Que las Organizaciones se encuentran en un profundo proceso de cambio es sin duda un secreto a voces. Y que el modelo de organización hacía el que avanzamos se gestionará de una forma completamente diferente a la que hoy conocemos resulta una verdad incontestable. ¿Por qué?
– Somos miembros de un mercado global ultra-conectado, cada rincón del mundo esconde potenciales clientes, proveedores y colaboradores que se relacionan entre sí en tiempo real.
– “Anticiparse al cambio” es un concepto obsoleto, los negocios, las operaciones, la comercialización, la gestión de las relaciones a cualquier nivel se desarrolla en y durante el cambio constante.
– La información ya no es poder. La vertiginosidad con la que esta se propaga a través de las redes sociales conocidas hoy (probablemente solo la punta del iceberg de este fenómeno en los próximos años) ha transformado la manera de establecer relaciones entre los diferentes stakeholders del mundo organizativo y de cómo estos comparten y hacen uso de la información.
– Las organizaciones son diversidad representada a través de un mosaico generacional y multicultural materializado en diferentes formas de ver y comprender la realidad.
La erótica del poder Vs el “Sex appeal” de la innovación y la creatividad
Esta es la realidad irrefutable, innegable e incontestable a la que se enfrentan las organizaciones en este preciso instante. Este es el panorama en el que los líderes organizativos tendrán que llevan a cabo su gestión.
La erótica del poder puesta de manifiesto a través de un estilo de liderazgo tradicional, de ordeno y mando, ya no supone un modelo válido para liderar este nuevo marco organizativo.
El mayor conocimiento y el acceso exclusivo a información “privilegiada” ya no son el elemento diferencial que permite afianzarse en el poder y atraer a las masas a través del erotismo que este emana. El líder de pedestal de mármol que dicta cátedra y sentencia está en declive. Su poder ya no atrae a la plebe organizativa, su erótica está en horas bajas. La rebelión “pacífica” de las masas organizativas, auspiciada por la incontestable realidad descrita anteriormente se ha ido fraguando progresivamente.
La erótica del poder del “Manager” de la vieja escuela toca a su fin, la plebe organizativa cada vez más informada, infinitamente conectada, reclama, reivindica y precisa una nueva forma de ser seducida.
La organización del siglo XXI y sus profesionales, sucumbirán a los encantos de un liderazgo cuyo atractivo radique en la manera en cómo se utiliza la creatividad y la innovación como principales armas de seducción masiva.
Los profesionales se rendirán al “sex appeal” de aquellos líderes que…
– Provoquen entornos organizativos dinámicos, flexibles, ágiles dónde fluya el conocimiento.
– Permitan espacios de generación y experimentación de ideas…, de creación.
– Inviten a sus colaboradores a implementar nuevos procesos, proyectos, modelos, formas de hacer, probar, errar y reintentar… innovación en estado puro.
– Compartan y hagan compartir información sin compartimentos estancos.
– Alienten el aprendizaje constante como forma de desarrollo y fuente de motivación.
– Se cuestionen el status quo permanentemente.
– Fomenten la interacción en abierto de todos los miembros de la organización.
Lo que la realidad esconde…
Los profesionales y las organizaciones necesitan imperiosamente de la creatividad y la innovación para activar de nuevo la generación de valor, para desmarcarse de la competencia y para alcanzar el éxito en forma de beneficio y productividad, algo que nunca dejó de ser el objetivo final.
El entorno global hiper-conectado que habitamos, en el que anticiparse al cambio ya no supone una ventaja competitiva tanto como gestionar en y desde el cambio permanente, en el que la información se propaga a velocidades ultrasónicas y en el que la organización equivale a diversidad, esconde una obviedad… en la Organización del S XXI la erótica del poder, será reemplazada por el «sex appeal» de la innovación y la creatividad.