Sobre personas y organizaciones

Categoría: Innovación & Creatividad Pagina 11 de 14

5 claves para rentabilizar las Conversaciones en la Web Social

Es indudable que la web social está transformando nuestra forma de vida tanto personal como profesional. A la velocidad que se suceden los avances tecnológicos y las funcionalidades de los entornos 2.0, resulta complicado aventurar el impacto de ese cambio en el medio y largo plazo. Es lógico pensar que la forma en cómo hoy gestionamos nuestro desarrollo profesional será uno de los aspectos donde mayor sea ese impacto.

En paralelo, la importancia de la gestión de las conversaciones a través de la web social (y fuera de ella) cada vez cobra mayor protagonismo. Resulta curiosa la relevancia que damos ahora a la idea de conversar; es como si no hubiésemos conversado nunca hasta ahora en nuestros entornos organizativos. Sin embargo, nunca he concebido la actividad socio-económica sin la conversación, quizás porque desde mi condición innata de Socialnetworker siempre otorgué un papel primordial a las conversaciones para el auto-desarrollo y aprendizaje propio y de terceros.

Esta reflexión pretende conjugar la relevancia de la conversación en el marco que supone la Web social para el establecimiento de conexiones, interacciones y la generación de aprendizajes.

Hay que dar importancia a la idea de conversar, porque a través de la conversación podemos aprender y, posteriormente, podemos capitalizar ese aprendizaje para enriquecer nuestra propuesta de valor y para incrementar nuestra empleabilidad; la web social, por su parte, permite que nuestras conversaciones como mecanismo de aprendizaje puedan crecer de forma exponencial.

El entorno 2.0 nos abre la puerta a un mundo que carece de barreras y límites para establecer conexiones y construir relaciones.

Sin embargo, no debemos idealizar y convertir el binomio web social–conversación en la panacea del crecimiento profesional. Es más, si no gestionamos adecuadamente este binomio podemos incurrir en una alarmante falta de productividad. De todos los riesgos a evitar, cabría destacar la infoxicación, es decir, la intoxicación por exceso de información en la que fácilmente podemos caer debido al descomunal volumen de datos, imágenes e ideas a las que estamos expuestos cuando nos adentramos en cualquier entramado 2.0 con un mínimo de curiosidad; Si no sabemos dosificar esa sobredosis de información, podemos entrar en colapso o desbordar nuestra capacidad de absorción de ideas. Otro riesgo a evitar, sería una afección que podríamos definir como “hiperconectivitis aguda” o la inflamación aguda de nuestro sistema relacional, que se produciría al establecer e intentar gestionar más relaciones de las que nuestro espacio-tiempo nos permite administrar.

Pero la idea de esta entrada no es centrarse en los  “trastornos” producidos por un uso indebido o irracional del binomio conversación–web social, al contrario, me detendré en definir cinco aspectos claves que debemos tener en cuenta para rentabilizar las conversaciones que pueden establecerse a través del ecosistema 2.0.

1. Definir cuidadosamente los objetivos por los que se está presente en la web social. Antes de la inmersión 2.0, convendría revisar que queremos ofrecer y que esperamos obtener, siendo esta la secuencia correcta. Si estás dando tus primeros pasos, dedica el tiempo suficiente a la definición del “¿Por qué y Para qué?”, si ya eres un usuario avanzado, revisa las razones por las que sigues interactuando. El punto de partida es más relevante de lo que parece.

2. Conceptualizar el nivel conversacional: sobre qué materias, disciplinas estamos cualificados y dispuestos a conversar. Conviene tener presente que una conversación siempre es (como poco) bidireccional. Interactuar sólo para escuchar no es interaccionar ni establecer conversaciones, ni en versión 2.0 ni en 1.0. Definidos los objetivos, conviene analizar el discurso o discursos que compondrán nuestro nivel conversacional y evaluar el impacto del mismo y su potencial percepción en el marco de las conversaciones que se lleven a cabo.

3. Seleccionar cuidadosamente las redes, foros virtuales, grupos y comunidades a las que quieres pertenecer. La web social es todo un universo plagado de galaxias espectaculares repletas de información, pero también de agujeros negros que pueden absorber tu tiempo y tus recursos de forma improductiva.

4. Identificar correctamente quienes serán los interlocutores virtuales. La comunidad virtual debe crecer de forma racional, siendo acorde a los objetivos definidos y al nivel conversacional. La velocidad a la que crezca una comunidad virtual y la consistencia de la misma impactarán de lleno en la optimización de las conversaciones que se establezcan en el ecosistema 2.0. y, en el aprendizaje que obtengamos en el mismo.

5. Utilizar las conversaciones en la web social como un punto de partida para establecer conexiones en modo 1.0. Pese a que el enriquecimiento profesional a través de conversaciones en comunidades virtuales es una realidad, la traslación de esas interacciones a la vida real debería ser uno de los objetivos principales en un porcentaje de las  conversaciones y conexiones que se establecen en versión 2.0.

Banalizar la importancia de la web social y trivializar las conversaciones que desarrollamos dentro de esta, son errores que no debemos cometer bajo ningún concepto.

La rentabilización de nuestro aprendizaje en entornos y comunidades virtuales (y reales) y, el impacto que las conversaciones y conexiones desarrolladas en ellas tienen sobre nuestro capital social, son ya aspectos imprescindibles en nuestro esquema de desarrollo como profesionales del siglo XXI

 

Este post es una adaptación de una entrada publicada en Zyncro blog

Innovación: Estigmatismo & Astigmatismo

No me gustan las modas, creo que condicionan y restan protagonismo a los gustos auténticos y reales de las personas. Sin embargo social y empresarialmente las necesitamos. Da la sensación de que si no nos sumamos a ellas somos menos “cool”, menos progres y corremos el riesgo de anquilosarnos y fosilizarnos.

Ahora la moda es la innovación. Cada vez mantengo más conversaciones al respecto. Algunas de mis reflexiones me posicionan, me catalogan como innovador.  Es irrelevante, lo sustancial es   enfocar la realidad desde perspectivas diferentes.

No voy a recurrir a la Wikipedia ni al diccionario de la RAE para definir que es la innovación. Os voy a dar mi definición:

La innovación es el resultado de conectar la curiosidad con la voluntad de transformar una obviedad.

Pero sin embargo el término parece estar asociado casi exclusivamente a grandes descubrimientos, a portentosos avances científicos y tecnológicos;  el ser humano ha evolucionado y ha desarrollado la sociedad (o eso creemos) a golpe de innovación, es decir siendo curioso y queriendo transformar algo que parecía obvio… como no poder volar.

Creo que debemos hacer un esfuerzo por naturalizar el término y la idea de la innovación, hacerla asequible y cercana al ciudadano de a pie que no viste de bata blanca, que no habita en un laboratorio. Innovar es un proceso natural y convencional que todos tenemos más al alcance de la mano de lo que parece.

Todos podemos innovar, introduciendo pequeñas variaciones en las rutinas, series y repeticiones en las que se convierte nuestro proceso mental, nuestra forma de vida.

Pero esta tendencia tan progre y de última generación que encarama a lo alto del pedestal la cultura de la innovación parece en realidad una cortina de humo, porque la realidad nos da señales de que innovar está penalizado, delata inconformismo, la innovación provoca “estigmatismo”.

Curiosa paradoja. Nuestra realidad socio –económica nos reclama con urgencia que planteemos alternativas, que propongamos formas diferentes de hacer, que estudiemos nuevas formas de enfocar nuestros negocios, que curioseemos, que cuestionemos si hacer lo de siempre sigue siendo válido para provocar resultados diferentes. Nuestro entorno nos define una necesidad que nosotros transformamos en moda y tendencia, pero que en raras ocasiones llevamos a la práctica de forma tácita. Es como aquel vestido estrambótico que desfila por la pasarela captando cientos de flashes, siendo portada de revista de tendencia, pero luego nunca vemos en los escaparates de las tiendas de a pie.

La innovación está de moda, pero tal y como se proyecta no se vende a pie de calle.

Verbalizamos la importancia de la innovación, pero en realidad muy pocas organizaciones y muy pocos profesionales deciden innovar con todas sus consecuencias, porque en realidad innovar se convierte en una conducta de riesgo, y, a casi nadie le gusta padecer “estigmatismo”.

Deberíamos ser coherentes, no banalicemos la innovación, es demasiado importante para convertirla en una mera moda. Tampoco la idealicemos, nuestras organizaciones no saldrán de su agujero por el mero hecho de cuestionar paradigmas de forma sistemática. La innovación debe ir acompañada de una ambición organizativa bien definida, de una estrategia y hoja de ruta clara y  bien comunicada, de un liderazgo transgresor y transformador que pivote en torno a la ética, de una gestión de personas  que genere espacios y entornos abiertos donde el talento se libere para contribuir directamente al negocio, pero sobretodo, requerirá de un convencimiento, de la creencia honesta en la innovación.

Solo si permitimos que nuestros profesionales piensen diferente, que se cuestionen los procesos y además lo hagan con libertad de movimiento, estaremos sentando las bases de una cultura innovadora. Mientras tanto, cualquier otra aproximación maquillada bajo formato I+D, de Web Social corporativa, nos llevará al “estigmatismo” de la innovación y al astigmatismo… a ese defecto visual que nos hacer ver la realidad desenfocada, sin nitidez.

El estigmatismo de la innovación conduce al astigmatismo de la organización. No convirtamos la innovación en una moda no consumible, sino en una práctica posible.

 

 

 

10 Claves para transformar Conversaciones en Experiencias

Nuevos entornos y nuevos roles

Nuestro entorno de relaciones profesionales está mutando. Los cambios sociales, macroeconómicos y tecnológicos a los que nos enfrentamos nos dirigen hacia nuevos modelos organizativos dónde surgirán nuevas especies de profesionales – SocialNetworkers, Know Mads, Freetainers – o dónde adquirirán relevancia conceptos como Capital Social. Entornos en los que el aprendizaje adquiere una nueva dimensión. Un marco en el que la Web Social 2.0 y las comunidades virtuales han revolucionado nuestras interacciones y conexiones profesionales. Transformación.

Nuevas reglas

Las transacciones  se desarrollan en un  tablero en el que tanto empresas y profesionales deben entender unas nuevas reglas del juego. El mercado se ha convertido en un estrecho embudo por el que solo tienen la posibilidad de pasar aquellos profesionales que mejor desarrollen su propuesta de valor y que también filtrará a  las empresas que mejor construyan y proyecten su imagen como empleador. Diferenciación.

La importancia de la conversación

La conversación debe entenderse como un intercambio de ideas, un proceso natural dentro de cualquier relación profesional. La conversación, por lo tanto, sustenta la evolución de cualquier organización y de cualquier profesional. La conversación es inherente al desarrollo. Nunca dejó de ser así, pero las nuevas reglas, los nuevos entornos y los nuevos roles la dotan de una relevancia, si cabe, aún mayor. Interacción.

10 Claves para transformar conversaciones en experiencias

En definitiva, la transformación, la diferenciación y la interacción obligan a hacer un enfoque diferente en términos de enriquecimiento profesional, bien sea  para penetrar en el mercado, para gestionar una transición o para impulsar nuestra propuesta de valor y la forma en que esta, contribuye al desarrollo profesional en nuestro proyecto actual, o en el que nos encontraremos en el corto, medio o largo plazo.

Incrementar nuestro valor profesional pasa por transformar conversaciones en experiencias para, de esa manera, adecuarnos al nuevo entorno y a las nuevas reglas. La generación y participación en experiencias son las que contribuirán a nuestro enriquecimiento y adaptación.

Estas son algunas claves para llevar a cabo con éxito esa transición:

 

  1. Identifica en que destacas, que se te da especialmente bien y sobre todo, más allá de tu ocupación actual, en que otras actividades te gustaría concentrar  tu  actividad profesional.
  2. Identificar a quien les resultará interesante tu propuesta de valor y quien es potencialmente un canal para vivir una experiencia, debería ser el paso previo a la conexión.
  3. La generación de experiencias requiere un cortejo, un proceso previo de flirteo, que te permita dar a conocer en que puedes aportar valor. Para generar una experiencia primero hay que conversar. Se trata de generar un interés que siente las bases para provocar una experiencia.
  4. Una experiencia es cualquier situación y circunstancia en la que podamos aportar valor poniendo en práctica lo que mejor sabemos hacer y que suponga un aprendizaje. El término experiencia rebasa la tradicional relación profesional-empresa.
  5. Las experiencias que pueden enriquecernos y reforzar nuestra propuesta de valor pueden estar dentro de nuestro entorno profesional “oficial”, pero también fuera de él.
  6. Hay que ser proactivos para transformar las conexiones y las conversaciones en experiencias. Trabaja para generarlas y provocarlas, no esperes que alguien te las sirva en bandeja de plata.
  7. El aprendizaje y el refuerzo profesional a través de las  experiencias  qué nos permiten exponer nuestras mejores habilidades representan una inversión en sí mismas. Buscar la capitalización económica inmediata es lógico, pero puede que sea una estrategia poco efectiva.
  8. Las acciones de socialnetworking de cara al enriquecimiento de nuestra propuesta de valor estarán huérfanas o incompletas si no tienen como fin generar experiencias.
  9. Para  vivir experiencias enriquecedoras piensa “out of the box”.  Piensa y asómate por encima de la caja, de los convencionalismos y de las obviedades establecidas.
  10. Las experiencias más enriquecedoras se producen fuera de tu zona de confort. Identifica el perímetro de seguridad que tienes en la actualidad y asume que las vivencias que más reforzarán tu propuesta de valor están más allá de esos límites.

Hazte estas preguntas: ¿Qué porcentaje de tu red de contactos profesionales está en disposición de dar una opinión coherente, real, objetiva, de tus habilidades profesionales? ¿Cuántas personas estarían en disposición de recomendar tu propuesta de valor para un proyecto por haber vivido experiencias contigo?

La respuesta será el mejor indicador para que te plantees la forma en la que estás construyendo tu proposición de valor.

El profesional de la Organización del S.XXI se pone en valor a través de su red, pero fundamentalmente a través de las experiencias que es capaz de generar a través de sus conexiones.

 

Si te interesa profundizar en los conceptos de SocialNetworker, Knowmad o Freetainer es imprescindible que visites los blogs Supervivencia Directiva de Virginio Gallardo, Óptima Infinito de Jose Miguel Bolivar y el Blog de Santi García que te ilustrarán de forma sobresaliente sobre estas nuevas tipologías de profesionales.

El papel de RRHH ante su transformación: rEvolución Vs Involución

El eco de la necesidad de redefinir  la función de RR.HH. retumba cada vez con más fuerza.  -Vivimos un cambio de época más que una época de cambio-, es una frase cada vez más recurrente. No se trata  de ninguna predicción apocalíptica sino de una afirmación absolutamente fundada y objetiva. Ese cambio de época impactará de lleno en la línea de flotación de la función de RR.HH.

 

Esta entrada no versará sobre las razones por las que la función de RR.HH. debe de comenzar a trabajar concienzudamente en su reinvención o redefinición (poco importa el tratamiento que le demos) .Para constatar la obviedad de la necesidad de cambio, os emplazo a que leáis en detalle la Monografía de Santiago Garcia que fue publicada en la edición del mes de Diciembre de la revista Nuevas Tendencias. Este trabajo que acabo de leer es la principal influencia de esta entrada. No solamente sería redundante, sino imposible poder explicar mejor que Santiago las razones por las que RR.HH. debe de comenzar a trabajar desde ya (con carácter de urgencia me atrevería a añadir) en su redefinición y reinvención como función organizativa. Por lo tanto, os invito y animo a que  leáis en detalle la Monografía “10 razones por las que RRHH necesita un cambio”.

Esta entrada toma como válida en su totalidad la razonabilidad de esa reflexión; la suscribo íntegramente. A partir de aquí, la clave no es por qué, sino, ¿A qué nos enfrentamos en este proceso de cambio? ¿Qué papel jugaremos dentro de nuestra propia transformación cómo función de RR.HH.? Y ¿cómo será ese papel en función del grado de involución – evolución de la Organización?

Dos premisas para iniciar el cambio en RR.HH.

Se precisa una reingeniería del ADN de RRHH que  permita construir una propuesta de valor que encaje en el nuevo orden social, económico y tecnológico, capaz de desarrollar nuevos roles dentro de otro tipo de estructuras que cooperarán en red bajo una nueva concepción del espacio y lugar de trabajo impulsados por un liderazgo líquido y transformador. Este es el entorno hacia el que nos dirigimos.

Pero esa alteración del ADN de la función de RRHH solo será posible si se cumplen estas dos premisas:

1.-Si el profesional de la función comprende e interioriza que este nuevo entorno no es una utopía

2.-Si, una vez asumido ese marco como real y plausible, se tiene la voluntad expresa de liderar e impulsar la auto – transformación.

Se trata de dos requisitos “sine qua non” para que la redefinición de la función tenga lugar. Si ambas premisas se cumplen, la transformación se producirá. En caso contrario, la función se marginará y se auto-excluirá de un entorno al que nos aproximamos cada vez a mayor velocidad.

Sin embargo, el rol que la función de RR.HH. desempeñará en esta transformación, dando por válida la asunción de las premisas indicadas, variará en función del grado de evolución o involución de cada Organización.

Organizaciones proactivas – evolutivas

Sin duda, el escenario ideal sería el de una organización que interpreta la partitura de la transformación entendiendo que los cambios tecnológicos, económico y sociales, a los que se enfrentan exigen una revisión de sus procesos de negocio, de la relación con sus stakeholders y en definitiva, de cómo la gestión de RRHH deberá llevarse a cabo para adecuar la organización a ese nuevo marco. Se trata de organizaciones evolutivas que invitan a la transformación de la función de forma proactiva. En este escenario el reto de RRHH es, a priori, más sencillo, ya que el viento organizativo soplará a favor de dicho cambio. RR.HH. tendrá que  adecuar su propuesta de valor, alterar su ADN en un entorno que no cuestiona el cambio sino que lo exige y lo demanda. Arropado por la inercia organizativa, la transformación se producirá cuando menos en paralelo a la evolución de los modelos de negocio, de la gestión del conocimiento y del estilo de liderazgo, presumiblemente transformador.

Organizaciones reactivas – involutivas

En contrapartida, existen organizaciones que se han posicionado en el otro extremo de este eje de coordenadas en el que se refleja el grado de Evolución o Involución hacia la concepción del rol de la función de RR.HH. Se trata de organizaciones cuya reacción ante la vertiginosidad del cambio tecnológico, social y económico ha sido involutivo. Han interpretado la partitura de una forma diferente y han afianzado los mecanismos y procesos necesarios para “protegerse” de los cambios y de la incertidumbre y volatilidad generada por los mismos. Los mecanismos de control y las líneas de reporting férreo, la necesidad de acotar las responsabilidades y las funciones para mantener la sensación de control, y la proliferación de políticas de ajustes encaminadas a la consecución del resultado a corto plazo, han exigido una función de RRHH que lejos de rEvolucionarse, ha involucionado. Cuando la mayoría de organizaciones encandiladas por el marco de crecimiento y cegadas por la boyante situación económica, se encaminaban hacia entornos flexibles y abiertos en materia de gestión del conocimiento y se preocupaban por impulsar (en líneas generales) el desarrollo del capital humano,  han visto como les han tirado del freno de mano en seco. La maniobra no solamente ha frenado la velocidad e inercia del negocio y de sus políticas de gestión de RR.HH. sino que incluso les ha colocado mirando en sentido contrario a la dirección que llevaban.

RR.HH. en la encrucijada, al límite o contracorriente

En aquellas organizaciones en las que la orientación al corto plazo y el espíritu de supervivencia (teóricamente) han contribuido a dar el volantazo causando un trompo organizativo en el enfoque de gestión de  RR.HH., la función se encuentra ante una encrucijada sin precedentes.

En una dirección se divisa una ruta no explorada, la que marca la pauta de la transformación del área pero que en una organización involutiva implicaría que RR.HH. adoptase un rol transgresor, de adolescente incomprendido, de rebelde “sin causa” y que a todas luces implicaría ir a contracorriente del status quo imperante. Una ruta que, siendo realista, presumiblemente no llegue a completarse a menos que la Organización en su conjunto inicie el viaje de la evolución de su modelo de negocio obligada por los cambios sociales, económicos y tecnológicos del entorno.

En la otra dirección se abre un camino por el que ya hemos transitado pero que ahora se invita a tomar en sentido contrario. El resultado es más predecible. Podemos estimar que volviendo a circular en sentido contrario al tráfico que suponen los cambios del entorno, aplicando prácticas involutivas en gestión de RR.HH., yendo en contra de la asumida  necesidad y voluntad de cambio, lo previsible es que suframos una colisión, un choque frontal cuyos daños serían la descapitalización del talento y de empleados clave, un descenso de nivel de compromiso (engagement),  arrastrando la lacra que supone el desgaste emocional propio y organizativo, y, por ende, el inevitable descenso de productividad y competitividad asociada de la compañía. La colisión al liderar la función de RR.HH en sentido contrario al tráfico de los cambios será inevitable, sólo dependerá de la pericia que se tenga al esquivarlos, pero siempre conduciremos al límite.

De uno u otro modo, RR.HH. experimenta un momento de tensión. Las organizaciones evolutivamente avanzadas en las que antes se produzca la transformación deberán ser un espejo en el que reflejarse ya que habrán contribuido al nacimiento de una nueva tipología de profesionales de RR.HH. Ya existen casos y ejemplos de cambio y rEvolución, si bien, es cierto que, hoy por hoy, aún no están generalizados, pero es un proceso que poco a poco irá permeabilizando a la función y a los que invitan a que esta rEvolucione o involucione. Creo que hoy por hoy el área de RR.HH. tiene tres alternativas:

1.- Ir a contracorriente liderando su transformación en el marco de una organización más involutiva que evolutiva.

2.- Asumir una colisión por liderar al límite la función, conduciéndola en sentido contrario a los cambios que indica el entorno.

3.- Contribuir a la transformación ejerciendo el rol de agente de cambio organizativo y de sí mismo como área, en aquellas organizaciones que inciten, inviten y exijan una función evolucionada al nuevo entorno tecnológico, social y económico.

Pero de nuevo, al evaluar las alternativas y tras repasar mi propia reflexión, me surge la duda de si nos encontramos realmente ante un auténtico cruce de caminos…

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