Sobre personas y organizaciones

Etiqueta: Future of Work

La revolución Agile – Bienvenido a la Tribu…

La idea de la transformación (tanto digital como cultural…) no solamente se ha consolidado en los últimos años, sino que se ha convertido en el epicentro y la razón de ser de la estrategia de negocio de un buen número de compañías.

Durante los últimos años el concepto VUCA hizo su trabajo calando hasta los huesos la idea de la transformación incluso en los más agnósticos del lugar. Ahora, no solamente no existe ninguna duda sobre la necesidad de evolucionar y cambiar, sino que la mayoría de organizaciones de cierto calado hace tiempo que iniciaron sus correspondientes procesos de transformación.

 

Pero, mientras los líderes y equipos que abanderan la transformación se encomiendan a su loable misión,  se consolida una filosofía de trabajo que obligará a que muchos profesionales dibujen sus comportamientos incorporando otro tipo de colores y matices.

El Agilismo, que nace a los albores del S.XXI como un método alternativo a las tradicionales y pesadas metodologías de desarrollo de software, irrumpe con una fuerza demoledora en la organización del trabajo y en la propuesta de generación de valor de áreas organizativas no relacionadas necesariamente con el desarrollo de software.

De esta manera y apoyándose en una filosofía que pretendía encontrar mejores formas de desarrollar software, nace el Manifiesto Agile; una declaración de intenciones en toda regla, cuyos pilares fundamentales son:

  • la primacía de personas e interacciones sobre procesos y herramientas.
  • la generación de valor de una forma incremental sobre la generación de excesiva documentación.
  • la colaboración estrecha con el cliente frente la negociación contractual.
  • la capacidad de respuesta ante el cambio frente a la planificación.

La adopción de la filosofía Agile más allá del mundo del desarrollo de software significa mucho más que subirse al carro de la enésima tendencia de turno en el mundo del management. Considerar que tan solo se trata de la última moda en materia de organización del trabajo es un ejercicio demagógico realmente arriesgado.

Ser Agile no es simplemente ser rápido, ni tan siquiera ser flexible. Convertirse en una organización Agile implica estar dispuesto a ser flexible, adaptable, rápido, dinámico y por supuesto colaborativo alzándose en pie de guerra contra determinados paradigmas consolidados y que suponen un freno al proceso transformativo de muchas organizaciones.

Ser Agile es estar dispuesto a derrocar el status quo imperante en la cultura organizativa dando protagonismo a las personas y sus conversaciones e interacciones frente a los procesos organizativos.

Ser Agile es asumir el error y la equivocación como una parte natural del proceso de generación de valor frente a la estéril búsqueda de la perfección en un mundo en constante transformación.

Ser Agile es colaborar y cooperar con el cliente, convirtiendo a este en un nodo fundamental del circuito organizativo frente a la pesada y poco operativa negociación contractual.

Ser Agile es tener auténtica capacidad de respuesta ante el cambio como única variable constante frente al cada vez más estéril ejercicio de planificación.

Ser Agile es, en realidad, hackear la cultura organizativa convencional acomodada en la definición de procesos y en el exceso de burocracia.

Pensar y actuar en Agile tiene como  objetivo aportar valor de manera incremental, utilizando  el aprendizaje continuo y despenalizando el error tanto individual como colectivo.

Pensar y actuar en Agile implica otorgar libertad de acción a las personas organizadas en equipos multidisciplinares de alto rendimiento autónomos e independientes en su forma de operar; equipos, agrupados a su vez en tribus guiadas por un propósito ligado a la estrategia de negocio y conectadas a su vez entre sí.

Trabajar de acuerdo a los principios de la metodología Agile no solo implica comprender la filosofía de un manifiesto, sino, fundamentalmente,  abandonar nuestras raíces más profundas y aceptar la obsolescencia de conceptos como puesto de trabajo, departamento, control o jerarquía que han delimitado nuestra zona de confort históricamente.

Se trata de emprender un viaje hacia un nuevo territorio, inexplorado, que representa un aprendizaje en sí mismo, asumiendo la imposibilidad de predecir las etapas ni las aventuras que encontraremos en ese camino.

Un viaje organizativo y cultural, exento de certezas y repleto de aprendizajes.

El impacto que una filosofía de estas características tiene en materia de gestión de personas es un auténtico tsunami respecto de la mayoría de procesos y prácticas con las que en la actualidad trabajamos.

El cambio de comportamientos necesario para emprender este viaje con mínimas garantías de éxito obliga a su vez a que aquellos profesionales orientados a personas aprendamos a interpretar las señales –y no precisamente de humo – para ayudar a que otros pongan en práctica de forma natural la cooperación, la resiliencia, la práctica de la conversación, el nosotros frente al yo, o la naturalización del error en un contexto de continuo aprendizaje. En estos comportamientos radica el secreto para aportar valor genuino en la economía del S.XXI

Muy pronto conceptos como chapter lead, squad, iteración, product owner, retrospectiva, obeya room o scrum comenzarán a formar parte de nuestro lenguaje habitual aunque no seamos profesionales con un background tecnológico. Un nuevo lenguaje para decodificar una nueva realidad cultural y organizativa.

Queramos o no, somos profesionales contemporáneos de un nuevo modelo, de una nueva filosofía que nos invita a explorar nuevos territorios, a vivir y comportarnos de acuerdo a nuevos rituales… a formar parte de un nueva realidad organizativa…

Bienvenido a la tribu…

Manifiesto realista sobre la transformación organizativa

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Ya sabemos que estamos en un proceso de cambio constante. Todos vivimos expuestos a multitud de procesos de transformación; lo estamos, tanto los que hemos tomado consciencia de ello, como aquellos que aun recibiendo el mensaje a diario, cada vez a través de más medios y canales, (e irremediablemente en cualquier foro de management), han decidido que no va con ellos.

Todas las organizaciones, sin exclusión de ningún tipo, independientemente de su tamaño, de su sector de actividad y de cualquier de sus condiciones viven un proceso de cambio; y lo viven en la medida que las personas que formamos parte de ellas, estamos y seguiremos estando en un constante proceso de evolución, lo queramos, o no.

La cuestión es ahora quien toma las riendas, quien asume, en ocasiones, por incómodo que sea todo lo que implica hacer que las cosas cambien, se transformen y evolucionen.

El cambio auténtico, la transformación genuina  de una organización no se produce por las políticas, los procedimientos y los procesos expresados en forma de presentaciones que se alojan y distribuyen en las intranets o mediante las redes sociales corporativas internas; son en realidad la consecuencia de todo un ecosistema de situaciones, de conversaciones, de propósitos, de intentos, de frustraciones, de resistencias, de más intentos, de más conversaciones, de procesos, de pequeños logros, de incómodas verdades, de grandes aprendizajes, que de forma sostenida en el tiempo generan la evolución real…

Las organizaciones contemporáneas a este convulso pero apasionante siglo XXI, evolucionarán y encontrarán su espacio en sus respectivos mercados en la medida en que tomen constancia de que la llamada gestión del cambio se produce de forma auténtica y genuina gracias a la existencia de un ecosistema formado por multitud de personas, relaciones, situaciones, procesos y circunstancias  que existen en paralelo al mundo organizativo oficial.

Estas son solo algunas reflexiones en forma de manifiesto que evidencian la forma genuina  y real en la que se producen los cambios y la transformación de las organizaciones.

MANIFIESTO REALISTA SOBRE LA TRANSFORMACIÓN ORGANIZATIVA

  1. La evolución de una organización sucede, siempre, más allá de sus estructuras y órganos de gobierno oficialmente reconocidos.
  2. La transformación de cualquier organización se produce en cada conversación, – independientemente de donde esta tenga lugar-  en la que se cuestionan el destructivo “siempre se ha hecho así”.
  3. El cambio es una cuestión de espacios, físicos pero sobre todo mentales.
  4. La mayoría de acciones y comportamientos que generan cambio no son observables a simple vista por los órganos ejecutivos de la organización.
  5. La transformación colectiva se produce cuando las personas previamente a nivel individual modifican sus comportamientos.
  6. La gestión del cambio no es propiedad de ningún área o departamento, es en todo caso, la suma de las acciones de multitud de personas en forma de agentes de cambio extra oficiales, distribuidos en todos los niveles, áreas y proyectos dentro de una organización.
  7. La evolución de una organización se fragua en conversaciones cotidianas en lugares informales y, en muchas ocasiones, más allá de los límites físicos de la propia organización.
  8. Existe una relación directamente proporcional entre la libertad de acción y la velocidad de transformación. Cuanto mayor es el locus of control más lenta es la evolución real de cualquier organización.
  9. La transformación auténtica de una organización se produce de forma independiente a los procesos que intentan ordenar y canalizar el cambio, aunque estos sean necesarios.
  10. Las redes de influencia son capaces de generar evolución con mayor agilidad que el poder formal.
  11. Las emociones y la forma en la que se manifiestan son las detonantes del cambio de comportamientos que provocan la transformación.
  12. La honestidad radical se encuentra casi exclusivamente en las conversaciones no controladas entre cualquiera de los miembros de la organización.
  13. La tecnología es un vehículo imprescindible para la gestión del cambio, pero los comportamientos analógicos y no digitales son los que mueven las emociones.
  14. Las emociones más auténticas normalmente son imperceptibles en los procesos formales de la organización.
  15. Una organización emocionalmente activa es una organización más efectiva en su capacidad de transformación

Las organizaciones y todos los profesionales que oficialmente se dedican a la gestión del cambio y asumen roles dirigidos a la transformación deben de tomar conciencia de la existencia de estos principios, afirmaciones, asunciones y hechos que dibujan como se produce el cambio de forma real en cualquier organización.

Se trata de un manifiesto necesariamente inacabado que lejos de ser un dogma de fe, tan solo pretende evidenciar la existencia de un ecosistema que subyace a las estructuras, a los procesos y a las interacciones formales de cualquier entorno organizativo y en el que se produce la auténtica transformación.

Sin embargo, el cambio seguirá siendo gestionado mediante la aplicación de metodologías y la creación de modelos orientados a acelerar los procesos de transformación. Metodologías, estructuras y procedimientos que aun jugando un papel fundamental en el contexto de cambio no impedirán, (sino puede que incluso al contrario…), que sigan existiendo relaciones, influencias, conversaciones, emociones y finalmente comportamientos tras los que se esconde la auténtica y genuina transformación de cualquier organización…

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