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Co-Cultura: de utopía a motor de la innovación

fotos-uñas-hipstersLa necesidad de reaccionar y encontrar respuestas frente a un contexto empresarial y económico diferente ha puesto peligrosamente de moda en la jerga del management de vanguardia un puñado de términos. Y es que, lo “Co” está de moda. Hablar de Cooperación, Conversación, Comunicación, Co-working, Colaboración y Conectividad (entre otras) es tendencia. Con cierta ironía, manejar estos términos es ser un hipster de la gestión de personas en estos convulsos compases del S.XXI. No ha lugar a dudas, la cultura “Co” o Co-cultura es Cool.

Sin embargo y pese que tanto de forma independiente como conjunta estos términos están en boga, la realidad en un amplio número de organizaciones es que la puesta en práctica real de los comportamientos asociados todavía es una utopía.

Pero no deberíamos hacer demagogia al respecto; Ya que, las implicaciones que cada uno de esos términos y los comportamientos que entrañan guardan una relación directamente proporcional con la capacidad innovadora de cualquier organización. Y, a estas alturas de la película, nadie en su sano juicio pondrá en duda que la innovación y sobre todo la velocidad a la que las empresas son capaces de innovar, resulta un factor determinante para sobrevivir en el mercado.

Y, si apelamos al mero sentido común, podemos darnos cuenta de hasta qué punto, poner el foco en el desarrollo de una Co-cultura, lejos de ser una utopía puede convertirse en el auténtico motor de la innovación de una organización.

Esta entrada es una invitación a reflexionar sobre la íntima relación existente entre la capacidad innovadora de una organización y cuatro atributos esenciales de este marco cultural: Colaboración,  el binomio Comunicar-Compartir, Conversación y Conectividad.

– La COLABORACIÓN no debe entenderse como uno de los nuevos mantras de la gestión de personas sino como un vehículo esencial para dinamizar la capacidad de innovación. La complejidad de nuestro entorno es creciente; tratar de hacer frente a una realidad cada vez con más variables y factores a tener en cuenta desde la individualidad no parece ser una práctica demasiado acertada.  Permitir espacios que faciliten la colaboración, romper los límites de los departamentos estancos y fomentar el mestizaje y la diversidad son elementos clave que permitirán incrementar la colaboración entre los miembros de la organización. Si tenemos en cuenta que innovar requiere en la mayoría de ocasiones participar, experimentar e investigar, quizás sea lógico pensar que un marco cultural que apoye la colaboración puede contribuir positivamente a acelerar los procesos de innovación.

co-cultura3– En la economía del conocimiento, COMUNICAR = COMPARTIR. La comunicación, tantas veces convertida en bálsamo de Fierabras para cualquier dolencia organizativa; la medicina favorita del área de RR.HH, adquiere ahora una relevancia muy superior en su relación con el proceso de innovación. Comunicar no es hablar y escuchar. Comunicar en la economía del conocimiento es compartir información. La tecnología ha democratizado el acceso a la información por lo que carece de sentido mantener los esquemas que velan por la protección de la misma. En el marco de la Co-cultura, la información que no se comparte se desperdicia y se hace inservible. Resulta sencillo imaginar en qué medida compartir información puede ser un factor de aceleración de los procesos de innovación, los cuales se sustentan un muchas ocasiones en la capacidad de generar, distribuir y compartir información.

– La gestión de CONVERSACIONES se ha convertido en una pieza esencial en la economía del conocimiento. Conversaciones estructuradas, con foco en aspectos críticos de negocio, cuyo contenido debe ser medido  mediante los correspondientes KPI’s y articuladas a través de la tecnología social cada vez implantada de forma generalizada en más empresas. Las conversaciones poderosas son la quinta esencia de la gestión del cambio, y la gestión del cambio, es en sí mismo un proceso de innovación. La potencia innovadora de una organización depende en gran medida de la capacidad para generar conversaciones de forma estructura tanto a nivel on line como off line en hubs y laboratorios de innovación o en comunidades virtuales de innovación. Las posibilidades son simplemente infinitas.

– Y, finalmente la CONECTIVIDAD como elemento que cohesiona a todos los atributos. Conectar es una de las acciones más críticas en la economía del conocimiento. La colaboración entre individuos de una organización no se concibe sin la conexión entre estos, su conocimiento y su entorno. La comunicación que en nuestro contexto empresarial equivale a compartir información no puede entenderse sin el concepto red y la distribución de esa información y conocimiento entre los nodos de la misma; y, lógicamente la conectividad que requieren los profesionales para articular sus conversaciones de valor. En la economía del conocimiento la incógnita que despeja la ecuación de la innovación es la conectividad.

Ahora, hay que, por este orden, querer que suceda y hacer que suceda. Nada utópico en cualquier caso ya que son muchas las acciones concretas y tangibles que pueden llevarse a cabo para diseñar el road map que de forma a este marco cultural.

1.-Desarrollo de comunidades de práctica piloto, vinculadas a objetivos de negocio.

2.-Democratización del conocimiento en nichos organizativos a través de RRSS corporativas

3.-Fomentar la conectividad en colectivos clave: high performers, high potentials o key employees

4.-Creación de espacios físicos y temporales tanto online como offline como entornos de conversación y comunicación

5.-Emponderamiento de líderes transformacionales como “CO-pilotos” de todo el proceso.

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Cualquiera de estas iniciativas va encaminada a  construir de forma progresiva un nuevo modelo cultural que gire en torno a la Colaboración, la Conversación, el binomio Comunicar-Compartir y la Conectividad. Un marco cultural que deja de convertirse en una utopía inalcanzable para convertirse en una ventaja competitiva para  impulsar la innovación en las organizaciones que tienen que sobrevivir en la economía del conocimiento.  

Y, como no podía ser de otra manera, deberían ser los profesionales con foco en las personas, en su talento y en la cultura desde su rol de impulsores de cambio, los principales responsables de construir este marco cultural, quizás este sea el nexo de unión entre el área de RR.HH y la innovación en negocio.

Si no se lidera con nitidez y rotundidad ese marco CO-cultural todo quedará reducido a las cenizas de los power point corporativos convirtiéndose en una cortina de humo en forma de COOL-Cultura, pero sin impacto alguno en el negocio. Un precio demasiado alto si tenemos en cuenta lo determinante que es innovar en la economía del conocimiento.

De la guerra a la pasión con el talento…

7368655anastasia-kaplugginDurante muchos años las empresas han basado su estrategia de aproximación al talento a través de procesos repletos de insinuaciones y en demasiadas ocasiones de falsas apariencias. Se trataba de aparentar ser la pareja perfecta del talento con capacidad para satisfacer todas sus necesidades, deseos y expectativas profesionales… en la salud y en la enfermedad…

A su vez, la gran mayoría de profesionales anhelaban la tierra prometida de la estabilidad laboral y vivían anclados en el paradigma de la vertical y ascendente carrera profesional que parecía alcanzable en los paraísos que muchas organizaciones parecían ser…

La época de bonanza económica dio como resultado la denominada guerra por el talento que durante no poco tiempo guió la estrategia de muchas organizaciones a la hora de identificar y contratar capacidades. Los proyectos abundaban y el talento para sacarlos adelante escaseaba, de forma que, el objetivo era ser una organización sexy capaz de atraer a ese talento escaso, aunque en ocasiones el proyecto estuviese lejos de los cánones de belleza establecidos.

Los procesos de selección y reclutamiento podían llegar a estar más focalizados en ensalzar las virtudes del proyecto que en conocer en profundidad las probabilidades de éxito de la relación con ese talento obnubilado por los encantos de lo que a todas luces parecía ser la organización 10; por si fuera poco, una amplia mayoría de “reclutadores”, atrapados en la urgencia que marcaba el conflicto bélico por el talento creímos que nuestra misión era satisfacer las necesidades de nuestro “cliente interno” y, entendimos que nuestra prioridad consistía en acortar los ratios y KPI’s de timing… subestimando probablemente otros aspectos de una tarea que siempre fue crítica para la organización.

Sin embargo, en los últimos años, las cosas han cambiado.

La debacle económica hizo que la unión entre la organización perfecta y el talento durase efectivamente hasta la muerte…pero de la seguridad laboral; un desenlace imprevisible en la época de bonanza y que dio lugar a un periodo en el que el talento y las organizaciones enviudaron unos de otros respectivamente…

Mientras empresas y profesionales guardaban el luto por la muerte del empleo para toda la vida, el arraigo de la economía del conocimiento en la mayoría de sectores y geografías fue consolidando el papel que las personas (y el talento) jugarían en esta economía del S.XXI. Un renacimiento que obliga a que la relación con el talento adquiera un papel más primordial que nunca en la estrategia de negocio de cualquier empresa.

Y, en paralelo, la revolución tecnológica ha conseguido desarrollar canales y medios que nos permiten llevar a cabo interacciones más constantes y versátiles que nunca con el talento.

La economía del conocimiento  obliga a imprimir otra velocidad de crucero a las organizaciones; una velocidad que no deja tiempo para esconder cartas, ni para que unos y otros tergiversen sus realidades tratando de ocultar sus taras y defectos de fábrica. Ahora que organizaciones y talento necesitan imperiosamente unirse de nuevo, es preciso repensar como debe construirse esa relación.

No es tiempo de verdades a medias, de insinuaciones vagas en las que nadie se desprende de sus disfraces. Resulta imperativo construir relaciones que pivoten entorno a la necesidad de mostrarse ante el otro de forma directa, sin tapujos, al calor de conversaciones poderosas impregnadas de sinceridad.

Las organizaciones tienen que identificar con claridad el talento que necesitan poniendo sus cartas boca arriba, sin florituras, ni adornos superfluos.

Los profesionales deben mostrar su talento al desnudo, con sus virtudes y defectos, sin pudor alguno.

tumblr_l391ichFuJ1qc0ch1o1_500No cabe una nueva guerra por el talento sino un ejercicio de honestidad y transparencia, en el que cada parte se desnuda ante la otra sin vergüenza.

Un cuerpo a cuerpo limpio entre personas y no entre personajes que permita ver las imperfecciones de ambos a simple vista, que ahorre la energía de inferir la realidad.

Frente al riesgo de mostrarse ante el otro en cueros, en la economía del conocimiento no existe mayor riesgo que jugar a no mostrar quien está realmente detrás del antifaz desde el que en demasiadas ocasiones organizaciones y talento decidieron mirar…

Los profesionales del área de personas en la economía del siglo XXI deben dejar de reclutar y alistar el talento y empezar a conectarse apasionadamente con él;  deben de aparcar su timidez y mostrarse descarados, utilizando todos los medios y canales que la tecnología ha puesto a su alcance para conversar con el talento, mostrando la realidad del proyecto tal y como es.

Tanto para las organizaciones como para los profesionales hay mucho en juego: sobrevivir a un mercado impredecible mediante el desarrollo de nuevos productos y servicios generando un valor genuino. Un reto sin precedentes que no deja espacio para librar ninguna guerra por nadie, sino que reivindica la necesidad de una relación desnuda, pacífica, pero sobretodo pasional entre organizaciones y talento.

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