Sobre personas y organizaciones

Categoría: Talento Pagina 7 de 9

El punto G y el mito del Talento en la red

Desde tiempos inmemoriales numerosos investigadores, pensadores y exploradores de todo tipo y condición, han debatido, sin aparentemente una conclusión definitiva, sobre la existencia o no del “Punto G” en la sexualidad femenina…(y masculina). Su nombre se le otorga en honor del ginecólogo alemán Ernst Gräfenberg, quien afirma su “descubrimiento” a mediados del Siglo pasado.

Cómo directivo de la función de gestión de personas, y… refiriéndome al Talento, siempre he tenido la sensación de ser una especie de explorador en su búsqueda.

La reciente eclosión de las redes sociales virtuales y su cada vez mayor aplicación a la tarea de reclutamiento sumada a esa concepción de “explorador”…  me sugiere la existencia de un curioso paralelismo entre el Talento y el Punto G…

El Porqué de esta excitante metáfora…

El debate hoy en día gira entorno a dirimir si el talento puede o no encontrarse en la red…como si del Punto G se tratase; en este terreno, el talento parece estar oculto, rodeado de misterio y aparentemente al alcance de muy pocos…solo de aquellos que decidan explorar a conciencia y con delicadeza un territorio cuasi-virgen.

Al parecer, la mayoría de profesionales, no solamente los buscadores de talento, coinciden en que cuando una organización es capaz de identificar a la persona correcta, para el proyecto concreto en el momento exacto, se produce una especie de alineación planetaria que equivaldría a un éxtasis organizativo traducido en compromiso, productividad y alto desempeño.

La identificación del talento de un profesional en el entorno organizativo tangible y su adecuación a un proyecto concreto en un momento determinado, resulta, a priori, un “orgasmo” organizativo fácilmente alcanzable, debido a la cantidad de herramientas y procesos al alcance de aquellos que se dedican en cuerpo y alma a la cuadratura del círculo.

El reto radica, sin duda, en identificar ese talento cuando abandonando el plano organizativo real nos adentramos en el entorno profesional virtual, repleto de conexiones, ideas, aportes e interacciones de todo tipo; entonces es cuando el orgasmo que provoca la identificación del talento en modo 1.0, se torna, cuando menos, cuestionable y los profesionales especializados nos planteamos si la  dimensión 2.0, nos permitirá descubrir e identificar ese Talento, que parece convertirse en el Punto G por descubrir tras la anatomía que conforma la red…

La falta de herramientas adecuadas, quizás simplemente la falta de práctica, incluso, puede que el mero agnosticismo hacia el entorno 2.0, por parte de los tradicionales rastreadores de talento en su versión 1.0 pueden ser algunas de las causas que justifican las dudas razonables acerca de la posibilidad de dar con el punto G en un territorio desconocido.

Personalmente, muy alejado del agnosticismo, considero que el Talento, entendido como esa habilidad/es que cualquier persona posee para llevar a cabo una tarea de forma excepcional al resto, puede ser ubicado e identificado en el entramado que conforman las redes sociales.

Pero su localización, al igual que sucede con el mítico Punto G, requiere una aproximación diferente; el rastreador de talento deberá adentrarse con cuidado, incluso con mimo, liberarse de sus prejuicios y acariciar la profundidad de la red estableciendo interacciones en abierto, de manera constante, en tiempo real, preguntando, descubriendo habilidades en base a comportamientos, interacciones, ideas, iniciativas y opiniones, hasta finalmente dar con él.

Las redes sociales, albergan con total seguridad profesionales cargados de talento, un talento que, al igual que sucede con el sensual y sexual Punto G , una vez descubierto, puede llegar a ofrecer un orgasmo organizativo mucho más intenso que el propiciado por la identificación del talento de manera convencional… pero hay que liberarse de los prejuicios y del agnosticismo que duda de su existencia.

Innovación – Asociativa -en “Red”

Ríos de tinta, roja en este caso, se escriben en estos días entorno a un equipo de fútbol que nos obliga a pellizcarnos para demostrarnos que no estamos soñando, que lo que estamos viendo partido tras partido no es más que la nítida realidad.

No puedo, ni acostumbro, ni quiero,  ver todo lo que sucede en la vida desde el prisma de la gestión de personas en las organizaciones, pero hay situaciones en las que no puedo sino hacer una traslación cuasi-directa de algunos acontecimientos ; el deporte es una disciplina que nos suele servir en bandeja infinidad de situaciones susceptibles de ser extrapoladas al ámbito de la gestión en las organizaciones, y esta ocasión, con la emoción colectiva encaramada a lo más alto gracias a los logros conseguidos, bien merece que le dedique unas líneas.

Creo firmemente que el fútbol desarrollado por este equipo lleva un mensaje encriptado que puede ser descifrado y puesto en escena en el ámbito de las organizaciones, su manera de practicar este deporte, nos deja entrever algo, que va más allá de la revolución que todo el mundo ve en su estilo de juego… algo, porqué no, exportable a la forma de gestionar organizaciones y personas hoy en día…

Innovación… fundamentada en la capacidad de asociación.

Aunque la capacidad de crear radica fundamentalmente en alguno de ellos, es la ejecución de la permanente asociación entre sí la que permite que fluya la innovación para inventar jugadas y, por ende, resultados, de la más absoluta nada.

Inteligencia colectiva… apoyada en el conocimiento que cada uno tiene de sí mismo y de los otros.

Pese al talento que derrocha cada jugador a título individual en su demarcación, su grandeza como equipo radica en el profundo conocimiento que cada uno tiene de la inteligencia individual del otro; la suma de este inter-conocimiento  da como resultado una Inteligencia colectiva difícilmente superable.

Liderazgo distribuido… en base a la confianza

Muchos de ellos ejercen un papel de líder en el seno de sus respectivos equipos, sin embargo, cuando su performance se conecta en este equipo, cada uno transfiere el liderazgo al jugador que tiene más cerca, otorgando una papel primordial y de referente, al mismo nivel, los unos a los otros.

Net-working como forma de juego…  con el concepto generosidad como telón de fondo.

Su puesta en escena está repleta de ayudas, soportes y coberturas, solidaridad al fin y al cabo, en todas las facetas del juego.  Cuando el trabajo y esfuerzo individual puesto en práctica por cada uno de ellos se ofrece al resto, entonces, es cuando el concepto  cooperación en red se materializa, haciéndose tangible.

Pese a los siglos que lleva practicándose este deporte, este grupo de jugadores parecer ser el mejor, quizás único intérprete, de lo que podríamos denominar hoy: fútbol de innovación asociativo en red.

Los resultados, están a la vista de todos, me pregunto, que pensarán muchos CEO’s, ejecutivos y líderes organizativos tras cada partido de esta selección, al ver levantar una y otra vez la Copa al cielo…

En mi caso, no dejo de preguntarme la manera de exportar los conceptos que rodean este estilo de juego a la gestión de las organizaciones y sus personas… mientras, en paralelo, disfruto con sus triunfos, me recreo en su estilo de juego,  grabando en mi memoria momentos inolvidables para contárselo a las generaciones que están por venir…

Esto también es algo más que un post, es mi humilde homenaje a algo más que una mera selección de jugadores de fútbol… ¡Enhorabuena!

Gestión de carrera…atravesar el alambre o saltar al vacio

A lo largo de todos estos años gestionando personas o ayudándoles a auto gestionarse desde mi rol de profesional de RRHH, he llegado en muchas ocasiones a la misma conclusión: si la mayoría de profesionales fuesen plenamente conscientes de sus mejores aptitudes y realizaran un concienzudo análisis de en que son excepcionales, lo más probable es que se ganasen la vida  realizando algo sustancialmente diferente.

Sin embargo, también en la mayoría de ocasiones no resulta así; el sistema en general nos ha perfilado (y sigue haciéndolo) para seguir un patrón determinado, un perfecto itinerario que conduce a la supuesta felicidad: estudiar para hacernos hombres y mujeres de provecho, formarse en una o varias disciplinas para a partir de ahí poder desempeñar con éxito un trabajo en una o varias organizaciones que nos permitan canalizar todo nuestro talento para crecer profesionalmente y alcanzar un status y reconocimiento con el paso de los años.

Es imperativo, realizar una profundo autoanálisis de quiénes somos y que sabemos hacer para replantearse si efectivamente seguir ese guión a pies juntillas nos conducirá al éxito y nos permitirá experimentar la felicidad, entendiendo esta como la sensación de sentirse bien consigo mismo y generar esa sensación en los que nos rodean.

Pero como somos animales de costumbres y se vive tan sumamente bien en la zona de confort, la mayoría de profesionales se deja llevar por la propia inercia y el devenir del tiempo, se adaptan al hábitat y al guión, incluso hasta se sienten realizados.

Sin embargo, quien más y quien menos de todos los que formamos parte de este circo profesional (me incluyo)  en algún momento de nuestra carrera nos hemos sentido en el alambre y hemos dudado sobre si lo que hacemos es realmente lo que queremos hacer; hemos pensado si estaríamos mejor con nosotros mismos haciendo aquello que nuestra esencia excepcional nos invita y empuja a realizar.

Y, muchos de esos profesionales  durante su andadura por el alambre ha mirado hacia abajo y han sentido un profundo vértigo, que les ha dejado paralizados, atenazados, inmóviles, sin capacidad de reacción por un tiempo. En ese punto de inflexión muchos han optado por apartar la vista del suelo, mirar de nuevo hacia delante y continuar en el alambre, manteniendo el equilibrio, caminando lentamente paso a paso, con sumo cuidado para llegar al otro extremo, y por supuesto sin volver a mirar hacia abajo para no experimentar de nuevo la atracción al vacio.

Pero existe un porcentaje de profesionales que en ese punto de inflexión, con su mirada asomada al “abismo”, bien porque alguien zarandeó el alambre desde un extremo o bien porque ellos mismos decidieron abandonar el equilibrio, se han atrevido a saltar.

No existe mayor riesgo que lanzarse al vacío sin saber si al final habrá una red que cuando nos recoja nos impulse hacia arriba con mayor fuerza, pero muchos de los profesionales que siguieron caminando para llegar al otro extremo, habrían dado cualquier cosa por experimentar esa sensación de libertad aunque fuese por unos instantes a lo largo de su carrera.

Gestionar la carrera profesional es un ejercicio de auto-responsabilidad, implica tomar las riendas de nuestros pasos; en este proceso no hay decisiones correctas o incorrectas, todas pueden ser lo uno o lo otro dependiendo de las circunstancias, pero es necesario hacer un análisis pormenorizado de quiénes somos y qué queremos alcanzar bien sea para seguir caminando en el alambre o para saltar al vacío.

Hacia un nuevo enfoque en Gestión de Talento: Motivación Vs Retención

¿Qué es el talento?, ¿Dónde se encuentra?, ¿Cómo identificarlo? Y, lo más importante ¿para qué lo queremos? El talento es esa aptitud o habilidad que lleva consigo cada individuo y que le permite ser excepcional respecto a  los demás en el desempeño de una tarea, disciplina o materia. En el presente que ya es la era del conocimiento, las organizaciones deben de revisar la manera en cómo han gestionado el talento y cuál debe ser el nuevo enfoque para su correcta optimización.

Errores conceptuales en la gestión del talento:

– Asumir que el talento solo es propiedad de unos pocos. Siempre he tenido que vencer las mismas resistencias, las de todos aquellos que piensan que el talento, en forma de “don” (sea este del tipo que sea) solo está en posesión de unos pocos, de unos elegidos; creo que no existe mayor error conceptualmente cuando en las organizaciones se habla de gestionar el talento.

– La búsqueda del talento, como si del Santo Grial se tratase, es responsabilidad única de RRHH. El área de RRHH ha sido tradicionalmente la encargada de dar con la piedra filosofal del amarre del talento, como si fuese la única responsable de que este no saliese despavorido o huyendo de la organización.

– Las organizaciones buscan el talento que necesitan para alcanzar el éxito. Se han empleado cantidades ingentes de tiempo y energía en definir procesos que permitiesen encontrar el don requerido por la organización entre todos sus habitantes, esa habilidad o destreza que la organización necesitaba como oro en paño para alcanzar el éxito. Otro error más dentro del tradicional modelo de gestión de talento.

Las bases de un nuevo enfoque:

– El Talento está en todos.  Debemos de partir de la premisa de que todos los individuos que forman parte de una organización poseen talento; que cada uno es excepcional respecto a los demás en el desarrollo de una tarea específica. Es preciso que las empresas entiendan y comprendan que cada empleado posee una o varias características únicas respecto a los demás y que probablemente trasciendan los modelos competenciales que todavía rigen las también obsoletas estructuras organizativas basadas en “job description”. Es necesario entender que el talento no se puede limitar a un modelo competencial. Existen capacidades que trascienden las típicas competencias. ¿Por qué no aprovechar la creatividad de un empleado “enjaulado” en una job description de “Finance Assistant” que en su tiempo libre compone canciones? ¿Por qué no optimizar la habilidades sociales de un “Software developper” que en su tiempo libre participa en un grupo de teatro?

– Gestionar el talento, es una responsabilidad compartida. Hay que desterrar la idea de que la función de RRHH (en fase de revisión) es la única o principal responsable cuando se habla de gestión del talento. La gestión efectiva y acertada del talento pasa por asumir que se trata de una responsabilidad transferida a todos los niveles organizativos y a todas las áreas funcionales. Los propios empleados deben de tomar el testigo en este relevo organizativo, siendo co-responsables cuando se trata de mostrar sin tapujos sus habilidades y destrezas, su talento “oculto”.

– Son las destrezas y aptitudes que cada empleado porta las que permitirán alcanzar el éxito. Se requiere una involución del proceso. No se trata de que las organizaciones busquen el talento que necesitan, sino que sea el talento instalado en cada individuo de la organización el que correctamente ubicado impulse a la organización a la hora de alcanzar el éxito. Se trata de construir el éxito utilizando el talento existente en todos y cada uno, y lógicamente permitiendo que este se ubique de la manera en que más valor aporte a los intereses de la organización. Y en este punto el área de gestión de personas debe asumir su rol de facilitador bidireccional organización-personas.

Motivación Vs Retención

Por lo tanto, entendidos los errores y dando por válido este nuevo enfoque ¿Por qué nos seguimos empeñando en hablar de “retener el talento”? La idea de “retener”  siempre me ha parecido ir asociada al intento de “amarrar” y “sujetar” algo en contra de su propia voluntad. Conceptualmente las organizaciones han estado equivocadas, se han empeñado una y otra vez en buscar fórmulas mágicas, soluciones y procesos organizativos que permitiesen llevar a cabo la retención de aquellos “superdotados” agraciados con un don especial y que tanto tiempo y dinero había costado identificar.

Las bases del nuevo enfoque permitirán que las organizaciones suelten el lastre de la “retención” y naveguen con viento a favor, solo entonces, estarán en disposición de pasar de la retención a la motivación, ya que el talento, alojado de una u otra manera en cada individuo, tiene que motivarse, liberarse, darle rienda suelta, permitir que fluya de una forma inteligente. Ese debe ser el fin último de las organizaciones que deseen hacer una gestión óptima y efectiva del talento, no se trata de “sujetarlo” sino de liberarlo y motivarlo. Los trabajadores del conocimiento están a la expectativa, y no dudarán ni un instante en remar con todas sus fuerzas, utilizando todo su talento en aquellas organizaciones que hagan suyo este nuevo enfoque.

El quinto elemento del éxito

El mercado profesional se desmorona como si fuese un castillo de naipes, nunca sus cimientos fueron tan frágiles. Es difícil acudir cada mañana al trabajo pensando en positivo cuando somos literalmente bombardeados por noticias impregnadas de un negativismo exagerado. Sin embargo, aunque pueda parecer que se ha convertido en una misión imposible, estoy convencido no solo de que es posible navegar en esta tormenta, sino de que se puede llegar a buen puerto.

Bien sea volver a hacerse un hueco en el agujero negro en el que se ha convertido el mercado de trabajo, bien sea mejorar nuestra posición dentro de la empresa o si nuestro objetivo es buscar un proyecto nuevo que active nuestro entusiasmo, existen cuatro elementos indispensables que deben formar parte de nuestra hoja de ruta y en los que debemos fundamentar nuestra estrategia de búsqueda y captura.

Conocimiento

Hay que revisar nuestro portfolio de conocimientos, analizar si nos hemos abandonado a nuestra suerte y hemos quedado obsoletos, porque, de ser así, solo alcanzaremos nuestra meta incrementando nuestro “know-how” sobre nuestra área de especialización. No basta con reciclarse, hay que adquirir savia nueva. El mercado solo dará oportunidades a los que vistan su conocimiento a la última.

Renacimiento

Renacer es elevar un grado la reinvención, se trata de enfrentar cada día como si fuese el primero, como si entrásemos por primera vez cada mañana en nuestro entorno profesional, permitiendo que cualquier estímulo que caiga a nuestro alrededor nos ayude a enriquecer quiénes somos y que es lo que somos capaces de hacer. Estar dispuesto a renacer profesionalmente cada día es abrir de par en par nuestra inquietud profesional.

Espíritu de superación

Marcarse objetivos es algo vital; los objetivos guían nuestros pasos, pero el espíritu de superación no debe confundirse con la ambición. Poseer espíritu de superación es estar dispuesto a levantarse del suelo cuando se produzca la caída; pero no se trata solamente de levantarse, sino del modo en que lo hagamos. Atacar el mercado con espíritu de superación implica asumir que cuando caiga, me levantaré con más fuerza y cada caída nos hará más fuertes y menos vulnerables.

Esfuerzo constante

Este mercado no permite la debilidad ni la flaqueza, no da alternativas a los débiles, quienes irremediablemente se quedarán en las primeras rampas de la ascensión. El mercado profesional de hoy, es un puerto de categoría especial, habrá rampas duras y falsos llanos, pero el  “desarrollo” de plato y piñón, de esfuerzo y constancia que impongamos a nuestra máquina debe de ser siempre el mismo; si la rampa es empinada tiraremos de riñón y apretaremos los dientes hasta que llegue un falso llano, en el que no nos relajaremos ni un ápice, la intensidad de nuestro ritmo será la misma. Nuestro objetivo es coronar el mercado y eso requiere un esfuerzo constante.

Pero existe un quinto elemento, una quintaesencia poderosa que será la que marque la diferencia. Solo quienes la posean llegarán a puerto, cruzarán la meta con los brazos en alto o coronarán la cota de categoría especial en primer lugar. Todos poseemos ese quinto elemento, en todos nosotros está latente, pero solo quienes sean capaces de encontrarlo y más aún de mostrarlo y evidenciarlo alcanzarán ese anhelado objetivo profesional. Los cuatro elementos anteriores abren la puerta del éxito y nos elevan a lo más alto del cajón, cuando nuestro corazón bombea intensamente PASIÓN.

La pasión es el elemento que impulsa e integra a los otros cuatro y el que nos permite alcanzar nuestros objetivos y metas profesionales, independientemente de su grado de complejidad. La pasión no puede ser forzada o fingida, solo la experimentaremos cuando deseemos realmente alcanzar un objetivo concreto, entonces activará el resto de elementos y materializar nuestro objetivo será, simplemente, una cuestión de tiempo.

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