Sobre personas y organizaciones

Tuiteo luego existo (o viceversa)

Ha surgido una nueva adicción, una droga virtual cuyo abuso puede desembocar en una pérdida de perspectiva del mundo real, de la versión 1.0 de nuestra vida social de carne y hueso.

Reconozco que estoy enganchado. Asumo que soy adicto. Necesito mi dosis 2.0 a diario.

La virtualidad nos ha explotado en la cara. Cada vez con más frecuencia escucho la expresión “si no estás en 2.0 no existes”; incluso me he sorprendido a mí mismo diciéndoselo a algún amigo, sonando muy progre, muy moderno, tratando de ser un gurú entre aquellos mentecatos que, a estas alturas de la película, todavía no tienen una cuenta en twitter, facebook, google+ o LinkedIn.

Luego de explicar y aconsejar la existencia virtual a parte de mi círculo de confianza, he considerado prudente detenerme un instante y pensar. Me he preguntado a mí mismo, ¿tiene sentido esto que estoy/estamos haciendo? Me han surgido muchas preguntas e incógnitas, me he sonreído mientras recordaba mis propias reacciones ante semejante tsunami virtual y luego he decidido escribir y plasmar por escrito esta reflexión acerca de la virtualización a la que nos estamos sometiendo o a la que nos están empujando.

Algunas preguntas que me vienen a la cabeza son ¿para qué lo hacemos?, ¿qué pretendemos al crear nuestro avatar, nuestro yo virtual?, ¿realmente tenemos la necesidad de compartir todo ese volumen de información? Y aún mejor ¿somos capaces de absorber y procesar semejante número de mensajes, tweets, links, artículos, contactos, aplicaciones, etc?

Reconozco que me he visto superado y abrumado -quizás por mi condición de principiante- al intentar procesar solo parcialmente durante determinados momentos del día el volumen de información que caía en cascada por mi muro en Twitter o el número de actualizaciones de mi ya tupida red de contactos en LInkedin, y eso que no llego al centenar de seguidores en el primer caso¡; me genera cierta ansiedad tener que abarcar semejante caudal de información.

También resulta curioso el efecto eufórico que provoca la adhesión de un nuevo “follower”, o recibir el interés de alguien, que al sentirse atraído por nuestro perfil,  desde su anonimato, te invita a unirse a su red de contactos. Supongo que esta no es sino una reacción típica del principiante, engrandecerse con el progresivo goteo de seguidores e invitaciones incluso cuando no tienes ni idea de que les ha llevado a decidir hacer click en “Seguir”.

Sin embargo, nuestra existencia virtual puede resultar efímera, tan pronto “te sigo” como “te  dejo de seguir”; esto en el mundo real también sucede pero cuesta mucho más decirlo o evidenciarlo. Visto así, casi es mejor la libre elección que nos ofrece el entorno 2.0 para poder mostrarnos como incondicionales de alguien o dejar de serlo.

En el tiempo que llevo familiarizándome con este “nuevo” medio, he llegado a identificar cuatro principales tipologías de usuario 2.0 que me ha permitido elaborar la siguiente clasificación:

Usuario 2.0 Profesional: el que entiende que ese medio es un canal directo de exposición para su trabajo en el mundo real, sea este cual sea. El entorno 2.0 es su escaparate permanente, una forma de potenciar su negocio, un canal para incrementar las transacciones comerciales en el mundo real, en el que ofrecer sus servicios profesionales. Para ellos, las redes sociales y los microblogs son su hábitat natural, han mutado para adaptarse a ellos; son plenamente conscientes de las muchas posibilidades y probabilidades que este entorno les ofrece. Emprendedores, que hacen una perfecta interpretación de esta nueva tendencia.

Usuario 2.0 Amateur: A pesar de la etiqueta, es o puede ser también un profesional de muy diverso corte. Para aquel que alcanza un nivel amateur, el entorno 2.0 es un complemento a su actividad profesional; para este colectivo Twitter, LInkedIn, (y similares), etc tienen una doble función, por un lado es una ventana abierta al mundo de la información y contactos que orbitan alrededor de su actividad y por otro lado es un medio para potenciar su marca o huella personal, para construir su reputación virtual. Son conscientes de que es bueno estar presente, no piensan obtener resultados inmediatos ni hacer negocios cortoplacistas pero son conscientes de los beneficios que les puede revertir directa o indirectamente su mera presencia en el mundo dospuntocero.

Usuario 2.0: “False Beginner”: Le denomino falso principiante porque no termina de arrancar ni de lanzarse al mundo virtual. Ha oído y huido de este al mismo tiempo. Cuando se incorpora a esa realidad paralela lo hace a modo voyeur, mira, pero no participa. Por un lado considera que quizás está teniendo un coste de oportunidad de una u otra forma al no mostrarse más activo, pero por otro lado considera que el mundo real todavía es, de lejos, más interesante y el que le permite generar sus ingresos. Las probabilidades de que evolucione al nivel “Amateur” pasan por que alguien, ya en el nivel superior de adicción, le contagie el entusiasmo necesario para dar el salto, sin embargo el nivel de resistencia suele ser alto.

Usuario 2.0 agnóstico: Se puede cuestionar su condición de “usuario”. Conoce de su existencia pero no cree en ella. Se ha negado incluso a entrar en ellas por primera vez y alardea públicamente de su condición agnóstica. Sin embargo existe un riesgo cada vez más cercano de ser infectado, la primera reacción del virus será elevarse al nivel “False beginner”

La pregunta es obligada, ¿En qué nivel os ubicáis?

La adicción generada por esta droga de diseño que se consume al conectarse a la red hace que cada minuto que pasa miles de “agnósticos” se eleven a la categoría de “False Beginners”, y, de estos, otro puñado de miles adoptan el rango de Amateur, de los que a su vez,  parte de ellos alcanzan el nivel Profesional.

Existe el riesgo de que aquellos que abandonan el agnosticismo, incluso haciendo su incursión 2.0 como “False Beginners”, o incluso, yendo más allá transformándose en amateurs, tiendan a mirar de reojo, de soslayo o incuso por encima del hombro a quienes no acaban de dar el paso, y siguen permaneciendo inmunes a la epidemia. El grado de “infección” no nos convierte a unos mejores frente a otros, ni siquiera nos hace más modernos. Vivir con intensidad el mundo real, ahora llamado 1.0, es una elección tan válida y legítima como zambullirse de lleno en la efervescente realidad virtual.

Mientras esta viralidad se produce y cada vez el contagio es más y más generalizado (al menos es la previsión), no debemos de perder de vista que la existencia virtual carece de sentido si no se sustenta en el mundo real.

Nuestro avatar virtual solo tiene razón de ser cuando es capaz de entablar contacto en una tercera dimensión con otro avatar humanizado. Toda la información que compartimos en modo de link, imagen, video, u opinión ha sigo gestada en un entorno real, cuya existencia alimenta las bases y afianza los pilares del entorno dospuntocero. Existimos luego…

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9 comentarios

  1. David Warner

    Me declaro usuario 2.0 amateur; en nuestra corta vida no nos da tiempo a llegar a ser profesionales….

    • Hola David,
      Gracias por tu comentario. En mi opinión es una elección personal, no creo que deba de ser un objetivo vital para todos evolucionar hasta un nivel profesional. Cada uno tiene que, fundamentalmente, ser consciente del uso que le damos y en que medida nos puede revertir unos u otros beneficios, y, en ocasiones, puede que hasta quebraderos de cabeza.
      Un abrazo

  2. JL Rodriguez

    Querido Andrés,
    tu comentario de hoy me resulta estimulante y sugerente como el resto de los que has publicado. la tipología que planteas es curiosa e interesante aunque a decir verdad yo no sabría dónde ubicarme. Hago un uso moderado de las redes sociales y las tengo asociadas a ámbitos especificos, Linkedin en el terreno profesional, Facebook para compartir con los amigos, pero he de reconocer que Twitter se me atraganta, sobre todo por el límite de los 140 caracteres y eso que suelo ser conciso y directo en los emails que escribo, tanto profesionales como personales, pero la limitación a 140 caracteres me mata. Me resulta casi imposible plantear una opinión mínimamente fundada que no rebase el tope.
    sin embargo, luego abundan miles, millones de blogs donde la gente se despacha a gusto y a veces las parrafadas son extensísimas, y como tu señalas resulta imposible seguir tantos blogs, incluso los que parecen interesantes, porque de otra manera no habría tiempo para hacer algo distinto de estar conectado a Internet.
    Supongo que el tiempo irá poniendo en su sitio las distintas redes sociales y habrá que establecer filtros para seleccionar aquello que nos interesa; bien cierto es que incluso en este caso la informacion potencial tenga un volumen tan grande que hayamos de renunciar a parte de ella. Algo parecido nos pasa con los libros, siempre tenemos una lista de espera superior a la capacidad de lectura en funcion del tiempo disponible.

    • Estimado Jose Luis,
      Gracias de nuevo por tus comentarios. Coincido contigo respecto a Twitter. En ocasiones el esfuerzo por sintetizar una idea sin exceder los 140 caracteres impide elaborar una opinión realmente formada. En mi caso, reconozco que es Facebook la red que nunca consiguió atraerme, quizás la ubiqué siempre para un ámbito más personal y, en ese plano, prefiero trabajar en el mundo 1.0, el de carne y hueso. Hoy asistía a una sesión en la que se nos advertía de que esta era, la de la gestión del conocimiento y las relaciones humanas digitalizadas, acaba de empezar, esto no es más que el principio; creo que lo importante es hacer el intento por estar ahi en uno u otro nivel, y creo que es inviable plantearse alcanzar un nivel profesional en todas ellas. Desde luego resulta fascinante vivir en primera persona y ser parte de este tsunami digital, aunque en ocasiones abrume y desborde semejante cantidad de información.
      Un abrazo
      Andrés

  3. Jaime Ros

    Hola Andrés

    Veo que como me contaste, estás en plena creación de opiniones. Me resulta complicado seguir ese caudal de «conversaciones», supongo que debido a que no tengo incorporadas en mi forma de hacer estas alternativas de comunicación. Quizá debiera estar en una categoría «pseudo-agnóstico» que la definiría como la de aquél que sabiendo que no puede dejar de lado estos vehículos sociales, no tiene ni la más rermota idea de cómo gobernarlos por lo adopta un papel «reservado»

    Un abrazo

  4. Pedro

    Nunca me ha gustado clasificar a unos usuarios de una red social. Ya que cada persona disfruta de twitter de una forma u otra. Si no es un perfil de una marca lo unico que se hace es entablar relaciones segun tus gustos. En el 1.0 ( la vida real) siempre se dice que hay que separar la vida profesional de la vida privada por esa razon no hay que clasifacarla al tipo de usurio de la forma que usted lo ha realizado.

    Ahora hare una pregunta ¿ crees que se ha perdido la educacion? Realizo esta pregunta porque al hablar con una persona y esa persona esta todo el rato tuiteando con su smartphone los modales se han perdido. En una comida o en una cena estar tuiteando es perder los modales…

    Ahora voy a dar la vuelta a lo que comentas en el post. En vez de clasificar amateur , agnostico.. ¿ eres educado o no?

    • Hola Pablo
      Y gracias tardías por tu comentario. He partido de la base de la libertad de expresión para establecer esa categoría que está elaborada única y exclusivamente en base a mi experiencia reciente en algunas redes sociales. Por eso, esa clasificación es tan válida o inválida como cualquier otra, dado que es el reflejo de una experiencia individual, si bien es cierto, también ha sido contrastada con otras personas que han coincidido en identificar más o menos dichas categorias, lo que quizás le otorgue un mínimo de rigor cuantitativo, aunque el muestreo utilizado para cotejarlo ha sido muy pequeño.
      Ante la pregunta que planteas, todavía (afortunadamente) no se me ha dado el caso de tener a alguien delante mío que no cesa de tuitear o interactuar en otra red social con su smartphone, mientras se toma un café conmigo. Creo que los «tuiteros» más activos que conozco hacen una lectura correcta de en que momento se debe interactuar en 1.0 y en que momento se debe interactuar en 2.0., su educación y saber estar, está por encima de su condición de «blogger» or «tuitero».
      Creo que las normas de educación son universales y que aquel que sea educado y cortés en el mundo real, seguirá esa misma práctica en el mundo virtual, y al contrario, aquel cuyos parámetros de educación les permitan «tuitear», o enviar un email (no creo que haya que arremeter exclusivamente en este punto contra las redes sociales) mientras hablan o mantienen una reunión contigo, serán igualmente educados con redes sociales o sin ellas.
      Un saludo

  5. Qué buena clasificación, Andrés. Desconocía esta faceta tuya de escritor y debo decirte que igual podrías haber llegado a ser un excelente periodista. Nunca se sabe qué nos deparará la vida así que te felicito por esta iniciativa virtual.
    Yo, al igual que otros lectores, intento estar en todas las redes sociales… pero ya sabemos que el que mucho abarca poco aprieta. Efectivamente eso es lo que me sucede con Twitter. Estoy, pero a veces es como si no estuviera. Es mi asignatura pendiente, la de «venga, para el mes que viene me pongo con Twitter»… y así van pasando los meses. Ahora tengo una excusa mejor… para el 2012 seguro que sí.
    Ha sido un placer encontrar tu blog, cuenta con una seguidora más.
    Un abrazo.
    Verónica L.

    • Hola Verónica,
      Gracias por tu comentario, me sacas los colores con eso de mi faceta de escritor… dejémoslo en «bloggero aficionado», que hay mucho nivel en la red 😉
      Existen demasiados temas que me inquietan en la actualidad y que me sugieren una opinión, por ejemplo el uso que cada uno hace de las diferentes redes sociales.
      Creo que Twitter es sin duda la que más en boga está actualmente y con un tirón importante, te advierto que es muy adictiva, cuando te quieras dar cuenta estarás enganchada, aunque en tu caso, creo que ya lo estás.
      Me alegro de que me hayas «encontrado» y cuento con tus comentarios, son los que enriquecen el blog.
      Un abrazo
      Andrés

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