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Descubrir, Conectar, Cuestionar: la trilogía del cambio

masserati5Aunque muchas empresas no lo saben, ya han iniciado un proceso contrarreloj contra su desaparición. Quizás suene a afirmación apocalíptica, pero sinceramente no lo es. El mercado y sus imprevistos obligan a las empresas a reaccionar más rápido que su competencia, a zambullirse en un permanente proceso de revisión de sus servicios y/o productos, a conocer mejor que nunca las necesidades (reales) de sus clientes, a, en definitiva… movilizarse ante la paradójicamente variable fija en la que se ha convertido el cambio.

Sin embargo, a pesar de que esta situación parece ser una realidad incontestable  que aparece reflejada en las presentaciones corporativas de la mayoría de organizaciones, en realidad, la velocidad a la que se cambian los procesos, las políticas y los procedimientos para que se produzca esa reacción sigue siendo demasiado lenta…

El párrafo anterior es la descripción lógica de una situación que puede explicarse por los comportamientos que se siguen observando en la mayoría de empresas independientemente de su tamaño, industria e incluso ubicación geográfica.

Cuando durante décadas se ha educado a los trabajadores a esperar instrucciones, a seguir fehacientemente las órdenes del jefe, a confiar en las directrices marcadas por el vértice de la pirámide, a ponerse en movimiento para hacer algo diferente cuando el procedimiento de turno era aprobado… ¿Qué se puede esperar?… ¿organizaciones ultra-ágiles en su capacidad de reaccionar al mercado? ¿un ejército de intra-emprendedores?…

Es lógico que las empresas sean lentas, muy lentas en sus procesos de reinvención y reacción al mercado… es, sencillamente, lo esperable cuando la cultura organizativa de la mayoría de organizaciones ha pivotado y se ha construido a base de permitir comportamientos y profesionales reactivos…

La trilogía del cambio.

Y, por más que las presentaciones corporativas y los discursos bien intencionados incorporen y reivindiquen la importancia de la innovación y de la transformación, en la realidad nada cambiará… las empresas seguirán siendo demasiado lentas para la velocidad de crucero que requiere el mercado… a menos que, quienes las lideran entiendan que la clave para incrementar la velocidad de crucero para reaccionar al mercado consiste en permitir comportamientos, hasta ahora penalizados.

Nos encontramos probablemente ante un proceso profundamente disruptivo para muchas empresas… promover e incentivar comportamientos que hasta la fecha han sido estigmatizados por atentar contra el status quo establecido. Un status quo que ahora supone un lastre demasiado pesado para la supervivencia de la propia organización y que implora ser derogado mediante la consolidación de varios verbos que suponen una genuina trilogía del cambio.

Descubrir

Las empresas necesitan permitir y fomentar la curiosidad de sus profesionales. Romper las barreras mentales que perpetúan el presencialismo y consolidan el trabajo de 9 a 6. Entender que en la economía del conocimiento la productividad no se mide en horas/hombre… sino en ideas/persona. Descubrir e indagar nuevas realidades y nuevos contextos, para descubrir nuevas ideas que puedan ser traducidas en nuevos productos o servicios, mejoras en los existentes… en definitiva, nuevas ideas para generar nuevas oportunidades.

Conectar

Las empresas necesitan incrementar radicalmente sus nodos y conexiones. Romper las barreras espacio-temporales que impiden a sus profesionales conectarse con el exterior e incluso entre ellos mismos. En un mundo hiperconectado, es una insensatez no fomentar la capacidad relacional de las personas de la organización. La complejidad del mercado requiere integrar planteamientos e ideas divergentes y para ello, la empresa, a través de sus profesionales debe potenciar su conectividad con clientes, proveedores, partners y, en general, con el talento en cualquiera de sus manifestaciones. En la empresa del S.XXI, la empresa que no decline el verbo conectar, no sobrevivirá.

Cuestionar

La certeza es un freno de mano para reaccionar al mercado. Las organizaciones y sus líderes no solo deben consentir, sino que deben invitar a sus colaboradores y empleados a dudar, a cuestionar, a preguntarse para qué hacen lo que hacen.  Desterrar el ordeno y mando y promover la necesidad de cuestionar la realidad es con total seguridad uno de los principales retos de cualquier organización en la actualidad. Promover a todos los niveles la capacidad de cuestionar, será con total seguridad una de las claves para que muchas organizaciones agilicen la transformación de sus procesos y procedimientos para reaccionar al mercado.

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velocimetro-pc-rapidoEl área de RR.HH de cualquier organización no solo debe entender la relevancia que esconde esta trilogía del cambio, sino que debe vivirla y experimentarla en primera persona. Los profesionales al frente de las áreas de RR.HH o Personas deben erigirse en descubridores, conectores (socialnetworkers) y cuestionar su propia forma de liderar y gestionar.

Vivimos tiempos de cambio, y el cambio significa acción. No cabe más retórica. Las empresas necesitan profesionales con altas dosis de curiosidad; personas con una sobresaliente capacidad relacional que les ayude a conectar, personas que en lugar de acatar órdenes, se cuestionen la realidad.

La capacidad de muchas empresas para reaccionar al mercado pasa por transformar de forma radical su cultura, permitiendo que todos sus profesionales declinen y conjuguen en todos sus tiempos y formas los verbos Descubrir, Conectar y Cuestionar.

Liderar– Innovar– Transformar: Una visión integrada

tridenteYa no resulta necesario explicar de nuevo las características del contexto económico que vivimos. Se ha asumido, no sin dificultades, que la realidad ya nunca volverá a ser como antes; una amplia mayoría de profesionales hemos comprendido que es prácticamente imposible prever cómo será el futuro a corto, medio y obviamente a largo plazo.

Entre tanto, mientras se producía esta comprensión de la realidad, liderazgo, innovación y transformación se convertían en los tres conceptos más recurrentes y utilizados en el día a día de muchas organizaciones en estas convulsas primeras décadas del S.XXI.

A pesar de su calado y relevancia, en muchas ocasiones estos tres conceptos se entienden de forma aislada e inconexa. Con demasiada frecuencia, cada uno libra sus propias batallas para tratar de prevalecer sobre los otros dos y para tratar de hacer frente a ese nuevo tablero de juego que representa ahora el mercado y  sus impredecibles reglas.

Sin embargo, en raras ocasiones encontramos un enfoque integrado de los tres planos; cuando en realidad, existe una estrecha e íntima relación entre todos ellos. Es más, me atrevería a decir que su existencia aislada representa un esfuerzo estéril para conducir la organización hacia su supervivencia. Por lo tanto, la capacidad de sobrevivir al mercado pasa necesariamente por comprender en qué medida, cada uno de ellos  da sentido al otro…

Liderar es innovar…

El liderazgo visionario representado por tantos y tantos líderes en infinidad de empresas y organizaciones ha sido (y en cierto modo seguirá siendo) un modelo necesario. Pero a diferencia de unos años atrás, en la actualidad, esa capacidad visionaria se antoja insuficiente y limitada, porque nuestra realidad empresarial arroja demasiadas incógnitas y variables que dificultan la capacidad de proyectar una visión en solitario.

En este nuevo tiempo, la capacidad de sobrevivir de muchas empresas pasa por una trasferencia de estilo. Un relevo en el que el liderazgo visionario – aun coexistiendo – cede la primacía a un liderazgo caracterizado por atreverse a hacer las cosas de forma diferente; un modelo de liderazgo que fomenta el ensayo y error; un liderazgo que cuestiona la forma en cómo se han venido haciendo las cosas; un liderazgo que absorbe la incertidumbre desarrollando culturas innovadoras, entornos organizativos que ensayan y se equivocan, ecosistemas empresariales que aprenden de sus errores. En definitiva, un liderazgo que piensa en formato de beta permanente, y que entiende que su principal misión no es visionar… sino innovar.

Innovar para transformar…

Pero si la esencia de liderar en este nuevo contexto es innovar… la razón de ser de la innovación es la transformación. La innovación se convierte de esta forma en la palanca más necesaria para la gestión del cambio. Porque, sencillamente no es posible transformar ninguna realidad empresarial si se siguen haciendo las cosas de la misma forma de siempre.

La innovación no es una disciplina exclusivamente dirigida a evolucionar nuevos productos, servicios o procesos (innovación continua) o a crearlos desde cero (innovación disruptiva), la innovación es, en su esencia, el mayor mecanismo de transformación de una organización. Y, llegados a este punto, conviene recordar que transformar es modificar, alterar, variar, redefinir y en definitiva cambiar. Las empresas, deben interiorizar la gestión del cambio como un proceso perenne y permanente, un proceso que no tiene fin; es tal la velocidad a la que se suceden los acontecimientos, que la gestión del cambio es un proceso que una vez iniciado, no puede tener fecha de caducidad. En resumen, el fin de innovar no es la innovación en si misma… sino la transformación y el cambio que se producen a través de ella.

Transformar para Liderar…

Pero es preciso cerrar el círculo. Liderar para innovar. Innovar para transformar. Y… transformar para liderar ya que la transformación debe ser el leitmotiv que impregne fundamentalmente el estilo de liderazgo de cualquier organización que realmente tenga intención de sobrevivir en el contexto económico actual. De esta manera la gestión del cambio y la adecuación constante de los procesos de negocio, los comportamientos y, en definitiva, la cultura debe ser el terreno de juego habitual para el ejercicio del Liderazgo.

Un líder es genuinamente transformador, cuando lo primero que pone en cuestión es a sí mismo… y para ello es imprescindible desarrollar y entrenar una capacidad de autocrítica que le permita transformarse en primera persona para fomentar la gestión del cambio. Pero, huyamos de la transformación gratuita, pensemos en el líder troyano, el agente de transformación por excelencia… una figura que reivindica por encima de todas las cosas la autocrítica con fines constructivos, un rol que ejerce el liderazgo desde, por y para la transformación, un rol que entiende que transformar es la mejor forma de liderar la realidad empresarial que vivimos.

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tableroDe esta manera, es necesario entender que,  aquellos profesionales que desempeñan roles de liderazgo en cualesquiera de sus formas, los profesionales que impulsan los procesos y dinámicas de innovación y aquellos que desarrollan las acciones más transgresoras y disruptivas componen en realidad las partes de un mismo todo.

La clave del éxito y la supervivencia en aquellas organizaciones que tratan de jugar la partida en ese nuevo tablero de juego en el que se ha convertido el mercado, pasa por entender que liderar, innovar y transformar son tres medios que deben entrelazarse para alcanzar un único fin.

Un liderazgo que cuestiona el modus operandi tradicional, un enfoque innovador orientado a la transformación y un entorno de cambio como caldo de cultivo ideal para el ejercicio del liderazgo, representan una visión integral de un tridente imprescindible para cualquier organización que no solamente pretenda sobrevivir, sino además, convertirse en un referente en su industria.

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