a través de su “atractivo” a todos aquellos que decidan dar el primer sorbo.

Ser hábil socialmente: Debe de saber manejar todas las situaciones que acontezcan al otro lado de la barra. De su habilidad para desenvolverse en el entorno organizativo depende que el cocktail no acabe desparramado por el suelo. Debe de ser lo suficientemente hábil para saber cuándo es el mejor momento para servir y a quien ofrecérselo en primer lugar.

Atrevido: el líder de RRHH que impulsará este nuevo enfoque tiene que tener un punto de arrojo, sin dejar de ser prudente, tiene que saber asumir riesgos, debe atreverse a poner en práctica su atractivo, su capacidad de flirteo y su habilidad para el manejo de situaciones. No se trata de ponerse el mundo por montera, pero si tiene que tener la capacidad de dar un paso al frente y subirse a la barra si es necesario para llamar la atención.

Innovador, creativo y ejercer un liderazgo transformador: Debe encarnar los ingredientes en sí mismo. Si el máximo representante de la función de RRHH en una organización no vive en primera persona estas tres características, y lo hace con pasión, resultará prácticamente imposible que los pueda combinar y aún menos que los ofrezca a la organización con garantías de éxito. Es un requisito “sine qua non”.

Las organizaciones precisan revisar quien está tras la barra, analizar si su barman cuenta con las skills necesarias para preparar el cocktail y, si no es así, tomar las decisiones oportunas. Pero, ¿Qué sucede si quien debe de llevar a cabo la revisión de esa función no considera que la combinación de estos tres ingredientes son la clave para asegurar el éxito de la organización? de nada servirá tener al mejor barman de la función de RRHH si no existe el convencimiento de que hay que romper la ley seca.

desMÁRCAte

No descubriré nada nuevo si digo que el panorama profesional ha cambiado radicalmente en los últimos años. Me refiero a que el terreno de juego en el que solíamos hacer nuestras jugadas maestras se ha puesto patas arriba. De nada sirve ya, volver a analizar las causas del cataclismo y seguir viendo una y otra vez la repetición a cámara lenta de las jugadas más conflictivas, el resultado no va a cambiar. Los profesionales en activo, los que forman la alineación titular y juegan, y, los que no están en activo, los no convocados sentados en la grada, todos están dentro del estadio y a todos les va el partido…

 

Lo primero es identificar el marco en el que se desarrolla la competición y analizar cómo está el campo…

Las características de «La Liga»…

– Titularidad indiscutible Vs Inseguridad: El concepto de seguridad profesional, simplemente se ha volatilizado. Si todavía hoy, alguien piensa que esta  “a salvo” por su “high performance” y buenos resultados en el pasado, se equivoca. Puede que el pasado se fuese “Pichichi” o “Zamora”…,pero la referencia válida ahora es el resultado en el siguiente partido.

– Mercado de fichajes Vs oportunidades limitadas: acostumbrados a un entorno de oferta y demanda dinámico, ahora, el mercado no genera más que contadas oportunidades profesionales  que merezcan la pena;. Gozar de minutos para demostrar tu valía es un auténtico lujo.

– Especialización Vs Polivalencia: Ser empleable y adaptable a cuántas más circunstancias mejor, es ahora un plus. Hasta no hace mucho tiempo, el defensa defendía, y el mediocentro repartía juego,…pero lo que cuenta de verdad ahora es saber jugar y hacerlo muy bien, en cuantas más posiciones mejor; la polivalencia te asegura minutos e incrementa tus opciones de ser alineado.

– Terreno en perfectas condiciones Vs Un campo impracticable. Frente a los cuidados exquisitos a los que se sometía el terreno de juego, ahora este está repleto de parches y socavones, llueve sobre mojado y está completamente encharcado.

Teniendo en cuenta que el campeonato en el que jugamos se caracteriza fundamentalmente por esos rasgos, es el momento de posicionarse. Hay que escoger entre hacer poco o nada para acabar siendo un eterno “no convocado” o trabajar a conciencia, ya no solo para entrar en la convocatoria del “Mister”, léase, del empleador de turno, sino para jugar y ganar.

Pero, ¿es posible «jugar minutos»? ¿cómo desmarcarse?

– El auto-análisis de nuestro estilo es un paso esencial. Cada profesional debe asomarse a sus cualidades; ser realista, no maquillarlas e identificar sus rasgos más potentes y los que no lo son tanto.

– Posicionarse en base a las mejores cualidades, aquellas que permitirán destacar más y mejor; Momento de decidir en qué posiciones se quiere jugar en base a esas características, ¿defensa  o media punta? ¿líbero o portero? A mayor polivalencia más opciones de minutos en cada partido.

– Entrenar a conciencia, sin confiarse del estado de forma, da igual que se forme parte ya de un equipo y se sea titular, o que estés en el mercado abierto a opciones. El entrenamiento asegura tu “estado de forma”.

 Disciplina, esfuerzo y método en el entrenamiento; apretar los dientes y sudar la camiseta para potenciar en lo que se destaca es la mejor forma de  asegurar la titularidad o generar sensaciones para que los “oteadores” se interesen por tu fichaje.

– Originalidad al  crear la propuesta de valor de tu juego. Debe haber algo que te diferencie respecto a los demás que han decidido jugar en esa posición: tu velocidad punta, tu habilidad para no incurrir en fuera de juego, tu puntería, tu precisión con los pases, la capacidad de asociación,… , ese rasgo que debe trabajarse hasta la perfección en el entrenamiento para ser excepcionalmente bueno, será el que marque la diferencia.

– Proyección de la propuesta de valor. Muestra tus habilidades y destrezas ante los demás, no las escondas, si no las haces evidentes no tienen valor y pasarás desapercibido. Cada vez que se concedan unos minutos hay que hacer lo posible para que los demás te pasen la pelota y vean en que eres extraordinario.

– Practica el “fair play» ; se puede ser el mejor en tu disciplina pero si no juegas limpio, si no aplicas la ética en todos y cada uno de los minutos del partido, asumirás que te pueden amonestar, ¿merece la pena no jugar limpio con todo el esfuerzo que ha costado ser el mejor en esa posición?

Nuestra realidad profesional es un terreno de juego encharcado, embarrado, casi impracticable, en el que cuesta desplegar un buen juego, solo los grandes profesionales, los que asuman que da igual lo mal que esté el campo saldrán a jugar sabiendo que su propuesta de valor es su mejor carta de presentación. El partido ya ha empezado ahora nos corresponde a cada uno decidir si incurrimos en fuera de juego o jugamos al desmarque.

2.0: La primavera árabe del Liderazgo autocrático

Tenemos el privilegio de ser testigos presenciales de una revolución sin precedentes. Somos contemporáneos de un cambio climático organizativo que implicará una profunda transformación del estilo de liderazgo requerido por las organizaciones para alcanzar el éxito.

Asistimos a la caída de la hoja del liderazgo autocrático, que presumiblemente no volverá a brotar, será el final de un estilo. Las redes sociales están diseminando el polen de un nuevo estilo de liderazgo que en algunas organizaciones ya está comenzando a florecer, en otras, es tan solo una cuestión de tiempo.

Sin embargo, siguen siendo muchos, más de los que a priori podríamos pensar, los líderes organizativos que se acogen a un estilo de liderazgo completamente caduco y obsoleto. Un estilo gobernado por el ordeno y mando, en el que si las ideas o planteamientos de la primera línea de dirección son divergentes de las suyas propias, quedan desestimadas; un enfoque en el que son despreciadas y no escuchadas la mayoría de ideas emergentes de niveles “inferiores”; un estilo que aplaude a sus fervientes seguidores pero que arrincona contra las cuerdas a los insurgentes.

El liderazgo autocrático se enfrenta hoy al clamor popular, a una revuelta organizativa inédita hasta el momento. La cultura 2.0 en todas sus manifestaciones y a través de todos sus canales y medios, supone un alzamiento organizativo pacífico, llamado a derrocar el modelo de liderazgo implacable. Los líderes que personifiquen dicho estilo o las organizaciones que lo acepten y permitan, tendrán que escoger entre hacer frente a la revuelta, corriendo previsiblemente la misma suerte que si pretendiesen parar un tren de mercancías poniéndose frente a él en las vías, o, por el contrario, asumir que la dictadura organizativa ha llegado a su fin, convocando elecciones que acabarán, más que probablemente con el triunfo democrático por mayoría de un enfoque colaborativo.

El liderazgo huérfano de inteligencia emocional, dará paso a líderes emocionalmente inteligentes que harán una lectura adecuada del nuevo orden social; la típica estructura organizativa piramidal, habitual bastión del liderazgo autoritario, ensanchará su base, aplanándose en favor de las ideas aposentadas en los niveles organizativos inferiores. Los tapones de flujo de información se descorcharán con la agitación organizativa y las ideas contenidas durante tiempo se esparcirán por todos los niveles y estamentos de la organización. Los tratos de favor disfrutados por los más fieles al régimen se extinguirán en pos de un reparto más democrático de los beneficios que irá a parar a aquellos cuya aportación genere valor al negocio, independientemente de su rango en la organización.

La revolución 2.0 puede que este auspiciada por un colectivo mayoritariamente joven, hijos de una cultura tecnológica hiperavanzada en comparación con la que estuvo al alcance de la generación “X” y anteriores, pero no es una revolución meramente juvenil, cuenta ya con millones de adeptos vinculados a todo tipo de redes virtuales, cuyo número va “in crescendo”, contagiando a cada vez más generaciones previas que han optado por el “reciclarse o morir” y que reclaman de sus organizaciones y líderes otro estilo de gestión.

La forma de pensar de esta “nueva fuerza laboral” es diferente, su “modus vivendi” reclama un tratamiento adaptado a la dualidad virtual-real, precisa que se canalice su creatividad y que se riegue la misma con un estilo no autoritario, un estilo que comprenda, que empatice y que optimice las ideas que brotaran de una primavera organizativamente convulsa, que supone un punto de no retorno y que reclamará un estilo de liderazgo radicalmente diferente. Las organizaciones en general y en particular el área de gestión de personas deben de prepararse, no para “hacer frente” a la revuelta, sino para gestionar su asentamiento.

El modelo autocrático se enfrenta a su particular cambio de estación, el invierno se derretirá ante  el calentamiento global virtual dejando paso a un estadio organizativo “primaveral”, en el que necesariamente florecerá y germinará un nuevo tipo de liderazgo colaborativo, emocionalmente inteligente.

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