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Etiqueta: Éxito

aCtitud 2012

Siempre me apetece al llegar a estas alturas del año echar la vista atrás, ubicarme    de nuevo en el primer día del año que toca a su fin y sobrevolar mentalmente las hojas del calendario para hacer balance de los 365 días transcurridos. Aunque este año no romperé la tradición y llevaré a cabo el mismo   ejercicio, he decidido también hacer un ejercicio proyectivo, no retrospectivo. Me he ubicado mentalmente en el último día del nuevo año cuya llegada pronto celebraremos.

 

Y, al llevar a cabo ese ejercicio proyectivo, me he quedado francamente preocupado. Las previsiones de todos los estamentos económicos nacionales, europeos y globales no parecen ser demasiado optimistas de cara al próximo año. Sin embargo, he decidido no contribuir a difundir, si cabe aún más, ese halo de negatividad que nos impregna a diario desde hace ya demasiado tiempo.

Sin paños calientes, efectivamente, las perspectivas son muy negativas. Las cosas están mal, y además son susceptibles de empeorar. Muy bien, ahora que lo tenemos tan claro, ¿Qué vamos a hacer? La respuesta a esta pregunta es relativamente fácil. Existen dos alternativas

  1. Maldecir nuestro destino y alabar nuestra mala suerte al tener que:  apretarnos el cinturón un agujero más cada mes; vivir preocupados por no saber si contaremos en los planes de nuestros empleadores a lo largo de los próximos meses;  resignarnos un año más asumiendo que no es momento para progresar en la organización; apretarnos la soga al cuello al ver que la prestación por desempleo llega a su fin; angustiarnos al ver que no llega la llamada o el email deseados con la soñada propuesta de trabajo, ó
  2. Tomar consciencia de aquella frase tan utilizada en los tiempos que corren, y asumir, que, si queremos resultados diferentes, tendremos necesariamente que hacer las cosas de una manera diferente.

Apuesto a que no soy el primero que leéis o escucháis  evidenciando estas ideas. En el ejercicio proyectivo al que me refería al inicio del post, me he imaginado un año 2012 excepcional! He decidido saltarme a la torera los malos augurios y las predicciones más catastrofistas que estoy escuchando. He decidido que esa no es la ACTITUD que me permitirá hacer lo que quiero. Me reservo el derecho de admisión a mis expectativas, deseos y planes para 2012, pero sí que voy a compartir con vosotros cuales creo que son los mecanismos que os permitirán poner a tono vuestro músculo actitudinal. Será mi humilde contribución a que vuestros planes salgan bien.

1.- Hay que tomar un tiempo en asumir, que no vendrá nadie a sacarnos del “atolladero” o a resolvernos los problemas. Queridos amigos, no habrá redentor, el Salvador sois vosotros mismos. Esta premisa, ha de ser necesariamente la primera. Es la que activa el resto de ideas y recomendaciones. Mientras no tengamos claro que esto es así, nada más funcionará.

2.-  ¿Qué quiero conseguir, cambiar, desarrollar, lograr, mejorar, materializar durante los próximos doce meses? Es vital tener claro los objetivos a alcanzar. Aquí, todo vale, todo, siempre y cuando sean objetivos en positivo: desde alcanzar un trabajo, pasando por alcanzar esa tan deseada promoción, lanzarme finalmente a realizar esa actividad que siempre quise practicar, o dar ese giro profesional que en tantas ocasiones nos ha acompañado en nuestros más dulces sueños.

3.- Conocerse mejor. Es un paso imprescindible. Los logros a alcanzar deben estar en consonancia con nuestro perfil competencial y de habilidades. Qué sé hacer, en qué somos realmente buenos, y, al mismo tiempo, en qué no somos excepcionales. Resultará vital mirarse al espejo y asumir lo que tenemos en frente. Nadie tiene que venir a contarnos algo que ya sabemos, pero si es necesario tomar consciencia de nuestras fortalezas y de nuestras debilidades. Igualmente relevante será identificar qué nos apetece hacer. Dar continuidad a lo que ya hacemos porque nos gusta o quizás luchar por dedicarnos profesionalmente a aquello que siempre nos llamó la atención pero que nunca llegamos a realizar por lo incómodo que resulta salir de nuestra “zona de confort”…

4.- Identificar referentes ó modelos a seguir.  Supondrá una ayuda importante a que vuestro plan de acción os resulte creíble y no os suene simplemente a buenas intenciones. La vía para localizar e interaccionar con esos referentes o ejemplos es lo de menos, lo importante es identificarlos y que os resulten convincentes. Está bien que leáis las enseñanzas de los gurús del management, pero creo que sería más efectivo si dedicáis tiempo a escuchar y conversar con un vecino, amigo o conocido que se quedo en la estacada, que dio un giro a su carrera, que consiguió un trabajo, etc y salió hacia adelante a base de reaccionar y trabajar, claro está, con ACTITUD  positiva.

5.- Creer en nosotros mismos. Los cuatro mecanismos anteriores resultarán estériles si no tenemos el convencimiento de que podemos conseguirlo. Tan crucial como el primer mecanismo, que supone tomar consciencia de que somos el motor y la cadena de transmisión que permitirá que el vehículo se ponga en movimiento, resulta vital, tener la plena convicción de que somos capaces de ejecutar nuestro plan de acción. Si tenemos nuestra autoestima por los suelos, habrá que trabajar primero en levantarla; no podemos comenzar el proyecto hasta que no tengamos claro que somos totalmente capaces de ejecutarlo. Si existen dudas sobre nuestra capacidad y motivación para ponernos en marcha, es preferible que no nos pongamos en la línea de salida, de lo contrario, acabaremos abandonando a las primeras de cambio y eso todavía mellará más nuestro necesario ego de cara al 2012.

En resumen, saber que dependemos de nosotros mismos, tener muy claro qué queremos conseguir, realizar un análisis objetivo de nuestras debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades, identificar a quienes ya se pusieron en marcha y llegaron a meta y tener el convencimiento de que somos capaces de hacerlo, resultan mecanismos esenciales para ponernos en movimiento.

No existe otro camino, esa es la aCtitud necesaria para que el 2012 se convierta en un año excepcional para cada uno de nosotros en contra de todas las predicciones. Se trata de trabajar duro para dar la sorpresa a un año para el que a priori no contamos como favoritos, pero ahora ya sabemos cómo activar la aCitud que nos conducirá irremediablemente hacia el éxito.

El secreto de Japón

Aún tengo fresca en mi memoria aquella celebración, aquel triunfo histórico del deporte español. Mis recuerdos son múltiples cuando visualizo el Mundial de Baloncesto que tuvo lugar en Japón en el año 2006 y que finalizó con la coronación de España en lo más alto del Basket mundial.

Sin embargo, de todas las imágenes de aquel campeonato que mi retina guarda como un tesoro, hay una que permanecerá para siempre, como una huella imborrable e indeleble y que he utilizado siempre que he podido, trasladándola como ejemplo a mi entorno profesional y personal.

De todas las emociones que guardo de aquel campeonato, uno de los momentos más entrañables se produce cuando el entrenador, Pepu Hernández, en la celebración del triunfo en Madrid, gritó al cielo que a partir de entonces habría una palabra que para todos sería muy importante: BA-LON-CES-TO¡

Aquella celebración, y en concreto ese momento, hace que aún hoy, al cerrar los ojos y echando la vista atrás, su recuerdo me provoque una emoción intensa y un dulce sabor de boca.

Sin embargo, siempre he soñado  mi propia versión adaptada de aquel instante. Para mí, el deletreo silábico de esa palabra tenía una connotación de mayor alcance e impacto. Cuando visualizo ese momento, mi imaginario sigue escuchando dos palabras verbalizadas al mismo tiempo, que se solapan la una sobre la otra y que siempre me ayudaron a entender en su magnitud la razón de ser de aquel éxito.

Imagino a Pepu diciendo CON-FI-AN-ZA¡, ese ha sido para mí el significado paralelo de aquella palabra magnificada. Ese es el término encriptado que para mí gritaba Pepu al cielo de Madrid desde el set instalado en Plaza de Castilla.

Como amante del deporte y en concreto del Basket, pocas veces he podido comprobar el impacto tan demoledor de ese sentimiento en el éxito de un equipo. Y ese, no es sino un ejemplo grandilocuente de lo que podemos esperar si cualquier equipo de trabajo  se esfuerza y se combina bajo la siempre atenta mirada de la Confianza ciega entre sus miembros.

No sería justo otorgar exclusivamente el éxito a esa variable. La calidad técnica de todos los miembros del combinado no dejaba lugar a dudas. El liderazgo del equipo, personalizado en un único e irrepetible Pau Gasol, pero integrado e imbuido en todos y cada uno de los demás jugadores. La estrategia propia de un jugador de ajedrez llevada al parquet magistralmente por el seleccionador. Y el apoyo incondicional de una afición a miles de kilómetros. Todos ellos, ingredientes básicos para hornear uno de los mayores éxitos hasta hoy de nuestro país en el deporte de la canasta.

Sin embargo, fue la Confianza el ingrediente que cohesionó al resto. El convencimiento por parte de todos y cada uno de los integrantes de la expedición de que sus compañeros confiaban en él, y él a su vez en ellos. La Confianza de todos en todos y a su vez en el entrenador y el saber que gozaban a miles de kilómetros de esa misma fe ciega por parte de millones de personas.

Solo un sentimiento tan transparente y tan  arraigado en todos puede explicar un éxito de ese calibre.  Solo al ver de nuevo la celebración de esos gigantes, embriagados por una emoción desmesurada entrelazados entre sí, fundiéndose en abrazos e intercambiando miradas de complicidad, puede comprenderse, el impacto que tuvo esa Confianza grabada a fuego en todos ellos.

La grandeza del deporte y la forma en cómo el peso de los intangibles explican el éxito y los triunfos en los deportes de equipo, debería servir de ejemplo para nuestro día a día profesional.

Las mesas de reuniones, los equipos multidisciplinares, verticales u horizontales, y por supuesto, los comités de dirección y de cualquier tipo que tienen lugar en todas las organizaciones a diario, y, que pretendan ser excepcionales en la manera de alcanzar sus éxitos,  deberían beber y emborracharse del secreto de Japón

Gracias BALONCESTO¡ o debería decir Gracias CONFIANZA¡

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