Uno cree que hace cosas excepcionales hasta que tiene la oportunidad de conocer gente extraordinaria que posee la capacidad y tiene la voluntad para cambiar el mundo.

Un arquitecto que desarrolla e integra los conceptos de redes, humanismo y urbanismo, un profesional del 112 que habla y cautiva sobre el concepto de serendipia, una alpinista profesional que a través de sus experiencias te contagia la necesidad de alcanzar tus sueños,  emprendedores tecnológicos que no superan la treintena y que crean soluciones de software para etiquetar contenidos o “gamificarte” y que desarrollan entornos de co-working donde lo único que cabe es la innovación y el liderazgo compartido, consultores de diversas disciplinas que han escrito libros, rodado cortos, o que han arrancado iniciativas solidarias para por ejemplo, recaudar 90 millones en 90 días, un doctorando en filosofía cuyo cerebro alberga cifras imposibles de retener y que explica el futuro a través del internet de las cosas…

Pensé que llegué hasta allí por casualidad, ahora sé que fue por la bendita serendipia… cada uno de los asistentes bien en su rol de “ponente” o en su rol de “oyente” sacaría su propia conclusión… una primera reflexión, es que en pocas ocasiones uno tiene la oportunidad de asistir a un ejercicio de inspiración a través de las experiencias heterogéneas y diversas de otros seres humanos.

La idea tiene que partir de un loco, de un soñador con los ojos abiertos, de alguien que se empeña en materializar ideas imposibles, de alguien que posee un cerebro inquieto y extraordinariamente bien amueblado, de alguien que sabe que el mundo y todas sus esferas en profunda transformación requieren de este tipo de iniciativas de co-working, innovación y creatividad extrema…

El mero hecho de asistir a un “no-evento” de esas características genera una sensación de inquietud, expectación e incertidumbre al mismo tiempo… solo existe un requisito, y es eliminar los miedos, prejuicios y autolimitaciones que habitualmente viven y viajan con nosotros; eliminados o cuando menos aparcados uno puede vivir experiencias gratificantes que tienen la capacidad de hacerte cuestionar quien eres y en qué medida se puede contribuir a hacer cosas diferentes transformando lo no-posible en algo viable y tangible.

El tiempo no permitió que pudiera salir a la palestra…no me hubiese importado… pese a no haber trabajado en ninguna presentación… pero la improvisación también es un valor al alza y me hubiese encantado presentar quien soy… pero habría quedado minúsculo en comparación con… o quizás no, porque lo que uno percibe como excepcional puede ser percibido como convencional por unos o como extraordinario por otros… todo es relativo dependiendo de donde ocurra y con quien se comparta.

La experiencia refuerza mi teoría no escrita pero si reflexionada y compartida con muchos de mi red virtual y real, de que en cada uno de nosotros habita alguien capaz de hacer cosas extraordinarias en diversos órdenes de la vida y que la voluntad humana, probadamente ilimitada se activa y desactiva a nuestro antojo cuando recibimos los estímulos adecuados, en un lugar concreto y a través de personas o hechos que experimentamos en el camino que es nuestra vida.

Cada uno de nosotros somos muchos roles que desplegamos en función de nuestras necesidades vitales, personales y profesionales… seres camaleónicos que se mimetizan con los diferentes entornos a los que nos exponemos en nuestro día a día… pero con una esencia que está siempre latente y que subyace a todos los roles que forman parte de nuestro performance.

Mientras asistía a las presentaciones, pensaba que diría si me tocase salir a la palestra… la experiencia, por lo pronto me ha ayudado a ratificarme en mi esencia… soy Networker, uno personas y experiencias con experiencias y personas, que se buscan y necesitan encontrarse, en muchas ocasiones por necesidades profesionales, – cuando mi esencia opera y trabaja en el entorno profesional en mi rol de ejecutivo de la función de RRHH-  pero en otras ocasiones esa esencia primaria sigue conectando en un plano más personal. Esa esencia es la razón de ser de mi actividad profesional y personal y la que explica porqué llegué a tener la suerte de vivir esa experiencia de co-working.

Vivir la experiencia no me hace diferente, pero si más consciente de lo que soy, y de cómo puedo contribuir a cambiar las cosas a través de mi esencia y de la realización de pequeñas cosas como esta entrada, que quizás muchos de vosotros no entendáis, pero que lo haréis sin duda cuando la curiosidad os invite a preguntar dónde has estado y lo más importante, con quien…